“Por eso, tampoco nosotros hemos cesado de rezar por ustedes desde el día en que recibimos esas noticias, y pedimos a Dios que alcancen el pleno conocimiento de su voluntad mediante dones de sabiduría y entendimiento espiritual.
Que lleven una vida digna del Señor y de su total agrado, produciendo frutos en toda clase de buenas obras y creciendo en el conocimiento de Dios.
Que se muestren fuertes en todo sentido, fortalecidos por la gloria de Dios; que puedan sufrir y perseverar sin perder la alegría.
Y que den gracias al Padre, que nos preparó para recibir nuestra parte en la herencia reservada a los santos en su reino de luz. El nos arrancó del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino de su Hijo amado.
En él nos encontramos liberados y perdonados”.
Col 1, 9-14
Pido que tengan ánimo, que se afiancen en el amor y que tengan plenamente
desarrollados los dones de entendimiento, para que puedan penetrar en el gran
secreto de Dios, que es Cristo.
En él están
escondidas todas las riquezas de la sabiduría y del entendimiento. Les digo esto para que nadie los confunda con
discursos engañosos. Aunque estoy corporalmente
lejos, mi espíritu está con ustedes, y me alegro al ver el equilibrio y la
solidez de su fe en Cristo.
Han recibido a
Cristo Jesús como el Señor; tomen, pues, su camino. Permanezcan arraigados en él y edificados sobre él; estén
firmes en la fe, tal como fueron instruidos, y siempre dando gracias.
Cuídense de que nadie los
engañe con sabidurías o con cualquier teoría hueca, que no son más que doctrinas
humanas; pues éste es el camino del mundo y no el de Cristo. En él reside toda la
plenitud de Dios corporalmente.
En él ustedes lo tienen todo, pues él está por encima de todos los poderes y
autoridades sobrenaturales.
Col 2, 2-10
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