EL Rincón de Yanka: GRÉGOR PUPPINK: "LOS NUEVOS DERECHOS" NO CONSTRUYEN NADA Y NO SON LIBERTADES SINO IDEOLOGÍA DEL CAOS 💀👿💥

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miércoles, 29 de julio de 2020

GRÉGOR PUPPINK: "LOS NUEVOS DERECHOS" NO CONSTRUYEN NADA Y NO SON LIBERTADES SINO IDEOLOGÍA DEL CAOS 💀👿💥


Grégor Puppink: 
«Los nuevos derechos humanos 
no construyen nada y no son libertades»
"Los nuevos derechos son narcisistas porque tienen como objeto a la persona y son violentos porque son esencialmente destructivos". 
Ediciones Encuentro publica en España 'Mi deseo es la ley' una reflexión sobre la concepción de los derechos humanos despreciando su naturaleza.


El jurista Grégor Puppink, 
especialista en la defensa de los derechos humanos.

Grégor Puppink (París, 1974) se ha convertido en los últimos años en uno de los mayores especialistas en la defensa de los derechos humanos en el ámbito internacional, con especial incidencia por su desempeño ante los tribunales europeos, muy en especial el Tribunal Europeo de Derechos Humanos situado en Estrasburgo.
Es esta ciudad tiene su sede el Centro Europeo para la Ley y la Justicia, la organización que comanda Puppink, cuyo último libro acaba de ser editado en España. Se trata de Mi deseo es la ley (Ed. Encuentro, 2020) en el que aborda la transformación sufrida pr los derechos humanos desde que se formularan como tales en 1948, hasta su actual concepción de ‘derechos transhumanos’, cuya fuente de legitimidad no es la naturaleza humana sino su voluntad.

¿Cuáles son las claves del camino por el que los derechos humanos se han convertido en derechos transhumanos?
Son el olvido y el deseo de ir más allá de la naturaleza humana lo que está en el origen  de esta transformación. Los Derechos del Hombre de 1948, cuando la Declaración Universal y la Convención Europea fueron redactadas, estaban basados e la comprensión universal de la naturaleza humana. El hecho de que la naturaleza humana es universal es la causa de que los derechos humanos sean universales, porque es de la naturaleza humana de donde provienen.
Que el ser humano tenga un modo de vida social e inteligente es la causa de que los derechos humanos puedan ser conocidos, aceptados y protegidos. Los derechos humanos están diseñados para permitir que todos puedan realizar su humanidad como un ser vivo, social e inteligente; de este modo, el derecho a la vida y la integridad física, las libertades sociales de asociación y reunión y todas las libertades intelectuales de pensamiento, conciencia y religión están garantizadas.
«Si el hombre es fruto del azar y la evolución, se debe su dignidad solo a sí mismo: es una conquista»
Los Derechos Humanos de 1948 estaban destinados principalmente a prohibir que el Estado impidiera que las personas se realizaran a sí mismas como seres humanos y reflejaban los derechos naturales. La afirmación del individualismo generó nuevos derechos antinaturales, como el derecho a la eutanasia o al aborto, lo que a su vez condujo al surgimiento de derechos transnaturales que hoy garantizan el poder de redefinir la naturaleza, como el derecho a la eugenesia, a un niño o a un ‘cambio de sexo’.
Más profundamente, esta evolución da testimonio de una profunda transformación en la concepción de la dignidad humana, que tiende a reducirse a la única voluntad del individuo, o al espíritu en oposición al cuerpo, y que considera cualquier negación de la naturaleza y el condicionamiento como liberación y progreso. Finalmente, este libro muestra cómo los derechos humanos actuales acompañan al transhumanismo y trabajan hacia la superación de la democracia representativa.

¿Es posible compartir un significado fundamental de la dignidad humana sin Dios?
Solo hay un Dios, pero desafortunadamente hay varias religiones y concepciones de Dios. Sin embargo, aquellos que creen en un Dios creador y personal, es decir, haber creado al hombre voluntariamente tal como es, ni ángel ni bestia, pueden estar de acuerdo en que el hombre así creado tiene una dignidad conferida por el hecho de que Dios lo ha querido.
Si Dios nos ha querido como somos, entonces depende de nosotros ser completamente nosotros mismos. Este es incluso el mandato que Dios nos da: «ser», y también es el mandato de los filósofos que nos recomiendan: «Convertirse en lo que son», es decir, cumplir nuestra naturaleza humana.
Por el contrario, si el hombre es fruto del azar y la evolución, se debe su dignidad solo a sí mismo: es una conquista; no tiende a lograr lo que Dios ha querido para nosotros, sino a la superación perpetua de nuestra propia condición.
Si no hay Dios, entonces el hombre es Dios; porque él solo en el universo habría alcanzado tal nivel de conciencia de sí mismo y de acción sobre sí mismo y su entorno. En este caso, la dignidad del hombre debe ser cada vez más demiúrgico.
Hay dos concepciones opuestas de los derechos humanos en Occidente: la concepción libertaria basada en la libertad, o más bien el libertinaje, y la concepción personalista basada en la dignidad
En un tiempo en el que muchos grupos de presión están muy activos reclamando la aplicación de la consideración de ‘derecho humano’ a un amplísimo rango de asuntos, le planteo: ¿Si todo es un derecho humano, significa que nada es un derecho humano de hecho?
No, no todo es un derecho humano, incluso en la nueva cultura. Los nuevos derechos humanos incluso buscan reducir o incluso abolir los derechos fundamentales anteriores, como la libertad de conciencia y expresión en oposición a los nuevos derechos humanos, los derechos naturales de los padres para educar a sus hijos y ciertos aspectos de la libertad religiosa. Sabes que está casi prohibido criticar el aborto, la homosexualidad o la inmigración.
En realidad, hay dos concepciones opuestas de los derechos humanos en Occidente: la concepción libertaria basada en la libertad, o más bien el libertinaje, y la concepción personalista basada en la dignidad.
En Europa, los países de Europa Central y Rusia se han mantenido unidos a la concepción personalista, heredada de la tradición aristotélica y cristiana de la naturaleza humana. Para ellos, los derechos humanos deben proteger a las personas, ayudarlas a ser seres humanos dignos.
Los países secularizados, por otro lado, tienen una concepción diferente, que se opone ampliamente en todos los asuntos relacionados con la privacidad. Existe un conflicto real entre estas dos interpretaciones del hombre y sus derechos, por ejemplo, el «nuevo» derecho al aborto entra en conflicto con el «viejo» derecho a la vida.
El debilitamiento de la comprensión objetiva de la naturaleza humana también socava la universalidad de los derechos humanos. Si las diferentes culturas en el mundo ya no están de acuerdo en lo que son los seres humanos, entonces ya no pueden estar de acuerdo en sus derechos y libertades. Por eso, junto con los nuevos derechos antinaturales europeos, también estamos viendo nuevas declaraciones de derechos humanos islámicos, africanos y asiáticos. La pérdida del sentido del hombre destruye la universalidad de los derechos. Europa tiene una parte importante de responsabilidad al luchar contra la noción de naturaleza humana y al tratar de imponer sus «nuevos derechos» al resto del mundo.
Los nuevos derechos humanos requieren la intervención de la industria o del Estado para ser implementados
Si los llamados ‘nuevos derechos humanos’ niegan la naturaleza del ser humano, ¿Por qué son tan populares en nuestra era?
Son populares porque nos dan una forma de libertad, entendida como una liberación de todos los determinismos naturales y culturales, como una liberación y superación de nosotros mismos. Nuestra sociedad cree que gana libertad cada vez que permite nuevas prácticas antinaturales. De hecho, solo aumenta su poder sobre la naturaleza y sobre sí misma, pero ciertamente no su libertad.

¿En qué sentido afirma que los ‘nuevos derechos humanos’ son "narcisistas y violentos?"
Son narcisistas porque tienen como objeto a la persona misma: el derecho sobre uno mismo, y son violentos porque estos derechos son esencialmente destructivos: el derecho a mutilarse, a abortar, a matarse, a participar en prácticas sexuales violentas. El sadomasoquismo, el aborto y la eutanasia se consideran avances en derechos humanos.
Esto es bastante siniestro, especialmente cuando consideramos el hecho de que los derechos humanos reales están tan mal garantizados. La sociedad occidental quiere promover los derechos sociales, pero se olvida de los derechos sociales: por ejemplo, el acceso a una vivienda digna y atención médica. El aborto se paga mejor que el cuidado dental y óptico. Estos nuevos derechos humanos no construyen nada, no apoyan la capacidad de todos para realizar su humanidad. 

Usted afirma que los ‘nuevos derechos humanos’ son el origen de la “alienación colectiva”. ¿Con qué mecanismo sucede esto?
Sí, hay alienación por varias razones.
La primera es que los nuevos derechos humanos no son libertades reales. Por un lado, porque nadie se satisface al ejercitarlos, y por otro, porque nadie es capaz de ejercerlos por sí mismo. Debe entenderse claramente que los verdaderos derechos humanos protegen el ejercicio de nuestras facultades naturales: pensar, hablar, engendrar… Los nuevos derechos humanos requieren la intervención de la industria o del Estado para ser implementados. Nadie puede hacer que un niño esté solo mediante la procreación con asistencia médica, ni cometer solo por suicidio asistido, etc. Todos estos llamados derechos y libertades requieren la intervención de la sociedad.
Hay otra alienación, de naturaleza más política: consiste en la superación de la democracia por la ideología de los derechos humanos.
Como saben, hoy en Europa se considera más importante respetar los derechos humanos que los votos en las elecciones. Estoy de acuerdo con la afirmación de que la moralidad es superior a la política y que debemos evitar la aparición en Europa de regímenes dictatoriales que no respeten los derechos y libertades fundamentales. El problema surge precisamente cuando se afirman nuevos derechos y libertades que contradicen los principios hasta ahora reconocidos de los derechos humanos y el gobierno político.
Eso es precisamente lo que está sucediendo hoy. Los organismos de protección de los derechos humanos afirman oponerse a los votos democráticos nacionales para imponer a estos países nuevos derechos humanos que les son totalmente ajenos y que nunca han aceptado.
Una vez más, es una cuestión de cultura religiosa. Polonia, Hungría, Eslovaquia y Rusia han revivido su identidad y tradición cristiana. Permanecen apegados a la antropología, que considera al hombre como una criatura, no como su propio creador. Esa es la diferencia.

Jaime Mayor Oreja asegura en el prólogo de la edición española de su libro, que usted es “un referente personal, clave par aliberar la inteligencia de los europeos de un totalitarismo creciente”. ¿Cómo recibe estos elogios?
Le agradezco su apreciación; como él, estoy ansioso por contribuir a la verdadera libertad intelectual de los europeos. El propósito de este libro es ayudar a las personas a comprender este mecanismo totalitario. Totalitario no significa dictatorial, significa que la ideología a la que nos enfrentamos y vivimos pretende abarcar todos los aspectos de nuestra existencia. Es casi una religión. 

En España, el libro se ha titulado ‘Mi deseo es la ley’. ¿Cuál es el deseo de Gregor Puppinck sobre los derechos humanos?
El título del libro en español fue elegido por el editor. Mi deseo sería que nuestra sociedad busque la felicidad en lugar del poder, la realización en lugar de superar, que recuperemos el sentido de la medida del hombre. Vivimos en un mundo que es desproporcionado en todos los aspectos: financiero, ecológico, político, migratorio, salud, etc. El mundo ya no es proporcional a la humanidad; y los derechos humanos han contribuido a esta desproporción al prometernos libertades que de hecho son poderes sobre nosotros mismos y contra nosotros mismos. Espero que Europa, y el mundo más allá, una vez más acuerden reconocer y proteger la naturaleza humana en su universalidad.


VER+:



ideología de género o subversión cultural
Libro de Agustín Laje Arrigoni y Nicolás Márquez


EL INICIO DE LA NUEVA IZQUIERDA 
Y LA ESCUELA DE FRANKFURT
Cristian Rodrigo Iturralde


EL LIBRO NEGRO DE LA NUEVA IZQUIERDA