EL Rincón de Yanka: AGENDA 2030: NUEVO ORDEN GLOBALISTA. 👿💥💀 MARXISMO CULTURAL E IDEOLOGÍA DE GÉNERO por GABRIEL CALVO ZARRAUTE

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viernes, 19 de mayo de 2023

AGENDA 2030: NUEVO ORDEN GLOBALISTA. 👿💥💀 MARXISMO CULTURAL E IDEOLOGÍA DE GÉNERO por GABRIEL CALVO ZARRAUTE

Agenda 2030: 
Nuevo Orden Mundial, 
Marxismo cultural 
e ideología de género 


Gobierno único y pensamiento débil

No es posible difundir la verdad y el bien sin combatir la mentira y el mal. Analizar y categorizar las difundidas y dispersas corrientes de pensamiento del mundo moderno y posmoderno, tan arraigadas en todos los órdenes y en tan breve tiempo, constituye un ejercicio imprescindible de cara a su identificación y posterior refutación. 

La bibliografía citada en cada artículo servirá al lector interesado para profundizar en las cuestiones tratadas. De manera particular recomendamos:
a) El ensayo de José Antonio Bielsa Albiol, Agenda 2030. Las trampas de la nueva normalidad. El autor disecciona, con profusión de datos, el experimento totalitario de la Agenda de la ONU.
b) La revista Naves en llamas, dirigida por Raúl González y cuyo n. 14, titulado: El gran reinicio comunista, ofrece, monográficamente, una información detallada al respecto.


Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (2015-2030), también conocidos por sus siglas ODS, son una iniciativa impulsada por esa fosa séptica del pensamiento occidental que son las Naciones Unidas. Su finalidad es dar continuidad a la agenda de desarrollo tras los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Son 17 objetivos y 169 metas propuestos como continuación de los ODM incluyendo nuevas esferas como el cambio climático, la desigualdad económica, la innovación, el consumo sostenible y la paz entre otras prioridades. Tras un proceso de negociación sobre los ODS que involucró a 193 estados miembros de la ONU, el 25 de septiembre de 2015, los 193 dirigentes mundiales aprobaron en una cumbre celebrada en Nueva York en reunión plenaria de alto nivel de la Asamblea General, una Agenda que lleva por título «Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible», y que entró en vigor el 1 de enero de 2016

LA INTENCIÓN OCULTA DETRÁS DE SUS 17 OBJETIVOS 
DE DESARROLLO SOSTENIBLE (ODS)

Lo que te dicen que es y lo que realmente es

1. Fin de la pobreza = 1. Reducción de la población
2. Hambre cero = 2. Monopolio de los alimentos
3. Salud y bienestar = 3. “Vacunación” cíclica obligatoria
4. Educación de calidad = 4. Adoctrinamiento ideológico y sexualización, despojar a los padres del control de sus hijos
5. Igualdad de género = 5. Masculinizar a la mujer y feminizar al hombre
6. Agua limpia y saneamiento = 6. Privatización de toda el agua del orbe terráqueo
7. Energía asequible y no contaminante = 7. Energía cara e impuestos verdes abusivos
8. Trabajo decente y crecimiento económico = 8. Explotación laboral y esclavitud fiscal. Digitalizar el dinero para control total
9. Industria, innovación e infraestructura = 9. Revolución industrial, transhumanismo (Robotización del ser humano, fin de la especie humana)
10. Reducción de las desigualdades = 10. Leyes únicas para todos los países
11. Ciudades y comunidades sostenibles = 11. Vigilancia y control absoluto; totalitarismo
12. Producción y consumo responsable =12. Alimentos transgénicos; granjas de insectos
13. Acción contra el cambio climático = 13. Geoingeniería climática
14. Vida submarina = 14. Control absoluto de los alimentos marinos
15. Vida de ecosistemas terrestres = 15. Control absoluto de los recursos naturales
16. Paz, justicia e instituciones sólidas = 16. Estados policiales; fin de la libertad
17. Alianzas para lograr los objetivos# = 17. Gobierno Tiránico Satánico Global; Nuevo Orden Mundial

La «Agenda 2030», denominada por otros ideólogos «Gran reinicio», «Gran reseteo» o incluso «Cuarta Revolución industrial», es implementada por George Soros (que no es más que el rostro visible de la criptocracia que se esconde tras él) y sus numerosas e influyentes fundaciones en todo el planeta. En España, le sigue su lacayo psicópata, Pedro Sánchez, así como sus escuderos del PSOE y sus múltiples terminales mediáticas, también Podemos y demás aliados narco comunistas de Iberoamérica, junto con el partido Ciudadanos, próximo ya a la extinción. Por último, y, aunque con menor grado de convencimiento que socialistas y comunistas, pero no con mayor inteligencia, casi todos los dirigentes nacionales y autonómicos del PP.

A la Agenda 2030 se ha sumado entusiásticamente la actual administración vaticana. De hecho, Francisco acaba de impulsar un «Pacto Educativo Global interreligioso y ecológico», como relata inigualablemente Specola a diario en Infovaticana (6-10-2021). En el encuentro celebrado en el Vaticano, el Papa apuntó que el objetivo de dicho pacto reavivaba el compromiso para «amar a nuestra madre tierra», convirtiéndose en «la voz de la naturaleza clamando por su supervivencia».
Como no podía ser menos, en las distintas diócesis de cada país, la corte de serviles funcionarios eclesiásticos, salvo contadas y honrosas excepciones, han corrido a secundar el posicionamiento vaticano. El portal Infocatólica informaba recientemente (5-10-2021) que los obispos españoles han propuesto al Gobierno social comunista un nuevo currículo para la asignatura de Religión Católica que aboga por la capacitación para: «la igualdad, la fraternidad universal, los objetivos del desarrollo sostenible, la solidaridad, el conocimiento del propio cuerpo y el diálogo interreligioso». Con el objetivo episcopal de: «erradicar las situaciones de exclusión, pobreza, violencia e injusticia y acabar con la desigualad entre hombres y mujeres».

El modelo civilizatorio que está imponiendo la Agenda 2030, aunque no sea compartido en su integridad, sí que ha sido en buena medida inspirado en el control social perfeccionado, a lo largo de 72 años en el poder, por el Partido Comunista Chino. Por cierto, como denunciara el cardenal Zen (22-9-2020): «En los acuerdos secretos firmados entre la Santa Sede y el Partido Comunista de China, éste se ha convertido en el único Gobierno de la tierra al que Francisco ha otorgado la potestad de seleccionar los candidatos a obispos católicos, en abierta contradicción con la doctrina expresada en el concilio Vaticano II» (decreto Christus Dominus, n. 20). A lo que habría que añadir también la violación del Código de Derecho Canónico (CIC) que abrogaba el derecho de presentación episcopal por parte de los Gobiernos: «En lo sucesivo no se concederá a las autoridades civiles ningún derecho ni privilegio de elección, nombramiento, presentación y designación de obispos» (c. 377 §5).

Un proceso de siglos de descristianización

Hemos de detenernos en las raíces históricas que ha desembocado en la situación actual, es decir, en esta fase terminal de degradación intelectual y moral humana:

a) En el siglo XVI la revolución religiosa del protestantismo negó la necesaria mediación humana y divina, natural y sobrenatural, del hombre con Dios (la Iglesia), así destruía la libertad y razón humanas al romper el vínculo entre fe y razón, política y ética que supuso la muerte de la Cristiandad. Debido al nominalismo, Lutero sostiene el fideísmo que enfrenta la fe a la razón, considerándola «la ramera del diablo» (De servo arbitrio, 1525).
b) En el siglo XVIII, la Ilustración y Revolución francesa, de carácter eminentemente político. La Revolución efectuada a golpe de guillotina y aprobada por la soberanía popular democrática, negó la dimensión trascendente y moral del hombre (la ley natural), destruyendo el orden social cristiano del Dios Legislador y ordenador. Así el soberano absoluto ocupaba el lugar de Dios. La Ilustración enfrenta la razón a la fe, considerándola «fanatismo», como sostiene Voltaire (Cartas filosóficas, 1734).
c) La posmodernidad iniciada con la revolución cultural de 1968 negó lo real humano (la división sexual biológica), a fin de destruir la obra del Dios Creador que instituyó el matrimonio natural en el que se basa la primera y principal sociedad humana: la familia. El nuevo Dios pasa a ser el Estado totalitario democrático. El marxismo cultural niega tanto la razón como la fe en nombre del nihilismo. Jean Paul Sartre, uno de sus principales ideólogos, escribe: «el hombre no es más que una pasión inútil» (El ser y la nada, 1943).

Atendiendo a este sintético esquema, en primer lugar, se confirma como una constante histórica que la Revolución, sea cual sea su apellido, «en su acepción común es la destrucción de todo un orden. La noción ha calado de tal forma que ya nadie se atreve a no llamarse revolucionario». Afirma el filósofo Rafael Gambra en "El lenguaje y los mitos". De hecho, no deja de ser sorprendente que desde Juan XXIII, todos los Papas posteriores al concilio Vaticano II, la hayan utilizado para identificarla con el mensaje cristiano. Asociación impensable para los Pontífices anteriores que tenían muy clara conciencia del aceleramiento del proceso secularizador y el crecimiento de la hostilidad hacia la Iglesia a causa de las revoluciones liberales del siglo XIX y, no digamos ya, a partir de la revolución soviética de 1917 en Rusia.

De ahí que, en sus Consideraciones sobre Francia, Joseph De Maistre recuerde que: «La contrarrevolución no es una revolución contraria, sino lo contrario a la revolución». La lucha contra el desorden luciferino traído al mundo por la revolución se llama Contrarrevolución, es decir, el movimiento que restablece el orden (jerarquía) inscrito por Dios en su creación. Por ello Santo Tomas de Aquino enseña cómo la Ley eterna de Dios es «participada en la criatura racional por la ley natural» (S. Th. I-II, q. 91, a. 2). Jean Ousset en Para que Él reine escribe: «Las complicidades activas y pasivas en la Iglesia se han contagiado a la sociedad permitiendo el avance, cada vez más decidido, de la fenomenología destructiva de la revolución».

El orden que ha de ser a restablecido en sus cimientos es el reinado social de Nuestro Señor Jesucristo, no la sentimental y evanescente «civilización del amor», que más parece un eslogan hippie de los años sesenta, o la vacía «fraternidad universal», propia de la masonería. En otras palabras, la civilización cristiana, imagen y reflejo terrenal del Paraíso, contra el desorden en que la revolución ha sumido al hombre. Verdad tradicional católica expresada durante siglos, entre otros muchos tantos, por Pío XI (Quas primas, n. 16-17), pero de difícil compatibilidad con estas afirmaciones del Papa Francisco: «Si en el pasado las diferencias [entre las distintas religiones] nos han puesto en contraste, hoy vemos en ellas la riqueza de caminos distintos para llegar a Dios» (5-10-2021). No obstante, únicamente Nuestro Señor Jesucristo, el Verbo encarnado es el camino exclusivo para llegar a Dios Padre: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí» (Jn 14, 6); «Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que debamos salvarnos» (Hech 4, 12). La Pachamama, Mahoma, Lutero, o Buda no son opciones para llegar a Dios, sino falsedades que conducen al infierno.

Dichas declaraciones papales son incompatibles con el Magisterio de la Iglesia (Dominus Iesus, n. 9), pero Bergoglio, como acostumbra en otras ocasiones, aseguró sin inmutarse al obispo Schneider que, era precisamente eso lo que quería decir (8-3-19). Así dejaba en ridículo a todos que pretenden una exégesis forzada de las palabras pontificas a fin de hacerlas concordar con la fe católica a toda costa. Sin embargo, no escuchar apenas ninguna voz episcopal desmintiendo estas enseñanzas erróneas pone de manifiesto la sima de decadencia intelectual y moral, junto con la consecuente deriva de seguidismo sectario, en el que se encuentran instalados los funcionarios eclesiásticos desde hace decenios. Una Iglesia devenida en una ONG que sólo ofrece una fe acomodaticia al mundo que reniega de Cristo y ante el que lleva décadas arrodillada, como demuestra ahora apoyando la agenda 2030.

En segundo lugar y como bien apuntó el sabio Chesterton en El fin de una época: «Lo que el hombre ha perdido en el siglo XX no es la fe, sino la razón». A consecuencia de ello, el ser humano queda reducido a un juguete de las fuerzas oscuras e irracionales en que han degenerado sus pasiones. El hombre contemporáneo se encuentra incapacitado para percibir la realidad sobrenatural porque, previamente, la realidad natural se le ha hecho incomprensible. La gracia presupone la naturaleza, pues como enseña Santo Tomas: «La gracia no anula la naturaleza, sino que la perfecciona» (S. Th. I, q. 1, a. 8). Es decir, aunque la gracia pertenezca al orden sobrenatural se deposita (inhiere) en el natural, de ahí que dañando éste se hace más difícil recibir la gracia. Tres son las causas principales que han producido esta ceguera de la razón natural:

a) Desmantelación de la primera sociedad humana, la familia natural y sus vínculos sociológicos trasmisores de la tradición religiosa, moral, cultural e histórica dejando al individuo a la intemperie. Sin más criterio que el dictado por el poder político, sus medios de manipulación de masas y su sistema de enseñanza.
b) Cultivo deliberado del empobrecimiento intelectual, en campos clave del conocimiento humano como son las humanidades, por parte del sistema educativo y de los medios de comunicación convertidos en correas de transmisión de las consignas del poder político del que dependen económicamente.
c) Perversión del conocimiento ético y moral como consecuencia de una educación degenerada que legitima y azuza las más bajas pasiones a través de las múltiples posibilidades de diversión que oferta la sociedad de consumo y las redes sociales.

Nuevo modelo, el totalitarismo blando

El globalismo o Nuevo Orden Mundial (NOM) consiste en la pretensión de instaurar un gobierno de dimensiones mundiales, es decir, supraestatal, de apariencia democrática, pero con carácter y poderes totalitarios y que produzca, a su vez, una sociedad también totalitaria. Se trata de un orden colectivista pactado por los grandes magnates amorales y los grupos de izquierda con nueve objetivos principales engarzados:
  1. Disolución de las libertades individuales, absorbidas por el Estado todopoderoso.
  2. Consolidación del feminismo radical y la ideología de género en los sistemas educativos y en los medios de comunicación.
  3. Reducción drástica de la población mundial a través del aborto y la eutanasia.
  4. Atribución de derechos a los animales a fin de igualarlos a los humanos.
  5. Religión sincrética que postula la fraternidad universal masónica.
  6. Anulación de las soberanías nacionales borrando las fronteras nacionales.
  7. Promoción de la inmigración ilegal para sustituir a la población europea.
  8. Desmantelamiento de la economía de libre mercado sustituida por el socialismo.
  9. Ecologismo panteísta y catastrofista.
Con otras palabras, una «telaraña de intereses», muy superior a la que se refería Max Weber en La situación de los trabajadores (1892). Por cierto, los cinco últimos objetivos son un elemento constante en las intervenciones del Papa Francisco. Aunque no es menos cierto que, dichos lugares comunes, en recta teología católica, en modo alguno pueden considerarse Magisterio de la Iglesia expresado por boca del sucesor de San Pedro. Si no, más bien, opiniones personales de un obispo argentino en el siglo llamado Jorge Mario Bergoglio. Un buen ejemplo de ello fueron sus declaraciones contrarias a la ley moral natural: «Las personas homosexuales que viven juntas tienen derecho a una cobertura legal. Lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil: tienen derecho a estar cubiertos legalmente. He defendido eso» (22-10-2020).

Sin embargo, la ley humana positiva, ha de ajustarse a la naturaleza humana y no viceversa. Eso sería caer en el positivismo jurídico: «La autoridad, no la verdad, hace la ley», escribía Hobbes en Leviatán (1651). El Catecismo de la Iglesia Católica (CEC) advierte que: «La autoridad no saca de sí misma su legitimidad moral» (n. 1902). Y Santo Tomás enseña: «La legislación humana sólo posee carácter de ley cuando se conforma a la justa razón; lo cual significa que su obligatoriedad procede de la ley eterna. En la medida en que ella se apartase de la razón, sería preciso declararla injusta, pues no verificaría la noción de ley; sería más bien una forma de violencia» (S. Th. I-II, q. 93, a. 3 ad 2).

De ahí que la ley positiva ha de estar en conformidad con la verdad de la naturaleza humana creada por Dios, no proteger uno de los «pecados que claman al cielo», como es el caso del pecado «de los sodomitas» (CEC n. 1867). «Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1ª Cor 6, 9-10; 1ª Tim 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso» (CEC n. 2357).

Una «ley de convivencia civil», en palabras del Papa, significa regular jurídicamente un mal, pero las leyes que tienen por objeto un mal son inicuas y han de ser rechazadas: «La autoridad sólo se ejerce legítimamente si busca el bien común y si, para alcanzarlo emplea medios moralmente lícitos. Si los dirigentes proclamasen leyes injustas o tomasen medidas contrarias al orden moral, estas disposiciones no pueden obligar en conciencia. En semejante situación, la propia autoridad se desmorona por completo y se origina una iniquidad» (CEC n. 1903).

El NOM propone que el concepto de patria debe ser diluido y superado ya que supondría un término xenófobo, represivo y explotador, en definitiva, una noción de resabio fascista. De este modo, las identidades particulares, es decir, nacionales, consideradas como arcaicas y opresoras, habrían de ser abolidas a fin de crear pequeñas repúblicas laicas que abandonen las realidades históricas y culturales (fundadas en la religión) que constituyen su esencia desde siglos. Lo cual supone la mayor concentración de poder político, económico e ideológico que se haya conocido en la historia. Se trata del totalitarismo democrático que las palabras del historiador y jurista, Alexis de Tocqueville, ya profetizaron en su obra La democracia en América (1840):

«Después de haber tomado entre sus poderosas manos a cada individuo y de haberlo formado a su antojo, el soberano extiende sus brazos sobre la sociedad entera y cubre su superficie con un enjambre de leyes complicadas, minuciosas y uniformes, a través de las cuales los espíritus más preciosos y las almas más vigorosas no pueden abrirse paso: no destruye las voluntades pero las ablanda, las somete y dirige; obliga raras veces a obrar, pero se opone incesantemente a que se obre; no destruye, pero impide crear; no tiraniza, pero oprime; mortifica, embrutece, extingue, debilita y reduce a cada nación a un rebaño de animales tímidos e industriosos».
Dicho en otros términos, una dictadura perfecta, pues, a diferencia del régimen carcelario del gulag soviético o de los campos de concentración germanos, conforma una auténtica «jaula de oro» que convertiría a los hombres en amantes gustosísimos de esa misma esclavitud, a causa de su apariencia suave por estar disfrazada de libertad. Pero que, precisamente por ello, los haría absolutamente incapaces de percibir su sometimiento total. De hecho, la sociedad contemporánea se halla en el convencimiento de hallarse en «el mejor mundo de los posibles», como sostenía Leibniz (Teodicea, 1734). El estudio de la historia debe ser el núcleo de todas las Humanidades, porque sin conocer el pasado no es posible comprender el presente y, sin comprender el presente, no pueden tomarse decisiones acertadas en el futuro. De ahí que la postergación del estudio de la historia en los planes de estudio y su manipulación por las ideologías en el poder sean una desdicha social universal de consecuencias catastróficas.
El desconocimiento, desprecio u odio por el pasado, por la historia, se fundamenta en la creencia en un futuro, que siempre será mejor que el pasado, por el mero hecho de ser futuro. Así pensaban los dos filósofos protestantes más influyentes de la Modernidad: Kant (Idea para una historia universal en clave cosmopolita, 1784; La paz perpetua, 1795), y Hegel (Fenomenología del espíritu, 1807). Junto con Heidegger (Ser y tiempo, 1927) esta es, precisamente, la filosofía que se ha convertido en el sustrato de la teología moderna, tal y como se advierte en la obra de Karl Rahner, teólogo de enorme y deletérea influencia desde el concilio Vaticano II.

Ahora bien, quien supo ver este engaño fue Benedicto XVI y de ahí la campaña de difamación que orquestó el Nuevo Orden Mundial desde el inicio de su pontificado. De este modo en su obra Dios y el mundo advertía de la capacidad destructiva que comportaba la mentalidad posmoderna: «Un mundo sin Dios de alguna manera simplemente existiría, y estaría desprovisto de cualquier propósito y sentido. No habría más criterios del bien y del mal. Por lo tanto, solo lo más fuerte tendría valor. El poder se convierte entonces en el único principio. La verdad no importa, de hecho, no existe. Solo si las cosas tienen un fundamento espiritual, solo si son deseadas y pensadas, solo si hay un Dios Creador que es bueno y quiere el bien, la vida humana puede tener un significado. […] Cuando Dios muere en una sociedad, se vuelve libre, se nos ha asegurado. En verdad, la muerte de Dios en una sociedad significa también el fin de su libertad, porque el sentido que ofrece a la vida muere».

Están abriendo la Caja de Pandora, es decir, nosotros (EL PODER) cambiamos las leyes, cambiamos conceptos porque una vez que tú cambias el concepto, automáticamente tú estás haciendo un cambio completo en la Norma, que es lo que no terminan de entender. No se trata simplemente, de dejar que dos personas del mismo sexo se casen, no se trata simplemente, de decir, Bueno, vamos a cambiar los pronombres, sino que se trata un cambio completo: y es una ideología.

El problema es que ellos dicen y, ellos mantienen que no es una ideología, sin embargo, una ideología que busca modificar, buscan modelar y. busca condicionar. Así es, modificar, condicionar y modelar. Eso es lo que busca una ideología.

“No tendrás nada y serás feliz”. Fíjense que la famosa frase es algo más que la enunciación de un objetivo del Foro de Davos y su famosa Agenda 2030. La forma en que está enunciado es la de una orden. Como un mandamiento del Decálogo. No matarás. No robarás. No tendrás nada. Y serás feliz (por tanto no te quejarás, o a la inversa). No es algo optativo. No tendrás nada y punto. Y serás feliz y te aguantas. No hay peros.

No tener nada resulta fundamental para la dominación de un conjunto. O sea, una cosa es la obsesión de tener, que también es una esclavitud, pero otra muy distinta es no tener nada y que se te niegue el derecho a la propiedad. Alguien que no tiene nada es alguien totalmente dependiente. Dependiente del que tiene. ¿Y de quién será todo en ese mundo 2030 en el que nadie tendrá nada? Porque de alguien tendrá que ser todo. ¿De los plutócratas que manejan los hilos de Davos? ¿Del estado? Pues de ellos será de quienes dependamos en todo al no tener nosotros nada, al ser todo de ellos.

Alguien que no tiene nada, aparte de dependiente, es alguien con menos motivos para luchar por algo. Alguien que no ha recibido nada de sus padres. Alguien que no tiene nada que defender. Alguien que no tiene nada que dejar a sus descendientes. Después de una vida de esfuerzos no tendrás nada. Estarás igual que al comenzar el camino, al comenzar a esforzarte. El premio a tus esfuerzos será seguir sin tener nada después de todos tus esfuerzos. Claro que para ese entonces quizá ya hayas decidido hace tiempo dejar de esforzarte. No te esfuerces. No luches. No te rebeles. Sé feliz. Obedece.

Con eso y con todo, contra el “no tendrás nada y serás feliz” ya nos vamos previniendo poco a poco. Lo vamos conociendo, siquiera una minoría con pensamiento crítico. Lo vamos propagando. Advertimos de lo que viene a nuestros conocidos. A veces con poco éxito. Parecemos unos paranoicos. ¿Quién nos va a dejar sin nada? ¿Quién nos va a impedir tener un coche o circular con él por donde queramos? ¿Quién nos va a obligar a comer gusanos? Somos la rana en el puchero, no nos enteramos de que nos están abrasando.

Pero lo peor quizá no es lo de que no tendremos nada y seremos felices. Lo peor, que también va implícito en la Agenda 2030 y la ideología de género, es la idea de que tampoco seremos nada. Además de no tener nada en 2030 no seremos nada. Y seremos felices no siendo nada.No tener nada es bastante dramático, pero no ser nada es mucho más amenazante todavía. Bajo el regalo envenenado de que podremos ser lo que queramos, al punto de que podremos hasta autodeterminar nuestro género, lo que en el fondo nos están haciendo es robarnos lo que somos. Para poder ser cualquier cosa hay que no ser nada. Para poder ser cualquier cosa hay que ser plastilina, una hoja en blanco. Si soy una jirafa no puedo ser un perro. Si soy un hombre no puedo ser una mujer. Si puedo ser una jirafa o un perro es que no soy ni una jirafa ni un perro. Eres o nada o algo que niega lo que realmente es, seducido por la idea de poder ser cualquier cosa. El problema es que poder ser cualquier cosa es una maldición, no un regalo. Para poder ser otra cosa tienes que negar lo que eres; pero negar lo que eres, por otro lado, no te convertirá en otra cosa que lo que eres. Una jirafa que quiere ser un perro no es un perro, es una jirafa lamentable. No te dicen que si quieres puedes ser un perro para que realmente seas un perro, sino para que te comportes como tal, para que puedas traerles en la boca los palos que te lancen a cambio de una caricia. No tener nada es la parte buena de la Agenda 2030. La parte preocupante de verdad es la de que no serás nada. No teniendo nada y no siendo nada, siendo totalmente dependiente y negando tu identidad, estarás preparado para ser el esclavo total. Un esclavo feliz con sus cadenas. Un esclavo infeliz se podría rebelar. Ser un esclavo feliz, por tanto, no puede ser opcional.


Lo peor de la Agenda 2030 no es que no tendrás nada, sino que tampoco serás nadie
“No tendrás nada y serás feliz”. Fíjense que la famosa frase es algo más que la enunciación de un objetivo del Foro de Davos y su famosa Agenda 2030. La forma en que está enunciado es la de una orden. Como un mandamiento del Decálogo. No matarás. No robarás. No tendrás nada. Y serás feliz…

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INCAPACES DE PERCIBIR LA REALIDAD

Todos somos testigos de esto si miramos a nuestro alrededor, fruto de muchos años de degradación social y de secuestro de las mentes y las almas a través de una ingenería social muy estudiada. Fundamental entender cómo los enemigos de la Humanidad actúan en las mentes y almas de los seres humanos para impedirles pensar, discernir, tomar decisiones, y sobre todo, percibir correctamente la realidad. El objetivo último es convertirnos en cosas, manejables fácilmente, sin alma, sin respeto ni amor a Dios, sin santo temor de Dios:
embrutecernos, convertirnos en bestias...esclavos al servicio del NOM, dirigido por el AC. Este programa lo emitimos por primera vez en enero de 2021.

Contiene la intervención de dos personas que nos ofrecen mucha información clave para entender esta impotencia de la gente para percibir la realidad: - Hilda Molina, cubana que fue muy amiga de Fidel Castro, neurocirujana que nos explica lo que descubrió al lado del dictador compatriota, quien le habló de "la revolución silente" enfocada al control total de las mentes de los ciudadanos.

También nos cuenta que "odio, poder, dinero" es lo que mueve a todos los resentidos, sean millonarios o no, en ese seguimiento y/o apoyo a Fidel Castro, quien murió dejando una herencia valorada en más de mil millones de euros. - Yuri Bezmezov, ex agente de la KGB, quien en 1984 daba una entrevista donde advertía de la realidad que se estaba empezando a imponer en el pueblo americano, y por extensión, en los ciudadanos de todo el mundo. La libertad se estaba acabando. En dicha entrevista expuso operaciones de inteligencia social de la Unión Soviética en el extranjero y de cómo el aparato comunista se apodera paciente, pero brutalmente de la conciencia de un país.

Hoy en día aspiran a más en ese robo del alma humana. Se llama transhumanismo y neuromodulación. Sería el fin de la especie humana. No queda mucho para ello, porque tecnología tienen para llevarlo a la realidad. Están en ello, hacia ello nos quieren llevar. Por eso, quien resiste, gana.

La Radio Con “Soberanía,” Con “Soberanía Ciudadana.” Con La Transmisión de Juan Carlos Vázquez.

En 15 minutos denunció todos los planes globalistas brillantemente... ¡IMPERDIBLE!

AGENDA 2030: 
LAS TRAMPAS DE LA NUEVA (SUB)NORMALIDAD 
🔆😈😷💀