EL Rincón de Yanka: LIBRO "LA REBELIÓN DE LOS NAÚFRAGOS" por MIRTHA RIVERO

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sábado, 20 de enero de 2024

LIBRO "LA REBELIÓN DE LOS NAÚFRAGOS" por MIRTHA RIVERO

 
LA REBELIÓN 
DE LOS NAÚFRAGOS

Mirtha Rivero analiza en este libro el segundo mandato de Carlos Andrés Pérez (CAP) al tiempo que va develando episodios que ponen en entredicho verdades asumidas cómoda o irreflexivamente como tales –consolidadas a lo largo del tiempo como verdades oficiales– y nos ofrece herramientas suficientes para escuchar otras versiones, encajar piezas perdidas y evaluar aquellos hechos bajo una nueva luz. Se trata de un texto que nos obliga a reflexionar acerca de nuestra condición republicana: 
¿podemos sentirnos ciudadanos de un Estado de Derecho capaz de poner en funcionamiento todo el engranaje institucional de la democracia precisamente para desmontarla? ¿Los hechos ocurridos constituyeron la única respuesta posible del sistema ante la magnitud de la crisis política de entonces? Señalado como un clásico del periodismo narrativo venezolano con más de 30 mil ejemplares vendidos, "La rebelión de los náufragos" analiza la trama de acontecimientos que condujeron al juicio político que produjo la separación de Pérez de la Presidencia de la República aquel 20 de mayo de 1993, revelando las motivaciones estratégicas de personajes de la época que contribuyeron con un debilitamiento institucional que podría explicar mucho de cuanto ocurre en la actualidad.

Prólogo 

«El Nixon venezolano» 
Alonso Moleiro 

El sistema democrático instaurado en el país en 1958 se fue consumiendo mediante un lento período de decadencia que tuvo una cocción de 15 años. Lapso que tuvo en la devaluación del bolívar en febrero de 1983 su capítulo inicial; en los violentos sucesos de febrero de 1989 y 1992 sus expresiones sociales, políticas y militares; y en 1998, un desenlace electoral, quizás no demasiado feliz, pero al menos pacífico. 

El naufragio de un experimento cívico que alguna vez había llegado a ser la envidia de América Latina tiene en un trienio especialmente atormentado y acaecido el epicentro de todas las fuerzas liberadas. Aquellas que terminaron por arrasar el poder constituido y darle paso el régimen actual. Nos estamos refiriendo al lapso comprendido entre 1989 y 1992, año en el cual Venezuela, tal y como lo afirmaba la publicidad oficial de entonces, pasaba a ser «otra». 
Concertación y desconcierto La lectura de "La rebelión de los náufragos", de Mirtha Rivero – destinada a ser apasionada–, nos permite elaborar una secuencia de los hechos a partir de la cual el lector será capaz de ubicar la génesis del proceso que condujo a la destitución de Pérez en 1993. 

Para muchos, no necesariamente para todos, el evento político que, a la larga, condujo a la democracia hacia su colapso final. Tres son los elementos que, en lo político, a mi entender, acabaron con este proyecto y de forma añadida sellaron la suerte final de la democracia representativa. 

El primero es el fracaso absoluto de la célebre propuesta de la Concertación como engarce para que los partidos acompañaran el proceso de reformas. En lugar de concertación hubo participación: reuniones donde los mandos económicos encargados ponían al corriente a algunas fuerzas vivas de la nación, pero sin una propuesta política concreta para acompañar las reformas. 
El propio presidente Pérez pareció haber colegido que con su arrastre bastaba para consolidar el proceso. 

El segundo es una consecuencia del primero: el célebre entredicho en el cual quedaron los programas de ajuste económico en situaciones límite como la que vivía la nación. De manera más amplia, me atrevería a afirmar lo dramáticamente incompleta que luce la ciencia económica si se la deja sola ante los acuciantes dramas que tiene en la calle un país del Tercer Mundo como éste. En el ejercicio del gobierno, no hay economía sin política, y esta afirmación está desprovista de su correspondiente viceversa. 

El último punto encuentra sus raíces en la profundidad de los años ochenta. Parece claro que Pérez empleó demasiado tiempo en forcejear con Jaime Lusinchi por el control de Acción Democrática, y que en aquella guerra de acusaciones donde se banalizó hasta el límite el recurso de la denuncia, se liberaron fuerzas que acentuaron el desencanto de las masas con el sistema democrático. La guerra soterrada Pérez-Lusinchi tuvo como telón de fondo el caso Recadi, una secuencia de inmundicias que dejaría sin aliento al corazón más patriota. Este fuego cruzado fue aprovechado con mucha astucia por el inefable José Vicente Rangel, entonces un adalid de la denuncia como «institución», habilitado en secreto por sectores del lusinchismo para hacer público el más que discutible caso de la partida secreta como ilícito. 

La historia ajusta cuentas Necesitará el país tiempo para ajustar el juicio histórico que permita consolidar en perspectiva una valoración objetiva sobre lo sucedido aquellos años. Para buena parte de los venezolanos, en el liderazgo y la influencia de Carlos Andrés Pérez en la vida pública contemporánea están todos los males visibles de la Cuarta República. Ninguno como él fue más cuestionado entre los ex presidentes; con ningún otro se ha cebado con tanta pasión el actual régimen; ninguno concentra con tanto método la animadversión y el ánimo conspirativo en sus enemigos. 

Pues bien: lo que va quedando claro es que, con el rigor de lo vivido en estos años, comienza a emerger una corriente de pensamiento que aspira a restituir los méritos al primer Presidente reelecto por el voto popular en la historia venezolana. El volumen que tiene usted en sus manos no es el primero que apunta en esta dirección, pero seguramente es uno de sus intentos más acabados. No hablamos de reflexiones emocionales tocadas por la consecuencia: 
un libro como "La rebelión de los náufragos" se entrega a la causa de la reivindicación y la verdad como valor por la vía de los hechos. Sin esguinces y sin concesiones. En blanco sobre negro quedan, al menos aludidos, los haberes de su primer gobierno -la expansión económica y la inflación minúscula, las deslumbrantes obras de infraestructura y lo aportado al desarrollo industrial del país-. 

Hizo CAP un esfuerzo personal para colocar al país en la modernidad, consolidar un esquema de crecimiento hacia afuera y suscitar el interés de todos los centros de capital. Para eso conformó un gabinete donde estaba muy diluida la huella de su partido, integrado por talentos jóvenes formados en prestigiosas universidades del exterior, beneficiarios de su aplaudido programa de becas, con un proyecto de desarrollo concebido y toda suerte de pergaminos académicos. Se les podrá hacer observaciones, incluso observaciones graves, a las decisiones tomadas y al soslayo de algunas variables fundamentales en la obra de gobierno, pero lo cierto es que pudo Pérez, con su afán modernizador, dinamizar el aparato productivo, mejorar algunos servicios, promover la inversión extranjera y poner la economía a crecer en poco tiempo. 

En ese ímpetu, con Carlos Blanco como excelente ductor en la Copre, pudieron cristalizar, además, reformas políticas fundamentales que tienen para los venezolanos carácter imprescriptible. La más importante es la elección directa de gobernadores y alcaldes y la consagración de esta última como autoridad municipal electa. Todo lo anterior está inscrito en el proceso de descentralización como proyecto: una visión federada de la gestión pública que hace de la convivencia política un prerrequisito. 

Una visión de Estado destinada a desconcentrar el poder de Miraflores, promover liderazgos alternativos plurales y mejorar la calidad de vida en las regiones. El lente del tiempo Hará falta tiempo, decíamos. Para serenar las pasiones, para recobrar el ánimo autocrítico, para ganar claridad viendo en perspectiva. Sobre aquellos años están emergiendo conclusiones previas, insumos para el análisis que algunas veces tienen una naturaleza contrapuesta. Estos elementos se desprenden desgajados ante los ojos del lector en "La rebelión de los náufragos". Mirtha Rivero pone ante sus manos un texto extremadamente documentado, asombroso en cuanto a la multitud y variedad de sus fuentes. Voceros que sobrepasan la circunstancia política y se inscriben en las tensiones sociales cotidianas por todos vividas entonces. Incluyendo la televisión. No es Carlos Andrés Pérez, en definitiva, el político amoral y ambicioso que han retratado sus enemigos. 

De sus errores se ha dicho suficiente. Dentro de muy poco la nación comenzará a reconocerle sin sonrojarse sus muchos aciertos: la dinámica y acertada orientación de su política internacional, la nacionalización petrolera y del hierro, la consolidación de PDVSA, el legado de su política industrial, su vigor democratizador, de enorme influencia en América Latina; el estilo tolerante y distendido hacia quienes incluso se mofaban de él, los logros sociales que exhibió, sobre todo, al término de su primer gobierno, lustro en el cual todo el mundo comenzó a creer que podríamos dar, en serio, el salto definitivo al desarrollo. Desde mi punto de vista, esa es una de las virtudes cardinales de este libro. Un riguroso trabajo de investigación que contextualiza y le llega al hueso al antojadizo expediente de la partida secreta. 

El recuerdo de Pérez estará ligado al esplendor y la decadencia de la democracia. Un estilo que contrasta abiertamente con la mezquindad ruin y el torvo ánimo de revancha que están hoy vigentes. Aquel régimen es historia. El de hoy es presente. Para quien esto escribe, crítico sin miramientos de todas las canonjías del puntofijismo, el balance de ese período es, en cualquier caso, incomparablemente superior a estos diez años jaquetones y sin resultados que han venido después. La figura de CAP seguirá siendo extremadamente polémica durante muchas décadas más. La historia se encargará de reconocer sus logros y poner las cosas en su lugar. 

Pues bien: con "La rebelión de los náufragos" tiene usted una excelente y documentada aproximación hacia un aspecto de nuestra historia republicana que estará dando de qué hablar durante varias décadas. Que no se le escapen a nadie algunas licencias fabuladas que se toma la autora para retratar con incuestionable fidelidad el díscolo frenesí de aquellos años. Quedan convincentemente disueltas ante la escrupulosa descripción de los hechos. La apasionada residente de Santa Paula que, desaforada, toca las cacerolas, brindando, recompensada por los hechos, ante la destitución del entonces Presidente. Un Pérez anciano y en el exilio exclamándole en silencio al pueblo que lo eligió dónde se encuentra el precio de estar eligiendo vengadores. 

Los aciertos y los errores tenemos que encuadrarlos en los límites de su condición: la del político latinoamericano aproximado al poder. Graves señalamientos, logros objetivos, ambición de historia, grandezas y miserias, frenética popularidad, momentos de gloria, sufrimiento, cárcel y exilio, rencores llevados hasta sus últimas consecuencias. Al final, tragándose la furia y la indignación, supo cumplir con su palabra y respetar el código institucional de la democracia. Se fue de Miraflores sin que lo empujaran. El Richard Nixon venezolano.


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