«Los mejores productos del espíritu humano no habrían nacido sin la libertad de provocar, de cuestionar incluso lo más venerado. Beneficiándose de la espiral de silencio entre los moderados tanto como del temor al escándalo que atizan colectivos radicales bien organizados, un nuevo oscurantismo se extiende entre nosotros. A imitación del islam radical, lanza sus fatwas contra cualquier manifestación cultural o artista que ose discrepar del dogma identitario. Y ya no se conforma con ejercer su censura fanática sobre el presente sino que la proyecta sobre el pasado, pretendiendo filtrar la historia por los estrechos criterios del activismo posmoderno, en un ejercicio de adanismo historicista y colonialismo moralizante que ha sido común a cualquier forma de totalitarismo, sea bajo una teocracia religiosa o una dictadura política como el nazismo o el comunismo. Esta nueva censura no procede del choque de culturas sino que la ejerce la civilización occidental contra la civilización occidental. Y de continuar así, acabará con la civilización occidental. El censor de buena fe nunca llama censura a lo que hace. Lo llama sensibilidad, ética, respeto a las minorías. Eso significa la corrección política: arrogarse el derecho a corregir por la fuerza al otro, aunque no quebrante ley alguna, con el pretexto puritano de mejorar el mundo».
El progresismo es Neopuritanismo
Los mejores productos del espíritu humano no habrían nacido sin la libertad de provocar, de cuestionar incluso lo más venerado
Un columnista, lo suficiente comprometido con la causa antirracista como para escribir el guión de la laureada "12 años de esclavitud", arremete contra "Lo que el viento se llevó" porque interpreta que glorifica el esclavismo. Una cadena de televisión tan prestigiosa como HBO lee esa columna y la interpreta como una sentencia condenatoria que debe ser acatada. De modo que procede a eliminar una joya del cine de su catálogo y se apresura a anunciarlo para impetrar el perdón social.
Ahora quieren borrar a John Wayne de la historia. La batalla cultural entra en una nueva fase más agresiva y virulenta, en la que de momento vamos perdiendo. La furia iconoclasta desatada avanza ahora contra John Wayne, símbolo por excelencia de los mejores valores de los estadounidenses. Feo, fuerte y formal, católico, patriota y padre de familia, El Duque, no ha sido solo un gran actor sino todo un emblema, un símbolo de los valores tradicionales. Por ese motivo quieren quitar su estatua de bronce y cambiar el nombre al aeropuerto del condado de Orange en California, que desde 1979 lleva su nombre. Impulsado por los legisladores demócratas, aducen que The Duke encarna al supremacismo blanco, al racismo, bah… lo de siempre.
Beneficiándose de la espiral de silencio entre los moderados tanto como del temor al escándalo que atizan colectivos radicales bien organizados, un nuevo oscurantismo se extiende entre nosotros. A imitación del islam radical, lanza sus fatwas contra cualquier manifestación cultural o artista que ose discrepar del dogma identitario. Y ya no se conforma con ejercer su censura fanática sobre el presente sino que la proyecta sobre el pasado, pretendiendo filtrar la historia por los estrechos criterios del activismo posmoderno, en un ejercicio de adanismo historicista y colonialismo moralizante que ha sido común a cualquier forma de totalitarismo, sea bajo una teocracia religiosa o una dictadura política como el nazismo o el comunismo. Esta nueva censura no procede del choque de culturas sino que la ejerce la civilización occidental contra la civilización occidental. Y de continuar así, acabará con la civilización occidental.
No es una anécdota aislada. "Little Britain" ha sido retirada de Netflix y de la misma BBC; "Canción del sur", de Disney; y Paramount anuncia la retirada de la nueva temporada de "Cops" por temor a que el público no sea lo suficientemente adulto como para distinguir entre representación y propaganda, entre policías de ficción y el asesino de George Floyd. Aún están recientes la absolución en los tribunales de Kevin Spacey, expulsado de House of Cards. Incluso se vierten vidriosas teorías sobre cuadros de "El Prado" que vendrían a realzar una "cultura de la violación". Como si el repudio de la violación no figurara, desde Homero y la Biblia, en todos los códigos culturales de nuestra civilización.
Algunos censuran o se autocensuran por cinismo, cobardía o cálculo económico. Pero el censor de buena fe nunca llama censura a lo que hace. Lo llama sensibilidad, ética, respeto a las minorías. Eso significa la corrección política: arrogarse el derecho a corregir por la fuerza al otro, aunque no quebrante ley alguna, con el pretexto puritano de mejorar el mundo. Pero los mejores productos del espíritu humano no habrían nacido sin la libertad de escandalizar, de provocar, de cuestionar incluso lo más venerado. Costó muchos siglos y numerosos mártires arrancar el arte a los dominios del catecismo. Si las conciencias liberales, sean conservadoras o progresistas, no ofrecen resistencia, seguiremos retrocediendo hacia tiempos oscuros.
Términos como fascista, facho, extrema derecha, misógino, homófobo, xenófobo, transfobia, etc..., por su notorio abuso ubicuo han perdido su capacidad paralizante.
Son cada vez más los que, por su desenfoque inquisitorial, se los toman como un elogio o como la confirmación de que lo están haciendo bien.
Tras la caza de brujas de la que fue objeto, Roger Scruton definió la nueva corrección política como “el reino de la oscuridad cultural”.
El progresismo es un cáncer que busca amedrentarlos, no se dejen encandilar y no teman, tomen sus supuestas acciones en "su contra" como medallas de honor y agradézcanles el reconocimiento.
"Seguimos escuchando que las 'vidas negras importan', pero parecen importar solo cuando eso ayuda a los políticos a obtener votos, o cuando ese eslogan ayuda a los demagogos a demonizar a la policía". Thomas Sowell
Esto demuestra que los medios son basura, y que lo de Floyd es una farsa y ¡NADA TIENE QUE VER CON EL RACISMO! Es un golpe contra la propiedad privada, es un golpe contra la civilización...
Black Lives Matter. FORJA 079
VÍDEO RESTRINGIDO POR LA CENSURA DE YOUTUBE
FORTUNATA Y JACINTA: Se ha iniciado la retirada de la estatua de Isabel la Católica del Capitolio de California. Si el Partido Demócrata quiere juzgar la historia y a los muertos, que empiece por la historia de EEUU y continúen con la de su propio partido. Este fin de semana, programa de trituración de Black Lives Matter.
HILO DE 20 PUNTOS.
1. El mal llamado racismo científico -mejor sería llamarlo racismo pseudocientífico- tiene su origen en la celebradísima Ilustración francesa y encuentra su principal área de difusión en los países noreuropeos y también en Estados Unidos.
2. Era un fenómeno inédito porque esa ideología justificaba por razones biológicas el supremacismo de unas razas frente a otras presentándose a sí misma como fruto de la escrupulosa racionalidad y de un presunto conocimiento científico.
3. En ese momento nacen también el darwinismo social y la frenología, pseudociencia que aseguraba poder determinar las cualidades morales e intelectuales de los sujetos humanos a partir del estudio de su morfología craneal.
4. Las taxonomías de las razas humanas de esa época colocaban, por ejemplo, a los negros justo por encima de los chimpancés y de los gorilas y terminarían justificando los métodos abrasivos del colonialismo del siglo XIX.
5. La doctrina del Destino Manifiesto es el conjunto de planes y programas de los EEUU en su expansión hasta el Pacífico. Dicha doctrina incorporó el tópico de la superioridad racial anglosajona norteamericana y el desprecio e, incluso, el odio a indios, negros e hispanos.
6. Los colonos ingleses (y después las autoridades estadounidenses) practicaron un colonialismo excluyente que no generó ni mestizaje ni integración. Entre 1837 y 1838, el presidente Andrew Jackson (demócrata) expulsó a los indios que vivían al este del Misisipi enviándoles hacia el Oeste.
7. La humillación y aniquilación de los indios de norteamérica, a los que George Washington llamaba «bestias salvajes» y «raza no iluminada», no era una acción de guerra, sino una operación de limpieza, aunque podría interpretarse, más bien, como una cacería.
8. Los doce primeros presidentes de EEUU (salvo John Adams y su hijo John Quincy Adams) tuvieron esclavos. Sobre los planes y programas de exterminio de los indios, vean porcentaje de supervivientes, nivel socioeconómico, participación en vida política y pelis western.
9. No sería hasta 1924 cuando se aprobó la Ley de ciudadanía india por la que todos los indios quedaban bajo la jurisdicción de Estados Unidos, esto es, eran reconocidos como ciudadanos. Se hacía así efectiva la XIV Enmienda Constitucional de 1868 que se consideró no aplicable a los nativos norteamericanos.
10. Habrá que recordar una vez más que en España las Leyes de Burgos (1512) establecieron, entre otras cosas, la naturaleza jurídica del indio como súbdito de la Corona y como hombre libre con todos sus derechos de propiedad.
11. Y como sin comparación no hay ni juicio ni crítica posible, señalaremos que los censos de la Nueva Francia fueron siempre muy bajos porque los franceses solo consideraban población a los nacidos de padres franceses o nacidos en Francia.
12. Otro buen ejemplo a tener en cuenta es el de Australia, que no reconoció a los aborígenes como ciudadanos hasta 1967, negando que fueran propietarios de las tierras de sus antepasados.
13. Las leyes de Jim Crow o leyes de segregación racial _promovidas, por cierto, por gobiernos demócratas_ se mantuvieron vigentes en EEUU hasta 1964.
14. El 90% de la población negra en EEUU vota al Partido Demócrata, quizás sin saber que el Partido Republicano nació con clara agenda abolicionista de la mano, entre otros, del esclavo negro liberado Frederick Douglass y, por supuesto, de Abraham Lincoln.
15. O desconociendo que el KKK nació en el siglo XIX, precisamente en el seno del partido demócrata, impulsando una campaña clandestina de violencia contra líderes y votantes republicanos (blancos y negros) en un esfuerzo por restaurar la supremacía blanca en el Sur de EEUU.
16. Una sociedad tan compleja como la estadounidense no puede entenderse como un bloque estático y monolítico pues, a lo largo de su historia, se han ido generando dialécticas internas muy fuertes. Por ejemplo, tan estadounidense es el KKK como el movimiento por los derechos civiles.
17. Por eso habrá que evitar las simplificaciones burdas del tipo “el problema de EEUU es el supremacismo blanco frente a los negros”, porque, por ejemplo, el primer esclavo negro legalmente reconocido en las Trece Colonias inglesas fue John Casor en 1654, que era propiedad del colono angoleño negro libre Anthony Johnson.
18. El bochorno del Partido Demócrata al retirar la estatua de Isabel la Católica es el de atacar el legado de la mujer que precisamente fue la gran protectora de los indios y del mestizaje, tal y como dictó en su testamento en 1504.
19. Mientras, el Gobierno español y sus socios separatistas votaron en contra de una iniciativa en el Senado para la defensa del «legado español» en EEUU. Hay que ser como los mongoles, que en 2008 erigieron con orgullo una estatua de Gengis Khan de 40 metros. ¡Con un par!
20. CONCLUSIÓN GEOPOLÍTICA: Se da la paradoja de que los globalistas, que supuéstamente han de unirlo todo para formar un Estado Mundial, primero deben poner en marcha planes y programas para impulsar el extravío identitario, la desestabilización social y la balcanización. Divide et impera.
MAMONCRACIA
"Progresista: Fracasado que gusta culpar de sus miserias al "sistema" y procura que los demás reconozcan sus meritos como "luchador social" predicando a favor de lo que llama "justicia social", que en el fondo consiste en que unos vivan a expensas de los demás, utilizando al estado como cómplice.
Se les puede ver predicando su ideología en ONGs y organismos públicos nacionales e internacionales, donde solucionan todos los problemas desde sus escritorios mediante magníficos articulos llenos de palabras como: "articular", "visibilizar", "empoderar"y "desigualdad".
Destrozan el lenguaje con modismos sexistas ridículos como "ciudadanos y ciudadanas".
Son argolleros y gustan de hacerse pasar como intelectuales.
Se les conoce también como parásitos sociales". Martha Hildebrandt
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