"𝙋𝙪𝙚𝙗𝙡𝙚𝙧𝙞𝙣𝙖",
obra maestra del cine de oro mexicano,
𝙪𝙣 𝙥𝙤𝙚𝙢𝙖 𝙡𝙡𝙖𝙢𝙖𝙙𝙤 𝙋𝙖𝙡𝙤𝙢𝙖 𝙮 𝘼𝙪𝙧𝙚𝙡𝙞𝙤
Debido a las estrecheces presupuestarias que afectaron al cine mexicano a finales de los años cuarenta, el director Emilio Fernández filmó en condiciones de austeridad su tercera y última película de 1948, en la cual dio su primera oportunidad estelar a los jóvenes Columba Domínguez y Roberto Cañedo, quienes ya habían hecho para él papeles secundarios en algunas de sus laureadas películas. Para ese entonces, el “Indio” ya mantenía una relación sentimental con Columba, la que sería su romance más conocido y duradero.
Después de pasar seis años en la cárcel, Aurelio regresa a su pueblo natal con la intención de trabajar en paz su tierra. A su llegada se encuentra con la noticia de que su madre ha muerto y de que su amada Paloma engendró un hijo de su mejor amigo Julio, producto de una violación, motivo por el cual Aurelio hirió de un balazo a Julio y fue a parar a la cárcel. En su regreso por reivindicar su vida, Aurelio será hostilizado por Julio y su hermano Ramiro, los más ricos del pueblo, pero él sólo busca trabajar, amar a Paloma y querer como suyo al hijo de ella.
Con una trama muy sencilla y despojada afortunadamente del tono discursivo exaltador de personajes y situaciones mexicanas que caracterizaban a sus películas, Emilio Fernández puso al servicio de "Pueblerina" toda la madurez de su sensibilidad como director para contar una película de gran fuerza expresiva y poética colmada de muchos preciosismos: Las secuencias de la fiesta sin invitados, el baile del son jarocho "El Palomo y la Paloma", hombre y mujer arrobados por las notas musicales de "Tú solo tú", la borrachera del protagonista en plano alejado, la carrera de los cuchillos a caballo, el gran final ... entre algunas otras que dan a la película calidad de obra maestra.
Por nuestra parte, rubricamos la apreciación de la crítica más seria del cine mexicano: “Pueblerina” fue la mejor del director.
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