EL Rincón de Yanka: INFANTICIDIO

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miércoles, 27 de agosto de 2025

FIDEL CASTRO Y LA PEDERASTIA: EL USO DEL INFANTICIDIO

 

FIDEL  CASTRO  Y 
LA  PEDERASTIA

🔴FIDEL CASTRO Y EL USO DE LA INFANCIA 

En Cuba, la complicidad estatal con figuras acusadas de abusos sexuales no es historia olvidada. Fidel Castro recibió como invitados de honor al famoso Jeffrey Epstein —condenado por este motivo, quien terminaría quitándose la vida antes de enfrentar la justicia— y a Diego Armando Maradona, denunciado por la cubana Mavys Álvarez por aprovecharse de ella gracias al marco de poder de la dictadura, con pleno conocimiento y aval de Fidel Castro.
Los medios oficialistas en Cuba han especulado mucho con nombres de políticos norteamericanos que pudieran mencionarse en la famosa “Lista de Epstein”, y cuando de pronto aparece Fidel Castro todavía más comprometido, en fotos con Epstein, incluso en fotos con chicas que cuelgan en un apartamento del mismo Epstein, pues ya esos mismos medios no quieren hablar más del tema.

Sin embargo, tales casos pudieran ser solamente la punta del iceberg. Y pudieran estar vinculados con la imagen de Cuba como destino de turismo s., en medio de un clima de tolerancia y privilegios para los visitantes “amigos”.
Desde 2022, el nuevo Código Penal redujo a 12 años la edad mínima para el consentimiento sexual, sin debate público ni consulta especializada, contradiciendo recomendaciones internacionales y dejando a la niñez aún más expuesta.
Mientras la crisis económica, las leyes laxas y la tolerancia social han convertido a la isla en un destino barato, casos como el del norteamericano “Cubadave”, condenado en Costa Rica por promover viajes a Cuba, muestran cómo esta realidad se ha normalizado, bajo la mirada permisiva de un Estado que no prioriza la protección de sus menores.



viernes, 14 de febrero de 2025

LIBRO Y PELÍCULA "LA MILLA VERDE" (THE GREEN MILE)


LA MILLA VERDE (The Green Mile): 
la trágica historia que inspiró 
la novela de Stephen King

Esta es una de las novelas y películas más icónicas de Stephen King y está basada en el caso de George Stinney Jr.
La historia de LA MILLA VERDE "The Green Mile" está inspirada en una historia real de injusticia, asesinato y una ejecución que nuca debió suceder.
La Milla Verde es una de las pocas novelas de Stephen King que no son exactamente de terror, es una historia oscura, pero llena de magia que nos presenta a un gigante noble que se encuentra esperando su ejecución en el corredor de la muerte.


John Coffey es condenado a muerte después de ser acusado de violar y matar a niñas (un crimen que es evidente que no cometió), lo que hace que los oficiales de la prisión lo vean como un monstruo, pero Coffey tiene una habilidad especial que poco a poco va cambiando la vida y la forma de pensar de todos a su alrededor. El gigante puede absorber las enfermedades de las personas con solo tocarlas, y es ese regalo lo que termina de convencer a sus cuidadores de que lo que pasó con él fue una injusticia.

La Milla Verde es conmovedora y mágica, pero, en el fondo, habla de un tema social importante, una realidad que miles de hombres afroamericanos vivieron y siguen viviendo por el simple hecho de que su piel es más oscura. 
El libro de Stephen King, y la adaptación de Frank Darabont (con Tom Hanks y Michael Clarke Duncan) está inspirada en a historia de un niño de 14 años que fue condenado a muerte por un caso de violación que no cometió.
Detrás de John Coffey (que en el libro es un adulto porque ni Stephen King quería mostrar la ejecución de un niño inocente) se encuentra George Stinnney Jr, quien, con 14 años, se convirtió en el ciudadano más joven ejecutado en la silla eléctrica, después de haber sido acusado del asesinato de dos niñas blancas.

El caso sucedió en 1944 cuando Mary Emma Thames y Betty June Binnicker, de 8 y 11 años, fueron encontradas muertas sus cuerpos presentaban señales de violencia y de que se habían usado una pesada viga de madera para golpearlas en la cabeza y matarlas. El caso era brutal y la policía quería encontrar al culpable rápido, lo que los llevó a George.
De acuerdo con Amie Ruffner, la hermana de George Stinney, ella y su hermano se encontraban en el campo cuidando a la vaca de la familia cuando dos niñas se les acercaron para preguntarles donde podrían encontrar flores para recolectar, ellos respondieron que no sabían y las niñas siguieron su camino, sin saber que eso los convertiría en las últimas personas que las vieron con vida, y a George en el principal sospechoso.

Al enterarse de ese encuentro, la policía fue a arrestar a George sin investigar nada, lo encarcelaron sin avisarle a sus padres o sin permitirle tener acceso a un abogado para defender su caso o para explicarle qué estaba pasando. George Stinney Jr fue llevado a un cuarto de interrogación sin un representante legal o tutor presente, ahí fue cuestionado durante horas y, finalmente, la policía dijo que habían obtenido una confesión, incluso lo obligaron a admitir que había intentado violar a las dos niñas.

George fue encerrado en una celda y fue llevado a juicio el 24 de abril de ese año. El jurado estaba formado por 10 hombres blancos, quienes declararon culpable al niño después de escuchar los testimonios de la policía, que no presentó una sola prueba en su contra.
El juicio duró solo 4 horas y, después de 10 minutos de deliberación, George fue encontrado culpable y condenado a muerte en la silla eléctrica, en una ejecución que se realizó solo 3 meses después del juicio. De acuerdo con algunos testigos, George era tan pequeño que tuvieron que colocar libros debajo de él para que tuviera la altura suficiente para que pudieran colocar el gorro con los cables de la silla en su cabeza.

Décadas después de la tragedia, se descubrió que la viga con la que mataron a las niñas era demasiado pesada como para que George la levantara, demás, tampoco había registros de ninguna confesión u otras pruebas que lo acusaran, y con eso se demostró que ese día de 1944 habían matado a un niño inocente y que George había sido víctima del racismo de la policía.

En 2014, la juez Carmen Tevis Mullen declaró que el juicio de George había sido una injusticia y Steve McKenzie, el abogado que solicitó reabrir el caso de Stinney declaró en un documental de CNN que “Stinney era un blanco fácil y la policía lo usó como chivo expiatorio para encontrar una forma rápida de imputar a alguien. Eso ocurrió en Carolina del Sur en 1944, con un niño negro acusado, dos jóvenes víctimas blancas, y un jurado integrado por hombres blancos: Stinney nunca tuvo una oportunidad… Sus verdugos tuvieron que apilar varios libros en el asiento de la silla para que su cabeza llegara a los electrodos. Cuando encendieron el interruptor, el cuerpo de Stinney convulsionó, por lo que la máscara que le quedaba demasiado grande se soltó y así, su rostro quedó expuesto a más o menos 40 testigos, entre ellos el padre de las niñas asesinadas”.


La vida está llena de caprichos. La historia que aquí comienza se edita en forma de pequeño libro debido al comentario circunstancial de un corredor de fincas a quien nunca conocí. Todo comenzó en Long Island, hace un año. Ralph Vicinanza, un viejo amigo y colaborador (dedicado concretamente a vender derechos de novelas y cuentos en el extranjero) acababa de alquilar una casa allí. El corredor de fincas señaló que la casa parecía «escapada de una novela de Charles Dickens». 

Cuando Ralph recibió a su primer invitado, el editor británico Malcom Edwards, aún tenía muy presente aquel comentario. Se lo repitió a Edwards y ambos se enfrascaron en una conversación sobre Dickens. Edwards mencionó que Dickens había publicado muchas de sus novelas por entregas, ya fuera incluidas en revistas o independientemente, como literatura de cordel (aunque desconozco el origen de esta palabra, que hace referencia a libros más breves de lo normal, siempre me ha inspirado especial simpatía). Edwards añadió que algunas de aquellas novelas fueron escritas y revisadas al filo de la publicación. Al parecer, Charles Dickens era un novelista que no temía los plazos de entrega.

Las novelas en episodios de Dickens eran enormemente populares; tal es así que una de ellas produjo una tragedia en Baltimore. Una multitud de aficionados se reunió en el muelle, esperando la llegada del barco inglés que debía traer a bordo la última entrega de Grandes esperanzas. Varios lectores cayeron al agua y murieron ahogados. 

No creo que Malcom o Ralph quisieran que nadie se ahogase, pero sentían curiosidad por saber qué sucedería si se lanzaba una novela por entregas en la actualidad. En ese momento, ninguno de los dos sabía que la experiencia ya se había realizado al menos en dos ocasiones (nada nuevo bajo el sol). Tom Wolfe publicó el primer borrador de La hoguera de las vanidades en la revista Rolling Stone y Michael McDowell (The Amulet, Gilded Needles, The Elementals y el guion cinematográfico Beetlegeuse) publicó una novela titulada Black Water en episodios, en una edición rústica. Aunque esa novela —una historia terrorífica sobre una familia sureña cuyos miembros sufrían la inquietante maldición hereditaria de convenirse en caimanes— no fue la mejor de McDowell, obtuvo un éxito rotundo en la edición de Avon Books. 

Los dos amigos continuaron especulando sobre qué ocurriría si en la actualidad un escritor popular de ficción publicara una novela por entregas en forma de pequeños ejemplares de bolsillo que podrían venderse por una libra o dos en Gran Bretaña o por tres dólares en Estados Unidos (donde el precio de la mayor parte de estos libros es de $6,99 o $7,99). 

Malcom dijo que alguien como Stephen King podía interesarse en el experimento y a partir de ese momento la conversación tomó otros derroteros. 

Ralph olvidó temporalmente la idea, pero la recordó en el otoño de 1995, tras regresar de la Feria del Libro de Francfort, una especie de exposición internacional donde los agentes extranjeros como él deben enfrentarse cada día a una decisión importante. Entonces me presentó la idea de los libros por entregas junto con otras propuestas que rechacé de inmediato. 

Sin embargo, a diferencia de la idea de una entrevista en la edición japonesa de Playboy o un viaje con los gastos pagados a las repúblicas bálticas, la propuesta de escribir una novela por entregas despertó mi interés. No creo ser un Dickens moderno —si tal persona existe, podría ser John Irving, o tal vez Salman Rushdie—, pero siempre me han fascinado las novelas por entregas. Las leí por primera vez en The Saturday Evening Post y me gustaron porque el final de cada episodio concedía al lector casi el mismo nivel de participación que al escritor: uno tenía una semana entera para intentar imaginar los acontecimientos que seguirían. Además, me parecía que el lector leía y vivía estas historias con mayor intensidad, puesto que estaban «racionadas». Era imposible tragárselas enteras, por más que uno lo desease (y cuando el relato era bueno, sin duda lo deseaba). 

Lo mejor de todo era que en casa solíamos leerlas en voz alta por turnos: mi hermano David una noche, yo la siguiente, mi madre la tercera y luego otra vez mi hermano. Era una oportunidad excepcional para disfrutar de una obra escrita como de las películas o las series de la tele (Cuero Crudo, Bonanza, Ruta 66) que veíamos juntos; constituían un acontecimiento familiar. Sólo años más tarde descubrí que las familias habían disfrutado de las novelas de Dickens de forma similar, aunque la incertidumbre sufrida ante la chimenea por el destino de Pip, Oliver y David Copperfield se prolongaba durante años, en lugar de un par de meses (las series más largas del Post rara vez superaban los ocho episodios). 

Pero la idea tenía otro aliciente, un atractivo que, según creo, sólo puede apreciar un escritor de cuentos de misterio o relatos de fantasmas: en una novela publicada por entregas, el escritor gana sobre el lector un ascendiente que de otro modo no puede disfrutar: sencillamente, fieles lectores, no podréis adelantaros en la lectura para descubrir el giro que toman los acontecimientos. 

Todavía recuerdo el día en que, con doce años, entré en la sala y descubrí a mi madre sentada en su mecedora favorita, espiando el final de una novela de Agatha Christie mientras señalaba con el dedo el sitio donde había dejado la lectura, alrededor de la página cincuenta. 

Me quedé consternado y se lo dije (recordad que tenía doce años, una edad en que los niños comienzan a pensar que lo saben todo). Observé que leer el final de una novela de misterio era igual que comerse la nata de una galleta rellena y arrojar las dos mitades de la galleta a la basura. Mi madre rio, con su maravillosa y desvergonzada risa, y admitió que quizá tuviera razón, pero que a veces no podía resistir la tentación. Yo podía entender que alguien cediera a la tentación; incluso a los doce años, lo hacía con cierta frecuencia. Sin embargo, aquí tenemos por fin una cura para esa tentación. Hasta que el último episodio aparezca en las librerías, nadie conocerá el final de El pasillo de la muerte..., quizá ni siquiera yo. 

Aunque sin saberlo, Ralph Vicinanza propuso la idea de una novela por entregas en un momento psicológico perfecto para mí. Había estado dándole vueltas en la cabeza a un relato titulado El pasillo de la muerte, sobre un tema que quería tocar tarde o temprano: la silla eléctrica. La Freidora me ha fascinado desde que una película de James Cagney y los primeros relatos al respecto (que leí en un libro titulado Veinte años en Sing, escrito por un guardia cuyo nombre no recuerdo) encendieron mi imaginación. 
¿Qué se sentiría al recorrer los últimos cuarenta metros hasta la silla eléctrica, sabiendo que uno iba a morir allí? ¿Cómo se sentiría el hombre que tenía que sujetar con correas al condenado… o accionar el interruptor? ¿Qué exigiría de uno un trabajo semejante? O, lo que era aún más inquietante, ¿qué le aportaría? 

Durante los últimos veinte o treinta años he intentado plasmar estas ideas generales, siempre de un modo vago, en diferentes contextos. Escribí una novela de éxito ambientada en una prisión (Rita Hayworth and Shawshank Redemption) y había llegado a la conclusión de que allí se agotaba el tema, hasta que surgió esta idea. Había muchas cosas que me gustaban al respecto, pero ninguna tanto como la voz esencialmente honesta del narrador; moderado, sincero, quizá un poco ingenuo, es, quizá, el narrador que más se corresponde con el auténtico Stephen King. De modo que me puse a trabajar, aunque a trompicones. ¡La mayor parte del segundo capítulo la escribí durante una demora causada por la lluvia en Fenway Park! 

Cuando Ralph me llamó, tenía un cuaderno lleno de notas sobre El pasillo de la muerte y advertí que estaba escribiendo una novela en lugar de dedicarme a terminar la revisión de un libro anterior (Desesperación; pronto lo conoceréis, fieles lectores). Con El pasillo de la muerte había llegado a un punto en que se me presentaban dos opciones: abandonarlo (quizá para siempre) o dejar de lado todo lo demás y continuar. 

Ralph sugirió una tercera alternativa; escribir el relato del mismo modo que sería leído, por entregas. El riesgo de la aventura también me entusiasmó: si abandonaba el trabajo o era incapaz de continuar, un millón de lectores pedirían mi cabeza. Nadie, excepto Julianne Eugley, mi secretaria, sabe esto mejor que yo. Todas las semanas recibimos docenas de cartas de lectores furiosos exigiendo la publicación del nuevo libro de la colección La torre oscura (paciencia, seguidores de Roland; prometo que vuestra espera terminará aproximadamente en un año).
Una de esas cartas contenía una fotografía tomada con una Polaroid de un oso de peluche encadenado, con un mensaje formado con letras de periódicos y revistas: 

«PUBLIQUE DE INMEDIATO EL PRÓXIMO LIBRO DE LA TORRE OSCURA O EL OSO MORIRÁ.»

He colgado la foto en mi despacho, como recordatorio tanto de mi responsabilidad como de lo maravilloso que es que la gente se preocupe —al menos un poco— por las criaturas de mi imaginación. 

En cualquier caso, he decidido publicar El pasillo de la muerte en una serie de pequeñas ediciones en rústica, al estilo del siglo XIX, y espero que los lectores me escriban para decirme: 

a) que les gusta la historia; 
b) que les gusta el sistema de publicación, rara vez usado pero divertido. La idea ha dado un nuevo impulso a la escritura del relato, aunque en este momento (un lluvioso atardecer de octubre de 1995) queda mucho por hacer, incluso en el borrador, y la publicación continúa en el terreno de lo incierto. Eso contribuye a la emoción, pese a que en este momento me siento como si condujese en medio de una espesa neblina pisando a fondo el acelerador. 

Por encima de todo, me gustaría decir que si al leer la historia el lector se divierte la mitad de lo que yo me he divertido escribiéndola, habrá valido la pena para ambos. Disfrutadla… y ¿por qué no leerla en voz alta con un amigo? Al menos así se acortará la espera hasta que aparezca la próxima entrega en el quiosco o la librería más cercana. 

Mientras tanto, cuidaos y sed buenos los unos con los otros.

miércoles, 12 de febrero de 2025

¡LA MASACRE DE LA VICTORIA SIGUE HOY!: LA CONMEMORACIÓN DE LOS CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD Y DE LESA VENEZUELA DE LOS ESTUDIANTES HÉROES DE FRANELA

UN DEBATE PERMANENTE PARA LA HISTORIA DEL FUTURO
👿👥💥💀
¡LA MASACRE DE LA VICTORIA SIGUE HOY!

LA CONMEMORACIÓN DE LA MASACRE DE
ESTUDIANTES DEL 12/02/1814 SE CONVIRTIÓ EN
LA CELEBRACIÓN DEL DÍA DE LA JUVENTUD


¿CÓMO EXPLICAR que la Masacre de los estudiantes que fueron obligados a ir a la Batalla de La Victoria del 12/02/1814 se haya convertido en la celebración del Día de la Juventud? Un día de asesinatos de estudiantes: ¿Día de la Juventud venezolana?
Este artículo fue escrito el 11F-2014 y enviado a El Universal el 12F. Apareció el viernes 14. Al momento de su elaboración estaba anunciada la marcha que se celebraría el Día del Estudiante.Y nos dedicamos simplemente a reflexionar, con idea de promover una discusión, sobre el tema de la utilización política de los jóvenes en nuestro proceso social.
Tomamos como punto de partida la juventud llevada a la muerte en 1814 en nombre de una causa que no les pertenecía. Unos jóvenes conducidos materialmente a la fuerza a un combate para el cual no tenían ningún tipo de preparación.
Fueron obligados a una inmolación que la historiografía romántico-épico-positivista califica de heroica. Pero que es sólo un criminal sacrificio de jóvenes que, paradójicamente, se ha tomado como motivo para festejar y exaltar nuestra juventud.
Y esta masacre, decíamos y decimos, no es la única a la cual los negociantes de la política y buscadores de cuotas de poder, han llevado a muchos jóvenes.
Y, desgraciadamente, a la hora de la publicación del material, se registraba un nuevo ciclo de muertes en este "expaís". Esta vez, apenas iniciada la protesta que se conoció como "la salida", se producen los asesinatos de Juan Montoya, Roberto Redman y Bassil da Costa. La lista se hizo larga en el tiempo junto al dolor que no cesa, como señaló un poeta.
Que quede este material, que cumple siete años, para la necesaria e indispensable reflexión sobre estos tiempos sombríos, llenos de confusión y signados por las mismas huellas de masacres como la de hace 207 años en La Victoria.
¡LA MASACRE DE LA VICTORIA SIGUE HOY!

La participación de estudiantes en la guerra, sin preparación alguna, se inaugura el 12 de febrero de 1814. Un acto irresponsable que bien se puede calificar de criminal. Pero la historiografía épico-romántica y positivista, se encargó de convertir aquel acto, en el cual se sacrificó a centenares de jóvenes, en una gesta heroica por la conquista de una independencia que de antemano tenía como propietarios a los mantuanos.

LA POLÍTICA COMO LUCHA POR EL PODER
LA ADMINISTRAN Y DISFRUTAN LAS ÉLITES

Y lo más lamentable es que 200 años después, se le celebre como una acción acometida por los jóvenes, a partir de su decisión y convicción de que era necesario enfrentar y vencer a los enemigos de la patria.
En el llamado período republicano, la política, entendida como lucha y detentación del poder, la diseñan, administran y disfrutan las élites. Pero el ejecutante fundamental fue y sigue siendo un pueblo-colectivo, obligado a cumplir las tareas que le encomiendan las esferas de la dominación, ya sean dictaduras autocráticas, democracias representativas de intereses económico-sociales claramente definidos, o revolucionarios que tienen en su vanguardia la claque de dueños y beneficiarios.

LA UTILIZACIÓN DE LOS JÓVENES

Tres expresiones de un mismo poder que en cada caso utiliza para lograr sus cometidos, la fuerza, la pasión, desprendimiento, entrega, amor y hasta la ingenuidad de los jóvenes. Esto se ve claramente en la formación de los ejércitos de lado y lado y de la contienda armada y política de estos dos siglos.
En la guerra de independencia, la federal, en los planes conspirativo-golpistas, en la lucha armada de los 60’ o en la violencia recubierta de democracia de la presente revolución, se sigue utilizando inextenso la juventud. Necesario entonces detenerse en algunos momentos de este proceso y apelar a la contracorriente aunque sea para dejar un testimonio de y para la disidencia.

¡O TE ALISTAS O SERÁS PASADO POR LAS ARMAS!

El año 1814 es el más trágico del llamado proceso independentista. El 15 de junio de 1813 se decretó la Guerra a Muerte para enfrentar el poder español y la población que no militaba en los ejércitos patrióticos. De allí, el llamado a alistarse en su seno a los varones desde los 12 años. Se hacía necesario detener las fuerzas de Boves que avanzaban sobre Caracas.
José Felix Ribas recibe esa orden. Pero sus fuerzas estaban disminuidas y debe proceder a reclutar combatientes. Voluntariamente nadie se alistaba y tuvo que acudir a pasar por las armas en las plazas públicas, a quienes no se presentaban. Apeló a todos los recursos que le otorgaba el poder de las armas.

OBLIGADOS A DISPARAR POR UNA HISTORIA 
QUE NO LES PERTENECE

Y fue así como logró reunir manos para el disparo. Apela a los estudiantes del Seminario de Santa Rosa, de la Universidad de Caracas, de otros colegios y a muchos hijos de familias humildes. Para los sacerdotes del Seminario lo que se plantea es una locura, porque esos jóvenes no tienen ninguna preparación militar. Nunca han disparado. Pero esa opinión no hizo variar la orden de alistamiento o asesinato.

PUEDEN PERECER TODAS LAS TROPAS 
PERO NO SE ABANDONA LA PLAZA

Por esta vía Ribas reúne entre 700 y 1000 muchachos. Su ejército no sobrepasaba los 1500 hombres. El resultado no era difícil de prever. De allí lo dramático de su Parte Oficial sobre la batalla ...“me decidí a que perecieran primero todas las tropas que estaban a mi mando, antes que abandonar la plaza. Efectivamente continuó de ambas partes el fuego horroroso; pero bien sostenido hasta las 4 y media de la tarde, que no quedándome ya la mitad [de las fuerzas], y muerta o herida la mayor parte de la oficialidad, vi levantar un humo por el camino de San Mateo, y luego debí creer sería el Comandante Campo Elías, que con su fuerza había llegado.”…
La mayor parte de su ejército pereció. Difícil que haya sobrevivido alguno de los muchachos llevados a la guerra en medio de una brutal, por no decir criminal improvisación. Sólo la llegada de Campo Elías y sus combatientes logró la retirada del enemigo al mando de Morales, el lugarteniente de Boves.

¿Y CÓMO CATALOGAR ESTA TRAGEDIA DE GESTA HEROICA?

Y el mismo Morales da noticia de la debacle o mortandad de las fuerzas de Ribas: ...“la villa de La Victoria fue atacada por mí el 12; 14 horas consecutivas duró el ataque, muriendo la flor de los jefes y oficiales insurgentes, y allí se hubiera terminado la guerra a no ser por un poderoso refuerzo que le llegó.” Los dos jefes dan testimonio de la mortandad.
¿Pudo acaso sobrevivir alguno de los jóvenes y estudiantes que fueron a una guerra sin siquiera saber disparar? Imposible hablar de un triunfo aplastante o de una gesta heroica realizada por estos jóvenes en estas circunstancias militares y políticas.

DIJO EDUARDO BLANCO EN SU 
¡POBRES NIÑOS! MARCHANDO 
A DERRAMAR LA SANGRE


Es la historiografía épico-heroico y romántico-positivista la que se encarga de poner a andar un Culto a la Juventud, tomando como marco la masacre de La Victoria del 12F-1814. Pero aun estos exaltados cultores no pueden ocultar el engaño: “Todos marchan contentos; diríase que están de vacaciones ¡Pobres niños!”… Ellos van en dirección a derramar la sangre. Esa es la visión de Eduardo Blanco en Venezuela Heroica. Y 200 años después, hay una tal revolución que festeja esta recluta para llevar niños al cadalso.

¿ACASO LA INDEPENDENCIA DE LOS MANTUANOS
SE PROPUSO REIVINDICAR AL COLECTIVO?

¿En nombre de qué causa e intereses se produjo el sacrificio de estos cientos de jóvenes? ¿Acaso la independencia de los mantuanos se propuso reivindicar la juventud? ¿O es la continuidad de la escuela que sigue utilizando al colectivo-pueblo y a la propia juventud?
¿Existe o ha existido aquí un movimiento estudiantil-juvenil con vida propia, autónoma, independiente? ¿O ha prevalecido como constante el control de la juventud con la educación, los cuarteles, las drogas, la politiquería?

LA UTILIZACIÓN DEL COLECTIVO 
PARA EL CREDO PERSONALISTA 
Y LA HISTORIA CAUDILLISTA

Las instancias de poder han mantenido a lo largo del período ese uso de los jóvenes. Y los propios políticos han encontrado en esta cantera, apoyo para establecer liderazgos de oportunidad inspirados en el mismo credo personalista y romántico-positivista basado en la utilización.
Esto explica que la llamada Generación del 28 haya dado los dirigentes utilizadores y masacrantes de jóvenes, que rigen buena parte del siglo XX y cuya escuela, con otros actores, sigue vigente en lo que hoy llaman socialismo del siglo XXI.
Hoy, en este "expaís" llevado a la instancia de Venecuba, los jóvenes son tan utilizados como engañados para que sigan apoyando políticas que no les pertenecen.

LA JUVENTUD NO PUEDE SEGUIR 
COMO SUJETO DE Y PARA EXTERMINIOS

Y mientras eso ocurra no es posible concebir la otra historia, la que tenga como actor principal un colectivo-pueblo dispuesto a apuntar hacia derroteros distintos a los dispuestos por quienes hicieron de la recluta, la intimidación y el terror los medios para poner las juventudes a su estricto servicio.
La juventud no puede seguir como sujeto de y para exterminios. Masacres como las que se produce en La Victoria en 1814 y que se extiende en este proceso social, no pueden continuar impunemente. ¡Qué historia amigos!

El Universal, 14 de febrero del 2014.

La Juventud: Un Peón Político en la Historia de Venezuela

Dia de la juventud utilizada por politiqueros - Manipulación de los Jóvenes: ¿Héroes o Carne de Cañón? - Juventud Héroes Traicionados: Heroísmo Desgastado: 
El Precio de Ser Joven en la Historia de Venezuela - La Juventud: 
¿Rehenes de la Historia o Realmente Héroes? - La juventud venezolana en la historia política
La Juventud como Carne de Cañón en Venezuela - La Juventud como Instrumento Político: Un Llamado a la Reflexión. 
¿Hasta cuándo la política seguirá manipulando a la juventud? En este video, hablo sobre cómo los políticos actuales utilizan a los jóvenes como instrumentos políticos para cumplir sus propios fines. La juventud está siendo convertida en carnada política y, en muchos casos, se ve arrastrada a jugar roles secundarios en un juego mucho más grande, donde lo único que importa son los intereses personales de aquellos en el poder. A lo largo de los últimos años, hemos visto cómo las promesas de cambio se desvanecen mientras los jóvenes siguen siendo usados como fichas de ajedrez en la política. 
Cada vez más, las ideologías se ven distorsionadas, y la política se convierte en un juego de manipulación donde el futuro de nuestra juventud queda secuestrado por intereses egoístas. Te invito a reflexionar conmigo sobre este tema tan crucial para el futuro de nuestro país. Si realmente queremos un cambio, necesitamos dejar de ser peones de la política y tomar las riendas de nuestra propia lucha. 
La juventud no debe ser vista como carne de cañón, sino como un motor de cambio y progreso real. Acompáñame en este análisis donde desmenuzamos las estrategias de manipulación política y hablamos sobre la responsabilidad de todos, especialmente de los líderes políticos, en no aprovecharse de los más vulnerables. Este video es una crítica directa a los políticos de hoy, quienes siguen repitiendo los mismos errores y promesas vacías.
En Venezuela, la juventud constituye una fuerza social fundamental. Es por ello que cada 12 de febrero se honra el aporte de las nuevas generaciones a través del Día de la Juventud, decretado como fecha de júbilo nacional en 1947 por la Asamblea Constituyente de entonces, en conmemoración de la Batalla de La Victoria de 1814, uno de los momentos decisivos de la Guerra de Independencia de Venezuela. Los jóvenes han sido protagonistas de grandes hechos históricos que han ayudado e impulsado la lucha por la libertad, la democracia y la defensa de los derechos humanos.

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lunes, 11 de noviembre de 2024

"EL FLAUTISTA DE HAMELÍN": ADVERTENCIA SOBRE LAS PROMESAS INCUMPLIDAS 🎺 y PELÍCULA "LA PARTITURA" 2023


El Flautista de Hamelín es una de esas historias que, cuanto más se explora, más oscura se vuelve. Según la leyenda, en 1284, en el pequeño pueblo alemán de Hamelín, un hombre extraño con una flauta apareció de la nada. Vestido con colores brillantes, el forastero ofreció al pueblo un trato: liberaría a Hamelín de la plaga de ratas que los azotaba a cambio de una recompensa. Los habitantes aceptaron, pero lo que no sabían era que este encuentro iba a terminar de una manera mucho más siniestra.


Con su flauta en mano, el misterioso hombre tocó una melodía encantadora, una música que hipnotizó a las ratas y las llevó fuera de la ciudad, ahogándose en el río Weser. Pero cuando el Flautista regresó por su pago, los ciudadanos, ingratos y codiciosos, se negaron a cumplir su promesa. Fue entonces cuando el verdadero terror comenzó.

Lleno de ira, el Flautista tocó una nueva melodía, esta vez dirigida a los niños del pueblo. Encantados, como lo habían estado las ratas antes que ellos, los niños siguieron al hombre fuera de la ciudad, bailando y sonriendo, completamente ajenos al destino que les aguardaba.

Aquí es donde la leyenda adquiere un tono verdaderamente inquietante. Según diversas versiones de la historia, los niños desaparecieron para siempre, pero ¿a dónde los llevó el Flautista? Algunas versiones sugieren que los guió hacia una cueva en las montañas, donde desaparecieron sin dejar rastro. Otros relatos más perturbadores sugieren que se los llevó a un lugar subterráneo, una tierra oscura y fría donde los niños quedaban atrapados eternamente, condenados a vagar por túneles interminables.

Existen teorías que intentan dar una explicación más histórica al mito. Algunos dicen que los niños fueron víctimas de un reclutamiento masivo para las Cruzadas, enviados a tierras lejanas donde nunca más se supo de ellos. Otros creen que pudieron haber sido capturados por traficantes de esclavos o haber muerto por alguna epidemia. Sea cual sea la verdad, el destino de esos niños ha quedado sumido en el misterio, alimentando siglos de miedo y especulación.

Incluso los propios habitantes de Hamelín, muchos años después, inscribieron la fecha del evento en documentos oficiales, indicando que el 26 de junio de 1284 "nuestros niños fueron arrebatados". Este detalle sugiere que, más allá del mito, algo real y terrible sucedió en aquel pueblo.

El Flautista de Hamelín no es solo una historia de advertencia sobre las promesas incumplidas, sino una perturbadora leyenda de venganza y pérdida, donde la dulzura de una melodía ocultaba un oscuro final. El lugar al que los niños fueron conducidos sigue siendo un enigma que, a lo largo de los años, ha hecho que generaciones se pregunten: ¿qué fue de esos niños? ¿A dónde los llevó el Flautista? 
Tal vez nunca lo sabremos, pero el escalofrío que recorre la columna al oír su historia es prueba suficiente de que no era solo una simple leyenda para asustar a los niños.
Esta historia no solo invita a la reflexión, sino también a mirar con cuidado aquello que parece demasiado encantador o fácil, porque detrás de una música hipnótica, podría ocultarse el eco de una tragedia olvidada.
Inscripción en alemán antiguo tallada en piedra en la parte superior de la Rattenfängerhaus (“Casa del cazador de ratas”) de Hamelin.

En el año de 1284
en el día de Juan y Pablo
siendo el 26 de junio
por un flautista
vestido con toda suerte de colores,
fueron seducidos 130 niños nacidos en Hamelin
y se perdieron en el lugar del Calvario, cerca de las colinas.

El protagonista de la emblemática leyenda 
fue en realidad un secuestrador.

Esta inscripción data del año 1602. Sin embargo, no es la única referencia al hecho. Según reconstruyó la BBC, dentro de los registros de la alcaldía de Hamelin, con fecha de 1384, hay un documento que manifiesta: “Pasaron 100 años desde que se fueron nuestros hijos”.
Otro de los documentos hallados que avala el crimen del músico es el manuscrito de Luneburg, que se escribió en el siglo XV. Este material relata la extraña desaparición de 130 niños el 26 de junio de 1284. Según atestigua el escrito, los jóvenes siguieron a un flautista hacia las afueras del pueblo y jamás regresaron.

Vitrales de la iglesia de Hamelín

Decan Lude, nacido en Hamelin, aseguraba que su abuela tenía un libro que contaba el episodio de los niños. También está la historia de Jobus Fincelius, De Miraculis sui Tempores que dice: 
"De la perversidad y el poder del demonio, contaré aquí una historia verdadera. (…) En Hamelin, a orillas del Wesser, en Sajonia, el Demonio caminó por las calles visiblemente en forma humana, atrayendo muchos niños con el toque de su flauta, varones y hembras, y los guió a través de la puerta de la ciudad, hacia las montañas". También Marcel Schwob en La Cruzada de los niños escribe: 
"El maligno se apodera gustoso de los niños. En otro tiempo adoptó la figura de un cazador de ratas, para arrastrar con las notas de música de su caramillo a todos los pequeñuelos de la ciudad de Hamelin. 
Unos dicen que aquellos infortunados se ahogaron en el río Wesser, otros que los encerró en la falda de una montaña".

"El Flautista de Hamelin" 1957

LA LEYENDA DEL FLAUTISTA DE HAMELIN 2024 trailer HD


LA PARTITURA 2023

Una joven compositora se encuentra frente a la oportunidad de su vida cuando recibe el encargo de terminar el concierto final de su difunto mentor, que quedó incompleto tras su muerte. Sin embargo, pronto descubrirá que tocar esas notas tiene repercusiones mortales, lo que la llevará a desenmascarar los orígenes perturbadores de la melodía y la malvada fuerza que ésta despierta.

lunes, 8 de julio de 2024

LIBRO "LOS DEMONIOS DEL EDÉN": EL PODER QUE PROTEGE A LA PORNOGRAFÍA INFANTIL por LYDIA CACHO 👿👥👦👧💀

LOS DEMONIOS 
DEL EDÉN


El Poder que protege 
a la pornografía infantil

En 2005 Lydia Cacho sometió a juicio de la opinión pública el famoso caso de Jean Succar Kuri, un hotelero de origen libanés, residente norteamericano, que cometía abuso sexual de menores en Cancún y era protegido tanto por autoridades locales como por políticos de gran envergadura, que incluso participaban del delito de corrupción de menores.
Protegidos de las autoridades en un Refugio para Víctimas del delito de una ONG en Cancún, los menores denunciaron los hechos que, contra toda predicción, probaron los delitos ante la Procuraduría General de Justicia. Gracias a su valiente testimonio, Succar Kuri fue arrestado en Arizona.

Un libro que presenta la cadena que comienza con el abuso sexual infantil, la explotación sexual, el turismo sexual con menores, el comercio sexual con hombres de poder, la protección tanto policíaca como política de los pederastas, la pornografía, el lavado de dinero y el tráfico de influencias. Todo englobado en una poderosa y peligrosa red mundial de crimen organizado.

Intelectuales mexicanos opinan sobre Los demonios del Edén:

«Hay libros que cambian la historia de un país. Éste es uno de ellos. Los demonios del Edén impidió que una abusiva trama de corrupción quedara impune. Ejemplo de valentía y pasión por la verdad, confirma la fuerza y la dignidad del oficio periodístico. Hay personas que son héroes. Lydia Cacho es una de ellas». Juan Villoro, escritor
«Este libro destapa una de las tramas de la complicidad ilegal entre la trata de personas y el poder político en México y, al mismo tiempo, hace de su autora una de las periodistas más creíbles, valientes, y reconocidas de su historia reciente». Fabrizio Mejía Madrid, escritor
«La autora de Los demonios del Edén ha sido elevada al nivel de símbolo por los mexicanos que no están dispuestos a seguir callados ante los abusos y crímenes perpetrados al cobijo del poder. Lydia, que defiende a capa y espada la dignidad de niños y mujeres, logró conjugar la solidaridad del gremio periodístico. Es mujer de una pieza». Elena Poniatowska, escritora
«Libro atroz, valiente, incisivo, Los demonios del Edén de Lydia Cacho es una de las pruebas fundamentales de las perversiones y complicidades que en México hay entre el poder político, el poder económico y las redes de prostitución y pornografía infantil. Después de él y de los sufrimientos que su autora pasó para escribirlo, ese mundo aterrador no puede ser ya el mismo: hay alguien que lo mira con una luz implacable. Con la fuerza y el valor de Lydia Cacho, el Edén de la infancia encontró en México a su más pura y hermosa centinela». Javier Sicilia, poeta

La esperanza tiene dos hijas: la ira y el valor. 
La ira para indignarse por la realidad 
y el valor para enfrentar esa realidad e intentar cambiarla. 
AGUSTÍN DE HIPONA

A las mujeres y a los hombres que entre la ira y el valor 
intentan a diario construir un México libre de violencia.

Introducción

Escribir o leer un libro sobre el abuso y comercio de menores no es fácil ni agradable. Sin embargo, resulta más peligroso guardar silencio sobre el fenómeno. Ante la muda complicidad de la sociedad y el Estado, miles de niñas y niños son víctimas de comerciantes que los convierten en objetos sexuales de millones de hombres que encuentran en el abuso sexual infantil y en la pornografía un deleite personal sin cuestionamientos éticos. Ésta no es la historia de un viejo sucio que descubre que le gusta tener sexo con niñas de incluso cinco años de edad. Si bien los fragmentos narrados por las víctimas son profundamente dolorosos, la valentía y claridad de los testigos y especialistas nos permiten ver la luz al final del camino y ahondar en las implicaciones de la inacción ante la violencia y la explotación sexual. 

 Aquí mostramos el sustento cultural de la misoginia y el intrincado tejido que une a un abusador sexual con el crimen organizado, bajo el cobijo de la impunidad y la corrupción policíaca. Vemos cómo los poderosos extienden sus brazos allende las fronteras, para intentar acallar las voces de denuncia que develan las redes de complicidad criminal. Tal complicidad, aunada a la falta de protección policíaca y el tenor a sus victimarios, provoca que miles de víctimas de delitos violentos en México se retracten de sus denuncias, o bien, por no callar sean asesinadas. El reto del periodismo es recontar historias humanas para comprender mejor el mundo que nos rodea. 

Los demonios del Edén cumple ese propósito: poner de manifiesto el mundo de las sombras al que a diario, y sin saberlo, se enfrentan cientos de madres, padres e infantes que jamás creyeron que podrían caer en las garras de un pederasta, un experto en pornografía o un violador. Con base en una rigurosa investigación periodística se expone una historia que aún no llega a su fin. Dado que el caso del pederasta Jean Succar Kuri sigue en proceso para llegar a juicio por los delitos federales de pornografía infantil y abuso sexual de menores, evitamos en lo posible dañar las investigaciones judiciales. Por ello se omitieron los nombres reales de algunos testigos y agentes federales de investigación cuya labor profesional ha sido esencial. Toda la información está respaldada por documentos oficiales, declaraciones directas de las víctimas e incluso por grabaciones de video y voz en poder de peritos expertos de las autoridades judiciales. El seguimiento y respaldo de investigaciones de colegas periodistas están documentados. Las menciones de reconocidos personajes del ámbito empresarial y de la alta política mexicana se enmarcan en declaraciones de las víctimas y se encuentran sustentados en documentación oficial en manos de la AFI y la PGR. Cuando se logre extraditar a Jean Succar Kuri y se le lleve ajuicio, podrán probarse los delitos o exonerarlos.

Este libro no hubiera sido posible sin la participación de personas que, como yo creen que es posible construir otro mundo libre de violencia y sexismo y que para lograrlo se precisa de congruencia y persistencia. Por esto agradezco desde el alma a mis compañeros, compañeras y maestras en la construcción de la paz: Claudia, Darney, Erika, Berenice, Irma, Edith, Rosario, Magdalena, Araceli, Marcely, Clara, Vicky. Valentina, Lía, Tabi, Alicia y Enrique. Amis colegas periodistas Adriana Varillas y David Sosa; a la valiente abogada Verónica Acacio; a las expertas norteamericanas Dianne Russel, Deborah Tucker, Juliet Walters, Patricia Castillo, y a Arturo M. A los agentes de la PGR, excepcionales entre sus colegas, cuyos nombres no puedo revelar, pero que alimentan la esperanza de que algún día México cuente con cuerpos policíacos profesionales, con ética y honestidad. . Agradezco a mi familia entera, que me ha acompañado en momentos difíciles producto de mi trabajo. A mis maestras feministas Paulette Ribeiro, Marcela Lagarde, Pilar Sánchez, Montse Boix y Mirta Rodríguez quienes dan significado a la palabra sororidad. Y, sobre todo, dedico este libro a las niñas y niños víctimas del abuso e infortunado(a)s protagonistas de estas páginas. Entiendo que la posibilidad de un mañana diferente en sus tiernas vidas requiere asegurarse de que el crimen en su contra no quede impune.

Cancún, Quintana Roo, 
febrero de 2005

Prólogo

Cintia está sentada con las piernas tensas, con la intención de subirlas y convertirse en un ovillo, de esconderse en su propio cuerpo. La sicóloga le habla pero la niña de trece años mantiene la mirada baja; parece dormida, sorda, muda, ausente. El espacio de la cámara de Gessel, alfombrado de piso a techo, es inspeccionado por su mirada. Mientras tanto, la sicóloga le explica: No te preocupes, él ya no puede tocarte, ya jamás podrá acercarse a ti. Cintia crispa las manos sobre el cuerpecillo lánguido de un animal de peluche blanco y negro, lo abraza y cubre su pecho con él. 

—Lo conocí cuando tenía nueve años. Fui a su casa y nadábamos bien padre en su alberca, yo y otras niñas. El estaba con su esposa. Nos veían jugar y luego nos mandaban a la casa con su chofer. Siempre me daba un poco de dinero para que me comprara dulces, o lo que yo quisiera. La mirada de Cintia se cristaliza, fija en las pupilas de su interlocutora. Hala su cabello crespo, rubio y muy corto, se restriega la cabeza con las manos, tuerce el cuello. Fija la mirada de nuevo. 

—Un día que Emma me llevó a Solymar él me llevó a su cuarto del hotel — se acurruca abrazando a la criatura de felpa. Sin llorar, mira al vacío—. Comenzó a tocarme y me dijo que eso hacen todos los papás con sus hijas, que como yo no tengo papá y él me quiere... Me lastimó con las manos, yo lloraba y lloraba pero él no paraba. Luego me bajó a la sala. Allí estaba mi hermano. Nos sentó juntos a ver la tele y le dijo a mi hermano que me tocara. Claro que él no quiso, gritó, pero Johny es muy grande y muy fuerte y nos obligó a hacerlo. 

—¿Por qué volvían tú y tu hermano y las otras niñas? 

—Una vez estábamos en su cuarto, después de que me hizo cosas. Yo no quise bajar a la cocina y él subió por mí. Traía un cuchillo, de esos grandotes de la cocina, en la mano y me dijo que me iba a cortar toda, en pedacitos. Yo bajé. No quería que me cortaran en pedacitos. El es el diablo y me daba miedo. Me decía “Mira, mi’jita, si te portas bien y me obedeces todo va a estar bien, irás a la escuela y te compraré ropa y cosas bonitas; pero si le dices algo a alguien, esa persona se va a morir. Si le dices a tu mamá, ella se muere. Ya te dije, esto, aunque no te guste, es lo que hacen todos los papás con sus hijas”. Y como yo no tengo papá... 

—¿Qué más te decía? 
—Ya no voy a hablar —hace un puchero, con gesto infantil — porque va a venir por nosotras y nos va a llevar al DIF y nos van a separar para siempre y me van a regañar por hacer esas cosas malas. Eso dice él, que si hablamos nos encerrarán en una cárcel del DIF y nunca volveremos a ver a mi mamá ni a mi tío de Mérida. Guarda silencio y acaricia a su muñeco. Cintia comenzó a ser víctima del abuso desde los ocho años de edad y lo fue hasta hace un par de meses —ahora tiene trece—, cuando su prima Emma la llevó a denunciar lo que estaban viviendo. 

—Cuéntame más sobre lo que pasaba en su cuarto del hotel. La niña decide hablar aunque no mira a la psicóloga sino a sus manos. 
—El se tomaba fotos haciéndome cosas. Luego me llevaba a su computadora y me decía: “Mira qué bien nos vemos haciendo nuestras cosas!”. Y las mandaba por internet, que yo entonces ni sabía qué era. Quería llorar, pero me daba miedo. El “Tío Johny” era bueno a veces, sólo que tiene ese problema... le gusta hacer cosas con las niñas. 
—Cintia, ¿te gustaría vivir en el refugio con tus hermanos y tu madre? 
—Sí, creo que sí. La menor se levanta despacio de la silla, sale de la cámara de Gessel y se encuentra con su madre en el pasillo. Se miran y ésta rompe a llorar. 

Su hija ha pedido ayuda por primera vez en sus trece años de vida. Cintia se dirige a tomar un baño caliente, acompañada por la psicóloga. No quiere desvestirse. Por fin acepta. Poco a poco se despoja de una playera y dos camisetas. Viste cuatro calzoncillos de algodón, uno sobre otro. El último queda expuesto. Es blanco y sobre el resorte en buen estado tiene un listón fuertemente amarrado. Llevada por el miedo, con él la niña clausuró su sexo, su derecho al placer. 
El delincuente culpable de esa y otras vidas trastocadas tiene un nombre: Jean Succar Kuri, el infame hotelero libanés de Cancún. La escala e impunidad con que Succar y su red de apoyo cometieron estos delitos sólo puede explicarse en el contexto del territorio salvaje que ha sido Cancún, una ciudad con un crecimiento vertiginoso, sin leyes ni autoridad, propicia para anidar toda suerte de infamias.

Nota de la autora

Todos los datos de esta investigación están respaldados con documentos oficiales y testimonios directos. Puesto que ya han sufrido lo intolerable y con la esperanza de que nunca más vuelvan a ser humilladas y exhibidas, los nombres de las víctimas han sido cambiados por seudónimos.

Epílogo

La corrupción e ineficacia de las autoridades son responsables de que miles de víctimas y testigos de delitos graves en este país prefieran guardar silencio, antes de enfrentarse a la torpe maquinaria de la policía judicial. El caso Succar es muestra fehaciente de ello. El testimonio de más de una veintena de mujeres y niñas que se acercaron a las organizaciones no gubernamentales, e incluso a periodistas, podría facilitar el encarcelamiento de delincuentes de la talla de Succar Kuri y las mafias que lo protegen. Pero la estigmatización y revictimización sistemática de las y los denunciantes son ejemplares. Por consiguiente, los delincuentes aprovechan esta inseguridad y desconfianza como elemento de inhibición de las víctimas, en pocas palabras, como alimento de la impunidad. 

Las incontables amenazas que recibieron las víctimas, al igual que las organizaciones no gubernamentales que las protegieron, fueron ignoradas por las autoridades. En ocasiones el desgaste por las amenazas entorpeció las acciones necesarias para lograr que las niñas testificaran. Como sucede en la mayoría de los casos, la falta de liderazgo, confianza y respuesta de las autoridades judiciales, y del mismo gobierno del estado, favoreció al delincuente y a su red de apoyo. México apenas comienza a desarrollar reformas destinadas a proteger los derechos de las víctimas de delitos. Uno de los factores fundamentales de la impunidad es la falta de una coordinación sistémica entre los eslabones de administración e impartición de justicia. Eduardo Buscaglia, de la Oficina de Prevención del Delito de la ONU, asegura que la policía preventiva mexicana no tiene un rol adecuado, no sólo porque la policía judicial no la reconoce, sino porque no está preparada para prevenir el delito. 

Los múltiples cuerpos policíacos (de seguridad pública, judicial, federal preventiva, AFI, etcétera) están desvinculados, mantienen guerras de poder territorial y siembran gran desconfianza en la ciudadanía. 

—Si en realidad se pretende hacer cambios sustantivos en la impartición y administración de justicia —asegura Buscaglia—, es preciso desarrollar un sistema de inteligencia preventiva e investigadora. No es posible que una subdirectora de Averiguaciones Previas someta a una víctima a enfrentarse con su agresor para arrancarle una confesión. Los cortocircuitos entre las diferentes policías mexicanas fomentan y facilitan la impunidad. Son varios los factores que fortalecen la relación entre el crimen organizado y la corrupción en el sistema judicial; está comprobado que en los países que bajan sus tasas de delincuencia, hay un mayor acercamiento de la justicia con la sociedad. Sabemos que hay grandes abusos de discrecionalidad delictiva, en esencia porque se utilizan criterios contradictorios entre un caso y otro, como lo admiten los propios agentes de la AFI que investigaban el caso Succar.

De acuerdo con Eduardo Buscaglia, de los casos recibidos por el ministerio público en México, noventa y siete por ciento muestra dilaciones indebidas. Una manera de combatir la discrecionalidad y la corrupción en los ministerios públicos es llevar a cabo una investigación patrimonial de las y los funcionarios, con el fin de medir los nexos de la delincuencia organizada, la policía y las fiscalías. 

—La policía preventiva —dice el especialista— debe aplicar operativos de “ventanas rotas”, esto es, que el sistema reaccione eficazmente en “delitos menores” como la violencia doméstica, porque es allí donde se observa mayor impunidad. Además de precisar capacitación con perspectiva de género para combatir el sexismo policíaco, se debe desarrollar un sistema de imparcialidad objetiva, en el que haya dos jueces, una o uno que controle las garantías de la víctima y otro que sea sentenciador. Así se combate la corrupción. Si bien el sexismo y la misoginia son aspectos culturales que lleva mucho tiempo desarraigar, algunas especialistas aseveran que se puede y debe establecer criterios objetivos de atención a víctimas de delitos de abuso y explotación sexual y todos los relacionados con el uso y abuso general del poder, que contaminan los procesos. Las constantes creaciones de “culpables falsos” de las procuradurías de justicia del país, como en el caso de las muertas de Ciudad Juárez, fortalecen a la delincuencia y son medidas políticas en extremo dañinas a largo plazo. México sigue sin utilizar recursos científicos como el estudio del ADN en sus investigaciones de diversos crímenes, entre ellos el abuso sexual, la violación y la violencia doméstica. Se recurre aún a criterios anacrónicos, meramente visuales, basados en el conocimiento (o desconocimiento) individual de quien valora a las víctima Hay un abuso de discrecionalidad latente por parte de los jueces con respecto a las pruebas, en particular en delitos de naturaleza sexual y con niños y niñas. Además, en la mayoría de los casos no se practican análisis técnicos de los expedientes para valorar las evidencias. 

—México —opina Eduardo Buscaglia— es considerado por varios especialistas de prevención del delito de las Naciones Unidas, como uno de tantos países donde la delincuencia y la impunidad son alimentadas por la falta de institucionalidad policíaca, donde el valor de la vida, de la ciudadanía y del Estado se deprecian cada día más. Este año se cumple una década de la celebración de la Conferencia de la Mujer en Pekín, en la cual se lograron acuerdos internacionales para la prevención y erradicación de todas las formas de violencia contra las mujeres. 

La pornografía infantil, el abuso sexual, la violación y la explotación sexual involucrados en el caso Succar son muestra de que nuestro país dista de cumplir con los acuerdos signados con bombo y platillo ya por dos presidentes de la República: Ernesto Zedillo y Vicente Fox. Aunque el tema es complejo y en él no aplica el reduccionismo, dado el número de víctimas y los personajes políticos involucrados, lo que suceda con este caso dará cuenta de la verdadera postura del Estado mexicano ante la explotación y el turismo sexual infantil inaugurado en este paraíso económico de la nación: Cancún, Quintana Roo. El juicio de extradición es también una forma de tortura para muchas víctimas que han hablado y aún temen por su vida. Mirándolas a los ojos, luchando por mantener la serenidad, durante doce meses escuché sus tragedias personales, sus miedos y pesadillas. Sé que muchas más se mantendrán en silencio, por miedo a la humillación y al desprecio de los suyos, por miedo a ser maltratadas por las autoridades judiciales. 

Gracias a la valentía de quienes me contaron su historia, dibujamos un mapa de la infamia, pero también de la fortaleza y la valentía. Ellas también saben que los familiares cercanos de Jean Succar, que han lanzado amenazas, al igual que algunos de sus protectores, no se quedarán quietos. El crimen organizado difícilmente perdona a las y los esclavos que se le rebelan. 

 En tanto el México de “los niños y las niñas” no establezca políticas públicas de equidad efectivas y renueve el sistema judicial, cientos de niñas mexicanas son y seguirán siendo torturadas, violadas y entrenadas por hombres de poder para venderlas, fotografiarlas y entrenarlas con miras a convertirlas en bailarinas de table dance, en prostitutas, en actrices de cine pomo, ése que se vende en los hoteles de cinco estrellas, protegido bajo la suave mano de la ley.

El elefante

Cuenta la historia que un niño pequeño caminaba con su padre por el traspatio del circo. El pequeño miró azorado a un gran elefante que se mantenía inamovible atado a una pequeñísima estaca que le unía la pata a una cadena, comparativamente diminuta al tamaño del paquidermo. 
—¿Por qué es tan estúpido el elefante, papá? 
—Preguntó el pequeño—. ¿Cómo es posible que no se dé cuenta de que él es mucho más fuerte que esa cadena y la débil estaca? El padre le respondió: 
—Cuando capturaron a este elefante, era pequeñito y confiaba en quien se le acercase con ternura; así lo encadenaron por primera vez, cuando las dimensiones de la cadena y de la estaca eran mayores para él. Inicialmente, al verse atrapado intentó zafarse, pues sufría; de inmediato su entrenador lo golpeó y apretó más el grillete a su pata. 
Cuando el pequeño volvió a intentar liberarse su tobillo sangró, provocándole un gran dolor, además de recibir una tunda. Fue creciendo y de nuevo intentó liberarse, al sentirse sofocado y atado a los deseos de su entrenador; y es que quería ser libre como los elefantes de la estepa africana o los de la India. Esta vez el entrenador lo castigó con una vara de toques eléctricos que casi le provocan un desmayo. Así siguió el elefante intentando liberarse, mirando a la gente que pasaba sin soltarle la cadena, que ignoraba su dolor. 
Y un terrible día, hijo o, el elefante entendió que no tenía salida, que, hiciera lo que hiciese, siempre sería castigado por añorar su justa libertad y fue así que dejó de luchar por ella, asumiendo su realidad como la única posible. 

Esta maravillosa historia popular, narrada por el terapeuta Jorge Bucay, ilustra a la perfección el Síndrome de Estocolmo y el Síndrome de Estrés Postraumático que viven las víctimas de violencia y abuso sexual. Tal vez esta historia nos ayude a imaginar lo que sienten las niñas y niños víctimas de pedófilos profesionales como Jean Succar Kuri. Sin importar su edad, quienes han crecido en el abuso y la violencia en una sociedad a la que poco le importa el dolor ajeno, un terrible día comprenden que ésa es la realidad que les tocó vivir. Hagan lo que hagan, alguien siempre las encontrará culpables de ser víctimas. Hasta que la sociedad recupere la compasión. Hasta que los criminales paguen con la cárcel. Hasta que la educación cambie la idea de lo que es ser hombre y ser mujer en equidad, libertad, amor y respeto.

Las redes mundiales de tráfico de niños van saliendo a la luz, 
está dejando de ser teorías de la conspiración.