EL Rincón de Yanka: "EL GRAN ESTANDARTE DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD" 🕂 y "GARABANDAL: HORA X" 🙏

EL GRAN ESTANDARTE

DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Y GARABANDAL: HORA X

¡QUIÉN COMO LA INMACULADA MARÍA LA MADRE DE DIOS!

¡NADIE COMO LA INMACULADA MARÍA LA MADRE DE DIOS!

«La Stma. Virgen María ha guiado a la Iglesia desde el primer momento: Acudió a los confines de la Tierra (España-Zaragoza) para fortalecer a Santiago, y a Éfeso (Asia Menor) acompañando a Juan en su Evangelización. A lo largo de la Historia, la Madre de Dios se ha manifestado como Defensora de la Iglesia contra los poderes del Infierno. Y lo ha hecho enseñando a los Caudillos elegidos, a enarbolar el Estandarte de la Cruz. Recordamos sólo algunos datos: Con el Emperador Constantino en la batalla del Puente Milvius (a. 312) que otorgará la libertad a la Iglesia; en la Batalla de Covadonga (a.718) con Don Pelayo para dar comienzo a la Reconquista de España; en la Batalla de Lepanto (7-10-1571), etc. etc.

Así habrá de ocurrir en los Últimos Tiempos, en los que el Triunfo del Corazón Inmaculado de María será el pórtico del Reino de Cristo en el que, por fin, se hará “EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO”.

La Rebelión de una parte de los ángeles en el Cielo fue sofocada por San Miguel al grito de “¡Quién como Dios!”. Sabemos que en la Tierra vivimos en los Últimos Tiempos de los gentiles, y que la rebelión contra Cristo que supone la Apostasía, será sofocada por “La Mujer vestida de Sol,… con una Corona de 12 estrellas sobre su Cabeza”(Ap 12,1). Nos lo dice S. Luis María G. de Montfort, en el Tratado de la Verdadera Devoción:

“Porque Ella es el camino por donde vino Jesucristo la primera vez y lo será también cuando venga la segunda…” (50,4) “porque María debe ser terrible al Diablo y a sus secuaces como un Ejército en orden de batalla (cfr. Cant. 6, 3) sobre todo en estos Últimos Tiempos…” (n.5) que el Enemigo más terrible que Dios ha suscitado contra Satanás es María, su Santísima Madre.” (n. 52) Y porque Ella ha de ser la que aplaste la cabeza de la Serpiente infernal (Gn 3,5).

¿A quién puede extrañarle, con este planteamiento, el uso de la jaculatoria “¡¿Quién como la Inmaculada María la Madre de Dios?! Y su lógica respuesta: “¡Nadie como la Inmaculada María la Madre de Dios!” O bien:

“¡Nadie como María, después de Dios!” Es, sin duda, un acto de Reparación de las blasfemias contra el Inmaculado Corazón de María, y un grito de Guerra y de Victoria». (Lux Mundi)

Prólogo

Desde la primera mitad del siglo XIX la rebelión contra Dios es ya un plan de acción sistemático promovido por intelectuales y sectores de las clases dirigentes de las antiguas «naciones cristianas» que buscan «ordenar el mundo» al margen de la ley divina y directamente contra Dios mismo; su raíz es satánica. Sin embargo, María Inmaculada, la Madre de Dios, la criatura que es la obra maestra de la Santísima Trinidad en su Creación, nos ha transmitido una gran noticia: ha recibido el encargo de rogar sin cesar por todos nosotros ante los estragos que el Maligno y sus secuaces causan entre los hombres y con el fin de revertir la situación de la Humanidad. Si secundamos sus peticiones, podemos evitar las calamidades que todo el obrar contrario al querer de Dios trae a los hombres, bien a cada uno en particular o bien a los pueblos y sociedades en su conjunto.
Ella es la omnipotencia suplicante y, por tanto, sabemos que esos planes malvados no se consumarán. Es verdad que la acción del mal tiene algún tiempo permitido, pero su tiempo está tasado, porque las súplicas de la Santísima Virgen no serán defraudadas.

Ella misma lo ha dicho: al final mi Inmaculado Corazón triunfará.

Pero, antes de llegar a ese punto histórico determinado, Ella desea paliar las consecuencias de las conductas malvadas y aminorar sus daños y, por eso mismo, repetidamente viene pidiendo en múltiples apariciones que nos unamos a su oración para impedir calamidades que, si no, acaecen como resultado de los pecados de los hombres, instigados y ampliados sobremanera por la acción de los demonios inmundos. Ya hoy palpamos sus efectos devastadores en todas las sociedades.
Una cosa hemos de tener clara: que esta lucha, nuestra lucha con María, no es contra adversarios de carne y hueso, sino contra los Principados, las Potestades, las Dominaciones de este mundo de tinieblas, contra los espíritus malignos que habitan los espacios celestes (Ef 6,12) Por eso, el signo o estandarte de nuestra victoria es Ella: María Inmaculada, terror de los demonios y, para nosotros, refugio seguro en su Corazón maternal.

Profesor Catedrático en Derecho Canónico

Adsumus, Sancte Spiritus

SAN ISIDORO DE SEVILLA

Estamos ante ti, Espíritu Santo,

reunidos en tu nombre.

Tú que eres nuestro verdadero consejero:

ven a nosotros,

entra en nuestros corazones.

Enséñanos el camino,

para alcanzar la meta.

Impide que perdamos

el rumbo como personas

débiles y pecadoras.

No permitas que