EL Rincón de Yanka: PANDEMIA

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miércoles, 20 de agosto de 2025

LIBRO "DESINFORMACIÓN: EL PRECIO DE LA CONFIANZA": 👥 DESTAPA LAS NARRATIVAS FANGOSAS DEL PODER GLOBALISTA por PONCIANO RAMÍREZ

 
DESINFORMACIÓN: 
El Precio de la Confianza


"Desinformación: El Precio de la Confianza" destapa las narrativas que han fracturado nuestra sociedad, desde la pandemia de COVID-19 hasta el cambio climático y la corrupción institucional. 
Ponciano Ramírez, con un análisis riguroso basado en evidencias, revela cómo la desinformación ha erosionado la confianza, polarizado comunidades y silenciado verdades. A través de historias humanas y datos verificados, este libro te invita a cuestionar: ¿qué pasa cuando confiamos ciegamente en lo que nos dicen? ¿Cómo recuperamos el control de la verdad?

Publicado bajo una licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas 4.0, este libro es un faro para quienes buscan claridad en un mundo de sombras. Disponible en formato digital al precio más bajo permitido y en papel al coste de impresión. ¡Descarga o compra ahora y únete a la búsqueda de la verdad!

La desinformación ha fracturado la confianza en las sociedades de todo el mundo, erosionando la cohesión social y alimentando divisiones profundas. 
Desde la pandemia de COVID-19 hasta el cambio climático, pasando por la salud pública, la economía, los escándalos globales y las conspiraciones, las narrativas que consumimos han moldeado nuestra percepción de la realidad, a menudo con consecuencias devastadoras. 

Este libro examina el daño causado por las ideas falsas, explorando cómo han distorsionado debates cruciales alejando a la humanidad de la verdad. A través de un análisis riguroso basado en hechos, Desinformación: El Precio de la Confianza invita al lector a reflexionar: ¿qué pasa cuando confiamos ciegamente en lo que nos dicen? ¿Y cómo recuperamos el control de nuestra comprensión del mundo?

Nota al lector

Este libro reúne evidencias y reflexiones sobre la desinformación, recopiladas con rigor a partir de múltiples medios y fuentes públicas. Todas las referencias citadas han sido verificadas y se encuentran listadas al final del libro, incluyendo sus URL completas para facilitar su consulta. Sin embargo, debido a la naturaleza efímera del entorno digital, muchas de estas fuentes, aunque activas en el momento de su consulta, pueden no estar accesibles en el futuro. 

Algunos estudios, como los del Pew Research Center, indican que entre el 30% y el 40% de las páginas web creadas hace una década desaparecen por "decadencia digital", debido a enlaces rotos, cambios en la estructura de sitios web, caducidad de dominios o decisiones editoriales de retirar contenido. En los medios de comunicación, entre el 20% y el 25% de los enlaces se vuelven inaccesibles con el tiempo, especialmente en noticias antiguas o polémicas, por eliminaciones deliberadas, restricciones detrás de muros de pago, o ajustes por motivos legales, reputacionales o de derechos de autor. 
Por esta razón, en el cuerpo del libro hemos optado por incluir únicamente referencias de texto (medios, fechas y títulos clave de las publicaciones) en lugar de hipervínculos directos, que podrían quedar obsoletos o ser retirados con los años, como ha ocurrido en muchos casos relacionados con temas polémicos. 

Las URL completas, verificadas al momento de la publicación, están disponibles en la sección final de referencias para aquellos lectores que deseen explorar las fuentes originales. Invitamos a los lectores, como María o Sofía en estas páginas, a emprender su propia búsqueda de la verdad, explorando archivos digitales, bibliotecas o plataformas como X, donde el conocimiento colectivo sigue desafiando las sombras de la censura y la desaparición. 

La verdad no es un objeto que se guarda; es una semilla que se siembra. Confiamos en que este libro inspire tu propia investigación, un paso valiente hacia un mundo donde la claridad prevalezca sobre el silencio.

Introducción: 
La Era de la Desinformación

La Desinformación: Un Veneno Silencioso que Divide y Confunde

Vivimos en una era donde la verdad parece desvanecerse como arena entre los dedos, un tiempo en el que palabras, imágenes y titulares compiten ferozmente por capturar nuestra atención, distorsionando la realidad hasta hacerla casi irreconocible. La desinformación, como fenómeno, no se reduce a la simple difusión de mentiras; es un arte oscuro y sofisticado que manipula percepciones, siembra dudas corrosivas y fractura los cimientos de confianza que sostienen a las sociedades. Es un veneno silencioso que se infiltra en nuestras mentes, generando un caos mental que nos atrapa en una encrucijada de incredulidad y temor, llevándonos a la obediencia ciega o a la rebeldía instintiva. 

Durante la pandemia de COVID-19, este fenómeno alcanzó una escala sin precedentes, transformando una crisis sanitaria en un campo de batalla de narrativas opuestas, donde la verdad se convirtió en una víctima colateral, sacrificada en el altar de agendas ocultas. La desinformación no solo distorsiona hechos; destruye comunidades, polariza familias y erosiona la fe en las instituciones que, en teoría, deberían guiarnos hacia el bien común. 

Entre 2020 y 2021, fuimos testigos de cómo vecinos se enfrentaban con vehemencia por el uso de mascarillas, cómo amistades de toda la vida se rompían por diferencias sobre las vacunas, y cómo las redes sociales se transformaban en arenas digitales donde cada publicación era un arma cargada de ira. Este caos no surgió de la nada; fue cuidadosamente alimentado por la desinformación, que convirtió a ciudadanos comunes en soldados involuntarios de narrativas enfrentadas, cada uno convencido de que su verdad era la única válida. 

El resultado fue una sociedad fragmentada, donde el diálogo cedió paso a los gritos, la empatía se disolvió en acusaciones mutuas, y la capacidad de escuchar al otro se perdió en un torbellino de desconfianza. ¿Cómo llegamos a este punto de ruptura? ¿Qué fuerza invisible manipuló nuestras percepciones hasta hacernos dudar no solo de los demás, sino de nuestra propia capacidad para discernir entre lo verdadero y lo falso?

El daño de la desinformación trasciende los titulares falsos o los rumores que se propagan como incendios en las redes sociales. Sus efectos son profundos y duraderos: 
una ansiedad colectiva que paraliza, una desconfianza generalizada hacia la ciencia que debería iluminarnos, y un sentimiento de impotencia ante un mundo que parece estar gobernado por agendas que operan en las sombras. 
Durante la pandemia, la desinformación transformó preguntas legítimas en herejías imperdonables, convirtió a ciudadanos curiosos en parias sociales y silenció a quienes osaron buscar respuestas más allá de los comunicados oficiales. Este libro no pretende ofrecer una verdad absoluta, pues la verdad no es un trofeo que se reclama con arrogancia, sino un proceso que se persigue con humildad y rigor. Sin embargo, sí aspira a iluminar esas sombras donde la verdad ha sido ocultada, a revelar las contradicciones que han moldeado nuestra comprensión de los hechos y a cuestionar quiénes, en realidad, han sido los verdaderos arquitectos de este caos informativo que nos divide.

La Narrativa Oficial: Las “Conspiraciones” como Chivo Expiatorio

Cuando el COVID-19 irrumpió en el escenario global a principios de 2020, las autoridades sanitarias internacionales, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) hasta los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, presentaron una narrativa clara, unificada y aparentemente incuestionable: 
el virus representaba una amenaza sin precedentes, pero la ciencia moderna tenía las herramientas para enfrentarlo. Las mascarillas salvarían vidas al reducir la transmisión, los confinamientos estrictos detendrían la propagación del virus, y las vacunas, desarrolladas a una velocidad vertiginosa, serían la llave para regresar a la normalidad. 

Los medios de comunicación, desde los grandes canales de televisión hasta los periódicos de mayor prestigio, amplificaron este mensaje con una urgencia casi religiosa, presentándolo como un imperativo moral. Se nos instó a confiar ciegamente en estas medidas, a aceptarlas como un acto de responsabilidad colectiva, y a considerar cualquier desviación de esta narrativa como un peligro para la salud pública y el bienestar social. En este contexto, las “noticias falsas” y las “teorías conspirativas” fueron señaladas como las principales responsables de la confusión y la resistencia social. 

Se acusó a los usuarios de redes sociales de difundir rumores infundados sobre los orígenes del virus, los efectos secundarios de las vacunas o la eficacia de tratamientos alternativos como la ivermectina o la hidroxicloroquina. Plataformas como Twitter—antes de su cambio de propiedad en 2022—y Facebook implementaron políticas de censura estrictas, eliminando contenido etiquetado como “desinformación” y suspendiendo cuentas que lo promovieran. Los gobiernos, por su parte, instaron a los ciudadanos a denunciar publicaciones sospechosas, creando un clima de vigilancia digital. 

Los “antivacunas”, los “negacionistas del COVID” y los “conspiranoicos” se convirtieron en los villanos perfectos, caricaturizados como ignorantes o irresponsables que amenazaban el esfuerzo colectivo con sus ideas descabelladas y peligrosas. Esta narrativa oficial era seductora por su simplicidad: las instituciones eran los guardianes infalibles de la verdad, y cualquier voz disidente representaba una amenaza que debía ser silenciada. Los medios publicaban titulares alarmistas sobre “peligrosos rumores” que ponían en riesgo la lucha contra el virus, mientras que los verificadores de datos trabajaban incansablemente para desmentir afirmaciones que, en muchos casos, resultaron ser ciertas o al menos parcialmente válidas con el tiempo. 

Pero esta cruzada contra la desinformación tuvo un costo devastador. Silenciar preguntas legítimas, ridiculizar a quienes expresaban dudas razonables y demonizar a los escépticos no solo alimentó una desconfianza aún mayor hacia las instituciones, sino que creó un vacío donde la verdad luchaba por sobrevivir. La narrativa oficial, lejos de unificar a la sociedad en un momento de crisis, sembró semillas de división profunda, dejando a muchos preguntándose: ¿por qué tanto esfuerzo por controlar lo que podemos pensar, dudar o investigar?

La Pregunta Clave: ¿Quién Genera la Desinformación?

Si la desinformación es el veneno que ha fracturado nuestra sociedad, desgarrando lazos de confianza y comunidad, entonces debemos atrevernos a preguntar: ¿quién sostiene el frasco que lo contiene? La narrativa oficial nos condicionó a señalar a los márgenes—los blogueros anónimos, los tuiteros rebeldes, los “locos” con sus teorías excéntricas—como los principales responsables del caos informativo. Pero, ¿y si el verdadero origen de la desinformación no radica en las periferias de la sociedad, sino en el corazón mismo de las instituciones que juraron protegernos? ¿Y si las narrativas dominantes, respaldadas por gobiernos, agencias de salud y conglomerados mediáticos, fueron las que distorsionaron la realidad con mayor impacto y consecuencias? 

Esta es la pregunta que guía cada página de este libro: ¿estamos seguros de quién genera la desinformación, y por qué nos resulta tan difícil mirar hacia el centro del poder? Esta no es una pregunta retórica ni un ejercicio de provocación. Los documentos desclasificados, los informes oficiales y las investigaciones independientes han comenzado a revelar una verdad incómoda: muchas de las afirmaciones etiquetadas como “conspiraciones” durante la pandemia tenían fundamentos legítimos, mientras que las narrativas oficiales a menudo escondían contradicciones, omisiones deliberadas y, en algunos casos, falsedades descaradas. 

Desde los orígenes del virus, inicialmente descartados como un escape de laboratorio hasta que informes como el del Congreso de EE.UU. en 2024 señalaron su plausibilidad, hasta los efectos secundarios de las vacunas, minimizados a pesar de los miles de reportes en bases de datos como VAERS y EUDRA Vigilance, las evidencias sugieren que las instituciones no siempre actuaron como guardianes de la verdad, sino, en ocasiones, como sus sepultureros. Este libro no busca demonizar a nadie ni alimentar una narrativa de víctimas y villanos; su propósito es exigir respuestas claras y transparentes. Si la desinformación es un delito contra la sociedad, ¿quiénes son los verdaderos culpables, y por qué hemos permitido que el dedo acusador apunte siempre hacia abajo?

El Enfoque del Libro: Un Viaje Basado en Evidencias

Desinformación no es un manifiesto impulsado por opiniones subjetivas ni un grito de indignación desprovisto de sustancia. Es una investigación meticulosa, un viaje riguroso a través de los hechos, las publicaciones verificadas y los datos que han emergido tras años de silencio, censura y opacidad. 

Este libro se fundamenta en evidencias concretas: informes oficiales de instituciones como los CDC y la OMS, documentos desclasificados que revelan decisiones tomadas a puertas cerradas, estudios científicos revisados por pares, y testimonios de expertos que fueron ignorados, ridiculizados o marginados durante la pandemia. 
Cada capítulo está construido sobre cimientos sólidos, desde los reportes de exceso de mortalidad en distintos países hasta las revelaciones de comisiones parlamentarias, como el informe del Congreso de EE.UU. de diciembre de 2024, que expuso fallos institucionales graves en la gestión de la crisis sanitaria. No hay espacio para especulaciones sin fundamento; cada afirmación está respaldada por fuentes que resisten el escrutinio más exigente. 

El propósito de este libro es claro y ambicioso: desmantelar las narrativas dominantes que han moldeado nuestra comprensión de la pandemia y otras crisis sociales recientes y revelar quiénes se beneficiaron de controlar el relato en su propio interés. A través de capítulos que abordan temas cruciales—desde los orígenes del COVID-19 y los efectos secundarios de las vacunas hasta los costos sociales y económicos de las políticas pandémicas—Desinformación ofrece un análisis crítico de cómo la verdad fue sacrificada en el altar de la conveniencia política, corporativa e ideológica. No pretendemos ofrecer una verdad absoluta, pues nadie puede reclamar tal cosa con honestidad; nuestro objetivo es empoderar al lector con las herramientas necesarias para cuestionar, investigar y exigir transparencia en un mundo donde la opacidad se ha convertido en norma. 

Este libro es una invitación a pensar por nosotros mismos, a no aceptar respuestas prefabricadas y a reclamar nuestro derecho a saber. Este viaje no es únicamente académico; es profundamente humano. Cada dato, cada informe, cada número citado en estas páginas representa vidas afectadas: 
familias que perdieron seres queridos en circunstancias envueltas en dudas, niños cuyos sueños se truncaron por años de escuelas cerradas, pequeños empresarios cuyos negocios colapsaron bajo el peso de políticas arbitrarias. 
Al basarnos en evidencias verificadas, honramos a aquellos cuyas historias fueron silenciadas, a quienes vieron sus dudas descartadas como herejías, a quienes lucharon por la verdad en medio de la censura. 
Desinformación es un testimonio de que la verdad, aunque incómoda y difícil de alcanzar, es la única vía hacia la reconciliación, la justicia y la reconstrucción de una sociedad fracturada.

Reflexión Personal: Un Camino de Cuestionamiento

Como autor, mi motivación para escribir Desinformación no surge de un impulso pasajero ni de un deseo de controversia. Es el resultado de una trayectoria que ha definido mi trabajo a través de tres libros anteriores, cada uno dedicado a desentrañar las dinámicas de poder que operan tras las cortinas de los relatos oficiales. Mis libros anteriores exploraron cómo los medios de comunicación moldean nuestras percepciones para servir a agendas políticas, manipulando emociones y prioridades colectivas, analizaron el impacto devastador de la censura en la libertad de pensamiento, mostrando cómo el silencio forzado ahoga las ideas que podrían transformar el mundo, desenterraron las consecuencias de políticas económicas diseñadas para beneficiar a unos pocos a expensas de las mayorías, dejando tras de sí un rastro de desigualdad y desesperanza. Desinformación es la culminación de este viaje, un esfuerzo por aplicar las mismas preguntas incisivas a la crisis más definitoria de nuestro tiempo: la pandemia de COVID-19 y sus secuelas. 

Mi interés en este tema comenzó con las contradicciones que observé desde los primeros días de la pandemia, en la primavera de 2020. Mientras los titulares proclamaban la infalibilidad de las medidas sanitarias—mascarillas obligatorias, confinamientos totales, vacunas como solución definitiva—noté que las evidencias no siempre respaldaban las afirmaciones oficiales con la claridad que se nos exigía aceptar. 

¿Por qué se descartaba de plano la hipótesis de un escape de laboratorio como una conspiración absurda, cuando documentos posteriores, como los del Congreso de EE.UU. en 2024, señalarían que era una posibilidad plausible? ¿Por qué se minimizaban o silenciaban los reportes de efectos adversos de las vacunas, cuando bases de datos como VAERS en Estados Unidos y EUDRA Vigilance en Europa acumulaban miles de casos que merecían investigación? ¿Por qué se ridiculizaba a quienes preguntaban por el papel de la inmunidad natural, cuando estudios posteriores, como los publicados en The Lancet en 2023, confirmarían su eficacia en muchos casos? Estas preguntas no eran teorías descabelladas; eran grietas visibles en una narrativa oficial que parecía más interesada en el control que en la transparencia. 

Como escritor, mi papel no es dictar verdades ni imponer certezas, sino iluminar las sombras donde la verdad ha sido escondida, distorsionada o enterrada. Mis libros anteriores me han enseñado que las narrativas dominantes, con su apariencia de infalibilidad, a menudo sirven a intereses ocultos, ya sean políticos, corporativos o ideológicos. Durante la pandemia, observé con creciente inquietud cómo las instituciones que deberían haber protegido a la sociedad—gobiernos, agencias de salud, conglomerados mediáticos—optaron por priorizar el control narrativo sobre la honestidad. Vi cómo los “librepensadores”, desde científicos de renombre hasta ciudadanos comunes que se atrevían a dudar, eran atacados, censurados y marginados por cuestionar lo incuestionable. 

Este libro es mi respuesta a esa injusticia, un intento de dar voz a los silenciados, de honrar a quienes buscaron la verdad en medio de la hostilidad, y de exigir rendición de cuentas a quienes prefirieron la comodidad de una mentira conveniente antes que la valentía de la transparencia. 

No escribo desde la arrogancia de quien cree saberlo todo, sino desde la humildad de quien reconoce que la verdad es un camino arduo, lleno de matices y contradicciones. Mi experiencia personal, como alguien que ha navegado durante años las complejidades de los relatos oficiales, me ha convencido de que cuestionar no es un acto de rebeldía sin sentido, sino una responsabilidad cívica y moral. En un mundo donde la desinformación no solo emana de los márgenes, sino de los púlpitos del poder, nuestro deber como ciudadanos es preguntar incansablemente:
¿quién controla el relato, y con qué propósito? Desinformación es mi contribución a esa búsqueda incansable, un esfuerzo por honrar a las víctimas de las mentiras y omisiones, por dar voz a los que fueron callados, y por construir un futuro donde la verdad no sea un lujo reservado para unos pocos, sino un derecho inalienable de todos.

Conclusión: La Verdad Como Camino

El Puzle Completo 

La verdad que hemos perseguido no es un mosaico de hechos aislados; es un puzle donde cada pieza confirma las demás, revelando un sistema de control que trasciende fronteras y épocas. 
Las evidencias, resumidas desde los capítulos previos y enriquecidas con movimientos ciudadanos de 2025, muestran que la desinformación es un diseño deliberado, pero también que la resistencia está creciendo. Mirar el puzle completo es un acto de valentía. Cada capítulo de este libro—desde el origen del COVID-19 hasta la interferencia electoral)—es una pieza que, al encajar, revela un sistema diseñado para mantenernos sumisos. Las muertes en residencias no fueron errores; fueron síntomas de una corrupción orquestada que protegía a élites. 

La censura pandémica y de disidentes como RFK Jr. no fue protección; fue control narrativo, como los medios del Capítulo 10. Las distracciones mediáticas (Capítulo 17) no son casualidades; son estrategias para desviar nuestra mirada de la corrupción del poder ¿Qué nos muestra este puzle más allá de sus piezas? Nos muestra un mundo donde la verdad es el enemigo del poder, donde las instituciones que juran protegernos—gobiernos, medios—son a menudo sus guardianes. Nos confronta con una realidad incómoda: 
hemos delegado nuestra soberanía, aceptando narrativas que nos dividen mientras el poder prospera. 

¿Podemos seguir viendo la realidad como antes, creyendo en titulares, obedeciendo sin dudar? La respuesta es no. El puzle completo nos desafía a madurar como humanos, a reconocer nuestra capacidad para discernir, unirnos y actuar. 
Nos pregunta: ¿tenemos el valor de asumir nuestra soberanía, de aceptar que somos cocreadores de nuestro destino, no peones en un juego ajeno? ¿Decimos “basta” al sistema que nos encadena?

Este “basta” no es un grito de rabia; es un compromiso con la búsqueda de la verdad, como el de Javier, Clara, Lucía y Elena. Cada hilo que arrancamos—los “Twitter Files”, los movimientos como “Por la Verdad”—es un ladrillo en un nuevo mundo. Como vimos en el Capítulo 16, el librepensamiento no nos aísla; nos une. El puzle no es una condena; es una invitación a construir, a decir “basta” con acciones que transformen, desde un foro local hasta un post en X. La verdad, como el Viejo Chiflado soñó, es nuestro camino hacia la libertad.

Historia del Ciudadano: El Despertar de Sofía

Imagina a Sofía, una profesora de 45 años en Granada, en marzo de 2025. Su aula está llena de estudiantes que recitan titulares sobre pandemias, clima y elecciones, pero algo en sus voces suena hueco. Sofía recuerda 2020: 
las mascarillas obligatorias, las promesas vacunales, el silencio sobre su tía, fallecida en una residencia. Un día, encuentra un ejemplar de Desinformación: 
El Precio de la Confianza en la biblioteca. 
Lee sobre las residencias (Capítulo 6), las élites (Capítulo 13), las ONGs (Capítulo 14), y siente que las piezas encajan. Busca en X cuentas de activistas, comparte informes no mencionados por los medios de masas. Sus colegas la tildan de “conspiranoica”; su hija le dice “mamá, para”. La soledad la envuelve, pero un post en X le da coraje: “La verdad empieza contigo.” 
Sofía organiza un taller en su escuela. En 2025, su grupo crece, uniendo a padres, médicos, activistas. 
“Basta,” dice Sofía, no con ira, sino con amor. Su despertar, como un faro, ilumina a otros, un eco de la resistencia que hemos trazado en este libro.

Reflexión Final: La Verdad Como Soberanía

El Viejo Chiflado, cerrando su cuaderno bajo un cielo estrellado, deja un legado de susurros que resuenan en cada página de este libro. 
“La verdad comienza con una chispa de duda,” garabateó, recordándonos que cada pregunta, desde los orígenes del virus hasta las redes de poder, ilumina las sombras. 
“No se entrega en comunicados oficiales; se conquista con preguntas,” murmuró, celebrando la rebeldía de los que dudan. 

“No se encuentra en los despachos; está en los corazones que se atreven a dudar,” escribió, honrando a los ciudadanos que desafían la corrupción. 
“No se silencia con etiquetas; se fortalece con cada voz que la defiende,” anotó, alzando a los silenciados. 
“Es una chispa que enciende la voluntad de un pueblo,” susurró, soñando con comunidades unidas. Y con una sonrisa, garabateó: 
“Es un código que desciframos juntos,” un canto a nuestra unión en la era digital. 

Estas palabras, como faros, guían nuestro camino, un recordatorio de que la verdad no es un fin, sino un sendero que forjamos con amor y coraje. Sofía, bajo la luz de su aula, encarna este legado. Cada pieza del puzle que descifró—cada capítulo que leyó—fue un paso hacia su soberanía, un desafío al poder que nos quiere sumisos. La verdad no es un trofeo; es una responsabilidad. 

Nos pide madurez para aceptar lo que somos: humanos capaces de cuestionar, crear, resistir. Nos pide valor para decir “basta” a las mentiras que nos dividen, a las élites que nos manipulan, a las distracciones que nos ciegan. 
Este puzle, como el Viejo soñó en Yo Soy Normal, no nos condena; nos libera. 
Nos muestra que la realidad no es fija; es un lienzo que pintamos juntos, con cada pregunta, cada acción, cada comunidad. La verdad es nuestra resistencia, nuestra esperanza, nuestro camino hacia un mundo donde el amor al prójimo prevalece. ¿Tendremos el coraje de recorrerlo?

Invitación al Lector

Lector, imagina que estás con Sofía, sosteniendo este libro, sintiendo el peso de sus piezas encajadas. Cada capítulo que has leído—desde las residencias hasta las redes de poder, desde el alarmismo climático hasta las ONGs—es una pieza del puzle que te confronta: 
¿puedes seguir viendo la realidad como antes? La verdad te desafía a asumir tu soberanía, a madurar como humano, a decir “basta” al sistema que te encadena. No estás solo. Forma tu taller, como Sofía; comparte un dato, como Lucía; siembra una semilla, como Elena. No necesitas ser un mártir; necesitas ser tú, con tu curiosidad y tu corazón. Comparte este libro, con un amigo, un vecino, un desconocido. La verdad es un fuego que enciendes con tu voz. ¿Estás listo para decir “basta” y forjar el camino?

Una Semilla para la Verdad

Este libro, "Desinformación: El Precio de la Confianza", es un faro en un mundo de sombras, un esfuerzo colectivo por desentrañar las narrativas que nos dividen y empoderar a cada lector con la verdad. Su valor es inmenso: cada página lleva la huella de una investigación extensa, un diálogo con la inteligencia artificial, y un compromiso profundo con la justicia social. Pero la verdad no pertenece a unos pocos; es un derecho de todos. Por eso, lo ofrecemos bajo una licencia Creative Commons Attribution-NoDerivatives 4.0 International (CC BY-ND), que permite compartirlo libremente, respetando su autoría y contenido original. Descárgalo, envíalo, imprímelo: que la búsqueda de la verdad se disperse sin barreras. 
Si decides adquirirlo en Amazon en formato papel, lo encontrarás al menor precio que la plataforma permite, porque nuestro propósito es la búsqueda de la verdad a través del pensamiento crítico, no lucrar. 

El poder de este libro está en tus manos. Compártelo con un amigo, en un foro, en tu comunidad. Cada copia que circule es una semilla que enciende el despertar a una nueva sociedad, un paso hacia el futuro luminoso que construimos juntos. 

Como dijo el Viejo Chiflado: “La verdad no se guarda; se siembra.” 
Lector, sé la semilla. Difunde este libro, y que la búsqueda de la verdad prevalezca.

Ponciano Ramírez 
13 de julio de 2025

sábado, 3 de mayo de 2025

LIBRO "UN VIRUS RECORRE EL MUNDO: EL VIRUS DEL LIBERALISMO" por CARLOS X. BLANCO 〰🔆


UN VIRUS RECORRE EL MUNDO

EL VIRUS DEL
LIBERALISMO

CARLOS X. BLANCO

Nunca fue tan engañosa la raíz de una palabra: liberalismo. Liber, libre… Pero ¿quién va ser libre con respecto a qué? No se trata aquí de la persona, que supuestamente se libera de poderes que la envuelven y aplastan. Antes bien: se libera la Economía respecto del poder político. Nunca se cometió mayor aberración en la historia de los pueblos civilizados, libertando a las peores fuerzas e instintos crematísticos, esclavizando al ser humano sometiéndolo a un becerro de oro. Esta es la causa de la muerte de Europa. 
Carlos X. Blanco nació en Gijón (1966). Doctor y profesor de Filosofía. Autor de varios ensayos y novelas, así como de recopilaciones y traducciones de David Engels, Ludwig Klages, Diego Fusaro, Costanzo Preve, entre otros. Es autor de los libros La insubordinación de España y Ensayos antimaterialistas, coordinador de las obras El Imperio y la Hispanidad, co-autor de Pandemia contra España y del estudio introductorio de Tiempo de incertidumbre: 
El final del franquismo y la transición según la CIA estadounidense, todos ellos publicados por Letras Inquietas. También colabora de manera habitual con diferentes medios de comunicación digitales.

INTRODUCCIÓN

Un virus recorre el mundo, y recorre Europa. Es el virus del liberalismo.

Este virus, auténtico parásito cultural, no posee vida propia. Su actividad seme­ jante a la vida, pues toda ella es depredación y reproducción, carece no obstante de motor propio. Es una actividad que destruye aquello en donde se aloja.
El virus del liberalismo hizo su aparición en medio del orbe cristiano, ese orbe que después se llamó Europa. El virus promovió y, a la vez, obtuvo ventajas de la disolución de la comunidad tradicional. Ésta comunidad era, en realidad, un complejo organismo en donde el trabajo y su heterogeneidad se veían prote­gidos. Las propias profesiones se autorregulaban y se establecían los debidos procedimientos contra la chapuza, el intrusismo y la falta de mérito. Las comunas rurales o urbanas protegían a los pobres y creaban, bajo redes tupidas y sólidas, un "estado asistencial" que luego el liberalismo, como haría con los gremios, barrería del mapa.

Los reyes anteriores al virus no eran absolutos, pues el Rey de Reyes, aquí en la Tierra, un emperador, y allá en el Cielo, el propio Dios Padre, pediría cuen­tas y clamaría justicia. Los reyes no eran absolutos, pues el Pueblo y la Iglesia eran entidades de derecho propio, que sabían y podían detectar tiranos y, llegado el caso, resistirse a ellos. Asambleas y sínodos, jerarquías y cuerpos intermedios, principios de subsidiariedad y derecho natural protegían al hombre de cualesquiera reduccionismos. Protegían a la persona del virus liberal.

La Edad Media fue denostada, condenada. Significativo nos parece que la invención y propagación del término, asociado al mismo auge del absolutismo, aconteciera en la Europa de finales del siglo XVII, en los albores de una Ilustra­ción en la cual las "luces" disiparían unas supuestas tinieblas que se superpo­nían entre la antigua luz diáfana de los clásicos (Grecia y Roma) y la luz triun­fante del capitalismo "moderno". Lo "moderno" fue, entonces, el proceso de se­cularización del yo protestante. Ese yo suelto (absoluto) que se reclama intér­prete único y dialogante íntimo y sin mediadores con el Altísimo, que rinde cuentas sólo ante él sin Madre ni Maestra (la Iglesia se atomiza), quiere decirse el yo suelto propio de los protestantes, deviene el yo-ciudadano (productor-consu­midor) que en un capitalismo desbocado también se atomiza, descoyuntando la comunidad orgánica que tan alto grado de civilidad había alcanzado de forma católica (universal) en torno al siglo XIII.

Nada más lejos de la luz que este "liberalismo": tiniebla satánica, verdadero ocaso de la Universalidad Cristiana que trabajosamente se había tratado de re­componer en suelo cristiano tras la caída de Roma. La llamada Edad Medía,y su continuidad legítima, el Imperio de la Monarquía Hispánica, fue un katehon, el espíritu de resistencia y recomposición de esa Unidad Espiritual, que también es unión político-militar, del Imperium. El cristiano civilizado, consciente de su mi­sión y de las posibilidades de su alma y su sangre, nunca había renunciado a re­componer esa verdadera Comunidad Superior bajo la cual se amparan y "nidifi­can" todas las demás comunidades orgánicas (rural, feudal urbana) y agrupacio­nes estamentales: 

esto es, el Imperio. La protección del desvalido, el apoyo mu­tuo de los estamentos, la lealtad personal, la protección de los "derechos", todo cuanto de humanismo y civilidad se atesoró tras las invasiones bárbaras, vino a consolidar un fermento para la nueva Civilización:esa que renace con los recon­quistadores asturianos en las montañas del Norte, cuna de la Hispanidad. Esa que renace con Carlomagno y el sueño hecho realidad de un imperio franco-ro­mano, preludio destellante del mucho más duradero Sacro Imperio Romano Ger­mánico. Esa que renace tras el órdago protestante y la inmensa presión oto­mana: la resistencia neomedieval de la Monarquía Hispánica.

Pero el katehon enflaquece a partir de la derrota de los Austrias españoles y de la Iglesia combatiente. A Europa le entra un virus. Todo virus es parasitario, destructivo, simula la vida y no es verdadera vida. El virus del liberalismo fue tan catastrófico y letal como el virus Covidl 9, o más. Al infectar a las sociedades europeas, ya en los inicios mismos de la llamada "Modernidad", millones de personas perecieron, preciosos monumentos de la Civilización Cristiana, como el propio concepto de "persona" y "caridad", sucumbieron. Este virus ejerció la clara misión "separadora" que la tradición asigna al diablo. Hermanos de sangre, como Caín y Abel, llegaron al asesinato por el vil oro. 

Las guerras de sectas, per­dida la Unidad Católica, regaron de sangre nuestra Europa (aunque la Península Ibérica, protegida desde lo Alto, conservó esa Unidad y, por ende, esa paz in­terna).Y mientras Europa se desangraba en los siglos XVI y XVII por obra de los sectarios, los turcos avanzaban sobre Viena. Mientras los capitalistas efectuaban su "acumulación originaria"(Marx) y las "leyes de pobres" se abolían (Polanyi), el virus no hizo sino extenderse, no pudo sino circular sin freno. 

El individualismo rebelde y hereje que la falsa teología difundió en la Europa del norte y del centro mutó muy pronto en un individualismo ético, económico, político. Quedó abolida la verdadera caridad, esto es, el amor al otro que consiste en verle como parte de la propia sangre y como aspecto de una misma comunidad orgánica ética. Ésta se disolvió por obra de una ideología que, al igual que todas, se formó como detritus procedente de lejanas filosofías. El empirismo y liberalismo fun­dante de un Locke no suponen sino un empobrecimiento de la lejana escolástica nominalista, ya de por sí decadente, una adaptación de ésta a un creciente mate­rialismo mecanicista, para el cual el hombre es, en potencia, mercancía, un bruto sin alma cuyo valor económico ha de realizarse.

Hoy en día, el liberalismo no se ve representado exclusivamente por los Es­tados Unidos y su cortejo de satélites anglosajones y sionistas. La propia existen­cia de la Unión Europea responde a la misma traición perpetrada en los comien­zos de la "Modernidad", con su despótica absorción centralizada de soberanías nacionales, con su sempiterna búsqueda de mecanismos que impiden coactiva­mente el proteccionismo económico de cada Estado-nación, con su sumisión desastrosa a los dictados globalistas... Quizá sea el hombre europeo el primer ejemplo de tipo de hombre civilizado, condenado en vida a la mercantilización de su persona, a la bestialización de su existencia. 

Otros tipos de hombre, v.gr. el romano, vieron cómo se barbarizaba por momentos, sin dejar de ser, en el fondo, aquello que un día fue, un punto de luz civilizada en la noche. Pero el europeo de hoy se oscurece, chapotea en el barro de su ignominia y relame su propia sucie­ dad. No es simplemente un civilizado tardío,un nuevo bárbaro. Es un esclavo, una hormiga humanoide. El liberalismo mundial ha previsto que sea el nuevo esclavo de un "tercer mundo" revanchista, la sustancia irreconocible de mil mes­tizajes, la puta que aporta su propia cama y el nuevo converso que muerde el polvo, orientado hacia desiertos que se extienden por las orillas norteñas del Me­diterráneo, hasta más allá, hasta una Hiperbórea perdida para siempre. Allá, en boreales latitudes será también en donde las arenas de Arabia y el viento seco de África derritan los hielos y se entierran las cruces de las iglesias.

La Civilización que creó el concepto de persona, sujeto libre de derechos, y el más fino y ajustado concepto de propiedad privada, como extensión de la pro­pia persona y nunca ajeno a la responsabilidad comunitaria, es también la Civili­zación que ha optado por el suicidio. Se ha expuesto al virus del liberalismo, en­tronizando la Economía por encima de la Política, pero la Economía meramente crematística, el afán de lucro a costa de los seculares fundamentos de su existencia: 
la propia noción de persona y la propia noción de propiedad privada. El neoliberalismo que asoma sus garras hoy en este negro horizonte es un virus ideoló­gico que no se conforma con colonizar y esclavizar naciones enteras, deteriorar el medio ambiente, anular la existencia religiosa y nacional de las masas. 

El neo­liberalismo es un virus que ataca directamente ala persona. Para ese afán de lucro, ya sobra la propia noción de "persona". Es una noción prescindible. Unos fondos de inversión opacos, robotizados, a locales, que actúan sobre todo el orbe terres­tre, tienen absoluta primacía sobre las masas humanas, reducidas hoy a la con­dición de hormigas, sin ideas ni sexo distinguibles, todas iguales, ambiguas en su piel, sin fe ni convicciones, débiles y desarraigadas...

Una reseña de 
La amenaza liberal
Nacido en 1966 en Gijón, Asturias, Carlos X. Blanco es profesor de Filosofía. Ávido lector de Oswald Spengler, Ludwig Klages, David Engels y Robert Steuckers, escribió varios ensayos, entre ellos La caballería espiritual. Ensayo de psicología profunda (2018), Ensayos antimaterialistas (2021) o La insubordinación de España (2021). Recientemente fundada, Éditions La Nivelle publica finalmente un breve ensayo, Le virus du liberalisme, la traducción francesa de El virus del liberalismo: Un virus recorre el mundo (2021) editado por Letras Inquietas.
Contrariamente a la tendencia actual, que nos hace ver a una derecha identitaria nacionalista europea desviándose hacia la adulación de Donald Trump, Elon Musk y el presidente argentino Javier Milei, Carlos X. Blanco desafía la ideología liberal en sus diversas facetas mortíferas al aplicar a su pensamiento "el método del análisis dialéctico [...], en esencia, holístico y funcional".

Así, señala que "la economía se libera del poder político", lo que fomenta la propagación del "virus del liberalismo [...], un verdadero parásito cultural, [que] no tiene vida propia. Su actividad vital, al ser pura depredación y reproducción, carece de motor propio". Sin embargo, "este virus ha favorecido y se ha beneficiado de la disolución de la comunidad tradicional". Cree que "el mundo actual es un mundo pornográfico". Ésta es la esencia última y radical del liberalismo y la expansión del modo de producción capitalista en su fase globalista. También ataca con insistencia la "globalización", que no es otra cosa que el nombre de moda que resume las tendencias expansivas, intrusivas y destructivas del capitalismo a escala planetaria". Según el autor, "el imperialismo estadounidense es el agente militar de la vanguardia y de la globalización forzada, entendida en el sentido estrictamente económico, globalización ejercida por el capital mundial". Sin embargo, "hoy en día, el liberalismo no está representado exclusivamente por Estados Unidos y su séquito de satélites anglosajones y sionistas". Mucho antes de la actual distorsión de las relaciones transatlánticas bajo los arietes del trío Donald Trump, J.D. Vance y Marco Rubio, Carlos X. Blanco ya previó que, para Estados Unidos, «la alianza actual con Europa es puramente circunstancial, y llegará el día en que se romperá. La injerencia de los sionistas, los rusos y los chinos, el conflicto con las fuerzas más expansionistas del islam, etc., tendrán algo que ver». La disociación actual es, en última instancia, bienvenida, especialmente si la ideología liberal "es la causa de la muerte de Europa".

El fracaso pseudoeuropeo

Estas fuertes consideraciones confirman un realismo sólido, en particular sobre el destino de la politogénesis europea. Europa es el juguete del americanismo y el sionismo. Carece de un verdadero ejército y su economicismo frenético impide una educación exigente y disciplinada de sus ciudadanos para una verdadera unión federal europea. El autor recuerda con mordaz ironía que «esta misma maravillosa Unión [...] permitió genocidios durante las guerras en la antigua Yugoslavia. Esta misma “unión de destino en lo universal” [...] recientemente encubrió y ocultó los vuelos secretos de la CIA". Más recientemente, canceló la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Rumania, tal como había instigado la organización de otra segunda vuelta para la elección del jefe de Estado austriaco en 2016. Argumenta además que «la Unión Europea es una unión de estados, pero no es en absoluto una unión de pueblos. Estados y pueblos: 

dos categorías conceptuales inconexas. Siempre se complace en hacer esta distinción beneficiosa. Pueblos y estados nunca son sinónimos ni intercambiables. El pueblo-estado (y no el estado-nación) es poco común si tomamos la palabra "pueblo" en su sentido etnocultural, con la posible excepción del caso de la República Popular Democrática de Corea. El estado-pueblo en un sentido social (y plebeyo) no existe, ni siquiera en la época del socialismo soviético.

El Estado puede crear un pueblo siguiendo un enfoque cívico y contractual, es decir un grupo de ciudadanos iguales en derechos y deberes, una comunidad política que borre las especificidades bioculturales. Todavía existen Estados formados por varios pueblos, especialmente en África, América Latina y Asia. Los pueblos pertenecen a varias afiliaciones estatales distintas (los francófonos viven en el Valle de Aosta italiano, en la Suiza francófona, en la Valonia belga, sin olvidar, al otro lado del Atlántico, los francos y los cajunes en Estados Unidos, los quebequenses, los acadianos, los bois-brûlés y los fransaskois en Canadá). Entre los separatismos regionales que minan España y un estatismo centralizador que borra las diferencias históricas y populares, Carlos X. Blanco adopta una tercera vía. Ni un nacionalismo español jacobino, como el de UPyD [centristas centralizadores] o Vox [derecha nacionalista], ni un poscomunismo sin Marx, como es el de Podemos [el equivalente español de La Francia insumisa] (y, por lo tanto, sin un análisis actualizado del modo de producción capitalista en términos de explotación, plusvalía y alienación) tienen futuro a largo plazo. 

Mejor aún, el Estado español casi no existe, según nos dicen [los políticos establecidos], es una especie de ONG que "garantiza la solidaridad" entre las comunidades autónomas, y otras tonterías. Los soberanismos nacionales y regionales encarnan ahora viejas ideologías o tácticas desgastadas que incitan la desconfianza, fortalecen el sistema de partidos y benefician a una parte de la oligarquía. Son incapaces de ir más allá del marco actual: “España” y “Europa” se conciben como categorías antiguas y vacías. Además, ignoran la geopolítica actual: 

un islam en guerra civil, una africanización de Europa, una reorganización de las potencias extracomunitarias (China, Rusia, India, Brasil, etc.) que hace peligrosa nuestra alianza con Estados Unidos, etc. Además, el autor describe a la llamada Unión Europea como una "absorción despótica y centralizada de las soberanías nacionales, con su búsqueda perpetua de mecanismos para impedir coercitivamente el proteccionismo económico de cada Estado-nación, con su desastrosa sumisión a los dictados globalistas". Para él, "quienes afirman que la Unión Europea es un antídoto contra el estatismo saben que mienten. La Unión Europea es una entidad monstruosa, una entidad con un claro signo capitalista y al servicio de la gran acumulación de plusvalía. La Unión Europea no es menos Estado, ni en el sentido liberal ni en el anarquista: es simplemente el club de los Estados-nación existentes y el instrumento de unos pocos, con cuya primacía podrán ejercer una especie de neocolonialismo sobre los demás".

Refundación neomedieval para el siglo XXI

A principios del siglo XVIII , en la época de la terrible Guerra de Sucesión Española (1701-1714), Carlos X. Blanco habría sido sin duda un ardiente austracista, es decir, un partidario español del pretendiente Carlos de Habsburgo. Hostil a la dinastía borbónica restaurada en 1975, deplora la acelerada americanización de la Corona y de la vida política española. Condena además, por una parte, "el concepto de igualdad (de todos los hombres) [que] oculta la desigualdad material de la especie en todos los aspectos, especialmente en lo que respecta a la posesión de los medios de producción", y, por otra parte, a riesgo de parecer reaccionario, "la democracia, que […] es estrictamente una forma de ley política, [ahora...] trasplantada a terrenos donde el concepto mismo degenera". De ahí surgieron el "lenguaje del algodón" (título de una obra de François-Bernard Huyghe publicada en 1991), la corrección política y el wokismo . En los análisis de Carlos X. Blanco podemos detectar formulaciones similares a las del francés Guy Debord en La sociedad del espectáculo (1967) y luego en Comentarios sobre la sociedad del espectáculo (1988). 

¿Ha leído a Debord? Podemos suponer que debía estar interesado por los escritos de Guillaume Faye. De hecho, afirma que "occidental y europeo serán términos incompatibles. No lo son ya, pero la divergencia solo aumentará en las próximas décadas". Redescubrir la esencia de lo europeo implica, en primer lugar, rechazar “lo “moderno” [que] fue, por tanto, el proceso de secularización del yo protestante”. El surgimiento y expansión del individualismo ha abolido «la verdadera caridad, es decir, el amor al otro que consiste en considerarlo como parte de la propia sangre y como un aspecto de la misma comunidad ética orgánica». Proveniente de la matriz reformada, preludio de la fétida ideología de la Ilustración, el individualismo concibió el liberalismo, el gran corruptor de los vínculos comunitarios orgánicos. Asambleas y sínodos, jerarquías y organismos intermediarios, los principios de subsidiariedad y ley natural protegieron al hombre de todo reduccionismo. Protegieron al individuo del virus liberal. 

En respuesta, insiste en la obligación imperativa de redescubrir el feudalismo, que es un personalismo opuesto a la reificación capitalista. Sin embargo, debemos ser cautelosos al abordar esta noción histórica. Karl Marx se equivoca al hablar de la economía feudal. El liberalismo y el feudalismo forman parte de la esencia de la política, y no de la economía, al establecer vínculos sinalagmáticos a pesar de la fuerte jerarquía político-social entre los miembros del clero y/o la nobleza. Al igual que el filósofo ruso Nicolás Berdiaeff, Carlos X. Blanco aboga por un retorno a la Edad Media en un contexto tecnocientífico avanzado. Lo que se denomina la Edad Media, y su legítima continuidad, el Imperio de la Monarquía Hispánica, fue un katechon , el espíritu de resistencia y recomposición de esta Unidad espiritual, que es también una unión político-militar, del Imperio. 

Sabemos por Carl Schmitt que el katechon es el que retrasa la llegada del Anticristo. Éste es un factor determinante que impide la aparición del caos en la gran política. 

Al referirse a la Monarquía Hispánica, un poder a la vez telurocrático y talasocrático, que dominó a varios pueblos (incluidos los arpitanos francófonos del Franco Condado y los hablantes de oïl picard en los Países Bajos), ¿hace el autor una alusión implícita a una nueva Unión de Armas? En 1626, el rey Felipe IV de España intentó acelerar la unidad de sus coronas y reinos (Castilla, Portugal, Países Bajos, Aragón, las Dos Sicilias, Franco Condado y posesiones de ultramar en América, África y Asia) en los planos militar y financiero. Las reservas y otras reticencias de las asambleas provinciales paralizaron y finalmente interrumpieron esta gran idea geopolítica inacabada. 

Como podemos ver, El virus del liberalismo muestra una hostilidad radical hacia la mercantilización del mundo. Carlos X. Blanco ocupa una posición clave en la actual batalla de ideas. ¡Un libro para meditar urgentemente!

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domingo, 6 de abril de 2025

POLIGIÓN Y RELÍTICA por MANUEL VALERA 🐑🐑🐑🐑🐑

Poligión


Poligión o Relítica, no sé qué término es mejor para designar a ese monstruo que a veces llamamos sistema. Porque es político, sí, pero con mecanismos religiosos. Por eso Poligión. Por eso Relitica.

Ha terminado siendo todo lo rnismo, ahora ya declaradamente, puesto que han admitido los capataces de la granja que habría que ir creando una nueva religión global. En ese nuevo sistema de creencias, intuimos de sobra qué Mandamientos se van a grabar sobre las tablas que bajará el nuevo Moisés. De entrada, sabemos que no será Moisés, sino un señor que antes se percibía señora pero que después de ponerse pelo rosáceo etl Turquía ejerce la bilateralidad de fluidez de género neutro.com. Por supuesto, el nuevo Decálogo sagrado vendrá cargado de culpa, mucha culpa. Porque la culpa es la gasolina que mueve el motor de esta Poligión, de esta Relítica.

Culpable, sin más, si eres hombre. Si eres hombre blanco, claro está. Tu heteropeinado es el causante de todos los males desde el amanecer del mundo. Has de deconstruirte, o sea: dejarte destruir.
Culpable de existir. Ya da igual de qué color vengas, si blanco, negro o naranjito, aunque siempre serás más culpable como blanco, que quede claro. La nueva religión se basa en la premisa de que el ser humano es un mal para el planeta y que, por lo tanto, nacer te hace indigno. En vez de pecado original, ahora hablan de huella de carbono. La esencia es la misma: contaminas, y tu mera existencia empuja al mundo hacia el Apocalipsis, hacia el Cambio Climático, hacia un final malísimo que sólo puede evitarse si asumes tu culpa, te dejas esclavizar y exterminar.

Consecuencia de lo anterior es que la propiedad será considerada un crimen. Un crimen contra el resto. Poseer, en tu caso, pobre pecador que esparces tanta huella de carbono a tu paso, supondrá incrementar ese mal. 
¿A cuento de qué has de tener tú nada a tu nombre, contra el grupo, alabado sea el grupo, el bien común, el rebaño, la colmena? 
Ya están los grandes sacerdotes para poseerlo todo, en tu nombre, ellos que sí saben vivir sin contaminar ni acercarnos al Fin de los Días.
Y ahí tenemos otro dogma de fe: el grupo. El rebaño, hemos dicho, la colmena, el bálamo (banco de sardinas), la piara. Perteneces a él. Nada fuera de él. Todo acto de pensamiento individual atentará contra el Gran Pensamiento Común, que ellos se ocuparán de suministramos. No habrá que pensar, será cómodo: haz, piensa, actúa, siente, odia, teme, fumígate, inyéctate cuanto te digamos, y así irá todo bien. O irá mal, pero siempre por tu culpa.

La Poligión nos irá explicando cómo percibir e interpretar el mundo, nos dirá qué es Verdad y qué es Mentira, nos explicará la Historia de la Humanidad, en mayúsculas, que no es tal y como era ayer ni como lo será mañana, sino que cada jornada se irá adaptando a las necesidades del BIC, del Bien Imperante Común, ya veremos si naranja o cristal.
La Relítica te dirá cuándo morir, sobre todo si ya m produces. Pero, ¿qué hay que producir en tiempos de tanto avance tecnológico? ¿Acaso dolor, sufrimiento?
¿Es eso lo que ordenan de este rebaño? ¿Cómo si no explicamos que sigan existiendo guerras, precisamente alimentadas por ellos mismos? No son preguntas que nosotros, basura pecadora y contaminante, tengamos que hacernos. Obediencia buena. Pensamiento malo. Ciencia buena, siempre que llamemos ciencia a lo que ellos nos dicen, sin hacer preguntas ni rechistar ni sospechar que nos engañan.

¿Poligión o Relítica? Es complicado ponerle nombre a tan clamoroso crimen. La cosa es, ¿estamos ante un crimen nuevo, o ante uno muy antiguo al que ahora le han dado una mano de pintura? Poligión, Relítica...

Relítica


Me piden más letras sobre la Relitica, sobre la Poligión, sobre esta nueva religión política o política religiosa -valgan todas estas redundancias-, con la que  el poder pretende amasamos, en el sentido estricto de la palabra. Según algunas versiones, el término religión proviene del latín religare, unir. Otras dicen que de relegare, releer, regresar a los textos. Para lo que hablamos, pensemos en esa acepción que señala hacia la reunión del rebaño. ¿Para qué van a reunir al rebaño los dueños del cotarro, sino para ordeñar, esquilar, cebar y sacrificar? En ello andan.
Y para tal fin, es importante crear la liturgia, una serie de actos simbólicos que tranquilicen el alma del atribulado creyente, incapaz de sobrellevar la culpa con la que ha sido cargado. Ya vimos que somos culpables, según este nuevo credo, de haber nacido. Contaminamos, somos huella de carbono, una amenaza global. Para limpiamos de una mancha que volverá enseguida -porque se renueva, somos el mal sin interrupción-  han ideado una serie de mecanismos que, en verdad, sólo sirven para mantenernos atados al sistema de creencias, para mantenernos obedientes. Esclavos.

Te descargas de culpa pereg¡inando a los contenedores de colores, donde puedes separar por su naturaleza el contenido de un paso por este valle de lágrimas. Reciclar se ha convertido en un sacramento mediante el cual obtienes el perdón por unas  horas.  Alabado  sea  el  contenedor  amarillo, aunque ellos luego mezclen todas las basuras, aunque ellos sean los que te vendieron el plástico.
En esta línea, lo del coche eléctrico, que te  dicen que no contamina porque no lleva tubo de escape. Como persona  de fe, leerás el rótulo "Sin emisiones" y no te plantearás de dónde viene la energía con la que se mueve ese vehículo ni si la fabricación o las piezas de tal modelo hacen que el conjunto resulte más perjudicial que un diésel moderno. Y además, cuando el coche eléctrico se deshaga en llamas, como ayer en el barrio, de Alcorcón, Madrid, con mue1tos incluidos, tú interpretarás que se trata de la zarza ardiente a través de la cual la deidad te habla, quizá exigiendo la vida de tu hijo.

Otro mecanismo de control con un uso de limpieza de tu conciencia: los impuestos. Hacienda somos todos, el grupo, que decíamos ayer. Purifícate dejándote robar. Es para Sanidad y Educación (ja, ja, ja ...). Que tú tengas tu dinero es pecado. Que el fruto de tu esfuerzo sea para ti y los tuyos resulta egoísta. Alabado sea el Estado, que reparte panes y peces. Lo  único, que el milagro llega inverso: donde teitlas doce cestas llenas de panes y peces, él te deja cinco mendrugos y dos raspas. Bendito sea.

Más modos de mantenemos asidos: el odio, la separación. Odiarás al que no cree en la Relitica, al que critica a la Poligión.  Ese blasfemo es el peor enemigo del planeta. Tu peor enemigo. Ódialo. Se te suministrará, creyente, un rosario de insultos prefabricados: negacionista, conspiranoico, ultraderechista, insolidario, magufo... Odiar es bueno si el odiado es malo.

Los Padres de la Relítica o Poligión te incitan a obedecer bobadas porque si obedeces lo pequeño, cómo no vas a obedecer lo grande: cuando te envíen a matar -al frente ruso o cargando contra tus vecinos que se manifiestan- o a matarte -es por tu bien, hay que bajar la curva-. Nos conocen muy bien como masa, cierto. Pero, joder, cómo los tenemos calados nosotros también a ellos. Amén.

jueves, 27 de marzo de 2025

LIBRO "YO NO ME VACUNARÉ" por ENRIQUE DE DIEGO 💉🔆

 YO NO ME VACUNARÉ

ENRIQUE DE DIEGO

La población del planeta está siendo sometida a un proceso de ingeniería social que conlleva la eliminación de parte de esa población, el lucro de las farmacéuticas y la restricción de las libertades. 
Todo comenzó con un genocidio protocolario en el que se trató a los ancianos con respiradores, quemándoles los pulmones, morfina y sedación. La mentira llega desde la OMS y se propaga por los Gobiernos y los medios de comunicación. Se trata de vacunar masivamente a la población extendiendo la pandemia con cepas más virulentas y letales y deteriorando el sistema inmunológico. 
"Yo no me vacunaré" es un grito de rebelión llamado a prender en una revolución.
"La obsesión globalista en eliminar población hace que las mentes de a pie colapsen ante el exceso de información. Enrique de Diego dio la voz de alarma en junio de 2021 con «Yo no me vacunaré», un hito que multitud de fatuos intentan anotarse a toro pasado. El escritor segoviano fue el primero en mostrar su oposición frontal a la campaña de vacunación en ciernes. Y lo hacía pertrechado por una sólida investigación, nacida de la desesperación al confirmar que los protocolos médicos estaban sesgando vidas en los hospitales. Si mostrar oposición a las vacunas cuatro años después todavía es una herejía, el acto de De Diego cobró especial valentía al hacerlo en el momento apremiante. De un libro como «Yo no me vacunaré» nació un movimiento, una masa combativa que se opone a los planes de los genocidas. «Yo no me vacunaré» es algo más que un libro, es la cristalización de una resistencia heroica personificada en su autor". Luis Bru. (RAMBLA LIBRE)
#YoNoMeVacunoSeguro

No me vacunaré y pido a todos que no se vacunen. Lo hago en nombre de la ciencia y de la lógica; de la epistemología o teoría del conocimiento, pues la verdad está del lado de los que han denunciado y avisado el desastre humanitario que se está provocando; que provocan los dirigentes políticos y sus sistemas sanitarios y los medios de comunicación y la OMS y las grandes farmacéuticas. Nunca como ahora la mentira domina el mundo. Cuando se une la mentira con la codicia los efectos son devastadores, pavorosos, apocalípticos. Se ha ido confirmando lo que dice la gente sensata, las conciencias libres y congruentes, las que no tienen ningún interés, salvo el comportamiento ético que nos lleva a desear lo mejor para nuestros semejantes. 

Y, sin embargo, bajo el interés, bajo el autoritarismo de los gobiernos se les persigue, se les condena al ostracismo y la disidencia, se busca y se obtiene que su voz sea acallada, que las redes sociales y el Ministerio de la verdad de los mendaces y malditos verificadores, de los que nos advirtió proféticamente George Orwell, los pretenda criminalizar como “negacionistas”, cuando los auténticos negacionistas son ellos, negadores de la ciencia, del racionalismo crítico, del método prueba-error científico y del contraste de los datos, de los hechos reales. Es un viejo proceso totalitario planteado a escala planetaria, un viejo ejercicio de manipulación que recorre los tuétanos de la población mundial, en pánico, indefensa ante los grandes medios, ante las televisiones que difunden las consignas unívocas, mentirosas. 

La mentira domino el mundo, como dijo Jean François Revel. La mentira desarma las inteligencias y luego mata. Hoy más que nunca, la mentira es asesina y codiciosa, y se retroalimenta con nuevas mentiras. A los ancianos no les ha matado el coronavirus, sino los tratamientos, la morfina, la sedación y los respiradores. Se ha tratado la enfermedad como respiratoria, cuando nada tiene que ver. Se ha producido un genocidio protocolario. El protocolo como forma de eliminar la responsabilidad personal, el sentido humanitario de la medicina. Se lanzaban angustiosas peticiones de más respiradores, se hicieron generosas donaciones de ellos, y sólo eran máquinas de matar. Se les insufló oxígeno puro, se les asesinó como en un horno crematorio, todos nuestros hospitales convertidos en Auschwitz. No se hicieron autopsias, porque la gran corruptora, la gran prostituta de la OMS, no lo recomendaba, no lo permitía. No ha habido ninguna explicación, ninguna petición de perdón, ninguna asunción de responsabilidades. Ignacio Fernández-Cid, presidente de la Federación Empresarial de la Dependencia (FED) resume: “pedimos medicinas para los ancianos y nos dieron morfina y sedación”. Un crimen de lesa humanidad que pide justicia.


La codicia humana anda suelta y usa, por primera vez, a todo el género humano como cobayas de un experimento maldito. Ya se intentó con la gripe A en 2010 cuando la OMS ocultó que sus expertos en gripe A cobraron de farmacéuticas, de Glaxo y Roche, cuando se hizo que los Gobiernos reservaran retrovirales por valor de 6.000 millones de dólares. Ahora, Pfizer, 19.985 millones de dólares, AstraZeneca, Janssen, 13.886 millones de dólares, han entrado en una carrera alocada, irracional y acientífica por encontrar una cosa que le han llamado vacuna, con el prestigio que el nombre evoca, para hacer el gran negocio, el negocio asesino, que pone en riesgo a gran parte de la Humanidad, que amenaza con diezmarla, y los Gobiernos han entrado a la componenda, sometiendo a sus poblaciones a un estado de histeria y de grosera manipulación, cuyo objetivo final es un totalitarismo sanitario, que no admite discrepancias que no se somete al más mínimo escrutinio crítico, porque no puede, porque todo el tinglado se caería como un castillo de naipes. Ha desaparecido la gripe. En 2020 hubo 7 casos en España. Todo ha devenido COVID-19. Todos los muertos se apuntan a lo que interesa: al coronavirus. 

No me vacunaré en esta oleada de pánico inducido por políticos y medios de comunicación y de amplio negocio para las farmacéuticas, donde cualquier voz discrepante o crítica se trata de acallar en nombre de la "ciencia" política, como aquel comité de expertos que nunca existió. Nada se sabe o se dice de los efectos a medio y largo plazo. Las vacunas producen trombos y la opinión pública es sometida a una serie de decisiones políticas cambiantes, todas en nombre de la ciencia, cuando es lo más acientífico que se pueda decir.


A la población se la ha confinado, cuando no sirve para nada, y no en gloriosa prepotencia Fernando Simón, dice que se nos confinó porque no se sabía qué hacer, se ha hecho llevar mascarillas, magnífica impostura, cuando los microfiltros son mucho más amplios que las dimensiones del virus, se han utilizado las PCR que no tienen ninguna efectividad, que son el bálsamo de Fierabrás, se ha perseguido las reuniones en público, buscando la ruina de la gente, el hambre y la miseria, y se propone la vacunación masiva, que no es vacunación, para generar nuevas pandemias más letales, porque infectan a los vacunados y deterioran su sistema inmunológico haciéndole indefenso a las cepas más agresivas, por no dejar que la naturaleza de la pandemia, en campana, termine con ella. Haciendo así las vacunas endémicas, cíclicas. Pfizer ya dice que se hará necesario un tercer pinchazo, y luego un cuarto, y un quinto, y así indefinidamente. 

Se ha perdido la racionalidad y la mentira se retroalimenta. La variante hindú es especialmente agresiva, como vinieron a decir esas voces sometidas al proceso de la disidencia. Lejos de entenderse como una confirmación de sus acertados asertos, mueves nuevas oleadas de histeria. En el programa de Ana Rosa, sale la Doctora Amaia Fortes, trabajadora en la India, confirmando que es “muy contagiosa”, que afecta a familias enteras, y que los infectados son vacunados, pero lo son al primer pinchazo de AstraZeneca, y en vez de ver el origen del mal, ella ha corrido a ponerse la segunda dosis. Deterioro de las mentes. 

Cuando las vacunas promueven nuevas cepas más letales: en otoño la mortalidad será más alta: 
  • Provocan infertilidad tanto en varones como mujeres 
  • El virus es claramente de laboratorio 
  • La relación entre la vacuna de la gripe y la letalidad por el coronavirus es un hecho 
  • En Hungría, donde se ha vacunado a buena parte de la población han aumentado los contagios y las muertes 
  • Lo mismo sucede en Chile 
Estamos siendo sometidos a un proceso de ingeniería social llamado vacuna, nueva legitimidad del poder político, a una experimentación con humanos. Es hora de que paremos este desquicie: el virus funciona en modelo campana, de modo que la inmunidad de grupo se consigue cuando pierde virulencia y aquí se está siguiendo la línea contraria. 

Los medios de comunicación mienten, generan histeria, pánico. Un fondo buitre, Black Roch, con 700.000 millones de dólares, tienen acciones en Atresmedia, Mediaset y Prisa, y también en Pfizer. Está dicho todo. 

Según Público. Oculta las inversiones que hizo la compañía en 2020 para conseguir los beneficios en el 1T21 con la vacuna, pero además, dice que "los ingresos por la vacuna contra la covid-19 (275 millones de dólares/226 millones de euros)" y que "La deuda neta se incrementó en 95 millones de dólares (78,3 millones de euros)". 
Esto no es dinero comparado con lo que roba la corrupción sólo en España (8% del PIB en 2018, según la Unión Europea, es decir 113 mil millones de euros. 

“Las dos veces anteriores se llevó a la gente a las trincheras. Ahora, no se sabe qué hacer”. El comentario de Eduardo Zaplana me heló el alma. Había quedado a desayunar para preguntarle, como ejecutivo de Telefónica, y dada nuestra relación de amistad, ya lejana, si las empresas del Ibex iban a hacer algo por las clases medias, sus clientes, o iban a dejar hundirlas y que se las expoliara. La respuesta es que no iban a hacer nada. El comentario, expresado fuera de contexto, para que yo comprendiera que ya jugaba en las ligas mayores con los señores del mundo, viene a mí para entender lo sucedido y en curso sobre el apocalipsis y el terror del coronavirus. 

¿Puede pensarse en gente tan malvada capaz de tirar el coronavirus, aterrorizarnos y luego sacar las vacunas para diezmar a la población? Aunque nos hiele el alma, es lo que está sucediendo ante nuestros ojos. Bill Gates no esconde sus intenciones: diezmar a la población. 
Son las élites neomalthusianas y globalistas. Para las que somos demasiados y ellas dominan el mundo. El extemporáneo comentario de Zaplana indica la decisión de diezmar a la población con una tercera guerra mundial, biológica y a través de las vacunas. 
¿Qué sentido tiene que un malthsuiano como Bill Gates le haya dado por las vacunas? Bien, para ser más rico. Él utiliza un argumento peregrino: la gente si tiene buena salud tendrá menos hijos. Más bien al contrario. Lo curioso es que Bill Gates da conferencias con sus delirantes teorías y todo el mundo le ríe las gracias, conocidas sus magníficas relaciones con la tiranía china. 

Las élites: La concentración de poder económico en unas pocas manos es impresionante: el citado Bill Gates, George Soros, Warren Buffet, los Rotschild, los Rockefeller, han decidido no que sobran ellos, sino que sobramos nosotros y tienen sus designios para un mundo de amos y esclavos. Les sobraba Donald Trump, un out sider, un anti sistema, al que han odiado con visceralidad y para el que el coronavirus ha sido un obstáculo en su reelección segura. Un mundo de esclavos es un mundo sumiso, que sale, confinado, a aplaudir a las ocho al personal sanitario. Esas élites, en la acumulación de capital propugnada por el liberalismo, quieren un mundo sin fronteras, sin estados nación que nos protejan, fomentando las entidades supranacionales: ONU, UE, FMI. Banco Mundial… 

Los políticos: En este reino de la mentira, los políticos son los bufones, los directores comerciales del engendro. Pedro Sánchez e Iván Redondo lucen en la solapa la hortera insignia de la agenda 2030, al igual que Ana Botín o el presidente del BBVA. Signo de identidad entre ellos. También Javier Maroto o Inés Arrimadas. El profesor Juan Manuel Blanco ha expuesto con brillantez en Voz Populi como se ha utilizado el terror en las poblaciones. 
Como se ha confinado a la población española porque no se sabía qué hacer. Como se ha utilizado todo el aparato represivo del Estado y el miedo atávico a ser un disidente en el sistema de salud para doblegar cualquier resistencia. 

Dice el profesor Juan Manuel Blanco que el pasado 2 de abril, el diario británico Daily Telegraph publicaba un artículo que acusaba al Gobierno británico de utilizar tácticas psicológicas deliberadas para infundir miedo al covid-19 entre la población. Esta práctica habría comenzado muy al principio de la pandemia pues en un documento oficial de 22 de marzo de 2020 puede leerse: 
“muchas personas no se sienten aun suficientemente amenazadas; quizá se mantienen tranquilas por la reducida tasa de mortalidad en su grupo demográfico… 
Es necesario lanzar mensajes emocionales contundentes hacia estos colectivos con el fin de incrementar el nivel percibido de amenaza personal”. Ya se ve que los políticos del sistema han aceptado el consenso del sistema y están dispuestos a diezmarnos. Isabel Díaz Ayuso y Juan Manuel Moreno Bonilla vacunan con idéntico frenesí y aún mayo que Pedro Sánchez. Y no digamos de Alberto Núñez Feijoó que llega al nazismo en este terreno. Ha surgido una oposición en los partidos patriotas e identitarios, pero leve y descoordinada, sin entrar a fondo en los riesgos planteados.

Medios de comunicación: Hablemos mejor de los propietarios, unos pocos, que tienen a su servicio fieles ejércitos feudales de periodistas magnetófono dedicados a vender la mentira y a disciplinar a quien ose salirse de los límites del sistema, a quien no se pliegue. Premian a los buenos, los sumisos, y castigan a los malos, los disidentes condenados al ostracismo. Difunden la mentira, ofrecen entretenimiento, corrompen a la sociedad con los vicios más bajos y chabacanos, imponen el terror, siguen las consignas a rajatabla. El reino de la mentira es una estúpida dictadura mediática fundamentalmente televisiva. 

Redes sociales: Eran la esperanza de una liberación, pero se ha impuesto la censura sibilina y atroz en nombre de la “ciencia” -cuantos crímenes se cometen en tu nombre- y han entrado en la componenda tiránica. Ministerio de la verdad: Animo a que se ponga en el buscador Google Médicos por la verdad o María José Martínez Albarracín para ver páginas enteras tildando de bulos lo que son verdades del barquero, sólidas apreciaciones científicas, en un intento por desprestigiarlas. Hay que llegar a la página 5 para encontrar información. 

Falsa sociedad civil: La Organización Médica Colegial amenaza a los osados. No hay contrapoder. La Iglesia ha perdido su referencia moral y está entregada a los amos del mundo. 

Farmacéuticas: Pensar que las farmacéuticas van a salvarnos de la pandemia es más ingenuo que creer que los proxenetas van a acabar con la prostitución. Es la industria que mueve más dinero. Las vacunas son una fuente inagotable de enriquecimiento. Las puertas giratorias funcionan a todo ritmo y los puestos comerciales están llenos de ex políticos o de familiares directos, la esposa de Juan Manuel Moreno Bonilla entre ellos. Los Gobiernos les han concedido patente de corso, inmunidad, no son responsables. 

Los trombos de AstraZeneca y Janssen campan por sus respetos. Las vacunas deteriorarán nuestros sistemas inmunológicos. Harán más virulenta la pandemia, que se hará eterna con cepas cada vez más agresivas. Están a punto de aparecer vacunas terroríficas que replicarán en los cuerpos los virus. Pero los políticos, que no nos representan, se han acostumbrado al régimen del terror. Los políticos son señores que nos anuncian el apocalipsis y lo crean. Hay signos bien visibles que las vacunas son un timo pero letal. 

No vacunarse es un imperativo ético categórico: nos quieren diezmar y, si nos dejamos, exterminar. El viejo sueño satánico. 

La ONU ha aprovechado la pandemia para impulsar una dictadura sanitaria en todo el mundo, liderada por la OMS (organismo de la ONU). 

La metamafia institucional de todos los países ha aprovechado la situación para aumentar el totalitarismo, empobreciendo a toda la población y con el genocidio de millones de personas, especialmente de pensionistas (jubilados e incapacitados que suelen tener problemas de salud). 

Con las vacunas se pretende que toda la población se contagie, que la gente viva menos y reducir el gasto en pensiones para robar más y que no se acabe nunca la dictadura sanitaria mediante la vacunación anual. Dado el éxito que ha tenido la ONU y la metamafia institucional con el coronavirus, cabe pensar que crearán intencionadamente nuevos virus, para empobrecernos más y aumentar el genocidio y el totalitarismo. 
En España la situación es mucho más grave porque es uno de los países que mayor deuda va a alcanzar y esa deuda la va a manejar el PSOE. Todos los partidos participan en el demencial consenso del timo de la vacuna; ninguno lo rompe. 

El presente vídeo corresponde a la Doctora mejicana Karina Acevedo, un cerebrito con multitud de títulos, alguno por Cambrige, y es muy clarificador, muy interesante y muy ilustrativo. Algunos datos que incluye: el índice de mortalidad del COVID es el 0,23, la media de edad de los fallecidos es 84,2, los muertos por coronavirus fueron en 2020 1,88 millones, por cáncer 10 millones, por tuberculosis 1,6 millones. 

El paisaje que dibuja para “estas” vacunas, a las que unos gobiernos en pánico han concedido licencia para matar -la vacuna Pfizer ya ha causado 173 muertes, que se dice pronto, y no se ha informado, sea dicho de paso-, que utilizan principios que sus autores indican en publicaciones que no se deben utilizar, que son muy peligrosos, es catastrófico: “para volver a la normalidad” poblaciones aterradas aceptan vacunas mal investigadas en las “la Navidad llegó antes para la farmacéuticas” con un futuro “potencialmente desastroso” de modo que “habrá más casos de COVID y la solución será otra vacuna”. Ya Pfizer dice que se precisa una tercera dosis de refuerzo. El negocio eterno. Vean el vídeo entero, no tiene desperdicio. Lo explica muy bien, muy pedagógicamente, es una clase para alumnos de Medicina. Y extraigan sus conclusiones, la mía es…

LA OTRA CARA DE LA MONEDA - Charla UM que hay que cambiar la mentalidad. 

Todo el mundo que conozco tiene pensado no vacunarse como si fuera un disidente, que va a ser perseguido. Un correo electrónico de un amigo: 
“En mi familia no nos hemos vacunado ninguno. Y no tenemos ninguna intención de hacerlo. Si tan buenas son, que se las meta todas Begoño a Sánchez por el culo”. 
Está mi twitter convertido en un fenómeno desde que, a raíz de ver a la Catedrática María José Martínez Albarracín, de Médicos por la Verdad. en el programa de El Toro TV, de Fernando Paz, puse el tuit: “YO NO ME VACUNARÉ”. 

De pronto han sido cientos y miles los que, empezando a seguirme, han manifestado la misma intención firme. 

No vacunarse no debe ser entendido como una forma de disidencia, sino como un acto revolucionario de ciudadanía. Es un acto contra las farmacéuticas y contra los gobiernos, que los puede hacer temblar, un acto transversal y generador que se rebele contra los políticos de todos los partidos y de un todo sistema que no nos representa, y ha tenido la osadía, por consenso, de confinarnos y ahora pretende atentar contra nuestra salud consiguiendo de paso nuestra sumisión. Es la lucha revolucionaria de la verdad frente a la mentira oficial, de los medios de comunicación, de las élites globalistas, de los partidos sumisos. Es un acto de una fuerza ética extraordinaria. Pues decimos: hasta aquí hemos llegado, basta ya, por ahí no paso, y en ese gesto de insumisión y de libertad se resume toda la oposición al expolio de las clases medias, de la falta de separación de poderes, de la ausencia de democracia, trucada por una farsa de enriquecimiento, de la falta de representación. Es un acto revolucionario que se debe mostrar con orgullo. Es la nueva revolución de nuestros días y está en marcha. ¿Te apuntas? Te va la vida.

La Catedrática de Procesos Diagnósticos Clínicos, María José Martínez Albarracín es la voz más autorizada en la denuncia de las timo vacunas. 
“Ninguna vacuna es buena. Sin duda, recomiendo ¡no vacunarse!”. 

P.- Vamos a rebobinar un poco. A los primeros enfermos de coronavirus se les trata como si fuera una enfermedad pulmonar y se les mata a todos dentro de un genocidio protocolario. 
R.- Las directrices de la OMS ante la llamada primera ola de la pandemia, con su propuesta terapéutica recomendando la utilización de antivirales ineficaces y tóxicos e intubación temprana, condujo a la muerte a miles de personas en todo el mundo. Usted lo dice bien, hablar de genocidio protocolario es una conclusión lógica ya que ante una posible “nueva enfermedad” lo primero que hay que investigar es su patogenia y para ello es imprescindible hacer autopsias. 

P.- No se les hace autopsias porque así lo indica la OMS… 
En Italia han pedido perdón porque se hicieron autopsias, aquí la desinformación es total, ni tan siquiera se sabe eso. 
R.- La OMS ha actuado como un órgano coordinador de desinformación y de manipulación mundial, con sus constantes contradicciones y sus directrices erróneas. Gracias a las autopsias se ha sabido que la covid grave no es una enfermedad pulmonar ni una enfermedad nueva, sino un síndrome inflamatorio de tipo hemofagocítico que produce neumonía intersticial. 

P.- ¿Y este es el sistema público de salud que pide a la gente que se vacune con los ojos cerrados? 
R.- Este sistema de salud carece de independencia y de juicio, se limita a seguir protocolos y cumplir órdenes. 

P.- Bueno, cuando se pone en google su nombre o Médicos por la Verdad sale toda una campaña sobre usted y la organización, como si quisieran silenciarles y no debatir como corresponde a la ciencia. 
R.- Esta campaña está mantenida sobre todo por los autodenominados “verificadores” que han surgido oportunamente estos últimos años para tutelar las mentes de quienes renuncian a su mayoría de edad e independencia racional. Si se rasca un poco nos conducen inevitablemente al Instituto Poynter y la Open Society Foundations de George Soros. Pero lo grave del asunto es que las instituciones y los gobiernos se apoyan en este “Ministerio de la Verdad” para eludir el necesario debate científico. 

P.- El sistema médico oficialista, la Organización Médica Colegial, afirma que tomará medidas contra Médicos por la Verdad. 
R.- Como casi todas las instituciones, la OMC tiene en los puestos dirigentes no a las personas más aptas desde el punto de vista intelectual y científico, sino a las más dóciles e incluso a veces, más serviles con el sistema. No hay que olvidar que la OMC recibe apoyo financiero de Farmaindustria. En cuanto a las medidas que puede tomar, se basan en presionar a los profesionales médicos para que acepten de manera acrítica protocolos y órdenes, amenazándolos con expedientes que les puedan suponer suspensión de empleo y sueldo. Pero habrá podido observar que es incapaz de hacer ni siquiera un comunicado donde desmienta las afirmaciones científicas que Médicos por la Verdad tiene publicadas en su web. 

P.- ¿Por qué da esta batalla tan ingrata, en la que están implicados las poderosas farmacéuticas, la OMS, Bill Gates…, qué motivaciones tiene? 
R.- Mi principal motivación es mi Amor por la Verdad y mi fidelidad al Juramento Hipocrático. A esto tengo que añadir que soy una católica convencida y puedo leer los signos de los tiempos. 

P.- La he estado siguiendo y usted no es una negacionista, sin embargo se han inventado ese palabro para tratar de desprestigiarla. 
R.- Es lo que tiene la “neolengua”, cuando no se tienen argumentos se utiliza la “falacia ad hominem” y los “palabros”, como usted dice, van directos a las vísceras sin pasar por el cerebro. 

P.- Vamos entrando en materia, ¿el coronavirus es de laboratorio o ha pasado de animales a humanos? 
R.- La secuencia publicada de Sars-CoV-2 es sin lugar a dudas una quimera, pues contiene secuencias genéticas comunes al ser humano, al murciélago de herradura, al pangolín e incluso al perro. Esto es imposible que se produzca de manera natural. 

P.- Las vacunas no han tenido experimentos en animales y a las farmacéuticas se les ha concedido inmunidad e impunidad. 
R.- Si se puede llamar vacunas a los productos génicos que las farmacéuticas han desarrollado para , supuestamente, inmunizar contra el coronavirus, lo primero que hay que decir es que están en fase experimental, que no han sido aprobadas sino solamente autorizadas por la vía de emergencia, mediante la afirmación incierta de que no hay tratamiento eficaz contra la covid. La experimentación previa en animales ha sido muy insuficiente y se han tenido que modificar y aprobar leyes, también por la vía de emergencia, para poder utilizar fármacos transgénicos en experimentación humana. Por ello es imprescindible que las personas que decidan vacunarse firmen un Consentimiento Informado en el que se les advierta de todos estos pormenores, de los posibles efectos adversos a corto y largo plazo y de quiénes se hacen responsables en caso de producirse, ya que las farmacéuticas han exigido estar exoneradas de responsabilidad. 

P.- La de AstraZeneca provoca trombos y sin embargo ha sido aprobada por la EMA, Agencia Europea del Medicamento. 
R.- Todas las vacunas génicas contra covid pueden producir trombos y particularmente microtrombos que afectarán a medio plazo, sobre todo si la persona se revacuna. El problema de la AstraZeneca y en general de todas las vectorizadas (Janssen, Sputnik, Cansino) es que los adenovirus vectores se sabe desde hace tiempo que producen trombocitopenia trombótica autoinmune. Particularmente, la AstraZeneca tiene además en su composición un gen de plasminógeno: una proteína que interviene en la coagulación-disolución del coágulo, por lo que puede haber ocasionado trombos mayores y con más frecuencia. En cuanto a la EMA y en general las agencias reguladoras, están demasiado “controladas” por Farmaindustria, no hay más que comprobar el currículum de la Sra Emer Cooke, directora ejecutiva de la EMA . 

P.- La Pfizer ¿es la buena? 
R.- Las vacunas de Pfizer y Moderna son de ARNm encapsulado y se sabe que las nanopartículas que forman la cápsula son muy tóxicas al contener lípidos catiónicos que dañan las mitocondrias y que sólo pueden eliminarse por la bilis o la leche materna, poniendo en grave peligro a los bebés de madres lactantes. Por otra parte, su gran liposolubilidad permite que se distribuyan por todo el organismo, habiéndose encontrado incluso en el cerebro. Además, como el ARNm tiene un nucleósido modificado no se sabe realmente cuánto tiempo permanecerá en las células. 

P.- ¿Hay alguna buena? ¿Cuáles son sus efectos previsibles? 
R.- Ninguna de las vacunas desarrolladas contra la covid es buena, ni siquiera las chinas convencionales a base de virus atenuados (Sinovac, Sinopharm), ya que todas ellas pueden producir un síndrome de ADE o enfermedad aumentada por vacuna, que consiste en que las personas vacunadas si se infectan con otra variante desarrollarían una enfermedad más grave e incluso mortal.
Todo ello sin que se sepa nada de los efectos a largo plazo, particularmente de las vacunas génicas ya que nunca antes se han probado, aunque está bastante bien establecido consultando estudios de ciencia básica, que pueden ocasionar problemas neurológicos como esclerosis múltiple, problemas de fertilidad y autoinmunidad. Por otra parte no se sabe, según los estudios clínicos publicados, si la persona vacunada queda inmunizada , por cuánto tiempo en caso de estarlo y si puede transmitir el virus, siendo esto último bastante probable. 

P.- Las llamadas vacunas rompen la dinámica en campana de la epidemia y hacen más proclives a los vacunados a enfermar de cepas cada vez más agresivas. ¿Es así? 
R.- Es más o menos lo que propone el virólogo Geert Vanden Bossche y pienso que no le falta razón, de hecho es lo que estamos viendo actualmente en países con una agresiva campaña de vacunación como Israel, Chile o la India. Un modelo práctico en que se basa esta previsión es en la enfermedad de Marek de los gallineros. Se ha comprobado que las vacunas para esta enfermedad inducen epidemias más agresivas e incluso, los pollitos de gallinas vacunadas, nacen con inmunodeficiencia y mayor predisposición a enfermar. 

P.- ¿Qué podemos esperar en el otoño-invierno? ¿Cuántos vacunados pueden morir? 
R.- Actualmente estamos viendo cómo las campañas de vacunación covid están relacionadas con mayor morbilidad y mortalidad en vez de inmunización. Los estudios estadísticos del decano del Colegio de Biólogos de Euskadi, Jon Ander Etxebarria, así lo demuestran también en el País Vasco. Pero esto serían sólo los efectos inmediatos de las vacunas. El más que probable síndrome de ADE que pronostican todos los expertos mundiales se producirá en unos meses, muy probablemente coincidiendo con la epidemia estacional de gripe, entonces las hospitalizaciones y muertes se pueden incrementar de manera alarmante. Varios inmunólogos y genetistas de prestigio estiman una mortalidad de entre el 20 y el 30% de los vacunados que se infecten. 

P.- Los errores de los Gobiernos, la OMS y las farmacéuticas que conducen a las vacunas, ¿cree usted que han sido accidentes, fruto de la histeria, o han sido malintencionados? 
R.- La pandemia ha sido una excusa perfecta que los gobiernos han aprovechado para reducir de una manera injustificada libertades básicas sin evidencia científica y esto no ha sido en un país o dos, sino al menos, en todo el mundo occidental de tradición democrática. Para mí está claro que no es algo accidental sino deliberado. Las personas bien informadas saben que tanto el Foro Económico Mundial como la ONU, con su Agenda 20-30, tienen un plan bien establecido y que no es precisamente filantrópico. 
P.- ¿Ha podido más la codicia y el lenguaje bélico de los gobiernos que la sensatez y la ciencia? 
R.- Se han combinado en un cóctel perfecto de ingeniería social la codicia, la manipulación mediática, el miedo, la ignorancia y lo peor de todo: la maldad. 

P.- ¿Usted que nos recomienda? ¿Vacunarnos o no? 
R.- Sin ninguna duda ¡no vacunarse!

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Deconstruyendo a Bill Gates: A todos los idiotas les da por la ingeniería social

A todos los idiotas, y tiranos, que es lo mismo, les por la ingeniería social y pretendiendo hacer el bien destruyen las sociedades a su paso como Atila. Bill Gates fundó la empresa Microsoft y lanzó al mercado el sistema operativo Windows. De ahí le vino un fortunón que, según la revista Forbes, se estima en 96.6 mil millones de dólares. Podía gozar de su fortuna, o dedicarse a obras de caridad, pero le ha dado por problemas globales, como la pandemia del coronavirus, que sospechosamente la predijo en una de sus charlas mortíferas, o el calentamiento global, hipótesis errónea que el Club de Roma situó en un período de glaciación allá por el año 2000, pero como no nevaba suficiente, lo cambiaron por el calentamiento global, que es un auténtico bulo, y más aún por el cambio climático, que vale para todo y es menos comprometido. 

Echemos al brebaje una angostura de Thomas Malthus, al que Bill Gates era adicto desde pequeño, pues ya lo era su padre, y una alta dosis de complejo de culpa: “No es justo que tengamos tanta riqueza cuando miles de millones de personas tienen tan poca”, explicó Melinda en una de las cartas anuales de la pareja, y lo que sale es un engendro, que dicen filantrópico, por aquello de poderoso caballero es don dinero. Lo cierto es que Bill Gates y Melinda Gates, desde su extensa finca, que recibe el sobrenombre de Xanadu 2.0, y vale unos $124 millones de dólares, están empeñados en salvar el planeta reduciendo la población un 10-15%, lo cual queda bien en porcentaje pero en términos absolutos representa un montón de gente, como se le escapó a Bill Gates en una de sus charlas, aunque argumentó, en favor de las vacunas, que cuando la gente está más sana tiene menos hijos, lo cual resulta incomprensible. 

Bill y Melinda, cuya historia en común comienza en 1987, tienen tres, Jennifer, Rory y Phoebe, que han sido educados todo lo espartanamente que se puede y que no son sus herederos universales, si no que a cada uno le está destinado un fondo de 10 millones de dólares, y no tuvieron móvil hasta los 14 años, al igual que han tenido prohibido los videojuegos violentos. Su primera hija, Jennifer, nació el 26 de abril de 1996 y se graduó de la Universidad de Stanford. Actualmente está inscrita en la escuela de medicina en la ciudad de Nueva York, según muestra su cuenta de Instagram. Jennifer Gates tiene una pasión por el deporte ecuestre y gracias a ello ha participado en eventos internacionales. En enero, su novio, Nayel Nassar le propuso matrimonio. 

El hermano menor de Jennifer, Rory Gates, es el único varón de Bill y Melinda. Rory se graduó de la escuela preparatoria en 2018 y se inscribió en la Universidad de Chicago, según la cuenta de redes sociales de Jennifer. A pesar de la prevalencia del apellido de su familia, Rory Gates mantiene una vida relativamente privada. La tercera hija de los Gates, Phoebe Gates. Al igual que su hermano, ella mantiene un perfil bajo. La más joven de la familia ha indicado en su biografía privada de Instagram que es una estudiante en la clase de Lakeside School. 

Lo de no ser los herederos universales ni tener protagonismo se debe a que los padres están metidos en “buenas causas” y desean que les sobrevivan.
Resulta sospechoso que fuera tan visionario que previera el coronavirus, máxime teniendo en cuenta sus estrechas relaciones con Wi Xinping, el Partido Comunista Chino y el Instituto Virológico de Wuhan, y su cerrada defensa de la gestión china del virus, pero los medios de comunicación están controlados por accionistas comprometidos con la agenda 2030 y algunas preguntas obvias no han sido planteadas. 
Donald Trump era el obstáculo a derribar y se ha logrado con malas artes electorales. Una vez el camino allanado, toca salvar el planeta del apocalipsis climático, creándolo el apocalipsis humano 

Dos son las medidas estrellas, que Bill Gates, quien ha dejado la gestión directa de Microsoft para tener más tiempo para su gran causa, piensa implementar: acabar con el tráfico aéreo y con el consumo de carne animal. Para ambas, como buen ingeniero social, que usa a los hombres como concreto, necesita el apoyo de los gobiernos, cuyos dirigentes llevan en la solapa la señal de la bestia, el pin de la agenda 2030, y están dispuestos a tomar las medidas pertinentes, en nombre de acabar con el maltrato animal y con la ganadería. Según el Barómetro de Economía Agrícola más reciente, publicado por Purdue University y CME Group, más de la mitad (55%) de los productores en Estados Unidos que respondieron la encuesta mensual dijeron que esperan que las fuentes alternativas de proteínas capturen hasta el 10% del mercado combinado de animales y proteína de origen vegetal. 
La mayoría de los agricultores dijeron que piensan que el impacto en los ingresos agrícolas que surge de la captura de una proteína alternativa del 25% del mercado total de proteínas sería negativo, y aproximadamente cuatro de cada 10 productores dijeron que esperarían ver una disminución de los ingresos agrícolas en un 10% o más. 

Los planes de Bill Gates encontrarán la resistencia de sociedades civiles ya muy debilitadas por la pandemia, en el que el cortoplacismo de las farmacéuticas y el pánico de sus dirigentes les ha permitido hacer el negocio del siglo, con la OMS de cómplice, de la que la Fundación Bill Gates y Melinda es el principal donante, y tiene un socialista marxista al frente. Veremos si las compañías aéreas están de acuerdo con ser sustituidas por trenes con literas y si los ganaderos y los consumidores ceden a la comida vegetariana en forma de proteínas vegetales y chuletones con células madre. 
Bill Gates quiere que los Gobiernos obliguen a sus poblaciones a tragar con sus planes megalómanos. 

Los ingenieros sociales se han encontrado siempre con efectos perversos, por eso el gran filósofo Karl R. Popper proponía la ingeniería social fragmentaria, en un pequeño pueblo, por ejemplo, claro que George Soros la ha replanteado y cree que la Unión Europea es un buen escenario para ello. Han encontrado la resistencia de las poblaciones a las que intentan domesticar. La resistencia se está organizando en forma de partidos identitarios; una parte sustancial de la gente se niega a ser vacunado por las timo vacunas, que produce trombos, esterilidad y muerte. Bill Gates -y sus amigos, los amos del mundo- es muy poderoso pero no es omnipotente. Omnipotente sólo es Dios. La sociedad de amos y esclavos, a semejanza de la tiranía china, que le gusta a Bill Gates, quizás no tenga lugar y Bill Gates sea juzgado por crímenes contra la Humanidad. El futuro depende de la responsabilidad de cada uno.

La OMS, al dictado de China

El ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no ahorró críticas a la Organización Mundial de la Salud (OMS), insistiendo en la “relación” que tiene con China. “Se equivocó”, ha dicho. 
“No puedo creer que esté hablando de política cuando se observa la relación que tienen con China”, ha dicho Trump sobre el director general de la OMS, el polémico Tedros Adhanom Ghebreyesus. Trump acusó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de ser “chinocéntrica” por las “equivocadas” recomendaciones que, en su opinión, ha dado para combatir la pandemia de coronavirus. 

“La OMS ha metido la pata. Por alguna razón, (a pesar de estar) financiada ampliamente por Estados Unidos, es chinocéntrica. Revisaremos esto”, dijo. Trump criticó en concreto el consejo que dio la OMS al principio de la crisis del coronavirus de mantener las fronteras abiertas con China. 
“¿Por qué nos dieron esa equivocada recomendación?” 

Julio Ariza desvela en rebeliónenlagranja.com quién es el pájaro que dirige la OMS: 
“¿Pero quién es realmente ese escudo tras el que todos estos irresponsables y cobardes se esconden? ¿Quién es Tedros Adhanom? Para empezar, este señor no es un médico (es la primera vez que la OMS es presidida por alguien que no lo es, sino un político y exfuncionario del régimen dictatorial comunista de Etiopía, de donde ha sido ministro de salud y de asuntos exteriores, además de miembro destacado del Frente de Liberación Popular de Tigray, un partido socialista marxista de corte étnico”. 
  • “Este señor llegó en 2017 a la presidencia de la OMS aupado por China pese a haber sido acusado de enmascarar tres mortíferas epidemias de cólera bajo la denominación de “diarreas agudas por agua”. Mientras se votaba su elección en Ginebra, grupos etíopes se manifestaban frente a la sede de la ONU para denunciar su complicidad con el régimen etíope, aliado de Venezuela, Cuba y China y que tiene en su haber innumerables y espantosas violaciones de derechos humanos, genocidios de minorías, masacres de manifestantes, torturas a disidentes y encarcelamientos políticos.
“Este señor llegó al poder en la OMS gracias al voto de los miembros de la Unión Africana, la mayoría de cuyos países o son violentas dictaduras o cercenan derechos y libertades, además de vivir en una corrupción endémica y estructural. Además, a este señor le hizo presidente de la OMS el lobby del régimen comunista chino, cuyo apoyo fue absolutamente explícito. 

“Lo primero que hizo este señor al llegar a la presidencia de la OMS fue nombrar a Robert Mugabe como embajador de buena voluntad de la OMS en el mundo. Sí: han leído bien: 
Robert Mugabe: uno de los más crueles, sanguinarios y corruptos dictadores africanos, que además de promover la limpieza étnica tribal y practicar la tortura y el crimen, fue un incondicional hombre de China y un eficaz introductor de la voracidad de Pekín por las materias primas de África (un saqueo de que el continente no se recuperará). 

“Este señor, antes ministro de exteriores de Etiopía y ahora Presidente de la OMS, es una pieza más del régimen comunista de Pekín en el tablero mundial, como en su día lo fue Mugabe. 

“China es el principal socio comercial de Etiopía, y ha llevado a cabo además una multimillonaria inversión en infraestructuras en ese país, que pasará a convertirse en parte esencial de la nueva ruta de la seda. 

“Este señor, entre otros servicios prestados a sus amigos de Pekin, ha vetado a Taiwan -el enemigo íntimo de la China comunista- en las sesiones de la OMS. 

“Y mientras Taiwan advertía en enero del peligro de contagio en China, la OMS reclamaba no restringir los vuelos ni los intercambios comerciales con sus aliados de Pekín. 

“No solo eso. La OMS, este señor, se negó a declarar la pandemia hasta el 10 de marzo, pese a que ya se había extendido muy significativamente a países europeos. Italia ya estaba colapsada. España estaba en plena expansión viral, y el Covid-19 se estaba asentando con fuerza en Francia, Alemania y Reino Unido. Asia llevaba más de un mes infectada y comenzaba a detectarse en el continente americano. Nadie entendió, por eso, esta tardanza de la OMS, salvo que la misma tuviera que ver no con la guerra contra el virus sino con la guerra de la propaganda, en la que los comunistas son unos peligrosos expertos. 

“Taiwan no esperó a la OMS y detuvo el virus a tiempo.

“China ocultó al mundo los inicios del brote y ha falseado las cifras de infectados y de muertos, pero ha ganado la batalla de la propaganda porque la OMS, es decir, su Presidente, ha elogiado ante el mundo su transparencia y eficacia. 
“La puesta al servicio de China de la OMS ha posibilitado infinidad de muertes e infecciones en el resto del mundo, y ya se ha convertido en una de las razones de la brutal crisis económica que se acaba de desatar”.

El Ministerio de la verdad miente: Bill Gates como Hitler y AstraZeneca provoca trombos

No falla: hay un elemento de contrastación infalible para conocer la verdad, basta que el Ministerio de la verdad, esa imbecilidad del verificador de Newtral, arremeta contra alguien tildándole de difusor de bulos para que sepamos que ese alguien dice la verdad, porque para el Ministerio de la verdad bulo es la transvaloración de verdad. Dice Newtral, cuya fiabilidad es nula que “sólo podemos ganar a las mentiras si somos muchos y estamos conectados”. 

Las mentiras de Newtral tienen las patas muy cortas. Veamos. 

Cualquier usuario que haga una búsqueda en google sobre Médicos por la Verdad y la Catedrática María José Martínez Albarracín lo primero que se encuentra es una noticia de Newtral poniéndoles a caer de un burro de donde podemos sospechar que la asociación y la persona aludida han dado en el clavo, porque nada ofende más que la verdad y en estos tiempos de mentiras se ha hecho revolucionaria e hiriente. 

Newtral incluye dos trabajos en defensa de la mentira oficial, que no han soportado el paso del tiempo y que dejar a Ana Pastor como la falsaria que es, aunque esté bien pagada por mentir. Y deja a Médicos por la Verdad como una referencia de veracidad, ¿por qué alguien se va a jugar su prestigio contra la mentira oficial, con los consabidos sinsabores que entraña, si no es por amor a la verdad, por amor a la ciencia y por un extraordinario y meritorio amor a sus semejantes? Newtral no da una, mete la pata en todos. 

Verifiquemos al torpe y mendaz verificador. Veamos: 

“Es falso que haya evidencias de que los vacunados contagian, que la futura vacuna no se haya probado previamente o que magnates como Bill Gates quieran esterilizar a la población mediante la cura contra la COVID-19”. Es falso que sea falso. 

“En este artículo explicamos lo que sabemos de la investigación llevada a cabo por la Universidad de Oxford y AstraZeneca para dar con la vacuna contra la COVID-19. Más allá de la seguridad del producto, el protocolo de este laboratorio determina que su vacuna se considerará efectiva si funciona, como mínimo, en el 50% de los voluntarios. Es lo que exigen agencias de regulación de medicamentos como la FDA de EE.UU. 
Hasta la fecha, en cientos de voluntarios, la respuesta está siendo prometedora, igual que en otras vacunas. Y la mayoría de efectos adversos, muy leves. 

Albarracín no ve con buenos ojos esta compra porque dice que estas vacunas no se han probado, no se han estudiado y no se sabe qué consecuencias tienen para la salud, pero esto no es cierto. Pese a que se han acortado algunos plazos debido a la gravedad de la pandemia, algunas vacunas llevan testándose en voluntarios desde el mes de marzo. 

En España ha comenzado a probarse la vacuna del laboratorio Jannsen en 190 personas en un estudio que durará entre 14 y 16 meses, según explicó a Newtral.es el médico Alberto Borobia. 

La tercera y última fase debe demostrar que una vacuna es eficaz y segura en pruebas con miles de participantes. Esta es la fase en la que se encontraba la vacuna de Oxford/AstraZeneca, cuando tuvo que suspender el ensayo durante unos días para garantizar la seguridad tras detectar un efecto secundario nocivo en uno de los participantes. El ensayo se retomó unos días después.

«Se trata de un ejemplo claro de la seguridad de las vacunas», asegura Amós Rojas, presidente de la AEV. «A pesar de haberse ensayado en más de 1.000 personas, se ha paralizado el proceso hasta que se ha estudiado ese evento secundario y se ha comprobado si ha sido un evento de casualidad o de causalidad»”. 

Una serie de paridas irresponsables. Pasa el tiempo y Dinamarca, Noruega e Islandia suspenden la vacunación con AstraZeneca y les va siguiendo medio mundo. España entra en convulsión y confusión. Se ha permitido a todas las farmacéuticas saltarse la experimentación con animales. Según datos oficiales, la vacuna Pfizer ha causado 173 muertos en Reino Unido, un efecto secundario devastador. Estados Unidos ha suspendido la vacunación con Janssen. 

Newtral nos podía haber evitado el sonrojo y no hace está auténtica chapuza de informe. 

Seguimos viendo: “Albarracín dice que los filántropos provacunas como Bill y Melinda Gates «son de tendencias eugenésicas». Esta es una teoría muy extendida debido a una charla TED que el cofundador de Microsoft dio en 2010 y en la que, según una teoría conspirativa, supuestamente dijo que quería reducir la población mundial mediante vacunas. Sin embargo, se trata de una tergiversación de sus palabras. En dicha TED Talk, Gates habla de cómo reducir el CO2 que expulsamos a la atmósfera. Una de las soluciones que aporta es la reducción de la población mundial en un 10 o un 15%. 

Gates no estaba diciendo que hay que exterminar a parte de la población que actualmente vive en el planeta, sino a que es necesario reducir el crecimiento demográfico mundial. El magnate cree que esto es posible disminuyendo la mortalidad infantil, mediante un mejor y mayor acceso a medicinas y vacunas”. 

Bueno, vamos a ver, Adolf Hitler también era partidario de reducir la población, por ejemplo, la judía y la eslava, y sería un acto criminal llamarle filántropo, pero a Bill Gates resulta que hay que reírle las gracias porque está en lo alto de la pirámide desde la cual le caen los millones a Ana Pastor. No, supuestamente, dijo que quería reducir la población mundial un 10 o un 15%, lo cual representa entre 600.000 y 1.000.000 de personas. 

Son muchos, oiga, por mucho que pusiera en marcha Windos. Y dale con lo de “filántropo sobre el que han circulado varios bulos durante la pandemia, como que planea introducir microchips en las futuras vacunas o que estas cambiarán permanentemente nuestro ADN. Ambos fueron desmentidos”. Lo de los microchips no es un invento de nadie, sino declaraciones del CEO de la empresa del malvado Bill para tener toda la información médica de los humanos que fueran vacunados. 

Luego está lo del confinamiento, materia en la que Newtral exculpa a la OMS: 
«Pedimos rastrear, rastrear, aislar, tratar (…) Pero los Gobiernos decretaron cuarentena para todo el país en aquellas poblaciones en las que afloraron grandes brotes rápidamente, ya que eran incapaces de averiguar dónde tenían lugar la mayoría de las transmisiones». 

«Creo que aquellos países que realizaron las mayores restricciones lo hicieron cuando miraron a Wuhan y vieron que funcionaban —continúo Harris— pero no analizaron lo que también sucedió en Wuhan, que fue un seguimiento muy agresivo de los contactos y un aislamiento muy agresivo de los mismos, asegurándose de que esas personas no fueran a ninguna parte, además de pruebas muy, muy generalizadas. Así que hicieron mucho más que simplemente cerrar el lugar». 

Es decir, la OMS no pidió a los Estados que confinasen a la población, pero justifica que los Gobiernos lo hicieran al no tener capacidad para rastrear los casos. Por otro lado, el director de la OMS, Tedros Adhanom lo consideró una medida exitosa señalando que «es incuestionable que las órdenes de confinamiento y otras medidas de distanciamiento físico han frenado con éxito la transmisión en muchos países”. 

En realidad, Fernando Simón ha aclarado el tema: nos confinaron porque no sabían qué hacer, así de frívola es la dictadura sanitaria. En cuanto a los vacunados se contagian y contagian. Las farmacéuticas están jugando con material mucho más inflamable que le petróleo, están jugando con nuestra salud, y los gobiernos, y lo van a pagar caro.

@jasielparis Tres cosillas en @EspejoPublico
- Los "conspiranoicos" siempre aciertan 
- Nos tienen en estado de alarma (covid, clima, Rusia) 
porque la población asustada es más fácil de controlar 
- Quieren responsabilizarnos de nuestra auto-protección 
porque el Estado ya no nos protege de nada