Gracias por las cinco ventanas
Gracias, Señor, por esta maravilla
de la vida consciente que me lleva
por un gran mar sin centro y sin orilla
a través de una ruta siempre nueva.
Gracias, Señor, por lo que sé que existe,
por lo que ignoro, por lo que adivino
por las cinco ventanas que me diste
para ver los paisajes del camino.
!La Luz!, esto ante todo porque en ella
florecen pensamiento y alborada.
!La Luz!, porque es sonrisa de la estrella
y destello de amor en la mirada.
Gracias por lo que doy y lo que pierdo,
gracias por lo que tomo y lo que pido,
por el libro de estampas del recuerdo
y la negra pizarra del olvido.
Gracias, Señor, por este itinerario
que marcan flor y trino y arroyuelo,
las fechas rojas de mi calendario
y el gran amor que me anticipa el cielo.
El viento de la noche...en la distancia,
una canción...La venta, la alquería,
y mañana otra aurora, otra fragancia
!y la eterna ilusión del nuevo día!..
Rafael Trujillo Herrera
.
SOSIEGO
Dentro del alma en íntimo sosiego
una oración perenne se repite;
no es que afligido esté, ni que en mi ruego,
gracia ninguna, inquieto solicite.
Esta lenta oración nada reclama,
ni siquiera en palabras se formula;
es el mudo latir de un pecho que ama
y que en su amor todo otro afán anula.
Es ante Dios, un acto de presencia,
un sentirme a su lado satisfecho,
un arrostrar sin pena la inclemencia
de la vida al abrigo de su techo,
un dejarme en sus brazos lo que dure
la aguda incertidumbre de la vida,
sin pedirle palabra que asegure
ni la final jornada tan temida,
un decirle " Señor Tú eres Testigo
de mi vida que oculta se desgasta;
y ves que no me quejo; estoy Contigo
y Tú conmigo Estás, y esto me basta...
Aurelio Espinosa Polit
Dentro del alma en íntimo sosiego
una oración perenne se repite;
no es que afligido esté, ni que en mi ruego,
gracia ninguna, inquieto solicite.
Esta lenta oración nada reclama,
ni siquiera en palabras se formula;
es el mudo latir de un pecho que ama
y que en su amor todo otro afán anula.
Es ante Dios, un acto de presencia,
un sentirme a su lado satisfecho,
un arrostrar sin pena la inclemencia
de la vida al abrigo de su techo,
un dejarme en sus brazos lo que dure
la aguda incertidumbre de la vida,
sin pedirle palabra que asegure
ni la final jornada tan temida,
un decirle " Señor Tú eres Testigo
de mi vida que oculta se desgasta;
y ves que no me quejo; estoy Contigo
y Tú conmigo Estás, y esto me basta...
Aurelio Espinosa Polit
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