Quizás estando solo de noche en tu aposento,
oirás que alguien te llama, sin que tú sepas quien.
Y aprenderás entonces que hay cosas como el viento,
que existen ciertamente pero que no se ven.
Y también es posible que una tarde de hastío,
como florece un surco, te renazca un afán.
Y aprenderás entonces que hay cosas como el río,
que se están yendo siempre pero que no se van.
O al cruzar una calle, tu corazón risueño,
recordará una pena que no tuviste ayer.
Y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño.
Cosas que nunca han sido pero que pueden ser.
Por más que tú prefieras ignorar estas cosas.
Sabrás porque suspiras oyendo una canción.
Y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,
cosas que son hermosas sin saber que lo son.
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José Ángel Buesa
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