CUBAZUELA,
CRÓNICA DE UNA INTERVENCIÓN CUBANA
Cubazuela: conclusiones
¿A qué nos enfrentamos en Venezuela?
Venezuela es un estado fallido controlado por un grupo criminal vinculado al narcotráfico y al terrorismo transnacional. Ese grupo ha usurpado las instituciones, desmantelado la democracia, arrebatado la soberanía al pueblo, e instaurado un régimen de terror. Comete de forma continuada crímenes de lesa humanidad, como son la tortura y el genocidio por la actual hambruna y desastre humanitario que azota a la población. La inseguridad ciudadana sumada a la represión política ha dejado en 2018 más de 24.000 muertes violentas –sin contar los miles que han muerto de desnutrición y por la falta de medicinas– equiparándose en el mismo periodo a la suma de las ocurridas en Afganistán, Siria e Irak. El éxodo de tres millones de personas es comparable al de Siria. Una catástrofe regional fabricada.
Ha entregado la independencia nacional a Cuba que ha establecido allí un modelo moderno de dominación colonial. También ha cedido territorios a grupos criminales extranjeros (FARC, ELN, Hezbollah) en los que se han instalado laboratorios para la producción de drogas. Desde Venezuela el ELN dirige su lucha armada contra el estado colombiano y planifica acciones terroristas como el reciente atentado contra la academia de policía en Bogotá. Las drogas producidas de forma masiva en esos territorios son luego traficadas a países, como Estados Unidos y algunos miembros de la Unión Europea, donde cada año mueren personas por su uso y donde las bandas distribuidoras contribuyen a elevar los índices de criminalidad. El narco estado es también responsable del éxodo masivo de más de tres millones de personas que hoy desestabiliza la región económica y socialmente, y genera el peligro de una pandemia.
La situación en Venezuela, por lo tanto, no tiene precedentes. No estamos en presencia de un estado independiente y soberano que controla el territorio nacional, protege el bienestar y seguridad de sus ciudadanos y vive en paz con sus vecinos. Las instituciones del estado han sido transformadas en ejecutoras de una empresa criminal.
¿Qué instrumentos tiene la comunidad internacional frente a esa situación?
El caso de Venezuela no puede ser analizado desde la perspectiva tradicional de los derechos que asisten a un estado independiente y soberano.
Las normas internacionales que corresponde aplicar en este caso son:
• las de la Convención de Palermo contra el crimen transnacional organizado de Naciones Unidas, la resolución adoptada por la Cumbre Mundial de esa organización en 2005: la Responsabilidad de Pro- teger,
• lo estipulado en el Artículo 51 (Capítulo VII) de la Carta de Naciones Unidas sobre el derecho de todo estado a la defensa individual o colectiva frente a agresiones armadas de otro país.
Frente a ese narco estado en manos de una banda criminal es legítima la defensa armada, individual o colectiva, por parte de los estados agredidos.
Como establece el Artículo 51 (Capítulo VII) de la Carta de Naciones Unidas: Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un Miembro de las Naciones Unidas, hasta tanto que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz y la seguridad internacionales. Las acciones individuales y colectivas de defensa no requieren la autorización previa del Consejo de Seguridad.
En lo inmediato debe priorizarse por la comunidad internacional todas aquellas operaciones que se dirijan a detener el acceso de ese grupo criminal a nuevos recursos financieros y de armamentos, interceptar los cargamentos aéreos y/o navales, medios y vías que emplea en el tráfico de drogas, neutralizar la presencia y operaciones desde territorios venezolanos de los grupos narcoterroristas y abrir un corredor humanitario protegido para llevar alimentos y medicinas para que sean repartidos directamente a la población del modo que disponga el gobierno constitucional que dirige el presidente interino Juan Guaidó.
¿Se corre el riesgo de internacionalizar el conflicto?
El conflicto venezolano se internacionalizó desde hace décadas cuando este grupo criminal permitió la presencia no solo de los citados grupos irregulares narcoterroristas, sino también la de una fuerza injerencista e intervencionista cubana. La invasión cubana ha fluctuado entre 25.000 y 50.000 asesores militares, de inteligencia, contra inteligencia, seguridad personal y represión policial, así como un nutrido grupo de civiles en funciones de proselitismo político, influencia ideológica y reserva militar. Dichos civiles tienen entrenamiento militar suficiente para reagruparse como unidades armadas de apoyo en caso de que de que así se les ordene. Esta fuerza invasora supervisa los sistemas de inteligencia, los brutales grupos paramilitares (como los Colectivos y las FAES), los centros de interrogatorios y torturas, los sistemas de espionaje electrónico, así como instituciones dedicadas a labores de influencia ideológica.
Al intervencionismo militar cubano se ha sumado recientemente la presencia militar rusa con los anuncios de que Moscú establecerá una base militar, los envíos de armas, la visita de bombarderos nucleares y la presencia de algunas tropas y altos oficiales.
¿Debe excluirse el uso de la fuerza e incluso la amenaza de uso de la fuerza para limitarse a trabajar en una solución política negociada?
Para obtener éxito en una negociación es necesario que la otra parte se convenza de que no tiene a su alcance una “Mejor Alternativa a un Acuerdo Negociado”. Las promesas de amnistía y desbloqueo de cuentas bancarias no son tan persuasivas como preservar la vida. Retirar de la mesa el uso de la fuerza –incluso la amenaza de usarla– solo favorece la reticencia a toda negociación genuina. La pública exclusión previa de esas opciones no contribuye a crear incentivos para que el ejercito reconsidere su lealtad al actual régimen criminal.
a) No es posible llegar a un acuerdo negociado con el régimen venezolano sin hacerles sentir miedo creíble a las consecuencias de su rechazo. Tanto Caracas como La Habana (que no puede ser parte de la solución porque es una parte importante del problema) creen que todavía tienen una mejor alternativa: resistir hasta extenuar las presiones externas mientras dividen y finalmente aplastan la oposición.
b) El uso exclusivo de sanciones económicas no resolverá el fin de la usurpación. Las sanciones económicas están hasta ahora dirigidas a afectar la economía formal (petróleo y transacciones financieras).
Sin embargo, el régimen puede seguir la estrategia de caotización y desgaste seguida por Bashar al-Assad y relocalizar su “gobierno” en un rico territorio como la Guyana venezolana donde pueda solicitar ser protegido por algunas unidades militares leales, grupos terroristas irregulares, así como por militares cubanos y rusos. Pero la idea de que Maduro puede sostener una guerra prolongada en Venezuela y la región por medio irregulares tiene mas que ver con un mantra de propaganda que con la realidad.
Las principales fuentes de ingreso de la economía criminal solo pueden ser diezmadas de manera eficiente si se realizan operaciones militares y policiales para neutralizar y erradicar los laboratorios, así como interceptar las rutas aéreas y navales del narcotráfico. Solo este tipo de medidas podrá poner fin a la permanente agresión contra otros países que hasta hoy presenta el narcotráfico y la planificación de atentados terroristas desde territorio venezolano. Es una responsabilidad regional colectiva actuar en esas circunstancias, aun cuando un país o una coalición limitada de ellos tienen el derecho de tomar la iniciativa y lanzar una defensa colectiva frente a las agresiones del régimen criminal venezolano.
c) La realpolitik democrática no es igual a la realpolitik de los criminales. La lógica de los criminales no es la de los políticos En circunstancias como estas siempre hay voces que aconsejan prudencia política y apuestan honradamente por apaciguar los instintos agresivos del enemigo.
Eso fue lo que intentó hacer Chamberlain, solo para luego descubrir que los nazis eran delincuentes, no estadistas. Venezuela es un test case en la actual confrontación geopolítica global. No solo Cuba, Rusia, Irán, Corea del Norte y otros están muy atentos. La posible caída de Cubazuela representa un game changer entre regímenes autocráticos y las fuerzas de la democracia a escala mundial solo comparable al provocado por la caída del muro de Berlín.
La gravedad de tomar hoy la decisión correcta recuerda un viejo adagio: “Todo lo que hagas puede matarte, incluido no hacer nada”.
Cubazuela: modelo cubano
de dominación colonial
Sumario Ejecutivo
1) La crisis de Venezuela es en ocasiones analizada bajo falsas premisas y narrativas
• Considerar al régimen de Maduro como un “gobierno dictatorial”, siendo en la práctica una colonia del régimen totalitario cubano controlada por un grupo criminal transnacional asociado a organizaciones terroristas como la FARC, el ELN y Hezbollah.
• Referirse a Venezuela como un estado soberano, cuando hoy es un estado fallido donde la soberanía fue expropiada por el citado grupo criminal quien ha cedido territorios a grupos narco terroristas y emplea las riquezas nacionales en su favor y de la elite de poder cubana.
• Presentar el caso venezolano como un enfrentamiento entre un gobierno “de izquierda popular y una derecha oligárquica”, cuando se trata del desafío sin precedentes que presenta el primer pleno narco estado en las Américas a la gobernanza regional y mundial.
• Minimizar la actual hambruna y escasez de medicinas solo comparable a otros genocidios deliberados como el Holodomor, provocado por Stalin en Ucrania.
• Movilizar a la opinión pública contra una posible injerencia e intervención estadounidense en Venezuela, soslayando las que el régimen de Cuba ejerce en ese país desde hace dos décadas con decenas de miles de asesores y expertos militares, policiales y civiles.
• Disuadir a la comunidad internacional de que se abstenga de cualquier uso de la fuerza alegando que generaría un conflicto prolongado con incalculables víctimas, cuando el mantenimiento del actual status quo, solo el pasado año, produjo 23.047 muertes violentas (en comparación con 2.640 en Afganistán en el mismo periodo) –sin contar las miles de muertes como resultado de la hambruna y falta de medicamentos.
• Ocultar los múltiples peligros de seguridad (narcotráfico y terrorismo), demográficos y sanitarios (como resultado de un éxodo masivo mayor que el de Siria) que hoy representa Venezuela a sus vecinos de la región.
2) El debate sobre el “uso de la fuerza” ha distorsionado esa opción. No todo uso de la fuerza supone el uso de tropas terrestres y ocupaciones prolongadas.
• La operación de Normandía, ordenada por Roosevelt, no equivale al intento de captura de Osama Bin Laden dispuesto por el presidente Obama, como tampoco la invasión a Iraq ordenada por el presidente George Bush es igual a la operación de desgaste aéreo decidida por el presidente Clinton para detener el régimen genocida serbio. Tampoco se equipara ninguna de ellas al empleo de drones para operaciones aéreas quirúrgicas ni al uso de operaciones encubiertas desde los días de la OSS hasta hoy.
El derrocamiento de Noriega –cuando se encaminaba a consolidar un narco estado en Panamá– no supuso una ocupación militar permanente ni enfrentó una guerra civil irregular posterior (pese a sus amenazas en ese sentido). La declaración de zonas de vuelo restringidas (no fly zones) para proteger corredores de ayuda humanitaria no es comparable a una declaración de guerra y es una modalidad de acción limitada que puede estar justificada por la letra y espíritu de la resolución de la Cumbre de Naciones Unidas en 2005 sobre La Responsabilidad de Proteger.
• Lo que debe decidir el tipo de acción a emplear en este caso depende del paradigma empleado para analizar el problema venezolano. Por una parte, hay una amplia gama de modalidades que han sido empleadas contra estados fallidos, agresivos, criminales o dictatoriales. En este caso hay un amplio margen para la creatividad en la selección de los instrumentos una vez que nos percatamos de que estamos tratando una nueva especie en las relaciones internacionales: el narco-estado pleno. El sueño de Pablo Escobar.
3) Raúl Castro va a sabotear cualquier negociación que no asegure de alguna manera la continuación de su poder sobre Venezuela, aunque sea bajo otro rostro. Desde la perspectiva de una realpolitk comunista, Venezuela es considerada por La Habana el perímetro de defensa exterior del régimen cubano. Por eso ordenan resistir hasta el final. La caída del narco estado venezolano sería un parteaguas –un game changer– regional y geopolítico solo comparable al impacto que tuvo la caída del muro de Berlín para Europa del Este y la URSS. Pero los militares venezolanos no vencerán su miedo si no ven primero una acción decidida de la comunidad internacional que les demuestre –con hechos– que la paciencia con el narco estado y sus aliados cubanos ha terminado.
Asegúrese de responder las preguntas correctas y cuídese de la desinformación
Hay un viejo refrán que dice que no se puede encontrar las respuestas correctas si insistimos en emplear preguntas equivocadas. El arte de la desinformación rusa y cubana reside en apropiarse y distorsionar elementos legítimos de nuestra lógica y semántica para manipular su significado, sembrar premisas falsas, y mantenernos distraídos respondiendo falsos dilemas. Después del desconcierto y momentánea pérdida de la iniciativa que el surgimiento meteórico del actual presidente interino Juan Guaidó ocasionó a las elites de poder en Cuba y Venezuela, estas se reagruparon para organizar su resistencia y contraofensiva a esa nueva amenaza. El nuevo reto demando la organización de una contraofensiva de su parte y para pasar de una posición defensiva a otra ofensiva, recurrieron, entre otras, a su herramienta más eficaz. Ese instrumento vital es la dezinformatsia. 1
Un asunto al que la comunidad de inteligencia en los países occidentales están prestando cada vez más atención, en especial después de las elecciones de 2016. Los instrumentos de la desinformación –ahora reforzados por el advenimiento de Internet y las tecnologías digitales – siempre han sido un conjunto de técnicas que incluyen la promoción de líneas desinformativas que induzcan a expertos y público en general, a adoptar lógicas de análisis alejadas de la realidad y próximas a los intereses de quien las fomenta.
La manipulación de las ansiedades públicas, el lenguaje y las percepciones.
A guisa de ejemplo citamos a continuación una lista −no exhaustiva− de algunos temas que, tratados de forma superficial, distorsionan la percepción y narrativas públicas sobre el caso de Venezuela.
• “Es necesario bloquear la posibilidad de una intervención militar y el uso de la fuerza o amenaza de uso de la fuerza por una potencia extranjera”.
• “Hay que respetar la soberanía de Venezuela”.
• “El estado y gobierno venezolanos están amparados bajo las normas internacionales”.
• “El uso de la fuerza generaría la internacionalización de la crisis interna venezolana”.
• “La autoproclamación de Guaidó por la oposición como presidente interino equivale a un intento de golpe de estado contra el gobierno electo de Maduro y sus instituciones estatales”.
• “La crisis de Venezuela refleja los planes del imperialismo y la derecha por aplastar un gobierno popular y progresista”. ¿Son estas las preguntas y premisas sobre las cuales debe basarse el análisis de la situación? Veamos.
• La injerencia y la intervención militar extranjera y el uso de la fuerza existen desde hace casi dos décadas en Venezuela. Son de origen cubano. Pero además, ¿no es acaso a Nicolás Maduro al que habría que exigirle que cese de inmediato el uso de la fuerza militar y paramilitar, bajo asesoría cubana, contra la ciudadanía?
El debate sobre emplear o no la fuerza en el caso de Venezuela tiene que partir de que ya existe hace dos décadas y es de origen cubano. Por otro lado, la pregunta sobre si una persona acepta o no el uso de la fuerza en Venezuela excluye la compleja gama de variantes que bajo esa denominación existen. El empleo de la fuerza va desde una invasión en gran escala (Normandía, Irak) a una maniobra relámpago y quirúrgica (Panamá), a operaciones aéreas sin uso de fuerzas terrestres (como la ordenada por el presidente Clinton en Sarajevo), a la creación de corredores de ayuda humanitaria con espacio aéreo protegido (no fly zones), a operaciones comando para la captura, extracción o liquidación de enemigos (Bin Laden), y muchas otras acciones de naturaleza policiaca o encubierta tales como la intercepción de naves dedicadas al tráfico de drogas o el uso de drones para eliminar elementos criminales.
Equiparar el uso de la fuerza solo a acciones en gran escala con desembarcos y ocupaciones prolongadas solo tiene el propósito de confundir a incautos y neutralizar a los que desean alguna acción decisiva para sacar del poder a una pandilla de facinerosos que no se marcharán por voluntad propia.
• La soberanía de Venezuela –que radica en el pueblo– fue “expropiada” por la alianza entre Chávez y Castro, por lo que requiere ser primero rescatada. De lo contrario estaríamos respetando la soberanía de un grupo criminal transnacional. Por otra parte, desde los juicios de Nuremberg (1945-1946), la Declaración de Derechos Humanos (1948), la creación de la Corte Penal Internacional (1998) y la resolución sobre Responsabilidad de Proteger adoptada por la Cumbre de Naciones Unidas (2005) se sabe que toda soberanía está limitada. La soberanía no cubre ya la libertad de realizar crímenes como los cometidos por los nazis con el Holocausto o por Stalin al provocar deliberadamente la hambruna en Ucrania. Nadie puede invocar la protección de la soberanía de Venezuela para impedir la reacción mundial contra el genocidio que supone la hambruna y falta de medicinas en aquel país.
• Venezuela es un narco estado al que puede aplicarse la Convención de Palermo de Naciones Unidas. Transformar las instituciones estatales en una empresa criminal ya ha tenido un dramático impacto. Según el Observatorio Venezolano de Violencia, en 2018 murieron 23.047 de forma violenta −en ese periodo Naciones Unidas reportó 2.640 personas muertas de forma violenta en Afganistán−, hay un éxodo de cerca de tres millones de ciudadanos. La hambruna y desamparo médico se han tornado masivos mientras el gobierno, de forma deliberada, ignora la crisis e incluso en febrero bloqueó la entrada de toneladas de ayuda humanitaria al país. El derecho internacional lo que ampara en estos casos es la acción multilateral humanitaria –inclu- yendo el uso de la fuerza de hacerse necesario. La responsabilidad de proteger (R2P o RtoP) es un compromiso político global adoptado por las Naciones Unidas en la Cumbre Mundial de 2005. Sus cuatro objetivos clave son, precisamente, la prevención del genocidio, crímenes de guerra, limpiezas étnicas y crímenes de lesa humanidad. El narco estado venezolano ha incurrido en todas.
• La represión con grupos paramilitares. Hace dos décadas que el grupo que ha estado controlando el estado venezolano viene haciendo uso de la fuerza –y auspiciando a grupos paramilitares afines para que la empleen– contra ciudadanos pacíficos. Por otra parte, la masiva presencia de fuerzas de Cuba, las FARC, el ELN, Hezbollah y otros grupos, -así como las provocaciones rusas con su presencia militar, y sus envíos de armamentos a este represivo y violento país-, hace mucho tiempo que internacionalizaron el conflicto.
• Juan Guaidó fue elegido presidente interino por la Asamblea Nacional según lo prescribe la constitución vigente que fue redactada y aprobada en época de Hugo Chávez. Guaidó no se “autoproclamó” presidente. Es el presidente interino según esa Constitución. La comunidad internacional y las legítimas instituciones venezolanas como la Asamblea Nacional y el Tribunal Supremo de Justicia, advirtieron que para las últimas elecciones se preparaba un proceso fraudulento y anticonstitucional, por lo que no aceptarían sus resultados. Al insistir Nicolás Maduro, bajo asesoría cubana, en llevarlo adelante destruyó el último viso de institucionalidad democrática que quedaba al país. En tales circunstancias lo que dispone la constitución vigente es que la Asamblea Nacional elija a un presidente interino que convoque a elecciones tan pronto existan las condiciones necesarias para ello.
• Esto no es asunto de izquierdas versus derechas. El grupo que opera las instituciones del estado venezolano es de naturaleza criminal transnacional; no es de naturaleza política ni se guía por una ideología (aunque tenga un discurso ideológico para justificar sus acciones). Es un grupo criminal, vinculado al narcotráfico transnacional, al lavado de dinero a escala mundial, aliado y financiero de grupos terroristas como las FARC, el ELN y Hezbollah que cuentan con santuarios en su territorio, desde donde se planifican y cometen actos criminales y terroristas contra naciones vecinas. Por lo demás, la única fuerza que ha manifestado hasta hoy y con absoluta claridad sus acciones imperialistas y coloniales contra el pueblo venezolano es el régimen castrista de La Habana.
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Cubazuela: crónica de una ... by Yanka
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