EL Rincón de Yanka: "NO ES LO QUE SOY, ES LO QUE TENGO": LA HIPOCRESÍA DE LA PUBLICIDAD: DECIR LO CONTRARIO DE LO QUE SE PUBLICITA

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sábado, 28 de diciembre de 2013

"NO ES LO QUE SOY, ES LO QUE TENGO": LA HIPOCRESÍA DE LA PUBLICIDAD: DECIR LO CONTRARIO DE LO QUE SE PUBLICITA

LA HIPOCRESÍA SE INSTALÓ 
ENTRE NOSOTROS, 
Y YA FORMA PARTE 
DE NUESTRA IDIOTEZCRASIA
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"NO ES LO QUE SOY, 
ES LO QUE TENGO"


LA HIPÓCRITA PUBLICIDAD DICE 
LO CONTRARIO DE LO QUE PUBLICITA

Sólo la verdad es moral, la mentira es inmoral. La verdad purifica, la mentira corrompe. La sociedad es insensata e insiste en engañarse, y nosotros con ella. El continuo embuste que nos imponemos consume, como un lento veneno, todas nuestras fuerzas vitales, y hasta llegamos a encontrar cierta complacencia morbosa en alimentar con nuestra carne y nuestra sangre al gusano roedor que nos devora.
Sólo la verdad puede salvar al mundo. Ella debe permanecer siempre y en todo lugar con nosotros. La mentira es la causa de nuestra debilidad. Los seres humanos hemos seguido siempre, en toda nuestra historia y en la actualidad, el camino de la mentira, la sinrazón y la barbarie. Para que esta brutalidad y este abatimiento espiritual se disuelvan es imprescindible que seamos conscientes y obremos adecuadamente. Sólo las personas espirituales tienen ánimo, valor y fuerza suficientes para no mentir a los demás ni engañarse a sí mismas, para ser y conocer lo que son.

Un buen paso para apreciar el error que se encuentra en la sociedad es distinguir lo que son emociones mundanas y lo que son sentimientos profundos. Veremos la diferencia si comparamos lo que sentimos, por ejemplo, cuando nos aplauden y cuando vivimos la naturaleza, o cuando obtenemos algún éxito, cuando llegamos “arriba” y cuando disfrutamos realmente con nuestro trabajo, cuando somos los jefes y tenemos poder y cuando disfrutamos de la compañía de compañeros y de amigos.
Las emociones mundanas son ilusiones que únicamente producen vacío y dolor. Proceden de nuestra propia “glorificación” y “promoción”, es decir, de nuestro ego. Son inventadas por nuestra sociedad y nuestra cultura para que seamos productivos y podamos ser controlados. Ver la realidad nos libera de nuestros condicionamientos y del control que la sociedad ejerce sobre nosotros. Un control tan desmesurado y brutal que librarnos de él es tanto como morir.

La sociedad está llena de deseos y de apegos. Si un miembro suyo se encuentra apegado al poder, al dinero, a la prosperidad y al éxito, si desea y busca todas estas cosas como si su felicidad dependiera de ellas, será considerado como un miembro dinámico, trabajador y productivo para la sociedad. Pero casi nadie ve que si una persona persigue esas cosas destruirá su vida y se convertirá en un ser duro, frío e insensible con los demás y consigo mismo, en un verdadero infeliz. Es sorprendente cómo la sociedad le considerará entonces un ciudadano como es debido, y sus parientes y amigos se sentirán orgullosos del “status” que ha alcanzado. Es muy difícil conocer a nadie de los que llamamos respetables que vivan de manera espiritual, sensible y amorosa, y no cedan a la presión de deseos y de apegos. Si de verdad fuéramos conscientes de ello alejaríamos de nuestro interior todo deseo y todo apego, como haríamos con una serpiente que se nos hubiera caído encima. Quienes son espirituales ven la podredumbre de esta cultura que se basa en la codicia, el apego, la insensibilidad y la dureza del desamor. Por ello actúan con libertad.

‘Tener’, de Rosebud para Divina Seguros

Nos pedisteis una campaña de seguros para jóvenes... pero, no podemos hacerla. No vamos a participar, en este juego de anuncios, películas y series que venden una imagen de la gente joven que no es real. Jóvenes sin trabajo o con trabajos precarios pero, que viven en pisos de 200 metros en los barrios más caros de Madrid.
Tres de cada cuatro jóvenes no pueden comprarse una vivienda, sin embargo, les mostramos felices, porque a compartir piso a los 35, ahora se le llama coliving, a no poder abrir una oficina se le llama coworking y, siempre encontramos la palabra perfecta para blanquear la precariedad. 
Sabéis lo que dice el FMI: en 2030, "no tendrás nada y serás feliz". 
Pero, nadie nos ha preguntado si queremos "TENER" una casa, un negocio, hijos. Igual, no queremos vivir bajo suscripción, bajo un recordatorio constante de que no puedes permitirte nada, que lo que crees que tienes en realidad es prestado. 
¿Qué sentido tiene hacer una campaña de seguros para jóvenes?, si la mayoría no tiene la oportunidad de tener nada. ¿Qué van a querer asegurar?

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