16 hispanistas de toda la Hispanoesfera se dirigen al Rey de España para relatar las verdades históricas de los 3 siglos de convivencia en unidad.
16 autores de los más variados países hispanos (Chile, Argentina, Perú, Colombia, Ecuador, Cuba y España) han trabajado coordinadamente para presentar un libro fácil de leer y ameno, en el que se explican las principales verdades históricas que el ciudadano medio debe conocer sobre los 300 años de convivencia fértil y pujante de todos los territorios que en ambos hemisferios englobaba la monarquía española.
El libro ha sido publicado por SND Editores y está ya a la venta en su página web así como en las principales librerías como Amazon.com o Casadellibro.com
Entre los autores se encuentran personalidades muy conocidas como el periodista y divulgador argentino Patricio Lons, el doctor profesor de la Universidad Abad Oliba CEU Javier Barraycoa, el autor del libro “Las leyes de Indias” Julio Henche, el escritor y exdiputado Ernesto Ladrón de Guevara, el presidente de la asociación “Historiadores de Cataluña” Oscar Uceda, el autor del libro “El fin del imperio de España en América” Cesáreo Jarabo, el autor de “¡Sureños a las armas!” Angelo Guiñez o la divulgadora peruana Fabiola Ribera conocida como “La profe hispanista”, entre otros.
El libro busca acercar al ciudadano medio de forma natural y amena las verdades históricas de lo que fue la realidad de los 3 siglos de convivencia en los territorios americanos y peninsulares bajo la monarquía española. En última instancia el libro busca que los ciudadanos de todos los países hispanos conozcan, aprecien y valoren su legado histórico común, y contemplen con madurez y orgullo su hermanamiento cultural.
Por ello, el libro se inicia con unos primeros capítulos que nos permiten conocer mejor el origen de la Hispanidad, y profundizar en un personaje clave, Isabel I de Castilla.
Los capítulos siguientes se dedican a conocer esas verdades evidentes que por diversos motivos han permanecido ocultas a gran parte de la ciudadanía de los países hispanos: mostrar cómo fue la fundación de ciudades, de universidades, de hospitales en los territorios de ultramar, relatar cómo se abordó la protección y conservación de las lenguas indígenas, cómo se desarrollaron las Leyes de Indias, un cuerpo legal complejo y vivo que regulaba de forma eficaz una convivencia pujante, bajo lo que era un modelo único y exclusivo del mundo hispánico, el modelo virreinal, modelo que en absoluto puede compararse al modelo colonial que implantaron otras comunidades.
Por último, los capítulos finales del libro tratan de explicar cómo fue el doloroso proceso de separación de las 20 naciones hispanas, el papel que hoy día sigue jugando la difusión de una historia falseada y busca también, en último término, ayudar a abrir los ojos a un futuro diferente al actual presente de división y debilidad.
El lector se sorprenderá al conocer multitud de detalles sobre por ejemplo las medidas que se tomaron para evitar el envilecimiento del real de a ocho y así asegurar que fuera la divisa de referencia mundial durante 3 siglos, o sobre cómo el Hospital de Jesús, en México, lleva casi 500 años operando ininterrumpidamente, en la misma ubicación que le otorgó Hernán Cortes, siendo hoy día un centro en el que se practica la más moderna cirugía, o como ya desde el primer momento de la fundación de las primeras universidades, como la de Santo Domingo (1538), la de Lima (1550) o la de México (1551) se crearon cátedras para enseñar y proteger las lenguas indígenas, entre otros muchísimos datos curiosos, llamativos y reveladores.
Prólogo
Por Julio Carlos González
Lo que ha sido Hispanoamérica con España y lo que se perdió. Lo que debe reconstruirse para renacer. Lo que la leyenda negra anglosajona le mutiló a la humanidad.
Veinte intelectuales trabajadores del pensamiento hispanoamericano se dirigen a la figura prístina del Estado, el rey, a fin de que le sea posible revivir públicamente los valores de lo que fue la América española, de sus resabios y de su levadura viviente.
España tuvo una coherencia inalterable: llegar a Asia navegando hacia el oeste. Esta fue la tesis de Cristóbal Colón. La búsqueda de un paso marítimo del Atlántico hacia el Pacifico fue el objetivo especial de su cuarto y último viaje hacia América. Esta ruta tuvo su inicio en la Orden de los Templarios (1119 - 1307) a la cual Cristóbal Colón estuvo vinculado. Demostrada esta tesis por la hazaña de Fernando de Magallanes y Sebastián Elcano en 1520, España e Hispanoamérica se abocaron a la exploración, conquista y colonización de esas tierras recién descubiertas que limitaban todas con el océano Pacífico.
Tres grandes bases navales hacen del océano Pacifico, el mar de España: Monterrey en California, Callao en Perú y Valdivia en Chile. El Callao era el puerto a donde convergían todos los productos que desde Hispanoamérica debían llegar a Asia. Una corriente marina impulsaba a los buques españoles hacia Filipinas y desde ahí la producción que venía de Hispanoamérica se embarcaba hacia Japón, China e India. En el viaje de retorno hacia Hispanoamérica, los buques españoles volvían a concentrarse en Filipinas y desde ahí, por medio de las corrientes marinas, llegaban velozmente hasta Acapulco sobre el océano Pacifico, México.
La Real Compañía de Filipinas fue establecida por el Rey Carlos III en 1785 y tenía por objetivo reglamentar y controlar todos los viajes marítimos que en los buques de dicha compañía se hacían desde Hispanoamérica hacia el Asia. Con esta gigantesca maquinaria se puso en funcionamiento por primera vez lo que hoy llamamos globalización: oriente y occidente, norte y sur conectados por la gran empresa española. Se impone también destacar la inmensidad de la obra española que no sólo se construyó en base a intereses económicos sino que también planificó una nueva dimensión de la humanidad a través de las letras, el arte, la religión, la educación y la ciencia. España se distinguió del resto de las potencias imperialistas europeas en el valor que les reconoció a las poblaciones originarias de América.
Hispanoamérica y las restantes posesiones españolas NO eran colonias. Los virreinatos de Nueva España (México), Nueva Granada (Colombia), del Perú y del Río de la Plata; como así mismo las capitanías generales de Cuba, Guatemala, Venezuela y Chile NO eran colonias sino provincias de España peninsular. Todos sus habitantes eran iguales ante la ley y con los mismos derechos, obligaciones y responsabilidades que tenían las poblaciones de España ibérica. Este principio decisivo se halla establecido en la Nueva Recopilación de las Leyes de Indias, editado en el siglo XVII y la novísima recopilación cuya redacción es de 1804.
Las Cortes de Cádiz, reunidas en 1808 ratificaron estos principios estableciendo que todos los territorios de las posesiones españolas y sus habitantes eran iguales ante la ley. Lo que decimos fue sostenido con toda vehemencia por Pedro Ceballos, ministro de relaciones exteriores de España durante las guerras napoleónicas. En las notas intercambiadas con el embajador británico ante España, Ceballos rectifica constantemente la frase de su correspondencia en la cual expresa que Inglaterra será intermediaria entre España y sus colonias expresando Ceballos que España no tiene colonias sino provincias. La Universidad de Valladolid hacia 1970 publicó un trabajo titulado “Wesley y la pacificación”, donde se remarca la vehemente rectificación que hace el ministro español Ceballos al vocablo “colonias” empleado por el embajador británico Harvey Wesley.
La educación tuvo una preeminencia fundamental en el desarrollo del pensamiento del Nuevo Mundo. Al nativo se lo evangelizó en la fe cristiana y se le inculcó la lengua castellana al tiempo que se conservaban las lenguas autóctonas. A tal punto se llegó en el interés por la difusión del saber y del conocimiento que, cuando se produjo la secesión de Hispanoamérica de España, las universidades se destacaban por su número y jerarquía. Cosa que no sucedió en los Estados Unidos dominados por Gran Bretaña. Tal fue la América española.
Una concepción del mundo no conocida hasta entonces.
Con “Cartas al rey español de buena voluntad” nos adentramos en un nuevo movimiento del pensamiento dirigido a restaurar y revivir la civilización hispanoamericana que quedó mutilada por la separación provocada por Gran Bretaña a inicios del siglo XIX. Las múltiples cuestiones de Hispanoamérica abordadas por los autores presentantes es la firme demostración de que se debe y se puede reconstruir la América española y proyectar a los pueblos hispanoamericanos en un futuro venturoso.
Esto es lo que nos impulsó a escribir estas palabras para y por Hispanoamérica: un país, una raza, una cultura, un futuro dentro de la diversidad étnica. Julio C. González Ex profesor de la Universidad de Buenos Aires (1965-1976) Ex profesor de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (1989-2018) Ex secretario de Estado. Secretario técnico de la Presidencia de la Nación (período constitucional 1973-1976).
La Indias no eran colonias by Revista Bucentauro
LAS INDIAS NO ERAN COLONIAS
RICARDO LEVENE
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