731 El día de Pentecostés (al término de las
siete semanas pascuales), la Pascua de Cristo se consuma con la efusión del
Espíritu Santo que se manifiesta, da y comunica como Persona divina: desde su
plenitud, Cristo, el Señor (cf. Hch 2, 36), derrama profusamente el
Espíritu.
732 En este día se revela plenamente la
Santísima Trinidad. Desde ese día el Reino anunciado por Cristo está abierto a
todos los que creen en El: en la humildad de la carne y en la fe, participan ya
en la Comunión de la Santísima Trinidad. Con su venida, que no cesa, el Espíritu
Santo hace entrar al mundo en los "últimos tiempos", el tiempo de la Iglesia, el
Reino ya heredado, pero todavía no consumado:
Hemos visto la verdadera Luz, hemos
recibido el Espíritu celestial, hemos encontrado la verdadera fe: adoramos la
Trinidad indivisible porque ella nos ha salvado (Liturgia bizantina, Tropario de
Vísperas de Pentecostés; empleado también en las liturgias eucarísticas después
de la comunión).
VER Pentecostés
V EL ESPIRITU Y LA IGLESIA EN LOS ULTIMOS TIEMPOS
¡VEN ESPÍRITU SANTO,
ENCIENDE NUESTROS CORAZONES!
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