EL Rincón de Yanka

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jueves, 28 de diciembre de 2017

NOCHE DE SANTOS INOCENTES: ÁNGELES TIRADOS EN EL BASURERO

EN LA MISMA NOCHE DE LOS SANTOS INOCENTES, 
TIRARON A UNOS ÁNGELES EN UN BASURERO

ESTO NO ES UNA INOCENTADA. ES VERÍDICO Y REAL. ME PASÓ A MÍ. 


Lo increíble y sorprendente es que yo estaba detrás de un bajorrelieve de terracota semividriado de ángeles * desde que lo había visto inicialmente desde hace más de quince años, en un escaparate de un establecimiento de decoración e interiorismo, pero ya estaba reservado, vendido y agotado. Pero, siempre preguntaba por cualquier tienda si tuviesen dicha obra. Pasaron los años y dejé de buscar y de preguntar. 

Al cabo de quince años, el 28 de diciembre de 2016 por la tarde, cuando mi cuñada pasaba por una calle alejada de su casa, que por cierto, nunca transitaba por ella, le llamó la atención dicho abandono de ángeles al lado de un basurero; le recordó el bajorrelive tan buscado por mí.
Me envió la foto por whatsapp, preguntándome si era la que yo buscaba. No me lo podía creer. Le pregunté qué por dónde estaba y me dio su situación exacta del número de la calle, al lado del basurero. Aunque ya hubieran pasado algunas horas, fui a ver si todavía estaba. No me lo podía creer. Pensaba que ya era tarde y que otros lo habían ya llevado. Eran como las once de la noche. Faltaba poco para que pasara el camión de la basura. 


Sí, y ahí estaba, esperándome... ¡ALELUYA! ¡ALELUYA! ¡ALELUYA! 

Estaba intacto, como yo lo recordaba. Era el mismo que estaba buscando desde hacía bastante tiempo...
Empecé a reflexionar sobre el significado de este "casual" suceso que, al mismo tiempo, también, sobre la fiesta de los santos inocentes que habían sacrificado sus infantes y efímeras vidas por el Niño Salvador Enmanuel.


Según la tradición católica y el Evangelio de San Mateo (2, 16), cuando reinaba Herodes en Judea, los Reyes Magos se dirigieron a Belén a adorar al Mesías, guiados por una estrella. Pero cuando este Rey se enteró, y ante el temor de perder su trono, intentó por todos los medios localizar al niño Jesús para deshacerse de él. Por este motivo pidió a los Reyes Magos que a su regreso le informaran de dónde estaba el pequeño. Sin embargo, éstos recibieron un mensaje de Dios, avisándoles de las intenciones que tenía Herodes y no lo hicieron. Entonces, guiado por su afán de mantener el trono y al desconocer quién era Jesús, ordenó asesinar a todos los menores de 2 años. Pero el Mesías estaba ya en Egipto ya que sus padres habían recibido un mensaje divino que les avisaba de esta fatal amenaza. Así, todos los bebés que fueron asesinados entones son los Santos Inocentes.



Esta celebración también tiene un origen pagano en la Edad Media. Es entonces cuando combinaron este rito con otro denominado «la fiesta de los locos». Ese día todo estaba permitido y la culpa no podía recaer sobre nadie. Era una jornada en la que el desenfreno y el jolgorio eran los protagonistas, por lo que la Iglesia decidió que se celebrara el día 28 para calmar las excentricidades de sus participantes, haciéndola coincidir con el día de los Santos Inocentes. Se inició así la unión pagano-religiosa de esta fiesta.
Vivimos tiempos locos de verter lo mejor y comprar lo peor. Tiempos de la obsolescencia programada y mercantilista y "cosifista". Cada vez nos hemos paganizado más que nunca, somos cada vez más bárbaros, más locos, hemos perdido el sentido común que es el menos común de los sentidos... Hemos perdido los frenos de la razón y de la conciencia. Todo vale sin mirar sus consecuencias. Y nos dirigimos al precipicio del caos y del vacío existencial.


Tiempos de personas necias y mastuerzas... Que confunden el valor con el precio. Que siguen las modas superficiales y borreguiles...

Tiempos de hombres caídos que dejan tirados a ángeles victoriosos...

* Era un bajorrelieve de terracota semividriado con toques de pan de oro de ángeles guercinos barrocos (pieza agotada y valorada en más de 1.500 €s), arrinconado al lado de un basurero en pleno centro de la ciudad.

"Porque todo el que pide, recibe; 
y el que busca, halla; y al que llama, 
se le abrirá". 
Mt 7,8


"Aún más, a nada concedo valor 
cuando lo comparo con el bien supremo 
de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. 
Por causa de Cristo lo he perdido todo, 
y todo lo considero basura 
a cambio de ganarlo a él". 
Flp 3,8




LOS SANTOS INOCENTES - JULIO AZZARONI


En el día de los santos inocentes 
que la inocencia te valga. 
Yo me pongo de su lado y 
felicito a los que tienen la cara.
Voy con ellos a encontrar en la inocencia 
el futuro de la raza. 
La inocencia no es virtud para la risa. 
La historia prueba con ganas 
que andan muchos culpables por la vida
y hay inocentes con trampa.

Yo prefiero ver con suerte al generoso 
que al que trabaja, le alcanza,
que se quedan con los besos, los que aman
y a los traidores encanan...
Y les pido mil perdones este día, 
a las fieles defraudadas,
y quisiera en este siglo que prometan 
que no cambiarán en nada.

Sean así, La Verdad las necesita, 
clara y limpia la mirada.
Tengo fe que ya vendrán tiempos mejores 
de amanecer en el alma.
Y que el hombre recordará en el futuro, 
sólo izar banderas blancas.
Sino fuera lo que digo y lo que siento: 
que la inocencia me valga.


miércoles, 27 de diciembre de 2017

⛪ NACE JESÚS... ¿RENACERÁ LA IGLESIA (LA CRISTIANDAD?

PETICIONES AL NIÑO DIOS: 
POR LOS SACERDOTES, LOS SEMINARISTAS...
Nace Jesús... ¿Renacerá la Iglesia?
"Que la institución hipostática de poder eclesiástico deje paso a la autoridad eclesial al servicio de todos"
¡Unos 100,000 sacerdotes han abandonado el ministerio desde los años 70 hasta el día de hoy! (y parece que nadie se inmuta ante semejante catástrofe...)
Abusando de la magnanimidad de nuestro Señor, que nace para salvarnos de nuestros pecados, y también para atender nuestras súplicas y peticiones, y para reforzar además la idea de que la Utopía no es patrimonio de la izquierda, tanto política como religiosa, sino de todos, y todos tenemos derecho a ejercitarla alguna vez (¡qué mejor momento que ahora, delante del Niño Dios!), preocupado por la crisis del santísimo ministerio sacerdotal, degradado por las prácticas institucionalistas que lo oprimen hasta ahogarlo (parece que irreversiblemente, si Dios no lo remedia...), y preocupado por la crisis de fe que asola el mundo, sobre todo a los países desarrollados, y en profundo espíritu de adoración, junto con los ángeles y los pastores, yo me atrevo a pedir al Señor lo siguiente:

Libertad pastoral completa para los sacerdotes, en especial para los pequeños sacerdotes. Hay vida fuera de los muros de la parroquia. Es más, la vida está fuera de las parroquias, no dentro.

El modelo parroquial-ritualista ha fracasado. No podemos seguir condenando a los sacerdotes, en especial a los pequeños sacerdotes, a una frustración completa. ¡Unos 100,000 sacerdotes han abandonado el ministerio desde los años 70 hasta el día de hoy! (y parece que nadie se inmuta ante semejante catástrofe...) ¿Cuántos cientos de miles más necesitamos para tomar conciencia de la fatalidad de esta situación? Luego se levantan problemas que son simple consecuencia de lo anterior (casamiento para los sacerdotes, curas casados porque faltan sacerdotes, etc.).

Que los sacerdotes puedan ejercer el ministerio que el Señor quiere para cada uno de ellos, sin ningún tipo de impedimento ni restricción. Libres hasta para cometer errores. En este mundo globalizado interconectado electrónicamente, hay muchos mundos todavía por conquistar y evangelizar para el Señor (prensa, radio, televisión, universo Internet, YouTube, redes sociales...).

Y además, que a los sacerdotes les mantenga el Pueblo de Dios, que está dispuesto a sostener -¡y más que sostener!- a sus pastores (no hay más que ver a los pastores evangélicos, y eso que no están ni medianamente formados, por no sacar otros temas).

Que los seminaristas salgan todos ellos con un máster en relaciones internacionales, y otro máster en economía debajo del brazo. Así saldrán con al menos algún conocimiento del mundo que están llamados a evangelizar.

Evangelizar es mucho más que imponer ritualismos y rogativas. El mundo está hambriento de Palabra vivificadora. Si no conocemos el mundo, no lo podremos jamas evangelizar. Y si además nos preocupa tanto la pobreza, que al menos sepamos someramente las causas de la misma, para poder erradicarla completamente, cosa que no se podrá hacer jamás desde el "utopismo" ("¡por un mundo mejor!") ni desde el "buenismo" ("¡mirad qué bueno soy porque hablo de los pobres!, pero no me preguntéis cómo los puedo sacar de la pobreza, porque no tengo ni idea...").

Y todos los seminaristas, certificados en coaching y PNL. La dirección espiritual y la confesión están en decadencia, mientras que los servicios de coaching y PNL están cada vez más demandados. Algo falla en el modelo que estamos ofreciendo. No estoy diciendo que los sacerdotes sean simplemente sean couchés. Estoy diciendo que tienen que conocer las técnicas de coaching y de la PNL, para mejorar 180° la práctica de la dirección espiritual y de la confesión. Demasiados neuróticos se pueden crear con una mala praxis en el confesionario...

Que los seminaristas (y los sacerdotes lo hagan ordinariamente) sean capaces de dirigir oraciones comunitarias de alabanza, de adoración, de petición, de acción de gracias, de intercesión... ¡sin leer!. Y si alguno tiene necesidad de leer algo, que se lea y proclame la Palabra de Dios, que es Palabra revelada.

Falta Palabra de Dios y sobran palabras y devocionales privados, creados con muy buena intención, pero que son absolutamente limitados e incompletos. Y hay gente que los toma como "palabra de Dios" revelada, creándose la confusión que actualmente existe.
Ofrecer una espiritualidad encarnada, que transmita lo mejor de nuestra espiritualidad milenaria, y que vaya además totalmente acorde con los modelos científicos, especialmente las neurociencias.
Los retiros y ejercicios espirituales "religiosos" están en decadencia, mientras que los retiros y ejercicios de meditación personal espiritual no religiosa se están poniendo de moda. De hecho hay un negocio creciente de turismo espiritual que es tremendamente floreciente en algunos países, por ejemplo USA. Y quienes los dirigen son fundamentalmente monjes budistas que están creando escuela, incluso entre neuropsicólogos de prestigio. Si no entramos en este mundo, nos quedaremos vistiendo santos, o mejor, colocando vestiditos a estatuillas de cera empolvada, ya abandonadas en el desván de la historia...
Que la institución hipostática de poder eclesiástico deje paso a la autoridad eclesial al servicio de todos, el "imperium" (coactivo y coercitivo) deje paso a la "auctoritas" (autoridad moral y espiritual que anime al seguimiento, no al rechazo).
Y si alguien siente el vértigo de la libertad, que se le asigne un tutor personalizado que le ayude a andar por el "buen camino". Los demás no necesitamos pagar su inseguridad personal. El tiempo de la tutorización impuesta ha terminado. Llega el tiempo de la autoridad moral ganada con el testimonio y la Palabra, que convenza y anime al seguimiento. Y que cada palo aguante su vela...

Como estoy absolutamente convencido de que estos propósitos son, más que utópicos, imposibles de realizar al día de hoy, ni en quinientos años, incluso por el Niño Dios, y no por su culpa, me conformo con felicitar a mis amables lectores y desearles una muy feliz y ungida Navidad. 

Que el Niño Dios nos conceda celebrarla con tal fe, que su nacimiento en nuestra vida nos deje renovados radicalmente en nuestra humanidad y nuestra santidad para siempre.

¡Feliz Navidad!
Que Dios os bendiga.


Nace Jesús, 
¿renacerá el cristianismo?

Otra vez se siente el aire fresco de Navidad. Pero hablemos en serio. Al menos la Iglesia Católica, en el área del cristianismo que más conozco, se haya en crisis. No leve, grave.

Las señales las detecta cualquiera: caída estrepitosa de la pertenencia eclesial de los jóvenes, falta de credibilidad de los obispos y de nosotros los sacerdotes, disminución en picada de las vocaciones sacerdotales, extinción progresiva de la vida religiosa femenina y aversión general a lo eclesiástico.

Las causas de la crisis pueden ser varias y es muy difícil asignarles porcentajes. Se dice que en las sociedades en las que el mercado se expande y el dinero llega a ser el instrumento de intercambio social, se producen procesos de individuación que acarrean malestar en contra de las instituciones. Ciertamente el cristianismo, religión esencialmente comunitaria, sufre con el individualismo de sus fieles. El católico hoy es más protestante. Se para ante la autoridad con espíritu crítico. Le pide explicaciones. Espera argumentos.

Pero hay también causas internas que motivan el desmoronamiento del catolicismo chileno. Alberto Hurtado hace casi 80 años publicaba un libro titulado ¿Es Chile un país católico? Se le acusó de pesimista. Hurtado detectaba una ignorancia mayor de los fieles acerca de su credo. Atribuía el problema a una falta de clero. ¿Cuántos querrán hoy que el país vuelva a ser católico como lo fue? Actualmente el 53 % de los chilenos se declara católico.
No me imagino, en todo caso, un cristianismo no eclesial. ¿Renacerá Cristo en comunidades en que se viva la fraternidad de los hijos y las hijas de Dios? Lo espero.
Por otra parte, el problema no es la falta de clero sino de un clero que, conforme la cultura cambia, se va quedando atrás. Los laicos le entienden cada vez menos. El botón de muestra son las quejas contra las prédicas: les sobra teología y les falta experiencia. En Evangelii Gaudium el Papa Francisco dedica varios números para enfrentar este déficit. Pero este problema parece tener que ver con una formación sacerdotal que no vincula la tradición de la Iglesia con una capacitación para atender a los signos de los tiempos y responder a la vida real de la gente de nuestra época.

¿Renacerá la "cristianidad"? 

Nadie lo puede decir. Me gusta pensar que rebrotará, siempre que haya cristianos que se expongan, como Jesús se expuso, a las vidas de sus contemporáneos. El mismo Papa Francisco con la encíclica Laudato si’ ha abierto al cristianismo las puertas para recuperar la pertinencia histórica perdida. Urge un cristianismo sensible al mega signo de los tiempos que significa la catástrofe medioambiental, uno que oiga “el grito de los pobres y el grito de la Tierra”. Los cristianos tendrían que aprender a reconocer los mecanismos deshumanizantes del capitalismo (y del estatismo represor comunista) y, a la medida de sus posibilidades, generar un mundo fraterno y sustentable. A ellos es exigible, como a nadie, una conversión espiritual: un cambio de estilo de vida y tomas de posición políticas, es decir, responsables con el planeta y el prójimo universalmente considerado.

A mi parecer, Laudato si’ impulsa a los católicos a conjugar su cristianismo a distintos niveles. Renacerá este cristianismo insípido que tenemos, si hay personas que lo conjugan con el mundo animal, vegetal y mineral, con el cosmos, como si Dios aún pudiera hablar a través de sus criaturas; quisiera que los cristianos conjugaran su fe con las ciencias más diversas y dialogaran con ellas sin demonizarlas; sería bueno que conjugaran su credo con las creencias de todos los pueblos y de las religiones sin exclusión; me parece indispensable que se midan con el ateísmo y sobrevivan; pocas cosas hay más necesarias que las bautizadas conjuguen su Iglesia como protagonistas y no más como jugadoras de segunda división. Las mujeres no pueden seguir siendo personajes de reparto.

No me imagino, en todo caso, un cristianismo no eclesial. ¿Renacerá Cristo en comunidades en que se viva la fraternidad de los hijos y las hijas de Dios? Lo espero.


martes, 26 de diciembre de 2017

📕 "MEMORIA DEL COMUNISMO". DE LENIN A PODEMOS CASTROCHAVISTA Y "LA VUELTA DEL COMUNISMO" 👿💀👿


MEMORIA DEL COMUNISMO 
DE LENIN A PODEMOS CASTROCHAVISTA


Cien años y cien millones de muertos después, ¿por qué el comunismo sigue siendo una ideología respetada? Buceando en las fuentes originales -de Marx, Bakunin y Lenin al Che o Pablo Iglesias- este libro explica la naturaleza real del comunismo, sus raíces filosóficas y políticas, los errores habituales sobre su historia y el hecho más terrible: que, cien años y cien millones de muertos después, siga siendo una ideología respetada entre políticos, profesores y periodistas. En dos países europeos, Rusia y España, se intentó crear en el siglo xx un régimen comunista. En Rusia, tras cinco años de feroz guerra civil de Lenin contra su pueblo, el comunismo triunfó. 

En España, tras una atroz guerra civil de tres años, perdió. Pero se discute el papel de Stalin en la guerra -de Paracuellos y la muerte de Nin al oro del Banco de España- y se oculta la actuación de los dos comunismos españoles: el marxista del PCE, el PSOE bolchevizado o el POUM; y el bakuninista de la CNT-FAI, que impuso el terror rojo en Cataluña con la ayuda entusiasta de Companys. Ni la Rusia bajo la Cheka ni la España bajo las checas se recuerdan hoy. Solo eso y el éxito de la propaganda soviética desde 1917 explican la irrupción y el éxito de Podemos. ¿Por qué se creían los bolcheviques con derecho a imponer a todos su idea de sociedad y a asesinar a los que la rechazaban e incluso a los que no llegaban a hacerlo? 

Esta es la gran cuestión del siglo que el mundo lleva a cuestas desde que Lenin tomó el poder: ¿por qué los comunistas se creen legitimados para robar y matar en nombre de una utopía que apenas esconde su afán de poder ilimitado? Lo peor del sistema de Lenin no es que se crea con derecho a imponer su dictadura y a matar a sus opositores, sino que las sociedades democráticas acepten ese derecho a robar y matar de los comunistas. Esta Memoria del comunismo recuerda por qué sucede. Y cómo, conociendo su historia y la de España, cabe evitarlo.

Cien años de una revolución 
que implantó el crimen como modelo de Estado

Juan E. Pflüger 

Se cumple un siglo de la Revolución Rusa, el primer triunfo del comunismo. Desde entonces, 100 millones de personas han sido asesinadas en su nombre

La izquierda española tardó en desterrar a Stalin de sus idearios, aunque en los últimos tiempos ha resurgido en los sectores más radicales, pero no ha ocurrido lo mismo con Lenin. Y ello a pesar de que fue el iniciador de los exterminios en masa en la Unión Soviética y el creador de la policía represiva de un régimen tiránico que duró más de setenta años.

Y no es por desconocimiento:

En 1918, según Izvestia, fueron ejecutadas por contrarrevolucionarias –es decir, por pensar de manera diferente a Lenin-, casi 6.000 personas solamente en Moscú y Petrogrado. Ese mismo año las fuerzas bolcheviques dirigidas por Stepán Shaumián con apoyo de Lenin masacraron a 14.000 civiles que se oponían al proyecto de instaurar un régimen soviético en Azerbaiyán como una república satélite de Moscú. Entre las víctimas de Bakú se encontraban los dirigentes socialdemócratas, comunistas mencheviques y liberales que fueron asesinados junto a toda su familia.

En 1919 se produjo una de las mayores masacres decididas por Lenin, curiosamente de ello no hablan los dirigentes podemitas para quienes todo en el líder revolucionario era bueno y admirable. En Turquestán, un territorio díscolo frente al Imperio Ruso que mantenía contra sus nuevos amos soviéticos la revuelta Basmachí, Lenin impuso la denominada “hambre artificial”. Un bloqueo a la entrada de alimentos en una zona de guerra permanente que ocasionó más de 1,2 millones de muertos en pocos meses y que supuso el agotamiento y sometimiento de un territorio que no quería pertenecer a la naciente Unión Soviética.

El avance soviético seguía imparable imponiendo el terror como forma de sometimiento. Un modelo que el propio Lenin había descrito perfectamente: “Ahora y sólo ahora, cuando en las zonas afectadas por el hambre hay antropofagia y las carreteras están pavimentadas con cientos de cadáveres, si no miles, es cuando podemos –y por lo tanto debemos- insistir en la apropiación de los objetos de valor (…) con la energía más implacable y despiadada, sin reparar en medios para aplastar toda resistencia (…) debemos declarar ahora una guerra decisiva y despiadada, y someter su resistencia con una brutalidad que no olviden durante décadas”.

Tras el Turquestán llegó el turno de Kiev, donde en una sola semana los bolcheviques del Ejército Rojo fusilaron a más de 3.000 personas. En toda Crimea la represión en 1920 había superado los 60.000 asesinatos contra la oposición política. Allí aplicaron la técnica de Lenin de matar de hambre al enemigo y durante los dos primeros años de ocupación soviética habían perecido por inanición más de 100.000 personas, en su mayor parte mujeres y niños.
La crueldad impuesta por Lenin se dejó sentir especialmente en algunas ciudades, como es el caso de Ganzha, en Azerbaiyán, donde la entrada de las tropas comunistas se saldó con el asesinato de 15.000 opositores en unas pocas horas.
Existen estudios que los profesores de la facultad de Ciencias Políticas no deberían desconocer a la hora de hablar de Lenin. En ellos, el estudio de la represión es tan pormenorizado que da las cifras agrupando a las víctimas por categorías. Así, entre las víctimas de Lenin, según recoge el libro “La URSS”, de Jorge Fernández Pradel (1932), se cuentan 890 mil campesinos, 268 mil soldados, 56 mil oficiales, 196 mil obreros, 8.800 médicos, 6.775 maestros, 212.263 intelectuales, no menos de 100 mil religiosos y más de 750 mil mujeres y niños que no se pueden adscribir a las categorías anteriores.

Si la izquierda occidental, salvo un reducido número de radicales, adjuró de Stalin por sus crímenes. Sin embargo no ha ocurrido lo mismo con Lenin, quien inició los exterminios en masa, y todo ello a pesar de que sus crímenes están documentados desde los años veinte del siglo XX.


SU RETORNO AL GOBIERNO DE ESPAÑA, LAS DESGRACIAS 
QUE SE PRODUJERON Y LOS DESASTRES QUE OCASIONARON


Ochenta años después de la Guerra Civil, los comunistas de Iglesias volvían al Gobierno de la mano de los socialistas de Sánchez. Y, a la vez, se desataba la catástrofe del Covid19, que dotó al Gobierno de poderes especiales y permitió a Podemos afianzarse y desarrollar iniciativas desastrosas, desde el mantenimiento del 8M que dispara los contagios, hasta sus planes ecologistas contra el turismo y los automóviles o las subidas fiscales generalizadas. Iglesias y Montero han cambiado un movimiento antisistema que llegó a casi seis millones de votos por un partido comunista dinástico de solo tres millones, pero que es clave en el bloque de poder izquierdista y separatista.
El caso Dina y las derrotas electorales en Galicia y País Vasco destaparon las debilidades de un partido dependiente totalmente de su líder. Pero ¿quién es Pablo Iglesias? ¿Es verdad lo que cuenta de su familia? ¿Cuál es su relación con el narco-chavismo? ¿Podría el Gobierno Sánchez-Iglesias acabar con la monarquía y el régimen constitucional?
Tras su último libro "Memoria del comunismo", Federico Jiménez Losantos responde a estas preguntas y plantea dos esenciales: ¿qué mutaciones hacen del comunismo un peligro real en pleno siglo XXI? ¿Sobrevivirá España a la acción conjunta de la izquierda y el separatismo?
En este nuevo libro Jiménez Losantos aborda el retorno de los comunistas al Gobierno de España, hecho que no se producía desde el año 1936, con la coalición electoral del Frente Popular. Las desgracias y los desastres que produjeron aquellos nos amenazan hoy.
Sobre un color violáceo de fondo y con el comunismo en morado, que es el color que ahora pinta, ondea una bandera de España tomada por la hoz y el martillo, símbolo del comunismo.
Federico Jiménez Losantos vuelve a firmar un ensayo político de más de cuatrocientas páginas en las que analiza tanto los hechos de la actualidad relacionados con el gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, como sus conexiones con la historia reciente de España, con la Guerra Civil y el franquismo. El libro aporta datos y anécdotas desconocidos hasta ahora.

Capítulos dedicados a la saga de los Iglesias, el abuelo y el padre del vicepresidente, y la conexión de éste con los terroristas del FRAP, o a las nuevas batallas ideológicas de una izquierda obsesionada con las identidades, nacionalistas o de género, y a la censura y el control de la historia a través de leyes como la de Memoria Democrática.
Jiménez Losantos analiza el caso Dina y las derrotas electorales en Galicia y País Vasco que destaparon las debilidades de un partido dependiente totalmente de su líder. Iglesias y Montero han cambiado un movimiento antisistema que llegó a casi seis millones de votos por un partido comunista dinástico de solo tres millones, pero que es clave en el bloque de poder izquierdista y separatista. Respecto a Podemos, también se toca tanto su relación con el narco-chavismo como su obsesión con destruir la monarquía y el régimen constitucional.

PRÓLOGO

LO QUE VA DE AYER A HOY

En octubre de 2017 entregué a "La Esfera de los Libros" el texto de "Memoria del comunismo. De Lenin a Podemos, que salió al mercado en enero de 2018. Ni la editorial ni yo podíamos pensar que iba a vender más de treinta ediciones y de cien mil ejemplares, señal de que no hay muchos libros sobre el comunismo y de que, por lo que estaba pasando en Venezuela, raíz y referencia de Podemos, en la opinión pública crecía el temor de que España siguiera la deriva chavista de la que aviso en Memoria y que, tres años después, se ha consumado. Mientras tanto, el régimen narcocomunista, aliado con Rusia, China e Irán, ha provocado la mayor catástrofe en términos de vidas, pérdida de propiedades y de derechos civiles de toda la historia de América.

Sin embargo, la llegada al Gobierno de Iglesias, epítome de Lenin en Memoria, obliga a una actualización de urgencia. La naturaleza proteica, cambiante y engañosa del comunismo no altera su condición esencial: la de ser una doctrina contra la propiedad privada que necesariamente destruye la libertad individual y cualquier forma de Estado de derecho. Y en España presenta variantes especiales con respecto a las formas clásicas de acceso al poder de los comunistas, que son tres: violencia insurreccional y guerra civil -URSS, China, Vietnam, Camboya-; ocupación militar -países de Europa Oriental que toma el Ejército Rojo tras la Segunda Guerra Mundial-; y la corrupción de un Gobierno salido de las urnas, pero cuyo líder va minando la división de poderes hasta imponer un régimen comunista -Venezuela-.

El caso de España es tan singular que ofrece dificultades casi insalvables para explicarlo a quienes no conozcan la historia del comunismo y la de España, un país aparentemente inaccesible al peligro comunista. La nuestra es lo que suele llamarse una democracia avanzada, miembro de la Unión Europea, la cuarta economía de la zona y cuya calidad de vida, del sistema sanitario al asistencial, la coloca entre los mejores países del mundo para vivir. Aun así, España tiene un cáncer: los movimientos separatistas catalán y vasco, con los que colaboran socialistas y comunistas, y que se han expandido a la Comunidad Valenciana, Baleares y Navarra.

Tiene también España un régimen constitucional de monarquía parlamentaria, como el danés, el inglés o el sueco, salido de la Transición democrática que acabó pacíficamente con la dictadura franquista y fue votado de forma masiva por los españoles en 1978. Los comunistas de Podemos, con los separatistas vascos, catalanes y gallegos, pretenden derribar la monarquía, a la que tachan de continuación del franquismo, cuando fueron Juan Carlos I, heredero de Franco a título de Rey, y Adolfo Suárez, secretario general del partido único franquista, los que trajeron la democracia, pactada con el PCE. Y atacan a la Corona porque, hoy por hoy, es un dique legal infranqueable para los proyectos de fragmentar España.

La legitimidad de la Transición fue por primera vez cuestionada por un Gobierno del PSOE, el de Rodríguez Zapatero en 2004, que promulgó una Ley de Memoria Histórica avalada por la derecha e incluso por Juan Carlos I, y que, tras los años perdidos de Rajoy, ha retoñado con Pedro Sánchez. Tras sacar el cadáver de Franco del Valle de los Caídos -sórdido exorcismo histórico de la derrota del bando del Frente Popular ochenta años antes, retransmitido por televisión como el Día D en Normandía, y que reabre simbólicamente la Guerra Civil-, el Gobierno Sánchez, hijo político del ahora embajador del narco-régimen venezolano, promulga una ley tras otra de «reparación histórica» antifranquista. Antes de que Podemos entrase en el Gobierno anunció la creación de una especie de Ministerio de la Verdad para perseguir legalmente a los que no comulguen con la idea del pasado de la izquierda, que no es la anticomunista del PSOE de Besteiro y González, sino la de Negrín y Álvarez del Vayo, un socialismo enfeudado al comunismo.

Esa dictadura sobre la memoria es algo que, aunque relativamente nuevo en Occidente -al menos con respecto a la ferocidad iconoclasta actual, capaz de derribar estatuas de Colón en América, con el aplauso de la jefa del grupo demócrata en el Congreso, o la de Churchill en Gran Bretaña-, existió desde 1917 en Moscú o Pekín. La llamada «cultura de la cancelación» tiene su modelo en la Revolución Cultural china, que destruyó buena parte de los cuatro mil años de civilización por budista, confuciana o, simplemente, «vieja».

Pero hay aspectos del comunismo actual que se han desarrollado tras la caída del Muro de Berlín y que tienen una importancia esencial en el nuevo totalitarismo de izquierda tan visible en Podemos o en regímenes despóticos iberoamericanos como la Bolivia de Evo Morales o la Argentina de los Kirchner. Son, por citar solo cuatro, el racismo (Black Lives Matter), el indigenismo, el parafeminismo queer y el ecologismo, unos frentes ideológicos que parecen muy alejados de la lucha de clases marxista­ leninista hasta que uno se fija en que sus enemigos son los mismos: la propiedad, la libertad individual y el derecho natural; y que su herramienta es también la misma: la ingeniería social, eso que ahora muy equívocamente se llama marxismo cultural, que abreva en fenómenos ideológico-mediáticos norteamericanos como el #MeToo, el queer o el del cambio climático, ayer acaudillado por Al Gore, hoy por Greta Thunberg.

Estos nuevos escenarios de confrontación social despistan a quienes ven o prefieren ver el comunismo como creen que era hace décadas. Pero incluso en la época de mayor expansión territorial de la URSS y máximo crédito intelectual del marxismo clásico, el comunismo libraba sus batallas ideológicas esgrimiendo fórmulas como la de la lucha por la paz, la lucha contra la energía nuclear -solo en Occidente- o el Movimiento de Países No Alineados, pero siempre alineados contra Occidente, y que por eso los apoyaba Moscú.

Hoy ya no hay una sino dos grandes potencias comunistas de capitalismo mafioso, China y Rusia, de tamaño y ambiciones diferentes pero no enfrentadas. El movimiento comunista en el llamado Tercer Mundo ha pasado de Cuba como única referencia al «socialismo del siglo XXI», el triángulo Caracas-La Habana-FARC, con aliados como Nicaragua, Argentina y México, sin olvidarse del populismo de extrema izquierda que arrasa bastiones como Chile o Perú. Puede decirse sin exagerar que, si el comunismo se define por el odio a la propiedad, la libertad individual, la ley y la tradición occidental, nunca ha tenido más fuerza que ahora. Nunca los Estados Unidos se han parecido más a la China de Mao con sus teatrales campañas de autocritica promovidas por el poder, como cuando Nancy Pelosi y los demócratas del Congreso se arrodillan ante no se sabe muy bien quién por sus pecados de racismo imperdonables y olvidándose de su Constitución, Lincoln, Kennedy y hasta Martín Luther King. La fuerza del colectivismo televisado es tal que ya no se sabe dónde empieza el movimiento marxista BLM y termina la NBA.

En el comunismo de hoy cabe todo lo que sale en televisión para quejarse de la atroz herencia occidental recibida. En España, Podemos, por ejemplo, es leninista, queer, ecologista, animalista, inclusivo en educación, feroz perseguidor de la lengua común española y a favor del separatismo de regiones ricas como Cataluña o el País Vasco. Pero nunca hay que fijarse en lo que defiende, sino en lo que ataca. Lo mismo: libertad, propiedad , igualdad ante la ley, tradición occidental y unidad nacional.

Nada más llegar al Gobierno, Podemos empleó el BOE y toda su trompetería para avanzar en esos ámbitos que no parecen gubernamentales, pero lo son de poder. Lo veremos en el caso de su feminismo queer, no solo por su importancia en el 8 de marzo del COVID-19, sino por ser una enmienda total a la familia como institución y a la naturaleza en su máxima definición biológica: los dos sexos capaces de reproducir la especie. Ese era el fin último de Marx y Bakunin, Lenin y Trotski: romper los milenarios lazos de la cultura y de la naturaleza para crear el hombre nuevo, ser inédito que solo existirá dentro de una comunidad en la que se prohíba lo individual.

El #MeToo y BLM desembocan fatalmente en "El cuento de la criada", aunque la industria de la comunicación -cada vez menos entretenimiento y más adoctrinamiento -lo vende en un solo paquete con lacito progresista, como si Handmaid's Tale no fuera una actualización mediocre de 1984, la Camboya de Pol Pot, la China de Xi Jinping o, muy ajustadamente, del Estado Islámico, referencia prohibida para no caer en la islamofobia. Zuckerberg ha prohibido a sus empleados oponer al racismo violento de Black Lives Matter el «All Lives Matter», que representa la lucha antirracista de Luther King y la Constitución norteamericana. Da igual que los negros maten más negros que blancos, o que los blancos maten más blancos que negros: hay que imponer la agenda progresista, al margen de la realidad de los números y la fuerza de los argumentos. Al que disiente se le condena en las redes o lo echan del trabajo. Mao en el Gran Salto Adelante no hizo algo diferente: impuso su dictadura sobre las mentes. Luego la extendió a los estómagos y mató de hambre a sesenta millones de chinos, pero no verán eso en las producciones de Hollywood ni en las series de Netflix.

Otro aspecto tragicómico, ya antiguo, de la presión colectivista en la sociedad actual es la infantilización, esa ingeniería social izquierdista que trata a los niños como a adultos y a los adultos como a niños. El buenismo tontorrón que parece obligatorio en las teleseries está alcanzando niveles estremecedores. Por ejemplo, el de la payasa Filomena en Argentina , que con sus trenzas enhiestas y su apósito rojo en la nariz acompañó en televisión a los representantes del Gobierno que daban la cifra de muertos del COVID- 19. Veinte contabilizaron ese día, pero, como era el de las Infancias -niñas, niños y niñes, dijo la política-, les rindieron homenaje aunque no estuvieran viendo la tele, con esta lírica creación de la payasa: «Una nube / cae la lluvia / crece el pasto / sube el árbol / caen las hojas / sobre el agua / hay un pulpo y un caracol / ¡clonc!».

De Victoria Ocampo a la payasa Filomena: he ahí el «significante vacío» de Laclau anegándose de comunismo y fascismo peronista. Así se entierra a veinte muertos en el país de Borges, ahora de los Kirchner y también de Podemos, porque su ministro de Educación fue, hasta la victoria de los sepultureros del fiscal Nisman, jefe de Gabinete de Pablo Iglesias. Esta es la modernidad: la payasa y los dos del Gobierno imitando en la tele la caída de la lluvia y las hojas y el crecimiento del árbol y la hierba. Raro es que no se la comieran.

En el comunismo, como en todo crimen, no hay casualidades. En la primera fila de invitados a la toma de posesión del presidente Fernández, padre del #GobiernoDePayasos, estaba el podemita Juan Carlos Monedero. Y la primera aparición de Pablo Iglesias como vicepresidente en televisión fue para pedir perdón a los niños por las incomodidades del virus, culpa de los mayores. Lenin quería «ingenieros de almas»; el leninismo lo difunden hoy los llamados «educadores sociales», clérigos de guardería y comisarios televisivos de la corrección política, que, como no aplaudas a la payasa de turno, te corrigen, vaya si te corrigen. El hombre nuevo sonríe al porvenir.


DISCURSO DE JULIÁN BESTEIRO

«Conciudadanos españoles: Después de un largo y penoso silencio, hoy me veo obligado a dirigiros la palabra por un imperativo de la conciencia, y desde un micrófono de Madrid.
Ha llegado el momento en que irrumpir con la verdad y rasgar la red de falsedades en que estamos envueltos, es una necesidad ineludible, un deber de humanidad y una exigencia de la suprema salvación de la masa inocente e irresponsable.

¿Cuál es la realidad de la vida actual de la República? En parte lo sabéis; en parte lo sospecháis o lo presentís; tal vez muchos, en parte al menos, lo ignoráis. Hoy, esa verdad por amarga que sea, no basta reconocerla sino que es preciso proclamarla en alta voz para evitar males mayores, y dar a la actuación pública urgente toda la abnegación, todo el valor que exigen las circunstancias.

La verdad es, conciudadanos, que después de la batalla del Ebro, los Ejércitos Nacionalistas han ocupado totalmente Cataluña, y el Gobierno republicano ha andado errante durante largo tiempo en territorios franceses.
La verdad es que, cuando los ministros de la República se han decidido a retornar a territorio español, carecen de toda base legal y de todo prestigio moral necesario para resolver el grave problema que se presenta ante nosotros.

Por la ausencia, y más aún, por la renuncia del Presidente de la República, ésta se encuentra decapitada. Constitucionalmente el Presidente del Consejo no puede sustituir al Presidente dimisionario más que con la obligación estricta de convocar elecciones presidenciales en el plazo improrrogable de ocho días. Como el cumplimiento de este precepto constitucional es imposible en las actuales circunstancias, el Gobierno Negrín, falto de la asistencia presidencial y de la asistencia de la Cámara, a la cual seria vano dar una apariencia de vida, carece de toda legitimidad y no puede ostentar título alguno al respeto y al reconocimiento de los republicanos.

¿Quiere decir esto que en el territorio de la República exista un estado de desorden? El Gobierno Negrín, cuando aún podía considerarse investido de legalidad, declaró el estado de guerra, y hoy, al desmoronarse las altas jerarquías republicanas, el Ejército de la República existe con autoridad indiscutible y la necesidad del encadenamiento de los hechos ha puesto en sus manos la solución de un problema gravísimo, de naturaleza esencialmente militar.
¿Quiere decir esto que el Ejército de la República se encuentra desasistido de la opinión civil? Aquí, en torno mío, se halla una representación de Izquierda Republicana, otra del Partido Socialista, otra de la U. G. T. y otra del Movimiento libertario.

Todos estos representantes, juntamente conmigo, estamos dispuestos a prestar al Poder legítimo del Ejército Republicano la asistencia necesaria en estas horas solemnes.
El Gobierno Negrín, con sus veladuras de la verdad, con sus verdades a medias y con sus propuestas capciosas, no puede aspirar a otra cosa que a ganar tiempo, tiempo que es perdido para el interés de la masa ciudadana, combatiente y no combatiente. Y esta política de aplazamiento no puede tener otra finalidad que alimentar la morbosa creencia de que la complicación de la vida internacional permita desencadenar una catástrofe de proporciones universales, en la cual, juntamente con nosotros, perecerían las masas proletarias de muchas naciones del mundo.

De esta política de fanatismo catastrófico, de esta sumisión a órdenes extrañas, con una indiferencia completa ante el valor de la nación, está sobresaturada ya la opinión republicana toda. Yo os hablo desde este Madrid que ha sabido sufrir y sabe sufrir con emocionante dignidad su martirio; yo os hablo desde este «rompeolas de todas las Españas» que dijo el poeta inmortal que hemos perdido, tal vez abandonado en tierras extrañas; yo os hablo para deciros que cuando se pierde, es cuando hay que demostrar, individuos y nacionalidades, el valor moral que se posee. Se puede perder, pero con honradez y dignamente, sin negar su fe, anonadados por la desgracia. Yo os digo que una victoria moral de ese género vale mil veces más que una victoria material lograda a fuerza de claudicaciones y de vilipendio.

Yo os pido, poniendo en esta petición todo el énfasis de la propia responsabilidad, que en este momento grave asistáis, como nosotros los asistimos, al Poder legítimo de la República que, transitoriamente, no es otro que el Poder militar».

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Presentación completa del libro 'La vuelta del comunismo', 
de Federico Jiménez Losantos

Federico Jiménez Losantos | Terror rojo en España