EL Rincón de Yanka: UN DIÁLOGO

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martes, 14 de agosto de 2007

UN DIÁLOGO

Por Juan A. Tudela Bort, o.p.

"La oración es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre". San Agustín.
"Cuando se ha aprendido a orar, se ha encontrado el secreto de vivir bien". San Agustín

"Felices los que hablan con Dios, porque sabrán entender a los hombres".

¿Qué sería un alma sola? Puedes creerlo. No sería nada. No hay alma sola. El alma nace porque alguien la llamó, la llamó por su nombre. La vida nace porque el amor la lanzó al viento, a la tierra, al aire.

Vivir, soñar, alentar, animar nunca es cosa que brote de uno mismo, solo. Siempre hay otro que alienta, anima y llama. La vida de cada uno es, por lo menos, dos. Por lo menos dos... ¿No se abre la vida, a cualquiera, a otra vida, venga de donde venga?

El alma nace de una palabra. Es una palabra: responde a mil palabras, a mil llamadas, a mil senderos que llegan de cualquier rincón del mundo.

¿Cuándo entenderemos que eso que llamamos alma es fruto de una palabra, es ella misma palabra y escucha?

Vivir humanamente es nacer por una palabra, es escuchar y es responder.

El espíritu humano es, de raíz, diálogo. Imposible decirlo sin esa apertura que lo abra a los otros. Por eso comprendemos que el diálogo no es una tertulia de café. Es la vida humana misma.

¿Entiendes así que el diálogo con Dios y con los hombres es la trama misma de la vida de cada ser humano?

No pensemos eso que tan rápidamente llamamos alma es una cosa que está ahí.

Alma es un diálogo que no puede cesar con Dios y con los otros.


MATA EL DIÁLOGO Y LA PALABRA:
MATARÁS EL ALMA HUMANA.

Guarda un instante de silencio, escucha, te llegarán palabras que te darán vida. Dios te habla. Tus hermanos, los seres humanos, los de aquí, lo de allá, te hablan.

¿Qué quieres decir que tú eres?

Créeme: tú eres la palabra que ofreces a Dios y a los otros, la palabra que escuchas. Una palabra, hecha carne, capaz de dar, ofrecer y recibir un trozo de pan.

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El poeta alemán Friedrich Hölderlin:

"Algo de la sabiduría del balbucir y enmudecer sea tal vez la herencia que nuestra cultura espiritual deba transmitir a las generaciones siguientes".

"Sin embargo, nos compete, 
bajo la tormenta de Dios,
Oh poetas, erguidos 
y con la cabeza descubierta,
Asir con nuestras propias manos 
el rayo de luz del Padre,
Y pasar, envuelto en canción, 
ese regalo divino a la gente".

"Comprendí el silencio de los cielos; 
las palabras humanas jamás las entendí". 
Friedrich Hölderlin

"El diálogo que somos".


Hemos de entender nuestra palabra como palabra en diálogo, palabra, por tanto precedida del silencio de la escucha.
Me daba pie para ello el texto de un filósofo de nuestro siglo: "Nosotros los hombres somos palabra en diálogo. El ser del hombre se funda en la palabra, mas la palabra viene al ser como diálogo... sólo en cuanto diálogo es la palabra esencial hombre...", Heidegger.

No tenemos la última palabra y menos la única. Ser PERSONA es ser en diálogo, es "ser palabra-en-diálogo, de modo que podamos oírnos unos a otros".

Y el que originó el diálogo en el hombre fue Dios, el mismo que lo hizo. Él nos escucha, ha escuchado a lo largo de la historia y, según esa historia. El ha ido dialogando con nosotros, revelándose y quitando los velos de nuestra propia verdad.

"Tengamos los oídos de Dios para escuchar, como paso previo a atrevernos a pronunciar su Palabra", Bonhoeffer.

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"Las mejores oraciones tienen muchas veces más gemidos que palabras". John Bunyan - Siglo XVII




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Elogio de la Palabra de Joan Maragall: