Presencia viva
Cuando
la inquietud nos lleva una y otra vez
a
las tareas de siempre con esperanza nueva,
a
encararnos donde no se estila,
Tú
estás con nosotros,
aunque
te creamos ausente.
Cuando
remamos a oscuras en medio de la noche,
y
nos sentimos cansados y solos
al
ver nuestras redes vacías,
Tú
estás presente,
aunque
nuestros ojos no sepan reconocerte.
De
madrugada, cuando la luz vence a las tinieblas,
después
de una jornada larga y monótona,
Tú
estás en la orilla,
para
iluminar nuestras sombras
y
hacernos nuevas propuestas.
Cuando
las redes se nos llenan
y
la vida lleva en abundancia,
Tú
estás abriendo nuestro horizonte,
somos
capaces de reconocer tu presencia
y
saltar al agua sin nada encima.
A
la hora de comer, preparada la mesa,
Tú
bendices la comida,
y,
mientras compartimos y miramos,
todos
sabemos que eres el amigo de siempre.
Cuando
tomas la palabra y me preguntas,
en
público o en privado, si te amo,
Tú
sabes que te quiero, y,
aunque
me lleves a donde no me gusta,
extiendo
mis manos para agarrar las tuyas.
(Florentino Ulibarri,
de su libro “Al viento del Espíritu”)
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