EL Rincón de Yanka: TRASTORNO POR DÉFICIT DE NATURALEZA (TDN): SIENTE EN VERDE

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martes, 2 de diciembre de 2014

TRASTORNO POR DÉFICIT DE NATURALEZA (TDN): SIENTE EN VERDE



Trastorno por Déficit de Naturaleza: 
cuando el cuerpo y la mente te piden verde



La ansiedad, el estrés y la disminución de la capacidad inmunológica son algunos de los efectos del trastorno por déficit de naturaleza, una patología que aparece cuando se está en permanente desconexión con la naturaleza y que, debido a actual estilo de vida, donde imperan los entornos urbanos y virtuales, es cada día más frecuente.



Si sientes a menudo que tu casa, tu barrio y tu ciudad en general te ahoga y te bloquea y que tanto tu mente como tu cuerpo necesitan ver, oler, pisar y sentir el 'verde' de cualquier entorno natural, quizá tengas más probabilidades de padecer el llamado Trastorno por Déficit de Naturaleza (TDN). Con la ayuda del Catedrático de Psicología Ambiental en la Universidad Autónoma de Madrid, José Antonio Corraliza Rodríguez, repasamos las claves para saber cómo, cuándo y por qué podemos llegar a sufrir esta patología. 

¿Cómo podemos identificar que padecemos Trastorno por Déficit de Naturaleza (TDN)? 

Es importante definir el Trastorno por Déficit de Naturaleza (TDN) como una enfermedad psicoterrática, es decir, una patología vinculada a una inadecuada relación entre nosotros y el lugar en el que vivimos. Este trastorno aparece al estar en permanente desconexión con la naturaleza y hoy en día, desgraciadamente, es poco frecuente tener un contacto directo con la misma. Ahora impera un estilo de vida por el que nos hemos ido alejando de entornos naturales sustituyéndolos por entornos urbanos y virtuales. Nuestro sistema nervioso aún no está preparado para ello, por no estar adaptado a vivir en ciudades. En relación con la historia de la humanidad, hace poco que vivimos en zonas urbanizadas sin apenas elementos naturales.

Los recursos de la naturaleza tienen efectos muy beneficiosos tanto para el funcionamiento físico como psicológico del cuerpo humano. De hecho, el trastorno por déficit de naturaleza está relacionado con problemas de salud tan graves como las crecientes tasas de obesidad, asma, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y, por último, por el déficit de vitamina D, debido a la baja exposición al sol. 

¿Cuáles son los efectos del TDN sobre nuestro cuerpo y nuestra mente? 

La falta de contacto directo con la naturaleza hace que tengamos más problemas para recuperarnos de largos procesos de estrés, de patologías de todo tipo que nos puedan afectar y mayor ansiedad. Además, disminuye nuestra capacidad inmunológica. Esto se ha confirmado con la llamada “Hipótesis de la Restauración”, donde se ha visto, gracias a varios estudios en hospitales, que los enfermos que están pasando por postoperatorios de enfermedades no especialmente graves que contemplan escenarios naturales, aunque sea tan sólo por una ventana, se recuperan mejor y más rápido. Estas personas pedían menos analgésicos y se encontraban más tranquilas durante su recuperación. 

¿Podemos llegar a padecer algún tipo de enfermedad directamente relacionada con este déficit? 

Sí. Tanto físicas como psicológicas. El hecho de no tener contacto con la naturaleza hace que seamos menos fuertes y por lo tanto contraeremos más enfermedades. Los altos niveles de ansiedad se suelen bajar cuanto más contacto tengamos con la naturaleza. El estilo de vida sedentario y aislado, sin contacto con el entorno natural en el que hacer un mínimo de ejercicio físico puede provocar obesidad. El asma, junto con la explicación biológica de los altos niveles de polución en las ciudades es otra enfermedad relacionada con el Trastorno de Déficit de Naturaleza. 

¿Qué podemos hacer para prevenir este trastorno? 

No es necesario abandonar la ciudad e irse a vivir a un bosque. En las ciudades se puede conectar con la naturaleza en las zonas verdes, que tienen una función terapéutica más que estética. Además, los pequeños parques de barrio (“pocket gardens”) nos dan un respiro en el día a día urbano. 

Hacer ejercicio físico en entornos naturales o naturalizados, siempre es mucho mejor que hacerlos en un interior, en canchas, o, simplemente, por calles urbanizadas. Hay que buscar recursos para entrar en contacto directo con la naturaleza siempre que se pueda. Tocar, sentir elementos del entorno natural como el agua y la vegetación.



VER+:
LA ONDA VERDE (LOS VIEJOS QUE ÉRAMOS VERDES)