llegó al cine en 1952
para contar una historia de San Lucas, Tierra Caliente
El rebozo es una prenda mexicana de vestir, muy similar a un chal, usada en México, Centroamérica y algunas zonas de América del Sur. De forma rectangular y de una sola pieza, mide entre 1.5 m y hasta 3 m de longitud, y puede elaborarse con algodón, lana, seda o artisela. Puede usarse como bufanda o como un chal. Tradicionalmente se asocia a las mujeres, las cuales a menudo los usan para cargar a sus hijo/as y llevar productos al mercado. Su rango de precio varía desde muy económicos hasta de miles de pesos. Se originó en Tenancingo de Degollado. Las personas que los elaboran se denominan reboceros.
San Lucas es un poblado como muchos otros en la región. Se come aporreadillo, se bailan los sones y los gustos calentanos, se canta a la mujer y a la luna, se juega a las cartas y se bebe alcohol entre amigos
Los hermanos Soledad y Mauro viven en lo alto de la colina. Mientras Mauro trabaja el campo, Soledad se encarga de los deberes en su pequeña casa que mira al pueblo de San Lucas, en la Tierra Caliente michoacana.
San Lucas es un poblado como muchos otros en la región. Se come aporreadillo, se bailan los sones y los gustos calentanos, se canta a la mujer y a la luna, se juega a las cartas y se bebe alcohol entre amigos: calor y cielo abierto, atavismos y religiosidad, esperanza, violencia cotidiana en la desigualdad social.
La tierra es una madre que apenas alimenta a sus criaturas con los frutos de la labranza. En San Lucas, Soledad y Mauro vivirán los contrastes de una existencia precaria, pobre. Aparecerán en la escena Alberto, el médico, y el duro campesino Roque, quien buscará poseer a Soledad como se busca la propiedad de la parcela; la mujer es trágicamente una extensión de la tierra.
Con estos personajes y circunstancias, Xavier López Ferrer escribe su novela El rebozo de Soledad, que publica en 1951.
En 1943, López Ferrer había regresado a San Lucas, terruño de sus padres y abuelos, después de titularse como médico en la Universidad Nacional. Nacido en 1919, López Ferrer heredaba la cultura de la región michoacana, y con ella en la memoria, escribió antes de El rebozo de Soledad otra novela, El gallero, historia de violencia, caciquismo y venganzas en tierras calentanas.
En una fiesta en Huetamo, López Ferrer conoció a María Soledad García Corona, la bella veinteañera nacida en Pátzcuaro, conocida en el cine como Stella Inda.
El 28 de enero de 1952 en los Estudios Churubusco de la Ciudad de México da inicio la filmación de El rebozo de Soledad, bajo la dirección de Roberto Gavaldón, quien había estrenado un poco antes La noche avanza, un film noir a la mexicana.
Gavaldón y José Revueltas realizan la adaptación a la pantalla de la novela de López Ferrer, y sitúan la historia en un ficticio pueblo llamado Santa Cruz; les interesa mirar el mundo rural mexicano, sus claroscuros, la necesidad de los campesinos de sobrevivir cultivando la tierra, sus creencias y la falta de “instrucción” para la vida. La película se cuenta a partir de la visión de Alberto, el médico interpretado por Arturo de Córdova. Nos narra la alianza entre el sacerdote (Domingo Soler) y el médico, es decir, entre la fe y la ciencia, los valores religiosos y la razón, camino que puede ayudar a la gente del pueblo. El médico, atrapado entre el deber, el amor y la vocación de servicio, vivirá a su manera una toma de conciencia social que, es probable, haya sido aportación de José Revueltas a la historia, una página llevada al cine de su literatura del “lado moridor”.
El rebozo de Soledad, con la espléndida fotografía de Gabriel Figueroa, reúne en los roles centrales a Pedro Armendáriz, Carlos López Moctezuma, Rosaura Revueltas, José Baviera y Jaime Fernández. La película se estrenó en el Cine Chapultepec de la ciudad de México el 14 de noviembre de 1952.
Hace algunos años Ediciones Garabato de Viliulfo Gaspar Avellaneda publicó obras de Xavier López Ferrer. Merecerían reeditarse para revisitar esta literatura costumbrista, que retrata el habla cotidiana, la voz de los calentanos, el microcosmos de un mundo universal.
En una parte de la novela, Soledad le explica a Alberto, el médico, la importancia que el rebozo tiene para su cultura. Alberto afirma:
“Hasta ahora lo entiendo, Soledad. El rebozo es parte de la mujer, es tu coquetería, tu lecho de amor, abrazo de tu dueño, abrigo de tu cuerpo, cuna de tu hijo, mortaja de ti misma. Es la tradición de las mujeres de tu raza. Es el alma de México que te envuelve, Soledad”.
Así lleva en sus lomos los olvidos
Alberto Robles, el doctor honesto.
ya cierra el libro y todo su contexto
pues le han llamado ya los directivos.
se encuentra con un grupo de hombres fatuos
doctores deshonestos y ambiciosos,
tramposos, vanos, viles mentirosos
entonces él comienza a sentir asco:
(Dr. Alberto Robles a los Directivos de la institución):
"....SEÑORES: sus palabras han tenido la virtud de abrirme los ojos.
ahora sé realmente lo que son ustedes. Son los mismos que al recibirse juraron ejercer la profesión como un sacerdocio.
Pero ahora son los que en los salones solo saludan a los ricos y poderosos.
Un fracaso médico no les importa tanto, como un fracaso en sociedad. Por eso han formado este círculo de malvados y elegantes tramposos.
Pero de estos círculos nunca ha salido un Pasteur, un Ramón y Cajal, un Freud.
La verdadera bondad y nobleza del espíritu los aterroriza...
Ahora sé también lo que soy yo y a donde pertenezco...de todos modos, muchas gracias".
Regresa Alberto Robles a su pueblo;
lo que nunca supuso ya lo ha sido.
Ahora sabe donde está su vida,
Por fin ya se encontró consigo mismo.
Fin.
Basado en la cinta: el rebozo de soledad, película estrenada en el año 1952, durante la época de oro del cine nacional.
Hay un detalle en la película, de la costumbre de los hijos de pedirle la mano al padre para besarle el dorso de la mano como signo de respeto. También, se lo pedía la nuera. El padre le contestaba con una bendición.
EL GALLERO. Escrita en 1946, El gallero teje una apasionada historia de amor a través de su protagonista, un joven campesino prototipo de Tierra Caliente, y su novia Rosa, quienes son víctimas del lacerante cacicazgo local.
Pasiones, anhelos, abusos y alegrías son retratados con una extraordinaria narrativa por su autor, Xavier López Ferrer, que deja sentir con toda su fuerza el carácter, las costumbres y tradiciones que se vivían a mediados del siglo XX en una región casi olvidada por la civilización.
Esta obra, que por indeterminadas razones se había mantenido oculta al público, es un monumento de la literatura costumbrista de México, y en particular, uno de los documentos más valiosos de la cultura popular e histórica de Tierra Caliente.
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