EL Rincón de Yanka: "TEOLOGÍA DEL CUERPO" por JUAN PABLO II: SANACIÓN INTERIOR DEL PERDÓN POR EL AMOR DE DIOS

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domingo, 15 de octubre de 2023

"TEOLOGÍA DEL CUERPO" por JUAN PABLO II: SANACIÓN INTERIOR DEL PERDÓN POR EL AMOR DE DIOS


Teología del cuerpo 
de Juan Pablo II


Cuando el mundo cede al hedonismo y al culto materialista del cuerpo, con todas las consecuencias sociales que tiene la elevación del culto al cuerpo y la elevación del instinto a categoría de norma en el comportamiento habitual social promovido desde los massmedia, que enseñan a dejar en el armario la conciencia, la inteligencia y la razón, sacando al animal a pasear. Juan Pablo II, propone otra sociedad posible y necesaria y eleva a ese “cuerpo a una categoría inmensa”. 
La Teología del Cuerpo de Karol Wojtila requiere un estudio exhaustivo: se trata del pensamiento sobre ese tema, de un hombre que ha vivido con amor toda su vida, una vida llena de renuncias, esfuerzos y sacrificios ofrecidos a Dios, pero desde la razón y el intelecto. El mayor líder intelectual humanista de nuestro tiempo al inicio del tercer milenio, expone con claridad meridiana la importancia de la trascendencia de la vida y por ello, la de preparar al cuerpo como el templo del alma. El alma es esa fuerza a la que se refería San Pablo cuando decía (Rom 7):
“18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. 22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
La Teología del Cuerpo es el título conjunto de una serie de 129 catequesis dadas por el papa Juan Pablo II durante sus audiencias de los miércoles entre septiembre de 1979 y noviembre de 1984. Sus textos completos fueron más tarde compilados y publicados como una única obra: La Teología del Cuerpo: El Amor Humano en el Plan Divino o bien en varios tomos:Varón y mujer, La Redención del Corazón, El Matrimonio.
El punto de partida es la creación: el ser humano ha sido plasmado constitutivamente como varón y mujer. En la reflexión sobre esa idea, llega a una visión integral que permite una respuesta adecuada al problema del matrimonio y de la procreación. Por tanto, se trata de establecer lo que Juan Pablo II llama una “antropología integral” o mejor una teología del cuerpo.

A esto se refiere Juan Pablo II en su pensamiento profundo y meditado a lo largo de los años y de sus experiencia-vivencias, de la Teología del Cuerpo y eso es lo que llama la atención en unos tiempos en que todo va en contra. Los cristianos hemos de acostumbrarnos a ir contra corriente y enseñar aquello que es el bien para la humanidad y no podemos olvidar la enseñanza del Papa que vino del Este: Duc in altum ¡remad mar adentro y no tengáis miedo!




Introducción

Las catequesis de Juan Pablo II sobre la “Teología del cuerpo” son unaprofundización sobre la persona humana y su vocación al amor. Pero la personano puede vivir su amor ni expresarlo si no es en y a través de su cuerpo sexuado. Por eso las catequesis se centran en la búsqueda del significado del cuerpo humano marcado por la masculinidad y feminidad. La “Teología del cuerpo” no tiene como fin único ni principal mostrar elcontenido teórico de una antropología integral, es decir, señalar la verdad sobre la constitución del ser humano. Su meta es convertir esa verdad integral sobre elhombre creado a imagen y semejanza de Dios en un programa de vida paratodos los cristianos y especialmente para los esposos, es decir, trata de que cadauno de los cristianos realicen la verdad de su ser personal manifestada en su cuerpo sexuado, hombre y mujer, en el amor, esto es “en el don sincero de sí mismo a los demás” 1.

Ante todo «aquellos que buscan la realización de la propia vocación humana y cristiana en el matrimonio, ante todo son llamados a hacer de esta “teología del cuerpo” el contenido de su vida y de su comportamiento. En efecto, ¡quéindispensable es en el camino de esta vocación, la conciencia profunda del significado del cuerpo, en su masculinidad y feminidad!, ¡Qué necesaria una conciencia precisa del significado esponsal del cuerpo, de su significado generador; dado que todo esto, que forma el contenido de la vida de los esposos, debe encontrar su dimensión plena y personal en la convivencia, en el comportamiento, en los sentimientos!... El camino por el que Cristo conduce al hombre, varón y mujer, en el sacramento del matrimonio, esto es, el camino de la “redención del cuerpo”, debe consistir en recuperar esa dignidad en la que se realiza simultáneamente el auténtico significado del cuerpo humano, su significado personal y “de comunión”» 2.

La trascendencia y el influjo de las catequesis sobre la Teología del cuerpo está empezando a dar fruto. Uno de los mejores biógrafos del Papa, señala que la teología del cuerpo «es una de las reconfiguraciones de la teología católica más audaces desde hace varios siglos». «Una especie de bomba de relojería teológica programada para estallar con resultados espectaculares en algún momento del tercer milenio de la Iglesia ... tal vez en el siglo XXI». Hasta el momento apenas ha comenzado a configurar la teología de la Iglesia, la predicación y la educación religiosa. Pero «impulsará un extraordinario desarrollo delpensamiento a cerca de todos los temas principales del Credo» 3.

Veamos el porqué de estas afirmaciones que en principio pueden parecer exageradas. El matrimonio y la familia son desde el “principio” el “camino de salvación y de santidad” de muchos seres humanos: 
«La salvación de la persona y de la sociedad humana y cristiana está estrechamente ligada a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar» 4. Matrimonio y familia son el camino elegido y trazado por Dios desde la misma creación para llevar a cabo su designio de amor sobre la humanidad (cf. Gn 1, 24-26). El matrimonio es el camino del amor humano establecido por Dios Creador: «Creándola a su imagen... Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación, y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión. El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano» 5. La palabra innata nos indica que ser humano no elige esta vocación, pertenece a la íntima estructura de la persona humana y al sentido de su existencia; de manera que o la realiza en su vida o se frustra como ser humano:

«El hombre no puede vivir sin amor. El permanece para sí mismo un serincomprensible, su vida está privada de sentido si no se revela el amor, si no seencuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente» 6.
La otra palabra que califica la vocación al amor es “fundamental”. Lo cual quiere decir que podemos tener otras muchas realizaciones concretas de esta vocación al amor: esposos, padres, madres, sacerdotes, religiosos... incluso diversas profesiones: médicos, economistas, empresarios, abogados... Pero sea la que sea, si no está arraigada y cimentada en el amor, no sirven para nada, no tienen sentido, de nada aprovechan, están vacías 7. Pero esa vocación tiene unas exigencias concretas ligadas a nuestra naturaleza personal. El ser humano no es un ángel venido a menos ni un mono que ha tenido suerte. La persona humana es una única realidad, es “uno en cuerpo y alma”. No son dos naturalezas unidas, sino que su unión constituye una única naturaleza: “la naturaleza de la persona humana”; el ser humano en su única y propia naturaleza une en sí mismo el mundo espiritual y el material. El alma humana espiritual se expresa en el cuerpo. Por eso la persona humana es corporal, con una corporeidad sexuada, hombre y mujer, y ésta es constitutivo esencial de la persona humana; el cuerpo sexuado no es algo que “tengo” es algo que yo soy como persona.

«Es propio del racionalismo contraponer de modo radical en el hombre el espíritu al cuerpo y el cuerpo al espíritu. En cambio, el hombre es persona en la unidad de cuerpo y espíritu. El cuerpo nunca puede reducirse a pura materia: es un cuerpo “espiritualizado”, así como el espíritu está tan profundamente unido al cuerpo que se puede definir como un espíritu “corporeizado”. La fuente más rica para el conocimiento del cuerpo es el Verbo hecho carne. Cristo revela el hombre al hombre... la familia humana vive la experiencia de un nuevo maniqueísmo, en el cual el cuerpo y el espíritu son contrapuestos radicalmente entre sí: ni el cuerpo vive del espíritu, ni el espíritu vivifica el cuerpo. Así el hombre deja de vivir como persona y sujeto... El racionalismo moderno no soporta el misterio. No acepta el misterio del hombre, varón y mujer, ni quiere reconocer que la verdad plena sobre el hombre ha sido revelada en Jesucristo» 8.

Por eso es claro que la vocación al amor y el mismo amor humano, si es verdadero, envuelve a toda la persona, es una llamada al amor en su totalidad unificada: uno en cuerpo y alma. El amor abarca el cuerpo humano, haciéndole participe del amor espiritual. La vocación “innata y fundamental” al amor reclama, envuelve, implica y complica necesariamente el cuerpo sexuado, masculino o femenino. Un ser humano no puede amar sin su cuerpo, ni sin su sexualidad concreta, varón o mujer, sexualidad que define un modo concreto de ser persona. El cuerpo que es y expresa la persona en su visibilidad es siempre sexuado, de hecho,el cuerpo personal es siempre masculino o femenino. Toda relación, encuentro, comunicación y comunión interpersonal tiene la mediación del cuerpo sexuado. Sexualidad, que no es sólo genitalidad, ni “algo” que tengo, sino un modo de ser persona y por eso abraza todos los aspectos de la persona humana, en la unidad de cuerpo y alma que es la misma persona. La sexualidad afecta particularmente a la afectividad, a la capacidad de amar y de procrear, y de manera más general a la capacidad de establecer vínculos de comunión con los otros seres humanos 9.
Es la sexualidad la que sostiene la conciencia y expresa en el cuerpo la vocaciónal amor. El hombre es por excelencia un ser-en-relación. Ser persona es vivir en relación con Dios, con nosotros mismos y con los demás 10.

Esta relación interpersonal siempre está mediada por nuestro cuerpo y por nuestra
acción con, en y a través del cuerpo. Esta apertura al otro, a la alteridad, pertenece a la estructura del ser humano en cuanto persona. La relación del yo al tú es una polaridad constitutiva de la persona humana. La acción humana libre nace en estehorizonte y es una respuesta a esta relación interpersonal. Toda acción humana construye o destruye esta relación intersubjetiva. Toda acción crea comunión o destruye la comunión personal. Esto quiere decir que esta unidad en la persona humana (corporal-espiritual), no se da sólo a nivel constitutivo o esencial, sino existencial y vivencial. Es decir toda experiencia y acción humana en cuanto humana se realiza y expresa através de la corporeidad. Cuerpo y alma son inseparables en la persona, en el agente voluntario y en el acto deliberado. Es precisamente en la unidad decuerpo y alma donde la persona es el sujeto de sus propios actos 11.

Toda acción humana nace del amor y busca el amor. El amor a mí mismo o elamor a los demás 12. Ningún hombre puede dejar de buscar el amor, amar o ser amado. Todo lo que hacemos lo hacemos movidos por el amor como principio y todo lo que buscamos es el amor como fin 13. Cuando el hombre busca será cogido, aceptado, aprobado, apreciado, estimado, afirmarse a sí mismo, aplaudido, considerado, tener éxito, prestigio, fama, honor, riqueza, poder, la propia excelencia... busca el amor en sus distintos sucedáneos o expresiones. Cuando el hombre teme ser reprendido, ser despreciado, o teme no ser considerado, no valorado, tratado como inútil..., lo que teme realmente es no ser reconocido en su persona, no ser amado. Todo lo que el hombre desea, piensa, dice u obra, lo hace movido por el amor. La cuestión del amor es tan radical que afecta a todos y cada uno de los actos humanos. El amor es el sentido de la vida humana, y la búsqueda de sentido es el dinamismo más radical y potente de la vida humana:

La «pregunta del pleno significado para la vida es la aspiración central de toda decisión y de toda acción humana, la búsqueda secreta y el impulso íntimo que mueve la libertad» 14.
El hombre no puede dejar de buscar y dar un sentido a su vida. Pero esto no esde una manera general, porque el hombre necesita dar y buscar sentido en todo lo que hace. Ser hombre es dar sentido a las cosas y a las acciones. El hombre siempre busca un sentido más allá de sí mismo. Este trascenderse en la búsqueda de un sentido es la esencia de la existencia humana. Es importante notar que la pregunta por el sentido no es algo teórico (nadie o casi nadie se para a pensar cuál es el sentido de su existencia) sino una pregunta existencial; es decir, la misma vida por el hecho de ser hombre me plantea la pregunta sobre el sentido, ser hombre es existir buscando sentido 15.

La respuesta a este interrogante existencial sobre el sentido de la vida y sobre qué es el amor tampoco es teórica, no es el fruto de una reflexión. La respuesta a la pregunta por el sentido es mi propia existencia. Mi forma de vivir y actuar, mis actitudes y elecciones concretas, son la respuesta que doy a la pregunta por el sentido. Mi acción es mi respuesta a la vocación al amor, mi respuestaconcreta y real a la pregunta por el sentido. Por eso es mi acción la que define el significado que doy a mi cuerpo y a mi sexualidad. Esto es así velis nolis, es decir, me guste o no; no puedo dejar de dar un sentido a mi existencia, no puedo dejar de responder a mi vocación fundamental e innata, no puedo dejarde dar sentido a la relación que tiene mi cuerpo y mi sexualidad con el amor y por tanto al significado de mi persona. Su acción es la manera en que él vive su vocación fundamental e innata al amor, o lo que es lo mismo, su acción es la manera en que cada uno responde al significado de su propio cuerpo y sexualidad.

El ser humano es el único animal que elige quién y cómo quiere ser. Decide sobre sí mismo. Mi acción no es sobre todo algo externo, es la manera de definirme a mí mismo; en mi acción decido qué tipo de persona quiero ser, qué significado tiene mi cuerpo y mi sexualidad. Decido y configuro mi corazón, mi vida interior, así como el significado de mi corporeidad sexuada. Decido simultáneamente, velis nolis, quién es el otro para mí, y qué relación quiero tener con los demás, es decir, decido sobre el sentido de su cuerpo y su sexualidad. Más aún, en mi acción decido necesariamente y siempre sobre la relación con mi felicidad, defino dónde considero que está mi felicidad, y por ello elijo mi destino y decido quién es mi Dios. Todo esto velis nolis (quiera o no quiera, me guste o no) es en lo que consiste específicamente ser humano: elegir a través demis actos quién soy yo, quiénes son los demás, quién es mi Dios, cuál es mi destino 16.

Toda acción humana incluye necesariamente una forma de entender, configurar y vivir su corporeidad-sexuada y concomitantemente una forma de vivir susrelaciones interpersonales y en concreto la relación hombre-mujer. Juan Pablo II nos ha dejado en estas catequesis un profundo análisis del significado del cuerpo y la sexualidad según el plan de Dios Creador. Nos ha clarificado el significado de la corporeidad sexuada que permite vivir el amor humano y el sentido de la vida en plenitud frente a las presentacionesr educcionistas de las ciencias positivas que por sí mismas no pueden alcanzar la conciencia del cuerpo como signo de la persona, como manifestación del espíritu. Estás ciencias y la praxis que deriva de ellas, la cual desvincula lo corpóreo y lo espiritual en el hombre, impiden que el hombre se identifique subjetivamente con el propio cuerpo, privándole al cuerpo de su significado yde su dignidad, derivados ambos del hecho de que ese cuerpo es propiamentede la persona 17.
Además esa reducción de “lo humano” ha hecho que el «amor se halle más amenazado que nunca por un erotismo devastador» 18 que inunda nuestra sociedad a través de comportamientos y modas deshumanizadoras, a través de los medios de comunicación: Televisión, Internet, revistas... Erotismo que va socavando, fragmentando y debilitando al sujeto humano desde su juventud y que afecta a la capacidad de construir una relación interpersonal. Obviamente todo esto afecta de modo especial y radical al corazón mismo del matrimonio como relación de amor que se funda en la libertad, responsabilidad, fidelidad y generosa apertura de dos sujetos, varón y mujer al don de una vida nueva; alianza de amor donde, precisamente, el bien común, compartido de manera exclusiva en esa comunidad de vida y amor constituida por el amor esponsalentre un hombre y una mujer, es el cuerpo sexuado: se unen para «ser una sola carne», mediante “actos que son propios y exclusivos” de los esposos. Por eso es importante tener claro que no se trata solamente del cuerpo entendido como organismo, en el sentido somático, sino del hombre, que se expresa a sí mismo por medio de ese cuerpo y en ese sentido “es”, por así decirlo, ese cuerpo 19.

Decidir sobre mi cuerpo es decidir sobre mi persona, el sentido de mi vida, decidir sobre la dignidad y valor de los demás y mi entrega a ellos, es decidir sobre mi destino y mi “dios”. Por ello el cuerpo, con la consideración de la feminidad y masculinidad, es la tarea esencial del espíritu humano, mediante la adecuada madurez espiritual, se convierte en signo conscientede la persona y en autentica “materia” de comunión interpersonal; mediante la maduración espiritual descubre el significado esponsal de cuerpo, la capacidad de crear en libertad una comunión interpersonal 20.
Por todo esto queda claro que al hablar de la teología del cuerpo no esta mostratando una cuestión más o menos relevante, sino «del sustrato más profundo dela ética y la cultura humana», esto es, de la capacidad del hombre y de la mujer demanifestar y realizar el valor del cuerpo y del sexo «al servicio de la comunión de personas» 21; y que la concreta valoración del cuerpo humano sexuado «es una de las tareas y de los temas perennes de toda la cultura: de la literatura, escultura, pintura e incluso de la danza, de las obras teatrales y, en fin, de la cultura de la vida cotidiana, privada o social» 22.

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1. Cf. V ATICANO II, Gaudium et Spes, 24
2. AG 02-IV-1980, Cat. XXIII, nº 5. Así citaremos las catequesis sobre la Teología del Cuerpo: AG: Audiencia General, con la fecha y el número de catequesis en números romanos y el párrafo. Todo ello según la Edición de Cristiandad, Catequesis sobre el amor humano, Madrid 2000.
3. GEORGE WEIGEL, Testigo de la esperanza, Biografía de Juan Pablo II, Barcelona 1999, pp. 456.466. La última cita es del Card. de Venecia ANGELO SCOLA, expresidente del Instituto Juan Pablo II para el matrimonio y la familia en una entrevista realizada por WEIGEL.
5. JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, nº 11.
6. JUAN PABLO II, Redenmptor Hominis, nº 10.
7 Cf. I Cor 13.
9. Cf. CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, nº 2332.
10. CARD. RATZINGER-VITTORIO MESSORIInforme sobre la fe, Madrid 2005 2, p. 90.
11. Sobre la cuestión alma cuerpo ver: VATICANO II, Gaudium et Spes, 14, 51; CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, nº 362-366. JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, nº 11; Veritatis Splendor, 48-50.
12. «La historia no es simplemente un progreso necesario hacia lo mejor, sino más bien un acontecimiento de libertad, más aún, un combate entre libertades que se oponenentre sí, es decir, según la conocida expresión de san Agustín, un conflicto entre dosamores: el amor de Dios llevado hasta el desprecio de sí, y el amor de sí mismo llevado hasta el desprecio de Dios.» JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, nº 6.
13. «Omnis autem affectionis radix et principium est amor» SANTO TOMÁS DE AQUINOSuma Teológica I-II, q. 62, a. 2, ad 3; ST I-II, q. 28, a. 6, c. QD De Virtutibis q. 1, a. 12, ad 9. «Est autem amor prima et communis radix omnium appetitivarum operationum… Quia amor est communis radix appetitus, oportet quod omnis operatio appetitus examore causetur» Divinibus Nominis, c. 4, l. 9. «Omne agens agit propter finem aliquem. Finis autem est bonum desideratum et amatum unicuique. Unde manifestum est quodomne agens, quodcumque sit, agit quamcumque actionem ex aliquo amore» Ibid., I-II,q. 29, a. 6. : «Unde omnis actio quae procedit ex quacumque passione, procedit etiamex amore sicut ex prima causa» ad 2.
14. JUAN PABLO II, Veritatis Splendor, 7
15. Del hombre como un ser que busca en definitiva el sentido. El hombre está siempre orientado y ordenado a algo que no el él mismo; ya sea un sentido que ha de cumplir ya sea otro ser humano con el que se encuentra. En una u otra forma, el hecho de ser hombre apunta siempre más allá de uno mismo, y esta trascendencia constituye la esencia de la existencia humana. VICTOR FRANKLEl hombre doliente, Introd.
16. «Jesús relaciona la cuestión de la acción moralmente buena con sus raíces religiosas, con el reconocimiento de Dios, única bondad, plenitud de la vida, término último del obrar humano, felicidad perfecta.» JUAN PABLO II, Veritatis Splendor, 9; «Reconocer al Señor como Dios es el núcleo fundamental, el corazón de la Ley, del que derivan y al que se ordenan los preceptos particulares» Ibid., 11. Es decir toda acción moral tiene como fin reconocer a Dios como Señor.
17. AG 08-IV-1981, Cat. LX, nº 3
18. PABLO VI, Evangelica Testificatio, 13.
19. AG 04-II-1981; Cat. LV, nº 2
20. AG 01-IV-1981; Cat. LIX, nº 2-4.
21. AG 22-X-1980, Cat. XLV, nº 3.
22. AG 04-II-1981, Cat. LV, nº 2

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