EL Rincón de Yanka: LIBRO "ISABEL LA CATÓLICA, POR QUÉ ES SANTA"

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domingo, 11 de julio de 2021

LIBRO "ISABEL LA CATÓLICA, POR QUÉ ES SANTA"


ISABEL LA CATÓLICA,
POR QUÉ ES SANTA

En pleno proceso de beatificación de Isabel la Católica, el conocido periodista José María Zavala tuvo el privilegio de acceder a documentos inéditos que le hicieron descubrir cuán poco sabíamos de la personalidad de nuestra reina más célebre.
Emotiva y apasionante, esta singular obra de investigación nos cuenta la verdadera historia de la Isabel declarada Sierva de Dios por la Santa Sede y que, por tanto, ha emprendido ya el camino hacia los altares.
Una soberana que tuvo que tomar controvertidas decisiones no siempre bien comprendidas y que ahora, a la luz de nuevos documentos históricos, cobran un inusitado valor. La auténtica y desconocida historia, valga la redundancia, de una de las mujeres más fascinantes de la Historia.

PRÓLOGO A ESTA NUEVA EDICIÓN

Conste mi más sincera gratitud y enhorabuena a Gabriel Ariza, de la editorial Homo Legens, y a mi agente literaria Marta Moreno por rescatar ahora uno de mis libros más queridos por razones obvias pues su protagonista, Isabel la Católica, es uno de los personajes más fascinantes e injustamente tratados de la Historia Universal de todos los tiempos. Hace justo cinco años que la editorial Planeta apostó por esta obra que desmonta la falsa leyenda negra entretejida por espurios intereses contra la mejor reina que jamás ha tenido España. La obra se había convertido ya en una rara pieza bibliográfica de la que tan sólo podía encontrarse en el mercado un puñado aislado de ejemplares a precios desorbitados. El libro se presentó en su día en Madrigal de las Altas Torres, en la provincia de Ávila, donde nació su protagonista el 22 de abril de 1451 y mereció dos ediciones en tan sólo un mes desde su publicación. Ahora, con el impulso dado al proceso de beatificación de Isabel la Católica, declarada Sierva de Dios por la Santa Sede en atención a su vida virtuosa, esta nueva edición servirá sin duda para extender aún más su egregia figura, tergiversada hoy por ignorancia o mala fe, a la luz de los documentos que obran en la Positio a la que he tenido el privilegio de acceder. Sería injusto no agradecer de nuevo a Santiago Velo de Antelo, editor de Isabel, la revista internacional de la Sierva de Dios, que tan generosamente me brindó los testimonios de conversiones y/o curaciones por intercesión de Isabel la Católica recogidos en la cuarta parte de esta obra; así como a su padre, José María Velo de Antelo, embajador de España y gran devoto de la protagonista de estas páginas. Acercarnos al personaje humano de Isabel I de Castilla, aunque hayan transcurrido seis siglos desde entonces, nos ayudará a entender por qué su papel de esposa y madre, unido a su defensa inquebrantable de la fe católica, constituyen hoy un ejemplo insoslayable para una sociedad que ha renegado de Cristo y busca la felicidad en las cosas materiales.

José María Zavala, en Madrid a 22 de abril de 2019,
en el Aniversario del nacimiento de Isabel la Católica.

INTRODUCCIÓN

LA HORA DE LA VERDAD

El gran historiador francés Jean Dumont sentencia sobre nuestra protagonista, en su excelente obra La Incomparable Isabel la Católica: “La santidad de Isabel ha quedado establecida, sin discusión posible, en los 28 gruesos volúmenes de documentos que ha reunido el postulador de su Causa de beatificación, el padre Anastasio Gutiérrez”. Pero acto seguido, el historiador galo se lamenta así: “Por desgracia no podemos hacer referencia al contenido de esta documentación fundamental, que es una gran aportación a la historia, por no tener acceso a ella”. 

Dumont, como tantos otros insignes autores y devotos de la reina de Castilla, que hoy siguen siendo legión, celebrará sin duda que al fin podamos exhumar en estas mismas páginas lo más granado de ese arsenal inédito de documentos que durante 42 años nada menos, desde que se presentó a la Congregación para las Causas de los Santos en Roma, el 18 de noviembre de 1972, ha dormido en los polvorientos sótanos del Vaticano. Previamente se requirieron 12 largos e interminables años de investigación, desde 1958 hasta 1970, para examinar más de 100.000 documentos, de los que finalmente se escogieron 3.160 repartidos en 27 tomos, el primero de ellos con dos volúmenes. 

El celo apostólico y la devoción a la reina Isabel del sacerdote claretiano Anastasio Gutiérrez, nombrado Postulador de su Causa en 1962, resultó decisivo para elaborar la Positio, a cuyo contenido esencial el lector tiene ahora acceso por primera vez. En justo homenaje a la memoria del padre Gutiérrez, fallecido el 6 de enero de 1998, Fiesta de la Epifanía, sin ver colmado su anhelo de elevar a Isabel la Católica a los altares, añadamos que él es el verdadero inspirador de estas páginas, fruto de un estudio titánico. Anastasio Gutiérrez hizo sus votos perpetuos en la Congregación claretiana el 18 de diciembre de 1927, siendo ordenado sacerdote el 15 de junio de 1935. Cuatro años después cursó estudios jurídicos en Roma, donde obtuvo el doctorado en la Universidad Lateranense. Tan sólo dos años le bastaron como Postulador (1948-1950) para obtener la canonización de su Fundador, San Antonio María Claret, e introducir su fiesta en el calendario universal. Su trabajo eclesial fue breve e infatigable durante el Concilio Vaticano II (1962- 1965) como perito del mismo; y largo y fecundo como catedrático de Derecho Canónico en la Universidad Laterana (1953-1981), pro-decano (1968-1971) y decano (1972-1981); fue también consejero de la Congregación del Clero, de las Iglesias Orientales, y de la Causa de los Santos. Y ahora no queda otro remedio que rendirse a la evidencia de sus irrecusables argumentos sobre la santidad de Isabel, y los de numerosos testigos que durante 80 sesiones, desde julio de 1970 hasta noviembre de 1972, declararon en el Proceso Ordinario diocesano de Valladolid, en cuya localidad de Medina del Campo falleció nuestra regia protagonista. El propio Relator ad casum de la Positio, Justo Fernández Alonso, hace balance así de la misma: 

“No sólo se han superado los escollos que una crítica ligera podía oponer a la santidad de la Reina Isabel (legitimidad de la sucesión al trono, legitimidad del matrimonio con don Fernando de Aragón, la Inquisición, la expulsión de los judíos, la reforma de la Iglesia y de las Órdenes religiosas, las tensiones con Roma, etc.), sino que de la documentación disponible emerge una figura señera de santidad, ensalzada por sus coetáneos y por la investigación posterior a cumbres que parecían increíbles, si los testimonios no fueran tan numerosos y concordes”. 

Aclaremos que Isabel no fue una santurrona. Era una mujer bonita y elegante, alta, rubia, de ojos azul verdosos… Una top-model del siglo XV que amaba la música, la poesía y el teatro, y que era una excepcional amazona. Pero ante todo, Isabel amaba a Dios y al prójimo. Empezando por su propio marido, el rey Fernando, con quien se desposó tras la muerte repentina de su primer pretendiente, y siguiendo por cualquiera de sus súbditos, sin excluir al último de ellos. 

Parapetados, insistimos, en testimonios y legajos irrefutables, nos disponemos a desmontar esa infundada “leyenda negra” sobre el Descubrimiento y la Evangelización de América, la expulsión de los judíos, la Inquisición o la reconquista del Reino de Granada; sin renunciar, claro está, a desvelar las grandes pasiones de esta irrepetible mujer de carne y hueso que algún día, si Dios quiere, subirá a los altares. Advirtamos también que esta obra, en sintonía con la Positio en la que se inspira, es una vida elaborada para un proceso de canonización, y no la historia del reinado de Isabel la Católica bajo todos sus aspectos Por esa razón hemos dividido este trabajo en cuatro partes, en la primera de las cuales, titulada “La mujer”, trazamos una completa semblanza humana de nuestra protagonista, resaltando los aspectos más curiosos y desconocidos de su vida pero sin perder de vista nunca su carácter ejemplar. 

El lector descubrirá así, entre otras muchas cosas, hasta qué punto Isabel levantaba desenfrenadas pasiones entre los hombres por sus irresistibles encantos naturales; conocerá los entresijos del macabro hallazgo de la momia de su hermanastro, el rey Enrique IV, y todo lo que de ello se desprende; entenderá el gran sufrimiento que le produjo el fallido atentado contra su marido Fernando de Aragón y la irreparable pérdida de algunos de sus hijos, además del auténtico calvario soportado con Juana la Loca, sin desfallecer jamás ni perder la confianza en Dios. En la segunda parte, “La reina”, desmenuzamos los más grandes y polémicos asuntos de su Reinado que ya hemos anticipado. Desde la mal llamada expulsión de los judíos, dado que se trató en realidad de la suspensión del permiso de su permanencia en España, a modo de pasaporte actual, sin que ello representase injuria alguna, en contra de lo que se ha dicho y escrito; hasta el fenómeno de la Inquisición, cuya realidad ha sido generalmente enfocada “desde un falso planteamiento”, como denuncia el postulador Anastasio Gutiérrez, sin que los historiadores se hayan detenido en la verdadera razón que puso en marcha todo el aparato inquisitorial del Reino de Castilla: el fenómeno religioso de los “conversos”. Abordaremos igualmente sin complejos, escudados una vez más en la verdad, la reconquista del Reino de Granada, con la cual Isabel y Fernando no hicieron sino coronar una empresa comenzada en el año 718 en Covadonga y continuada durante casi ocho siglos.

Y desmenuzaremos finalmente, cómo no, el Descubrimiento y Evangelización de América, cuya razón principal, una vez examinada la abrumadora documentación que todavía hoy se conserva, no fue otra que la expansión de la fe de Cristo, sin la menor concesión por tanto a inexistentes cálculos crematísticos. En la tercera parte, “La virtuosa”, pasamos revista con ejemplos y anécdotas reales a todas y cada una de las virtudes que, en grado heroico, vivió Isabel de Castilla: desde la fe, esperanza y caridad, hasta la humildad, fortaleza, templanza, justicia y prudencia; virtudes todas ellas esenciales en la vida de una persona y no digamos ya en un gobernante. Por último, en la cuarta parte titulada “Favores y fama de santidad” ofrecemos al lector testimonios actuales de una treintena de favores, que algunos prefieren llamar milagros, alcanzados por intercesión de Isabel la Católica: desde curaciones sorprendentes y conversiones tumbativas, hasta matrimonios salvados in extremis y empleos llovidos del cielo. Así que, sin más preámbulos, conozcamos ya las armas de la mujer y reina más célebre en la Historia de España

Isabel la Católica. ¡Santa súbito! Conferencia del Padre Dr. Javier Olivera Ravasi 

Recién iniciado el siglo XX, la figura de la reina Isabel volvió a suscitar el interés sobre todo de las instituciones, puesto que se realizaron diversos actos en conmemoración del IV Centenario de su muerte. En la Real Academia de la Historia, el elegido para el discurso fue el Conde de Cedillo, quien llevó a cabo no sólo el consabido repaso por el reinado de Isabel, sino una valoración ciertamente notable de todos los estudios realizados sobre la reina hasta esa época. Asimismo, el catedrático Fernando Brieva y Salvatierra, de la entonces Universidad Central de Madrid (actual Complutense), dedicó a la Reina Católica su discurso inaugural del año académico 1904-05; por otra parte, el erudito Ildefonso Rodríguez Fernández, autor de la Historia de Medina del Campo (1904), realizó importantísimos descubrimientos de la villa donde nació Isabel ligados al devenir de la reina.
El hispanista norteamericano William Thomas Walsh inició la década de los 30 con la publicación de su estudio Isabella of Spain (traducida al español por Alberto Mestas en 1943, Isabel la Cruzada), que supuso un soplo de aire fresco venido del Atlántico en el monocromo panorama biográfico de la Reina Católica y fue muy citado por los eruditos posteriores. La historiografía hispana de la postguerra, comprendida cronológicamente entre las décadas de los 40 y 50 del siglo XX, convirtió a Isabel la Católica en una figura cuasi sobrenatural, y a la época de los Reyes Católicos en un antecedente exegético del franquismo. Conceptos y términos hasta entonces usados por los historiadores para describir el reinado de Isabel I, como, entre otros ejemplos, "unidad nacional" o "cruzada", pasaron a convertirse en vocablos cargados de connotaciones políticas, derivadas de la soberbiosa fuerza de los vencedores en el conflicto, quienes no tuvieron apenas recato en adueñarse para su propio provecho de los logros conseguidos por la Reina Católica, como puede observarse en las intervenciones que eruditos de la época (Angulo Íñiguez, Pemán o el Conde de Altea, entre otros) realizaron con ocasión de celebrar el V Centenario del nacimiento de doña Isabel (1951).

Pero en el plano de la divulgación, en esta época merece la pena destacar algunas pequeñas obrecillas en tanto que fomentaron durante muchos años el conocimiento que los españoles tuvieron de su pasado; es el caso, por ejemplo, de la obra de Fernando Laína, La reina Isabel (anecdotario de la Reina Católica), impreso en el mismo año del V Centenario del nacimiento de la reina dentro de la famosa colección Libros para la juventud de la madrileña editorial Hernando, con las inolvidables ilustraciones de Rivas. En la misma línea cabe inscribir el estudio del diplomático ecuatoriano J. Salvador de Lara (Semblanza apasionada de Isabel la Católica, 1957), cuya obra se centra en destacar el papel de la reina en tanto conquistadora de América y, por consiguiente, creadora del espacio común iberoamericano. De entre toda esta historiografía, aun con sus defectos de politicalización, es destacada la obra de Juan de Contreras, Marqués de Lozoya, Los orígenes del Imperio español. La España de Fernando e Isabel, salida de las prensas en el mismo año en que España finalizaba su fratricida conflicto. Aun con las consabidas consignas de exégesis entre el pasado de los Reyes Católicos y el presente franquista, también fueron notables las biografías de Llanos y Torriglia (1941) y Silió Cortés (1943).

A finales de los años 60 en la historiografía hispana todavía podían encontrarse algunos restos de interesadas y parcialísimas interferencias políticas en el análisis de la reina Isabel, como, por ejemplo, algunos discursos del propio general Franco, reproducidos por Blas Piñar (uno de los ideólogos del franquismo radical) en la revista que entonces dirigía, Cultura Hispánica (1967). Pero en la misma época también vieron la luz dos de los más grandes estudios sobre la Reina Católica, caracterizados por la rigurosidad científica y el amplio cotejo de fuentes documentales: el de Antonio Rumeu de Armas (Política indigenista de Isabel la Católica, 1969) y, en especial, la biografía isabelina del Padre Tarsicio de Azcona, que ha conocido numerosas reimpresiones a lo largo de todo el siglo XX dentro de su primigenia editorial, la Biblioteca de Autores Cristianos. La obra del Padre Azcona es fundamental para el conocimiento de Isabel I, y representa en el siglo XX el avance que en el XIX produjo el estudio de Clemencín, teniendo además un mérito mayor, pues se aparta del análisis exclusivamente religioso y espiritual que otros clérigos, como el Padre Cereceda (Semblanza espiritual de Isabel la Católica, 1946) o el Arzobispo García y García de Castro (Virtudes de la Reina Católica, 1961) habían realizado anteriormente. Es la obra del Padre Azcona una completa biografía, rigurosa y concienzuda en el plano historiográfico, de obligada consulta para cualquier interesado en el conocimiento de la Reina Católica.

Los años 70 del siglo XX, en pleno auge de corrientes historiográficas más preocupadas por el la Historia de lo colectivo que de lo individual, vieron recoger varios frutos de enorme importancia, sobre todo los emanados del vallisoletano Instituto «Isabel la Católica» de Historia Eclesiástica, dirigido por Antonio de la Torre y del Cerro, autor asimismo de una ingente cantidad de trabajos sobre documentación de la época isabelina entre los años 50 y 60. Al abrigo de esta institución y de tal director crecieron los más reputados especialistas hispanos en la época de la Reina Católica, como Luis Suárez Fernández, V. Rodríguez Valencia, M. A. Ladero Quesada y Mª I. del Val, autora en 1974 de una biografía de Isabel en su época de princesa de Castilla. Sin embargo, durante los años 70 y 80 primaron los trabajos acerca de aspectos del reinado, sociales, económicos y políticos, así como a la publicación de documentos, dándose prioridad a estas investigaciones y dejando bastante al margen los aspectos biográficos, quizá poniendo un poco de espacio temporal en la abusiva tendencia al ensalzamiento de Isabel I en las décadas anteriores.

Pero los lustros final e inicial de los siglos XX y XXI han vivido lo que puede denominase como un auge de los estudios biográficos sobre Isabel la Católica. Inició el camino Ríos Mazcarelle (1996), continuando con sus estudios sobre la realeza española, y lo siguieron San Miguel Pérez y Peggy Liss (1998) y González Sánchez (1999). Alvar Ezquerra (2002) se preocupó más por los aspectos personales de la reina, mientras que en el 2003 David A. Boruchoff editó una serie de ensayos críticos sobre Isabel, destinados preferentemente a la comunidad académica norteamericana. Enfocado hacia este mismo ámbito, y en línea con el auge de este tipo de estudios en el panorama estadounidense, se halla el ensayo de Bárbara F. Weissberger, que aplican teorías feministas-materialistas al análisis de la imagen que la Reina Católica. De vuelta al entorno académico peninsular, y dentro del año 2003, se sitúa la biografía isabelina del académico Manuel Fernández Álvarez, tan amena, pulcra y documentada como todas las obras de este gran historiador; más erudita y compacta es la del también académico Luis Suárez Fernández, uno de los mayores expertos en el reinado de los Reyes Católicos en conjunto. Ya en el 2004, estimulados por el Quinto Centenario de la muerte de la reina, y además de toda una serie de trabajos colectivos, vieron la luz las biografías de Javierre (basada preferentemente en aspectos espirituales) y de Mª I. del Val, una puesta al día altamente recomendable de todas las tendencias biográficas con respecto a una figura estudiadísima, pero que todavía continúa (y continuará en el futuro) suscitando la atención de estudiosos e investigadores, por la tremenda importancia de su personalidad en el devenir de la Historia.
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Fuentes:
-Mcnbiografías
-Luis Suárez Fernández. Los Reyes Católicos. ARIEL-2005

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