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Dirigida a todas las personas, instituciones y autoridades interesadas en la misión de la familia en el mundo contemporáneo
Hace pocos días, de tertulia con amigos más bien cultos sobre los problemas actuales de la familia, se me ocurrió comentar la importancia de su participación en la solución de tantas cuestiones colectivas. Ciertamente, muchos temas humanos y sociales no recibirán soluciones desde la política. Pero parece preciso que los hogares cristianos no se cierren en sí mismos, sino que acudan a los nuevos Areópagos de que hablaba Juan Pablo II.
En ese contexto, hice una referencia a la Carta de los derechos de la familia, preparada por la Santa Sede, a raíz de una sugerencia expresada en el Sínodo de obispos celebrado en 1980, y recogida en el número 46 de la consiguiente Exhortación Familiaris Consortio. Con sorpresa por mi parte, ninguno de los contertulios conocía la existencia de ese documento vaticano, publicado en 1983, como “carta de los derechos de la familia presentada por la Santa Sede a todas las personas, instituciones y autoridades interesadas en la misión de la familia en el mundo contemporáneo”.
La propuesta sinodal arrancaba de la comprobación de que familia y sociedad chocan a menudo: “la situación que muchas familias encuentran en diversos países es muy problemática, sino incluso claramente negativa: instituciones y leyes desconocen injustamente los derechos inviolables de la familia y de la misma persona humana, y la sociedad, en vez de ponerse al servicio de la familia, la ataca con violencia en sus valores y en sus exigencias fundamentales. De este modo la familia, que, según los planes de Dios, es célula básica de la sociedad, sujeto de derechos y deberes antes que el Estado y cualquier otra comunidad, es víctima de la sociedad, de los retrasos y lentitudes de sus intervenciones y más aún de sus injusticias notorias”.
Lo dice la Iglesia: “La educación sexual que es un derecho básico de los padres, -leemos en el artículo 5 de la Carta de los Derechos de la Familia- debe ser impartida bajo su atenta guía, tanto en casa como en los centros educativos”.Lo dice la Ciencia: ”Son las manos infinitamente cuidadosas de los padres y no ningunas otras, por sabias que sean -escribe el Dr. Marañón- las que tienen la máxima eficacia para llevar a cabo la iniciación sexual”.
El deber derecho de los padres es anterior al Estado. Es decir, es un derecho que existe y que el Estado puede, o no, respetar. La educación de los hijos es principalmente deber y responsabilidad de los padres.
En la actual Declaración Universal de Derechos Humanos, el artículo 26 señala el derecho de los padres a elegir la educación que prefieren para sus hijos, y es más significativo aún el hecho de que los firmantes incluyan este principio entre los básicos que un Estado no puede negar o manipular.
Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones (art. 27.3 Constitución Española).
Los Padres sinodales pretendían defender con claridad y fuerza a la familia contra las usurpaciones intolerables de la sociedad y del Estado. Por eso, la Exhortación presenta un elenco de derechos, que la carta posterior desarrollaría sistemáticamente, con una metodología práctica. Los autores, conscientes de que estos derechos habían sido expresados ya en otros documentos, tanto de la Iglesia como de la comunidad internacional, los presentaron de modo orgánico y ordenado, con indicación de “fuentes y referencias”. En el Sínodo se habían recordado, entre otros, los siguientes derechos de la familia:
− a existir y progresar como familia, es decir, el derecho de todo hombre, especialmente aun siendo pobre, a fundar una familia, y a tener los recursos apropiados para mantenerla;
− a ejercer su responsabilidad en el campo de la transmisión de la vida y a educar a los hijos;
− a la intimidad de la vida conyugal y familiar;
− a la estabilidad del vínculo y de la institución matrimonial;
− a creer y profesar su propia fe, y a difundirla;
− a educar a sus hijos de acuerdo con las propias tradiciones y valores religiosos y culturales, con los instrumentos, medios e instituciones necesarias;
− a obtener la seguridad física, social, política y económica, especialmente de los pobres y enfermos;
− el derecho a una vivienda adecuada, para una vida familiar digna;
− el derecho de expresión y de representación ante las autoridades públicas, económicas, sociales, culturales y ante las inferiores, tanto por sí misma como por medio de asociaciones;
− a crear asociaciones con otras familias e instituciones, para cumplir adecuada y esmeradamente su misión;
− a proteger a los menores, mediante instituciones y leyes apropiadas, contra los medicamentos perjudiciales, la pornografía, el alcoholismo, etc.;
− el derecho a un justo tiempo libre que favorezca, a la vez, los valores de la familia;
− el derecho de los ancianos a una vida y a una muerte dignas;
− el derecho a emigrar como familia, para buscar mejores condiciones de vida.
Me he limitado en estas líneas, para no alargarme, a incluir el texto de Familiaris Consortio. En el fondo, quería recomendar una lectura detenida de la Carta de 1983.
VER+:
1. La familia: concepto La familia, al estar regulada por el Derecho, es una institución jurídica pero, ante todo, lo es social, ya que se ha considerado a la familia como fundamento mismo del Estado. No existe, sin embargo, precepto alguno en la Constitución Española ni en la legislación ordinaria en el que se defina a la familia.
Esto es lo que se va a enseñar a nuestros hijos y se impondrá de tal manera que todo aquel que lo denuncie será un disidente a perseguir. La educación de los hijos, un derecho fundamental, está en peligro de muerte y este documental llama a luchar para recuperarlo ante la nueva dictadura del siglo XXI.
La Ideología de Ggénero tiene además como principal objetivo la sexualización de los niños y para ello lo mejor es adoctrinarlos lejos de sus casas y de la influencia de sus padres: en los colegios.
En el documental The war on children (Guerra contra la niñez) se muestra con ejemplos muy claros cómo se quiere manipular a los ninos con la llamada “educación sexual”. Libros de texto en la escuela en los que se enseña a los niños a masturbarse o también prácticas con las niñas para que aprendan a colocar un preservativo. Esto es lo que se hace en colegios de todo el mundo sin que en muchas ocasiones los padres lo sepan.
Este adoctrinamiento es precisamente el que los expertos profamilia denuncian en este pequeño documental, una alianza entre muchos países e instituciones como Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud, el Fondo de Población de la ONU o la Unesco. Todos juntos colaboran para imponer esta nueva dictadura.
La ideología de género es prioritaria y lo abarca ya prácticamente todo. No hay país que escape a su influencia y por ello el objetivo a eliminar es la familia, último bastión de protección de los ninos.
Cuenta el documental cómo la ONU ha editado un cuadernillo para ninos con SIDA que se centra en el placer sexual con parejas del mismo sexo. O cómo la Organización Mundial de la Salud defiende que se informe a niños de entre 0 y 4 años sobre la masturbación e incluso la petición de la Unesco para que se enseñe a niños de 9 años “estimulación sexual” ya sea con ninos del otro sexo o del mismo.
Más grave si cabe es lo de Unicef, la llamada ONG de los niños, que en un folleto define así las “situaciones en las que se obtiene placer sexual”: en primer lugar con la masturbación, en segundo con las relaciones en pareja ya sean “heterosexuales, homosexuales o bisexuales”. Y por último, “la respuesta sexual dirigida hacia objetos no humanos, animales, personas menores o personas que no consienten: las parafilias”.
VER+:
“Vivencias sexuales a través de juegos eróticos” para menores de seis años en Navarra. El Gobierno de Navarra obliga a todos los centros escolares a imponer desde el nacimiento laideología de género a todos los menores. La consejera de Educación dice que los "juegos eróticos" con menores "no son orgías, es jugar a papás y a mamás".
Pontificio Consejo Para La ... by on Scribd
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