España
y la primera globalización (mundialización)
El descubrimiento de América por España cambió el paradigma de aquella época por la emergente visión y pensamiento sobre el mundo. Fue modelo (de realidad) de civilización mundial, que no de modelo mundial globalista de civilización (globalismo), que no es lo mismo. La mundialización es la acción, el efecto, el proceso y la conciencia de que somos un solo mundo de hecho y de derecho. La mundialización es la realización de un solo mundo, diverso en culturas e iguales en derechos, nunca mejor dicho.
"La historia del mundo no se puede
explicar sin la historia de España"
Carmen Iglesias
"El Imperio español exportó lo mejor de sí mismo"
María Elvira Roca Barea
"Quien conoce la historia construye el futuro"
Marcelo Gullo.
El libro «España, la primera globalización» del autor José Luis López Linares Del Campo ha recibido críticas positivas por parte de los lectores y críticos literarios. Los comentarios destacan la exhaustiva investigación y profundidad con la que el autor aborda el tema de la globalización en el contexto español.
El libro que reivindica el papel del imperio español en la historia universal.
La historia del Imperio español es compleja, emocionante y también desconocida para un buen número de españoles.
España, la primera globalización busca iluminar el periodo histórico iniciado en el reinado de los Reyes Católicos y ofrecer nuevas lecturas sobre el descubrimiento de América y el posterior devenir de la corona española, poniendo el foco en defender y divulgar hechos ciertos destinados a desmontar las mentiras de una operación de propaganda tan eficaz como fue la leyenda negra.
Decenas de expertos en diversos temas -historiadores, economistas, filósofos o músicos, procedentes de ambas orillas del océano Atlántico- han aportado sus conocimientos y su entusiasmo para rendir homenaje a los hombres y mujeres que hicieron de la historia de nuestro imperio la más rica y apasionante de todas.
Nuestra historia es vuestra historia
Algunos lectores elogian la forma en que López Linares Del Campo logra contextualizar la globalización en España desde la Edad Moderna hasta la actualidad, mostrando cómo el país ha estado integrado en los procesos globales desde hace siglos. La forma en que el autor vincula eventos históricos, como la conquista de América, el Imperio Español y la influencia de España en la economía mundial, es especialmente destacada.
Además, se destaca la claridad y accesibilidad con la que está escrito el libro, lo que permite que sea comprensible para un amplio público, tanto especialistas en historia como lectores interesados en comprender la importancia de España en la globalización.
En conclusión, «España, la primera globalización» es una obra que brinda una visión completa y fascinante de la influencia de España en los procesos de globalización. La investigación rigurosa y el estilo claro y accesible del autor hacen de este libro una lectura imprescindible para aquellos interesados en comprender la historia y la importancia de España en la escena global.
“España, la primera globalización (mundialización)”, es un reciente documental de elevado predicamento entre las nuevas huestes defensoras de la historia de España. La cinta propone una defensa histórica con la entereza que da la honestidad de acudir al rigor de los hechos, y así desmontar toda la colección de patrañas que han remozado calumniosamente nuestro pasado. Ese era el propósito del director José Luis López-Linares y a ciencia cierta que lo consiguió. Pero cuando la objetividad pierde de vista el objetivo puede caerse en cierta desorientación subjetiva. Si la objetividad solo trata de desmontar mentiras sin adoptar una posición y una identidad propias, solo se obtiene una victoria parcial que se mantiene en el camino de la derrota final. Para vencer al enemigo, no basta con desmontar sus patrañas, hay que significarse. De lo contrario cualquier defensa se queda en un alegato histórico, en una litigación de los hechos. Y hete aquí la objeción a este notable documental, que litiga históricamente desde coordenadas actuales, que vienen a ser en el fondo, las de los herederos de los enemigos recalcitrantes de la otrora España católica. Un acto, sin duda de buena voluntad que habrá reconfortado al español deseoso de dignidad histórica, de limpiar un legado mancillado calumniosamente. Ahora bien, reclamar la realidad del imperio español, el lugar que ocupó en el mundo y su impacto para la posteridad, es una correcta presentación, más concretar eso en la primera globalización como sintagma definitorio del pasado de España, es entrar al trapo de la dialéctica profana que siempre se ha gastado el enemigo conceptual de España: la modernidad. Es aceptar con ingenuidad, la reglas marcadas por el impostor, el extranjero que "desdota" o desestima de significado los bienes ajenos con el objetivo final de imponer los males propios. A una nación no solo la acechan los enemigos históricos, también los conceptuales; centrarse en litigar solo a los primeros es un error materialista que concede ventaja a los segundos, los cuales son perennes. En esa tesitura, “España, la primera globalización (mundialización)” está relatada con un marchamo historicista, algo ajeno al pensamiento que capitaneó la España católica, que no fue otro que poner la teología cristiana en el centro de todas las cosas. Sí, de todas las cosas. Quedarse en los aledaños de la Hispanidad sin viajar hacia el meollo, solo alcanza a ver el frontispicio geopolítico y cultural. Con lo cual se da pábulo a que el adversario, esto es, la modernidad y el occidente conceptual (cuyo imperio parte y reparte), se lleve la mejor parte y pueda infamar a este notable documental, de historicidad idólatra. Algo obviamente inmerecido dada la nobleza de este proyecto cinematográfico.
En descargo del documental, cabe contextualizar el maltrecho pensamiento del pueblo español: a estas alturas mayoritariamente apóstata y envenenado a mansalva con las consignas del adversario conceptual, difundidas en España con la anuencia del sistema de partidos (fíjense hasta qué punto llega la traición del sistema de partidos, que el gobierno de España no ha apoyado lo más mínimo el documental de José Luis López-Linares). Tal vez las circunstancias justifiquen en parte el rebozo de globalización y buen hacer cultural de la cristiandad hispánica que hace la cinta, en busca de una versión sincretista que unifique las antinomias irreconciliables del pasado y presente de España. Lo que explicaría que parte del ilustre ramillete de comparecientes en el largometraje sean personas ajenas a la catolicidad, e incluso en algún caso destacados gregarios del enemigo conceptual en el pasado, verbigracia Alfonso Guerra. El caso de Guerra es singular; tiene la faz de denunciar en el documental, el hecho de que los españoles asuman la leyenda negra, el mismo Alfonso Guerra que, allá por 1982 recién estrenado el cargo de gobernante, vitoreaba orgulloso que a España en breve ya no la iba a conocer “ ni la madre que la parió “. Resulta difícil escrutar si en algún momento el señor Guerra fue conocedor de que la madre que parió a España es la Santa Iglesia Católica, a la que por desgracia cada vez le cuesta más reconocer a su vástago.
La cinta esboza de maravilla las gestas de España en los diferentes órdenes terrenales y esclarece espinosos asuntos como el de la Inquisición Española. Con todo rigor se afirma que los españoles cruzan el mundo de punta a punta y cambian el mapa político, económico y cultural. Reivindicación cierta aunque minúscula que, anegando la mayor de las notoriedades, resume un poco el espíritu del documental. El imperio español y su expansión, fueron solo el canal por donde se precipitaron rectamente las aguas de la España cristiana, que inundaron de evangelización sabiamente el mundo. Un proyecto metapolítico y universalizador, para implementar la soberanía de un credo, en lugar del credo de la soberanía, sutilizado este último por el enemigo conceptual con la idea de acabar con la hegemonía del catolicismo.
Lo que robustece a los pueblos es su credo, no el hacer del pueblo un credo en sí (carta de presentación de la modernidad). Es ahí donde germina el estilo español, que lleva la defensa del catolicismo a niveles caballerescos tal como decía García Morente en su obra Idea de la Hispanidad. Así pues, no hay nada que haga pensar que la Hispanidad y el españolismo (o forma de estar en el mundo de los españoles) puedan asumir el sentido moderno de la vida. La raíz (estrictamente católica) del españolismo es por antonomasia no liberal. Pero, como ya se ha escrito, la religión es tomada en la cinta por un elemento más; esto es, se reconoce su importancia histórica más su importancia queda supeditada a la historia. Sin embargo, en una comunidad política de esas que casi ya no quedan, la característica social de la religión es su sempiterna omnipresencia. Es ese el mazo que horroriza al mundo negrolegendario, que tiene la religión católica por una inmensa mácula que solo el humanismo autónomo puede borrar a base de dosis frenéticas de progreso. Nótese que para ese mundo occidental y profanamente actualizado, la cristiandad hispánica es una gigantesca mancha en el relieve europeo, y mundanizar el asunto religioso bajo la pátina de la globalización es una concesión a los adversarios de (lo que queda de) España. Se quiera o no, España fue la antítesis de Europa por el celo y ahínco con los que defendió su credo. Vivió por y para la religión. La defensa de la fe como causa común era y sigue siendo incompatible con lo que se insiste en llamar civilización occidental y los proyectos modernizantes que la embleman, el más sonoro el de la globalización; un gigantesco éter económico de disolución de los pueblos e identidades.
El documental, consigue salvar la honra del envoltorio político y cultural de nuestro pasado, sin terminar de entrar en el meollo de la Hispanidad. Para establecer una analogía entre la globalización y el imperio español, admite un criterio concordístico segun el cual dos situaciones civilizatorias son homologables si presentan características parecidas aún siendo de finalidad muy distinta. Como resultado, la cinta de “España, la primera globalización (mundialización)” adolece de un cervantinismo castrado. En sentido traslaticio, estaríamos ante un Quijote domesticado y travestido de Alonso Quijano, por la apelación a la globalización y al ethos cultural. Una visión humanista y occidentalizante que no se termina de corresponder con el caballero cristiano que reivindicaba Manuel García Morente. Factor que siempre conviene a los portadores del enemigo conceptual, ahora paladines de la Unión Europea y de las organizaciones mundialistas.
España no es solo lo que hizo Juan Sebastián Elcano, también (y sobre todo) es el porqué lo hizo; dejó cierto en sus memorias, que dio la vuelta al mundo con el único fin de “gloriar a Dios “. Llamar a eso globalización es como llamar “alpinismo” a la elevación del alma española entregada la causa de Cristo. Es de justicia encomiar todos los esfuerzos por dignificar la historia de la nación española hallados en el documental, y felicitar en ese sentido al director y a todos los partícipes de este proyecto necesario. Pero también es de justicia enmendar que España no fue una globalización, sino una mundialización, sino algo que sobrepuja con creces el término, como lo es dar testimonio de la fe católica y gloriar a Dios en todas partes, sin descanso y de manera inasequible al desaliento. Lo sentenciaba Jaime Balmes: “la vivencia extrema y marcial del credo católico es el sello verdaderamente español“. Hasta un antiguo gregario del adversario como Alfonso Guerra, puede entender la verdad que desentraña Balmes: todos los españoles de un lado y otro del Atlántico son tan católicos como la madre que los parió; que no es otra que la Iglesia Católica.
HISPANOAMÉRICA
CANTO DE VIDA Y ESPERANZA
La verdad une
Nos han contado mal la historia y nos la hemos creído. Este es el punto de partida de un sugerente ensayo divulgativo que tiende puentes entre las dos orillas del Atlántico y que ofrece una visión renovada y certera, alejada de maniqueísmos simplificadores, sobre el fértil encuentro entre culturas que cambió el mundo para siempre.
Si en España, la primera globalización José Luis López-Linares se encargaba de desmontar la leyenda negra, en Hispanoamérica, canto de vida y esperanza desempolva las viejas partituras que viajaron en los galeones españoles y, tras siglos de olvido y recelo, hace vibrar de nuevo los instrumentos dormidos para despertar una polifonía de voces, orgullosas de reivindicar el legado hispano en el mundo.
Nos han contado mal la historia y nos la hemos creído. Por eso es esencial conocer el pasado, para entender el presente y soñar con un futuro compartido.
La crítica ha dicho...
«No sabemos quiénes somos si no conocemos América». Carmen Iglesias
«Saber que procedemos de una gente que se batió con los tres océanos nos defiende de la tentación de acostumbrarse a una charca. De la historia comparada surge la historia incomparable. De las historias entrelazadas, el nosotros y la historia global». Adelaida Sagarra
«Lo que nos hermana es la historia común. Y hay historia común desde que somos hispanos». Juan Miguel Zunzunegui
«Hispanoamérica, canto de vida y esperanza se inscribe y marca con su sello la segunda ola de la rebelión hispanista». Carlos Leáñez
PRÓLOGO
El oso hispánico entra en hibernación en 1824. Hace doscientos años, sobre las ruinas humeantes de la batalla de Ayacucho, en una altísima y semiárida pampa peruana, tiene nítido inicio el desgarramiento de los miembros de un cuerpo gigantesco y formidable. Esos miembros, a su vez, terminan fraccionados al extremo. El otrora inmenso continente deviene un archipiélago de islotes: múltiples unidades sin soberanía substancial, todas abocadas al sobresalto institucional, todas incapaces de prosperidad sostenida, todas confinadas en la subordinación. Tan dóciles son estos pequeños pedazos al orden que adviene tras la secesión -denominada en cada islote «independencia»- que ni siquiera hace falta tomarlos militarmente e instaurar en ellos gobiernos ajenos para que actúen como capataces, jornaleros o clientes de los amos del mundo.
El desatino que se posesionó de Hispanoamérica al ocurrir la secesión y la fragmentación brota claramente de las páginas de Cien años de soledad y tiene en Macondo su símbolo más cabal. Macondo es soledad porque es desconexión, porque es orfandad que, dado el paso de muchos años de desvarío lleva a un final inexorable: «la ciudad de los espejos (o los espejismos) [...] arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hom bres». Al día de hoy han transcurrido doscientos años de soledad desde Ayacucho y los hispanoamericanos seguimos viviendo presas de espejismos.
Seremos arrasados -igual que Macondo, «sin segunda oportunidad sobre la tierra» si no desciframos a tiempo nuestros pergaminos.
¿En qué radica la soledad -orfandad- hispanoamericana? En la desconexión con nuestras capas más profundas y fundacionales, lo cual nos procura un apocado ser que, errático, desfallece en arenas movedizas. Porque es en nuestros substratos más profundos donde se halla oculto -para mantener el archipiélago absurdo que nos aflige- el «enorme galeón español» lleno de flores con el que se tropieza José Arcadio Buendía cuando busca, junto a los fundadores de Macondo, brújula en mano apuntando hacia el norte, una forma de desenclavar el pueblo y ponerlo «en contacto con los grandes inventos» para procurar su pleno despliegue.
«Lo esencial es no perder la orientación», sentencia el patriarca. La fiel brújula lo lleva hacia el norte, hacia la clave. La encuentra, pero no sabe verla. En efecto, una noche densamente oscura ingresa con sus hombres en una región distinta, impregnada de un aire puro y vivificante. Exhaustos -llevan semanas sin conciliar un sueño reparador- cuelgan sus hamacas y duermen profundamente. Despiertan ya con el sol en alto y, fascinados, ven ante ellos, en plena tierra, un «enorme galeón español».
Fervorosamente y en silencio exploran su interior: no en cuentran en él más que «un apretado bosque de flores». Procuremos una interpretación plausible, necesariamente parcial, de lo anterior: en «un aire nuevo y limpio», tras una noche de sueño reparador -propi ciadora de lucidez-, encuentran los fundadores de Macondo -desatinada élite hispanoamericana-con su «arboladura intacta» -mástiles erguidos que solo requieren nuevas velas-, en un espacio «vedado a los vicios del tiempo» -vivo a pesar de los agudos intentos de desmemoriar y distorsionar-, un «enorme galeón español» -poderío hispánico capaz de proteger- en cuyo interior -en lo más íntimo- hallan un «apretado bosque de flores» -los frutos están por brotar- ...pero José Arcadio y los suyos no son capaces de discernir lo que tienen a la vista. Se pierden en laberintos subalternos. Se queja el patriarca ante Úrsula:
«Nunca llegaremos a ninguna parte». Años más tarde, el coronel Aureliano Buendía, en medio de guerras, avista el magnífico galeón, pero es ya solo «un costillar carbonizado»:
Macondo está sentenciado. Privado de articulaciones esenciales de su ser, corre hacia la sentencia rotunda mente condenatoria de los pergaminos de Melquíades. Se trataba de reintegrar -reflotar- el «enorme galeón español», de sacarlo del «espacio de soledad y de olvido» para que llegase a destino y rindiese -él y otros, de ida y de vuelta- los múltiples frutos mestizos en tierra americana que ya venían dando los galeones españoles precedentes.
A José Luis López-Linares no le ocurrió lo que a José Arcadio Buendía. Detectó la importancia fundamental de ese enorme galeón español, supo apreciar las flores en sus bodegas y, para nuestra mejor orientación , decidió mostrárnoslo. A ello se aplica claramente desde España, la primera globalización y hoy pone entre nosotros otro documental que será un hito de transformación de nuestras representaciones colectivas: Hispanoamérica, canto de vida y esperanza.
José Luis López-Linares ha forja do una obra de arte que recorre el esplendor de los tres siglos previos a las repúblicas. Cada segundo de Hispanoamérica, canto de vida y esperanza significa. Cada fotograma vehicula símbolos potentes portados por una fusión total de imágenes deslumbrantes, música conmovedora y a tinadas palabras que nos sumergen en una vivencia rotunda de belleza que desvela una verdad incesantemente escamoteada: Hispanoamérica es una gigantesca comunidad real, Hispanoamérica es capaz de esplendor y plenitud, Hispanoamérica es dueña de una enorme vitalidad y alegría, hispanoamérica solo debe conocerse mejor para recuperar los puentes que la llevarán devuelta a la grandeza.
José Luis López-Linares decidió, desde el frente audiovisual, generar una memoria veraz, útil y transformadora para todos los hispanos. Para ello, en un primer tiempo, realizó un documental que se halla de lleno en la temática que nos ocupa. Objetivo: desmontar la leyenda negra, maleficio que inhabilita y enceguece. El todo junto a María Elvira Roca Barea -autora del parteaguas lmperiofobia y leyenda negra- y un grupo conformado, en buena medida, por experimentados historiadores españoles. Se trataba -desde una factura de belleza deslumbrante y con pie de plomo, dadas las aplastantes visiones hegemónicas- de poner todo en contexto comparativo y mostrar muy sólidamente las asombrosas ejecutorias de España en el mundo a lo largo de siglos cancelados, estigmatizados o ignorados. Y abrir así una brecha de luz. España, la primera globalización se volvió el hito audiovisual de la primera ola de lo que he dado en llamar «rebelión hispanista».
La rebelión hispanista se abre paso en un terreno particularmente minado en Occidente donde la trascendencia es hoy cosa de atrasados, la pertenencia solo es tolerable en torno a la plaza del pueblo y la individualidad se despliega alrededor del ombligo. Los tiempos nos quieren sin norte espiritual, agrupados en comunidades políticas im potentes y, como individuos, inconexos los unos de los otros. Cunde en Occidente una quiebra de sentido que nos aboca a la disolución, el caos y la soledad. En este contexto -y desde hace siglos-, los hispanos, dado nuestro inmenso potencial, recibimos un tratamiento adicional, especializado: autoaborrecimiento en vena. De esta manera, nuestros ancestros, que conectaron al mundo, montaron un andamiaje global prodigioso y fundaron un pueblo mestizo en un territorio inconmensurable se convierten en estandartes de abyección y atraso. Resulta insoportable.Surge por ello la rebelión hispanista, que abarca no solo a pe rsonas estudiosas del orbe hispánico en un ámbito académico, sino también a todo aquel que revisa el pasado más allá de intimidantes doxas y anacronismos crudos, contextualiza ndo, comparando mucho y llegando a la conclusión de que podemos y debemos reconectar, actualizándola, con la grandeza de la que fuimos capaces, para desatascar un futuro pleno y común.
Hispanoamérica, canto de vida y esperanza se inscribe y marca con su sello la segunda ola de la rebelión hispanista. En esta lo hispanoamericano crece, lo audiovisual se amplía, el ciberespacio se aprovecha a fondo y se marcha sobre un terreno que ha sido desbrozado por la primera ola, más peninsular, más argumentativa, más escrita. Una ola que tuvo el mérito gigante e irrefutable de quebrantar para siempre la asocia ción monolítica de lo hispano con el atraso y la abyección. López-Linares, sobre la cresta de esta segunda ola, salta el Atlántico y pone el foco en la otra orilla:
Hispanoamérica, donde se concentra el noventa y dos por ciento de los hispanos del mundo. Y de la mano de un coro de voces -de toda extracción y oficio- argentinas, bolivianas, chilenas, colombianas, ecuatorianas, españolas, estadounidenses, mexicanas, peruanas y venezolanas, compone Hispanoamérica, canto de vida y esperanza, un documental que, desde el esplendor de la belleza, nos muestra cómo las flores que trajeron los galeones españoles han dado magníficos -y desconocidos- frutos entre nosotros. Frutos nuestros. Frutos que debemos degustar para devengar la lucidez y la fuerza necesarias para habitar el presente con holgura y preparar el futuro con lucidez.
Esta revelación la logra el documental dada la anagnórisis que desencadena.
En una estructura narrativa, la anagnórisis es el momento en el que el personaje principal, en virtud de una conjunción de factores, cae en cuenta de que no es lo que pensaba, sino algo con frecuencia radicalmente distinto. Ello da un giro total a los acontecimientos. Edipo, al descubrir que ha matado a su padre y que se halla casado con su madre, gira hacia la tragedia y la desolación. Pero la anagnórisis que nos invade como hispanoamericanos al ver el documental es de signo contrario: va de menos a más. Encaja en la horma del mendigo que descubre que es rey, del sapo que en realidad es príncipe, del patito feo que termina siendo hermoso cisne.
Hispanoamérica, canto de vida y esperanza opera como una revelación que nos sacude y recoloca: no somos frutos del cruce salvaje de miserables verdugos y víctimas inermes, sino de visionarios, audaces y sabios, que concibieron y ejecutaron un proyecto de escucha y adaptación que integró y sumó como nunca antes -a una escala global- alteridades totales.
Cambia el linaje, se transforman los descendientes. Cambia el pasado, se transforma el presente... ¡y se abre un canto de vida y esperanza! Si nos sabemos hijos de sabios y audaces fundadores de un orden integrador, podemos caminar erguidos: tenemos una fuente propia e inagotable de inspiración. De esta fuente debemos urgentemente beber. No para alimentar una curiosidad erudita o coleccionar nostalgias. No. Para retomar el hilo claramente perdido a comienzos del siglo XIX y salir del apocamiento y la alienación recomponiendo en claves contemporáneas su espíritu de grandeza y desprender desde allí, en diálogo de igual a igual con otras culturas, actitudes y ejecutorias.
El oso hispánico se despereza en la cueva: doscientos años de orfandad y desatino están llegando a su fin. Ha sobrevivido el oso un largo y crudísimo invierno. Asombra su resistencia, signo de una fuerza descomunal, fruto de un arraigo y una vigencia insondables. Se lo dio por muerto, y hete aquí que renace y se reconstituye vigorosamente mientras los lánguidos oficiantes del apocamiento, el caos y la disolución apuran rituales plenos de desesperanza y extravío. En el corazón del oso hispánico veo escritas como indeleble tatuaje tres palabras: trascendencia, pertenencia, libertad.
Trascendencia, que enaltece y embrida; pertenencia, que nos coloca en el seno de una grande y fuerte comunidad viable en el contexto global; libertad, elemento inseparable de la dignidad y la responsabilidad humanas. Y es eso lo que puede salir al ruedo y cambiar las bases del juego mundial, no solo para la hispanidad, sino también para un Occidente exangüe que desfallece ante otros bloques civilizatorios en un callejón darwinista y posmoderno, esencialmente anglosajón, que ha claramente cumplido su ciclo.
Bebamos asidua y cotidianamente de la fuente hispánica: es nuestro sustento principal, la base de nuestro ser. ¿Cómo hacerlo? Como López-Linares: concentrándonos en «la riqueza que tenemos». A partir de allí accederemos al «enorme galeón español». Descubriremos en él los mapas y las cartas de navegación, las brújulas y los sextantes que otrora nos llevaron por todos los mares del mundo, por las tierras de medio planeta. Provistos entonces de claves esenciales, deberemos volver a nuestros sitios en el siglo XXI y preguntarnos: ¿cómo actualizamos esta fibra llena de arrojo, sabiduría y nobleza?
Es la pregunta que me hago cada día. En todo caso, a medida que vamos descartando los espejos deformantes que han sido puestos ante nosotros y damos con nuestros verdaderos contornos, percibo cada día más el despliegue de un nuevo tejido panhispánico, espontáneo y brioso, particularmente tangible en internet, digno de nuestra máxima atención para buscar respuestas. La realidad ciberespacial, que pulveriza distancias y fronteras, está poniendo en contacto cotidiano, en un territorio virtual mundial convergente, a quinientos millones de hispanohablantes, generando unos intercambios interhispánicos de dimensiones sin precedentes:
este es el acelerador de la tercera ola de la rebelión hispanista en ciernes, una que, dejando atrás los relatos lastrantes -primera ola- y retomado el hilo de la grandeza -segunda ola-, verá naturalmente el despliegue desde el ciberespacio en español de múltiples y masivos procesos cohesivos que, de abajo hacia arriba, sacudirán irresistiblemente la modorra de nuestras élites, que naufragan hoy -y nosotros con ellas- entre la adaptación, la miopía o incluso la venalidad.
Durante siglos, los hispanos vivimos en una gran casa común de múltiples patios. Éramos entonces una enorme familia unida. Ese tamaño y esa unión, de la mano de claves filosófico-político-religiosas, dieron pie a una enorme potencia que se desplegó en todos los ámbitos del quehacer humano con una energía inigualada hasta el día de hoy. Hispanoamérica es el más alto y ambicioso exponente de ese despliegue e Hispanoamérica, canto de vida y esperanza nos la revela como tal. Esa revelación nos gira irresistiblemente hacia lo grande. Dicho giro es impostergable: el archipiélago es inviable. La historia se acelera y el combate entre fuerzas gigantes, discernibles o no, va dejando muchos muertos, muchos heridos, muchedumbres al descampado. ¿Nos hallaremos entre ellos? ¡Pero si juntos domamos una vez los vientos de la historia!
Tomemos la senda del reconocimiento de nuestra grandeza común para reabrir las puertas que bloquean hoy los patios de la gran casa hispana, para reencender allí la lumbre de un hogar protector, poderoso e inspirador que nos dará la fibra necesaria para acometer los retos inmensos desde los afectos profundos. Tal es la invitación que nos hacen a todos los hispanos, fotograma a fotograma, José Luis López-Linares y su equipo. Esta invitación requiere urgente respuesta.
CARLOS LEÁÑEZ ARlSTIMUÑO
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte.
INTRODUCCIÓN
Para despertar, nos dice Jorge Manrique, hay que recordar antes. El recuerdo nos saca del adormilamiento, del sueño en el que nos ha sumido la historia falsificada, y si avivamos la inteligencia, si somos capaces de recordar, entonces despertaremos.
Este es el propósito de m is películas, avivar el recuerdo para que la razón actúe y seamos capaces de encontrar la verdad.
La continuación lógica de España, la primera globalización es Hispanoamérica. Una vez desmontada la leyenda negra y recordada la Historia de España, fuimos libres para mostrar la belleza en el arte, en la música de nuestra común civilización.
En Hispanoamérica hemos afianzado la generación que impulsó España, formada por historiadores y escritores, youtubers y blogueros, pintores, lectores y espectadores y por los más de cuatro mil mecenas que han hecho posible la existencia de la película. Todos estos hispanos que aman la verdad y necesitan cuidar sus raíces desde una posición libre de ideologías, en pro de la Hispanidad, que no está, por tanto, promovida desde el poder, que crece de abajo arriba y que está definiendo un campo cultural y acumulando capital simbólico debido a su éxito popular.
Esta nueva película va especialmente dirigida al gran espacio hispano en el que todos cabemos. Pretendo que sirva de punto de encuentro, de catalizador de la Hispanidad.
En México, Perú, España, Argentina, Estados Unidos, Chile, Venezuela, Colombia... Muchos pocos avivan el seso, recuerdan y se están despertando. Es la razón por la que sigo trabajando, por la que existe este libro y por la que quiero dar las gracias al equipo de López Li Films: Cristina Moñívar, Pablo Blanco, Jorge Magaz, Víctor Escribano, Pilar Barbar, Andrés Recio, Andrea Martínez, Pedro Otero, Elisa Menéndez-Pidal, Miguel de Bertodano, Ana Zabía, Mercedes Temboury, Jorge Sánchez de Castro, Mercedes Martínez Albesa, Pablo Alayza, Valeria Gentile y Raúl González Gemes.
A Unidos por la Historia, asociación creada por Beatriz Paredes que tanto hace por la Hispanidad.
Al equipo de Bosco Films: Lucía González-Barandiarán, Carla Restoy, Marta Calderón, Juan Cabrera y Juan José Torres.
Al equipo de la editorial de Plaza & Janés: David Trías, Virginia Fernández y Luis Montero, gracias por la confianza. Y a Mariana Gasset e Inés Atienza, por su dedicación. Entre todos hemos hecho posible que tengas este libro en tus manos.
Gracias a los que han participado con su conocimiento y entusiasmo construyendo la hase de la película y del libro. A tantos sin los cuales esta película y este libro no habrían sido posibles.
Y, por supuesto, a los más de cuatro mil ángeles arcabuceros, que han sido mecenas de Hispanoamérica, canto de vida y esperanza.
Y a S.M. el Rey Felipe VI, que tuvo la generosidad de acompañarnos en el estreno de la película en el cine Paz de Madrid.
Todos hemos trabajado en este proyecto porque creemos que lo que hacemos es necesario. Hay una historia de lo común entre América y España. Es demasiado valiosa para caer en el dualismo buenos/malos.
El patrimonio histórico, artístico, cultural y musical nos dota de un sentido de lo común. No hay que crearlo, hay que conocerlo y cultivarlo. Formamos una comunidad de más de quinientos millones con una religión, una cultura y una lengua en común. No hay nada parecido en el mundo. Todos desde la Patagonia hasta Estados Unidos debemos ser conscientes de este hecho.
He sentido en el público tanto en España como en América un agradecimiento espontáneo, estaban esperando algo así, sin saber lo que podría ser.
Como dijo el cardenal Newman: «Un proceso secreto y silencioso está fraguándose en los corazones de muchos».
Creo que estoy aquí porque el documental ha puesto de manifiesto una generación cultural con unas características nítidas y un respaldo popular sólido. En palabras de Adelaida Sagarra: «Saber que procedemos de una gente que se batió con los tres océanos nos defiende de la tentación de acostumbrarse a una charca. De la historia comparada surge la historia incomparable. De las historias entrelazadas, el nosotros y la historia global».
A veces en una gran faena en la plaza de toros, o como pasó en el momento decisivo de la Batalla de Lepanto, el viento cambia; el viento de la Hispanidad ha cambiado y ahora nos impulsa con fuerza.
JOSÉ LUIS LÓPEZ-LlNARES
HISPANOAMÉRICA es la nueva película documental de José Luis López-Linares, director de ESPAÑA, LA PRIMERA GLOBALIZACIÓN.
Quiere ofrecer una visión renovada, veraz y visualmente poderosa de cómo nació y se desarrolló realmente la América Española. Como en 'La primera globalización', aspiramos a producirla de manera independiente para tener la libertad de contarla a nuestra manera. Puedes ayudarnos a producirla aquí.
Con entrevistas a numerosos historiadores y diversos expertos en la materia (principalmente americanos), la película mostrará la historia que durante más de 300 años compartimos los hispanos a través del esplendor visual que constituye el patrimonio arquitectónico, pictórico, escultórico y musical de la época, aún vigente hoy. Iniciada en noviembre de 2022, comenzó con el nombre de DOÑA MARINA, EL NACIMIENTO DE HISPANOAMÉRICA, pero queriendo abarcar los tres siglos de virreinatos, el título se nos quedó corto. Se ha rodado en Ecuador y España, y se rodará en Perú, Bolivia, México y Estados Unidos, y está previsto su estreno a finales de este mismo 2023.
VIRREINATOS de AMÉRICA - La Historia Completa
(Nueva España, Perú, Nueva Granada, Río de la Plata)
0 comments :
Publicar un comentario