EL Rincón de Yanka: RELIGIÓN

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sábado, 26 de julio de 2025

LIBRO "PROTESTANTISMO": HISTORIA OCULTA E IMPACTO EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO por JAVIER BARRAYCOA


PROTESTANTISMO

HISTORIA OCULTA E IMPACTO 
EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO


¿Sabías que buena parte de la tecnología moderna tiene su origen en el sueño protestante de reconstruir el Paraíso? ¿O que desde el siglo XIX han profetizado anualmente el cumplimiento del Apocalipsis y el fin del mundo?

Apenas somos conscientes de cómo la reforma protestante ha influido en nuestras vidas. Tras el atormentado antihéroe de las películas americanas, la autoimposición de la felicidad como un deber absoluto, la necesidad imperiosa de un triunfo profesional o las angustias de la soledad y el individualismo que nos abaten, podemos descubrir los ecos de una nueva antropología que trajo la Reforma protestante. La eclosión espiritual que implicó, llevó a innumerables grupos y congregaciones a buscar la pureza espiritual pero reflejada una moral y control público que hoy nos asustaría. En ciudades como la Ginebra de Calvino se prohibieron los juegos, se cerraron las tascas e incluso se impidió celebrar la Navidad. No fue extraño que, en países como Inglaterra, y en determinadas sectas, se llegara a reglamentar el número de platos permitidos o prohibir postres y dulces. Buena parte del protestantismo vivió bajo el terror del inminente fin del mundo. Isaac Newton fue uno, entre muchos, de los que escudriñó el Apocalipsis para profetizar la fecha exacta del esperado acontecimiento. Por su parte, los Wasp (Whites, Anglosaxons and Protestantes), quisieron configurar una América racial donde otras razas y religiones no tendrían cabida. Y en los lands alemanes, donde dominaba el protestantismo, es donde el partido Nazi consiguió obtener su mayor apoyo. La mujer, en el mundo protestante, creyó que podía encontrar su liberación, pero a la postre se vio sumergida en un mundo donde la sospecha recayó sistemáticamente sobre ella, convirtiéndose en una potencial bruja o adúltera. En paralelo, en la Alemania luterana estallaron como nunca las persecuciones contra los judíos o en América se recluían los Amish huidos de Europa, deteniéndose para ellos el tiempo. Este libro invita al lector a un apasionante recorrido a través de estos acontecimientos que dejaron una marca perdurable en el mundo contemporáneo.

«Los tres grandes elementos de la civilización moderna 
son la pólvora, la imprenta y el protestantismo», (Thomas Carlyle).

«Un aspecto de la libertad moderna 
-el aislamiento y el sentimiento de impotencia 
que ha aportado al individuo- tiene 
sus raíces en el protestantismo», (Erich Fromm).

«Fingid una ilusión cualquiera, 
contad la visión más extravagante, 
forjad el sistema más desvariado; 
pero tened cuidado de bañarlo todo 
con un tinte religioso y estad seguros 
que no os faltarán prosélitos entusiastas 
que tomarán a pecho el sostener vuestros dogmas, 
el propagarlos, y que se entregarán a vuestra causa 
con una mente ciega y un corazón de fuego: es decir, 
tendréis bajo vuestra bandera 
una porción de fanáticos», (Jaime Balmes).

Un marco de comprensión 
a modo de introducción 

Nace el siglo XVI. La tan denostada, por algunos, Edad Media parecía agonizar ante un nuevo movimiento intelectual y artístico que se vendría a llamar Renacimiento y que había arrancado un siglo antes. El optimismo de los Erasmo y Thomas Moro, se vería truncado por una convulsión espiritual que nadie esperaba: el protestantismo. Esta sacudida parecía un revival de las tormentosas agitaciones que habían estremecido Europa un siglo antes, en forma de crueles guerras religiosas como la de los husitas en Bohemia (1419-1434) o la de los campesinos en Alemania (1424-1425). Ambas provocaron miles de muertos y terrible desolación, a la par que miseria y hambrunas, poniendo en duda las viejas estructuras políticas en torno de las cuales había descansado la sociedad durante siglos. Ello no impidió que ese siglo viera florecer a genios como Donatello, Leonardo Da Vinci o Miguel Ángel. En 1506, por orden del papa Julio II, un pontífice más que peculiar por su carácter y afanes políticos, guerreros y artísticos, se iniciaba de manos del arquitecto Bramante la hercúlea basílica de San Pedro. Pronto le faltó dinero, mucho dinero ante tal colosal Iglesia. Su sucesor León X heredó el problema económico y la necesidad de acabar el proyecto. Para ello se comerció abusivamente con la compraventa de indulgencias en toda la cristiandad con tal de conseguir fondos para tan magna empresa. 

Este comercio fue especialmente abusivo en las zonas alemanas del Sacro Imperio Romano Germánico, donde tradicionalmente se protestaba contra los impuestos pontificios. La causa es que estos se sumaban a los gravámenes ya abusivos de los príncipes y señores alemanes. Hasta el siglo XV la práctica de la compra de indulgencias estaba rigurosamente regulada y limitada por la Iglesia a casos concretos. Paradójicamente, fue el deseo de convertir a Roma en una ciudad renacentista, la que llevaría al pretexto que desencadenaría el origen formal del protestantismo. La cuestión de las indulgencias fue la excusa para que un fraile católico alemán, Martín Lutero, hiciera llegar a su obispo 95 tesis teológicas, al respecto, para su discusión pública. La creencia popular dice que las clavó en la puerta de la Iglesia de Todos los Santos, en Wittenberg, en 1517. Todo esto forma parte de una leyenda áurea que se fue construyendo posteriormente en torno a Lutero, pero no pasa de un mito. Este era monje católico, fraile agustino para más inri, y la propuesta se hizo por escrito y por la vía reglamentaria a su obispo, como era costumbre. 

No se puede desdeñar que la venta de indulgencias también causaba entusiasmos inenarrables en una parte de los creyentes, especialmente en Alemania, donde los fieles hacían lo imposible por adquirirlas. Ejemplo de ello es la figura del fraile dominico Johann Tetzel, fallecido en 1519, que fue conocido por sus prédicas entusiastas y aplaudidas a favor de las indulgencias. Sus seguidores se contaban a miles. Incluso frente a las tesis de Lutero, se publicaron las llamadas 50 tesis de Tetzel para rebatir sus opiniones sobre el asunto. Ciertamente, la cuestión de las indulgencias, la corrupción y decadencia del clero, la acumulación excesiva de bienes por parte de la Iglesia, fue un mal habitual que periódicamente provocaba descontento. Había levantado críticas, movimientos de protesta más o menos violentos y también intentos de reforma en el seno de la Iglesia. De ello queda constancia en innumerables concilios convocados para intentar resolver estas cuestiones. Pero, por este tipo de asuntos, nunca se produjo una fractura como la que viviría la cristiandad en el siglo XVI, exceptuando el Cisma de Oriente del siglo XI en la que la Iglesia oriental se separó de la latina. 

Lutero encendió una llama que prendió porque las sociedades europeas del siglo XVI habían cambiado notablemente respecto a las anteriores épocas. Surgen entonces las nuevas aspiraciones del poder secular (que poco a poco e iban encaminando al despotismo ilustrado que vería su culmen en el siglo XVIII ) o la emergencia de nuevas fuerzas sociales y políticas que configurarán -a la larga- la modernidad. En el siglo XVI había emergido una potente clase comercial y productiva, urbana y necesitada de una espiritualidad, que legitimara la ruptura con las formas productivas gremiales medievales cristianas. El hundimiento de la cristiandad forjará la Europa de las naciones, que tuvo su trágico esplendor en las revoluciones del siglo XIX  y las guerras mundiales del XX. En el surgimiento de ciertas formas radicales de protestantismo, tuvieron también incidencia las crisis endémicas del campesinado que llevarían a que Europa estallara en un sinfín de convulsiones. A diferencia de las crisis de siglos anteriores, las consecuencias espirituales y materiales que trajo la Reforma serían irreversibles y llevarían a finiquitar la Edad Media. Esa revolución espiritual que inicialmente se circunscribía a las fronteras del viejo Sacro Imperio Romano Germánico, inesperadamente desbordaría sus fronteras. Si bien Lutero quiso presentar una alternativa al catolicismo romano, pronto tuvo que competir a su vez con decenas de reformadores, cada uno con su propia doctrina e intenciones políticas. Desde su origen, el protestantismo se tornó un movimiento complejo y multiforme del que manaban divisiones y más divisiones. 

No hay que engañarse. En el siglo XVI  no emergió propiamente una reforma de la Iglesia católica, sino una revolución político-espiritual que convulsionaría el viejo mundo. Algunos han interpretado que la Reforma fue la continuidad del Renacimiento. En cierta manera sí y en cierta manera no. En ambos movimientos hubo una actitud de ruptura frente a la vieja cristiandad. Y en ambos se planteaba una superación por regresión. El Renacimiento quería beber en las olvidadas fuentes de griegos y romanos, mientras que el protestantismo proponía, como excusa, el regreso al espíritu de la Iglesia primitiva. Ambos, no obstante, se presentaron de forma opuesta: el primero como un movimiento optimista y humanista; y el segundo como una actitud pesimista, por considerar la naturaleza humana como absolutamente corrompida por el pecado original. Antes de proponer el protestantismo como la continuación del Renacimiento, sería más propio decir que abortó el Renacimiento. El humanismo fue sustituido por un pensamiento teocrático que fundía lo religioso con lo político, o invertía la tradicional relación de poderes forjada en la Edad Media. Igualmente, lo que aparentemente era un movimiento de regeneración eclesial, se convirtió en una nueva praxis de espiritualidad que partía de una peculiar antropología negativa. Por ello, el protestantismo acabó siendo algo ontológicamente distinto a las habituales crisis eclesiales vividas en los siglos anteriores.

El actualmente institucionalizado nombre de protestantes, tuvo su propia historia. Un jovencísimo Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, convocó a Lutero a la Dieta de Worms, en 1521, para que se retractara de las tesis teológicas que tanto revuelo estaban causando. Ni el emperador ni muchos eran conscientes de la magnitud del problema que se les venía encima. Para Carlos V y sus teólogos este encuentro tenía como intención una reconciliación que se les antojaba fácil, pues ¿cómo un fraile se iba a enfrentar a la máxima autoridad secular de la cristiandad? Pero Lutero no se retractó y se mantuvo altivo. Dicen que lanzó frases que han pasado a la hagiografía protestante como: «¡No puedo hacer otra cosa; esta es mi postura! ¡Que Dios me ayude!». No en vano, un año antes, en 1520, había recibido una bula papal, la Exsurge Domine del papa León X, en la que, sin pelos en la lengua, definía al reformador con estos términos: «un cerdo salvaje ha entrado en la viña del Señor». Y se ordenaba que las obras de Lutero fueran quemadas, dándole 60 días para retractarse y someterse a la autoridad de Roma. En respuesta, Lutero quemó públicamente la bula. Este acto de rebeldía solo lo pudo ejecutar porque se sentía protegido por algunos príncipes alemanes, especialmente el de Sajonia que lo tenía acogido. Ya desde sus inicios, la Reforma tendría este sutil carácter político, pues encontraría protección en aquellos poderes que se oponían al del emperador o al estado de cosas presente. Como la disidencia iba progresando, Carlos V decidió convocar otra dieta, la primera de Spira (1526). En ella se llegó a un acuerdo provisional para evitar una guerra civil, en las lindes interiores del Imperio, entre los partidarios de Lutero y sus adversarios. En espera de la convocatoria de un concilio que estableciera la doctrina cristiana ortodoxa, se permitió que, en función de las creencias o intenciones de cada príncipe elector, se pudiera enseñar y practicar el luteranismo o el catolicismo. El lema rector que ha pasado a la historia fue: Cuius regio, eius religió («de quien rija, la religión»). Tres años después, en 1529, se volvería a convocar en Spira una segunda dieta. Carlos V, queriendo zanjar definitivamente el tema, lanzó un edicto por el que se anulaba la tolerancia religiosa provisional que se había concedido a los principados alemanes. Ello provocó un documento en el que seis príncipes y catorce ciudades libres alemanas del Sacro Imperio Romano Germánico protestaban por el edicto. Nacía así, en su terminología, el protestantismo. El término en principio era despectivo, pero luego fue asumido con orgullo por los acusados. Más adelante se expondrá cómo el protestantismo se fue dividiendo en cientos de confesiones diferentes y opuestas entre sí. Pero algo siempre las mantuvo unidas: la protesta contra Roma. El pensador español Jaime Balmes quiso sintetizar así este fenómeno: «Mirando el globo del protestantismo, sólo se descubre en él un conjunto de innumerables sectas, todas discordes entre sí, y acordes en un solo punto: en protestar contra la autoridad de la Iglesia».

¿EL PROTESTANTISMO COMPARADO 
CON EL CATOLICISMO?

"El protestantismo comparado con el catolicismo", es una de las obras más idiosincráticas de Balmes y quizá una de las primeras en lanzar un análisis sobre el protestantismo más allá de lo meramente teológico. Al contrario que la obra de Balmes, en este libro que el lector tiene entre sus manos, no se pretende establecer una comparativa entre protestantismo y catolicismo. Y tampoco este quiere ser un texto de profundidades teológicas y filosóficas. Estas páginas son de divulgación histórica, pero es inevitable establecer ciertas comparativas, realizar ciertas reflexiones más allá de la historia y, eso sí, constatar los efectos que ha producido el protestantismo sobre la cultura y la organización política occidental. Especialmente a esto se dedicarán los dos últimos capítulos de la obra. El protestantismo, evidentemente, fue analizado, criticado y combatido desde el catolicismo. Pero también lo fue desde el marxismo, que distinguía muy bien las implicaciones del fenómeno protestante respecto al catolicismo. Se encuentra en la doctrina marxista una curiosa interpretación que enlaza muy bien con fenómenos parejos a la revuelta religiosa. Así, se puede leer en el Diccionario filosófico marxista, de 1946, la siguiente curiosa y contundente definición: «El protestantismo es una variante burguesa del cristianismo». 

El juicio del marxismo pone el acento en tres dimensiones del protestantismo que se irán revisando en diversos capítulos. Por un lado, las iglesias nacionales creadas por el luteranismo prefiguraron los estados nacionales modernos cada uno con su propia religión nacional. Allí donde triunfaba el protestantismo moría la idea de la universalidad de la fe para circunscribirse a una doctrina permitida en una jurisdicción, reino o Estado. En resumidas cuentas, las iglesias nacionales imponían fieles nacionales. Por otro lado, el protestantismo, a la larga, provocaría una secularización religiosa que permitiría la concepción del ciudadano como un sujeto ligado primeramente al Estado y no tanto a una confesión religiosa. Pero antes de este proceso, por obra y gracia del protestantismo, se produjo una teocratización de la sociedad. Marx acusaba a Lutero en estos términos: «Lutero derrotó la fe en la autoridad, porque restauró la autoridad de la fe. Convirtió a los frailes en laicos, porque convirtió los laicos en frailes». Así, desde la doctrina marxista se reconocía que la reforma protestante fue causante de la divinización del Estado moderno, en cuanto que paso previo a su profunda secularización. Una ley universal de la historia es que la pérdida del sentido de lo religioso, siempre viene antecedido de una sobredimensión o hipertrofia de lo sacro que pretende anular lo natural. Y esto es lo que significó el protestantismo para el cristianismo.

En el protestantismo también se descubre que, contra la universalidad del cristianismo, se identifican ciertas espiritualidades con ciertos grupos sociales. Por ejemplo, el calvinismo, una forma de protestantismo distinta del luteranismo y menos conocida para el gran público, sería, en boca de Engels, la doctrina apropiada para «los más intrépidos burgueses de la época». Para él, el calvinismo era «la expresión religiosa del hecho de que en el mundo comercial, en el mundo de la competencia, el éxito o el fracaso no dependen de la actividad o de la aptitud del individuo, sino de circunstancias independientes de él». Engels se refería al dogma de la predestinación a la salvación (nuclear en la teología protestante) como un condicionante que determinaba quién debía ser rico y quién pobre. No es de extrañar que las burguesías nacientes en potencias comerciales como Holanda se acogieran al calvinismo como una espiritualidad ajustada a su idiosincrasia. También, para el marxismo, las expresiones más radicales de protestantismo, los llamados movimientos disidentes, prefiguraron los posteriores movimientos revolucionarios en los que se reflejaba el marxismo. Estos grupos revolucionarios, bajo forma de sectas radicales enfrentadas a las propias formas de protestantismo institucionalizado, querían purificar la Reforma y alcanzar el cristianismo primitivo más originario. 

La obra referida de Balmes, diametralmente opuesta al análisis marxista, es una respuesta a la obra del protestante calvinista Françrois Guizot, titulada: Historia de la civilización en Europa. Desde la caída del Imperio romano hasta la Revolución francesa. Guizot fue ministro de finanzas, tras la revolución burguesa de 1830 en Francia, protagonizada por Luis Felipe de Orleans, un miembro de la realeza a la par que liberal revolucionario. A Guizot se le atribuye aquella frase lanzada a los franceses tras la instauración de la monarquía constitucional-liberal: «¡Enriqueceos!». Para algunos, amanecía ahí el espíritu del capitalismo moderno. La tesis que defendía Guizot en su obra era muy sencilla: el protestantismo había traído a Europa el progreso y la prosperidad. Por el contrario, el catolicismo había sido una rémora para el bienestar de Occidente. El clérigo y apologeta Balmes, no pudo menos que escribir su ya inmortal texto para rebatir esa tesis. Es interesante leer en paralelo ambas obras pues ofrecen una perspectiva interesante de cómo se autoanalizaban y comparaban, en el siglo XIX, el protestantismo y el catolicismo.

Naciendo el siglo XX, se hicieron famosas dos obras de Max Weber, editadas juntas y tituladas "Ética protestante" y "El espíritu del capitalismo" (1904-1905). La tesis defendida ha llenado páginas y páginas de comentarios en libros y artículos. Según Weber, el calvinismo, bajo el arbitrario dogma de la existencia en la voluntad divina de una predestinación a la salvación para unos y a la condenación de otros, provocó terribles angustias en sus seguidores sobre su destino final tras la muerte. Si bien para Lutero la salvación no dependía de las obras, sólo de la fe, para el calvinismo ya ni siquiera la fe podía salvar al creyente. Para el calvinismo, el destino eterno del alma estaba predestinado antes de su creación. Según Max Weber, el éxito profesional podría ser un predictor de estar entre los elegidos a la salvación y ello habría causado una ética necesaria para la aparición del capitalismo. Esta breve explicación es evidentemente una burda simplificación, pues la exposición de Weber incluye elementos más complejos que normalmente son obviados. También se suele olvidar que la obra de Weber fue respondida por otro gran sociólogo alemán, Werner Sombart, con su libro El burgués (1913). Sombart propone otros elementos explicativos de la aparición del capitalismo, aparte del calvinismo, ya arraigados incluso en la Edad Media. En otra obra suya, Los judíos en la vida económica, explica que el enriquecimiento de Holanda en la época calvinista sólo fue posible por la llegada unas décadas antes de los judíos expulsados de España por los Reyes Católicos y no tanto por la ética calvinista. Con esto se significa que la discusión sobre la relación entre protestantismo y capitalismo, sigue abierta. 

El protestantismo es un fenómeno complejo, extremadamente complejo, y todo intento de simplificarlo en estereotipos llevaría a una falsificación interpretativa. Por ello, y debido a la naturaleza de este texto de aproximación, tampoco se ha querido descartar reflexiones que permitan comprender mejor el presente de Occidente como fruto de la Reforma protestante y su secularización. Tras la redacción y relectura de estas líneas, el autor llega a la conclusión de que este es un libro de pistas sobre el protestantismo para que el interesado en algunas cuestiones pueda tener un cabo del que tirar e investigar por su cuenta. La inmensidad del fenómeno, el espacio y tiempo que enmarcan los límites del escritor y exigen las editoriales, obligan a esbozar más que a elaborar una obra de profundidades explicativas. Aun así hay que plantear las paradojas que suscita el fenómeno de la Reforma, en la medida que han tenido una profunda trascendencia para explicar nuestro presente. 

Hay que explicar por qué, con los siglos, las sociedades protestantes generaron lo contrario que soñaban. Allí donde se pretendió establecer una teocracia, el gobierno del pueblo de los escogidos, la Nueva Jerusalén, será donde surgirán las revoluciones liberales laicizantes. La sublimación de lo religioso acabó en su esterilización. Y esta es la paradoja que se plantea el famoso psicólogo Erich Fromm en su obra El miedo a la libertad: «el hombre moderno [fruto del protestantismo] parece impulsado, no por una actitud de sacrificio y de ascetismo, sino, por el contrario, por un grado extremo de egoísmo y por la búsqueda del interés personal. ¿Cómo podemos conciliar el espíritu del protestantismo y su exultación del desinterés, con la moderna doctrina del egoísmo?». Hay que explicar por qué donde se negó la libertad y la necesidad de buenas obras como indispensables para la salvación, es donde siglos después florecerá la exaltación de la libertad cívica o el voluntarismo, expresado en la obcecación por el trabajo y el éxito. En el mundo protestante, en general, el deseo de una vida austera acabaría siendo sustituida por el ansia del enriquecimiento y el materialismo más procaz. Donde reinó la intransigencia moral puritana más insoportable para cualquiera que la experimentase en nuestros días, se convirtió, a la postre, en el foco de la doctrina de la tolerancia y la libertad de pensamiento. 

Igualmente, donde se afirmó que la naturaleza humana estaba muerta por el pecado, acabaron surgiendo las teorías del hombre «bueno por naturaleza» que permitieron la construcción de la arquitectónica política moderna. El pacto de los escogidos con Yahvé, acabó siendo sustituido por el pacto de las voluntades individuales con una voluntad general y suprema que constituía el pueblo. Por otro lado, la divinización del pueblo,. propia de la modernidad, tiene un antecedente en la doctrina del derecho divino de los reyes. Esta tesis es defendida por John Figgis, en su obra El derecho divino de los reyes. En ella demuestra cómo los teólogos ingleses partidarios de la separación de Inglaterra de la Iglesia romana, pergeñaron esta teoría. La intención era dotar al poder político de una sacralidad que lo igualara con el del Papa. Aunque esta tesis existiera antes de los Tudor y Enrique VIII, Figgis expone que fue en su época cuando se defendió y articuló con mayor furor. Sólo así pudo justificarse que la cabeza de la Iglesia fuera el rey y no el papa. Pero, como escribiría en el siglo XIX el anarquista Max Stirner, la modernidad consistiría en sustituir el inventado derecho divino de los reyes, por el derecho divino de los pueblos. La posmodernidad, por el contrario, acabaría sustituyendo el derecho divino de los pueblos, por el inmanente absoluto derecho a todo del individuo inmerso en su propia soledad. 

En el siglo XIX, surgió de los ambientes protestantes alemanes un extraño filósofo panteísta y pesimista, Eduard von Hartmann. Se hizo famoso por su primera obra La filosofía del inconsciente (1869). En ella se encuentra el intento de resolver el drama que tres siglos antes habían planteado los primeros reformadores: la soledad de una conciencia liberada a sí misma. Según su argumento, la felicidad individual era imposible, pero el autor deseaba encontrar un mecanismo por el que liberar al inconsciente de su perpetuo sufrimiento existencial. Pará él, y a diferencia de Schopenhauer que propuso buscar la felicidad en burdos placeres, el hombre debía abandonar la terrible sensación de soledad y dejarse mecer por el orden moral social. Este «orden social» no le daría la felicidad, pero le aliviaría existencialmente (un orden social protestante, claro está). En otro escrito, titulado La religión del porvenir, presenta el protestantismo como una fase agotada y muerta del cristianismo, pero necesaria para que devenga una nueva civilización. Así, sentencia: «El protestantismo no es más que la estación de descanso en la travesía del cristianismo auténtico, muerto decididamente para las ideas modernas. Es un tejido de contradicciones desde su nacimiento a su muerte, porque en cada fase de su vida se tortura por conciliar lo inconciliable». Entre estas contradicciones psíquicas anunciadas está la ruptura entre la conciencia individual y el comportamiento colectivo. La necesidad de pertenecer a una comunidad de escogidos, con unos códigos morales y públicos manifiestos, combinada con la profundidad de una conciencia sin otro límite que la sola fides, sólo podía llevar a paradojas vitales. En la medida que agoniza el carácter comunitario de la fe, el protestantismo parece prefigurar la posmodernidad en su insoportable soledad subjetiva y el rechazo de la objetividad universal de la razón. No en vano, escribía Nietzsche: «El protestantismo es la hemiplejía del cristianismo y de la razón». 

El Deus absconditus («Dios escondido») que exalto Calvino, contribuyó a ello. El protestante pasó, de sentirse miembro de una Iglesia universal (como los católicos), a sentirse miembro de una comunidad o congregación de escogidos. Pero aun viviendo entre la comunidad de santos, nada garantizaba su salvación pues existía una predestinación -a la salvación o a la condenación- previa de la que ignoraba su contenido. Se hace difícil entrar en esas psiques, pero todo apunta, y así lo argumenta Erich Fromm, que fueron las primeras en sentir el individualismo moderno. En su clásico tratado sobe el suicidio, Émile Durkheim intenta explicar por qué las tasas de suicidios son siempre más altas entre protestantes que entre católicos. Una causa que apunta es el individualismo más exacerbado en los primeros: «si el protestantismo -explica Durkheim- da mayor importancia al pensamiento individual que el catolicismo es porque cuenta con menos creencias y prácticas comunes. [...] cuanto más se abandona un grupo confesional al juicio de los individuos, más ausente está de la vida de estos y menos cohesión y conferencia tiene». Son muchos los análisis de otros tantos autores que han sabido entrever las consecuencias del protestantismo en la elaboración de una psique especial y algo se traslucirá a lo largo de los próximos capítulos. 

El individualismo será al abono sobre el que fermentará otra de las características principales del protestantismo: la ausencia de un principio de autoridad. Ello llevará a que, irremisiblemente, la Reforma estuviera condenada a perpetuos procesos de división y enfrentamientos. Jaime Balmes ya describió el hecho: «Llevados los primeros reformadores de su espíritu de oposición a la Iglesia romana, reclamaron a voz en grito el derecho a interpretar las Escrituras conforme el juicio particular de cada uno [...] proclamado este derecho sin explicación ni restricciones, las consecuencias fueron terribles». La cuestión no era tanto el cómo interpretar las Escrituras, sino afirmar que no había más principio que el no tener principio de interpretación. En potencia, y llevando esta postura a su último extremo, cada cristiano se podía llegar a convertir en una Iglesia en sí mismo. La naturaleza social del ser humano llevó a que no se llegara a ese extremo, pues siempre se buscan complicidades, incluso en lo espiritual. Si la Reforma buscaba pretendidamente volver a la Iglesia originaria, su propia lógica la llevó a constituir innumerables, contradictorias e incompatibles entre sí «Iglesias de Cristo». Sólo en Estados Unidos, hoy en día, hay registradas más de 1500 confesiones y congregaciones protestantes diferentes. Se cumple así lo que Balines profetizara: «El principio esencial del protestantismo es un principio disolvente; ahí está la causa de sus variaciones incesantes». 

EXTRAVAGANCIAS, PACIFISMO Y RADICALISMO 

Las variaciones del protestantismo llevaron a que este, a lo largo de los siglos, adoptara las más diversas y contradictorias formas. Muchas veces se llegará a la extraña situación de que los reformadores acabaron defendiendo lo que previamente criticaron. Erasmo de Rotterdam, humanista, católico pero simpatizante con la causa protestante, no podía menos que criticar: «Según parece, la Reforma viene a detener la secularización de algunos frailes, y al casamiento de algunos sacerdotes; y esta tragedia termina al fin por un suceso muy cómico pues que todo se desenlaza, como en las comedias, por un casamiento». Con estas palabras se refería a muchos sacerdotes católicos que criticaban q.e la Iglesia la corrupción del clero, su escandalosa vida en concubinato, pero luego abandonaban ellos mismos el sacerdocio para casarse. No debe extrañar este hecho pues, nuevamente, Balmes enseña una ley universal de la naturaleza humana: cuando la razón quiere moverse sin sujetarse a ninguna autoridad, entonces el ser humano adopta posturas que van «desde el fanatismo a la indiferencia». 

Extraña ver cómo se incluyen en el protestantismo desde movimientos pacifistas, como los cuáqueros, a violentos revolucionarios como los anabaptistas. Actualmente se asocia el protestantismo a comunidades prósperas y modernas, pero, como señala Weber: «El protestantismo de Lutero, Calvino, Knox y Voet, en sus inicios, casi nada tenía en común con lo que ahora se conoce por progreso. Indudablemente, era contrario a muchos aspectos de la sociedad moderna». 
Si bien algunas confesiones protestantes, como los mormones, quedan asociadas a clases altas y tecnológicas, otras congregaciones como los amish parecen haberse quedado detenidas en el siglo XVII. En lo teológico, hay Iglesias reformadas unitaristas -que rechazan la existencia de la Santísima Trinidad- y otras que han conservado la doctrina trinitaria, como el anglicanismo. Unas conservan la Jerarquía episcopal y a otras les repugna toda estructura jerárquica. La disparidad teológica es tal que incluso se dan todas las variaciones posibles en el número de sacramentos aceptados por las diferentes confesiones. 

Lo que en un principio, por parte de los primeros reformadores, fue una búsqueda de la verdad, que había sido sustraída al cristianismo por parte de Roma, se terminó convirtiendo en la defensa de la primacía de la subjetividad. La búsqueda de la verdad, se convirtió en la búsqueda de mi verdad. Y, ¿cómo crear una fe común si cada reformador estableció un credo ajeno al de los otros? En definitiva, la unidad del protestantismo sólo pudo consistir en la protesta contra Roma. De ahí que Balmes señalara como casi esencial a la Reforma una constante tendencia a ciertas explosiones de fanatismo en el seno de esa pluralidad de creencias. Escribe que, esta tendencia a la radicalidad, anida latente en el corazón de la naturaleza humana. El problema se presenta cuando se producen las circunstancias para que se manifieste. Así, sentencia: 
«Fingid una ilusión cualquiera, contad la visión más extravagante, forjad el sistema más desvariado; pero tened cuidado de bañarlo todo con un tinte religioso; y estad seguros que no os faltarán prosélitos entusiastas que tomarán a pecho sostener vuestros dogmas, el propagarlos y que se entregarán a vuestra causa con una mente ciega y un corazón de fuego: es decir, tendréis bajo vuestra bandera una porción de fanáticos». Esta reflexión encaja perfectamente con lo que representó el protestantismo en sus primeras fases. Pero, también sirve para entender a los telepredicadores que salpican el territorio de los Estados Unidos o extrañas sectas cristianas, incluso destructivas, que siguen surgiendo en pleno siglo XXI como por arte de magia. 

Por mucho que en la actualidad se quiera presentar una visión ecuménica de las diferentes confesiones cristianas y se quiera dulcificar la imagen de algunos grandes reformadores, no se puede negar la realidad. Entre los reformadores y fundadores de confesiones religiosas, tenemos abruptas personalidades, ímpetus descontrolados, muchas veces mentes obstinadas, por no decir obsesivas, arranques de genio y malgenio o toques de humanitarismo mezclados con actitudes, muchas veces, profundamente tiránicas. Y, posiblemente, sin esas características hubiera sido imposible crear casi de la nada una confesión religiosa que luego, durante siglos, seguirían millones de fieles. Es absurdo ocultar los arranques histriónicos de Lutero que llegó a lanzar un tintero contra el diablo que le acosaba en su habitación o que proclamaba sus filípicas contra los campesinos alemanes llamando a los príncipes electores a exterminarlos como a perros rabiosos. O cómo Calvino, en un arranque de ¿celos? mandó enviar a Miquel Servet a la hoguera. Ni la historia puede olvidar la obsesión casi enfermiza de Cromwell contra lo católico, expresada en sus sangrientas campañas en Irlanda, o contra la monarquía a cuyo representante mandó cortar la cabeza. O resalta, ya entrados en el siglo XIX, la trágica historia del fundador de los mormones, Joseph Smith. Según él se le habría aparecido Juan el Bautista confiriéndole el sacerdocio bíblico de Aaron, pero ello no impediría que muriera asesinado a mano de otros protestantes que lo consideraban un loco peligroso y polígamo.

Se podría argumentar que en el seno del catolicismo también hubo muchos personajes, incluso papas, que adolecían de los mismos resortes histriónicos. A la mente vienen rápidamente los Borgia. Calixto III, el primer papa Borgia, dejó preparado el terreno para que su sobrino Rodrigo le sucediera. Este, siendo cardenal, ya contaba con al menos siete hijos conocidos con más de una mujer. Consiguió ser elegido como papa con el nombre de Alejandro VI. De él dijo Maquiavelo: «no hizo nunca otra cosa que engañar al prójimo». Sin lugar a dudas era ambicioso, traicionero, manipulador y cruel. De paso escandalizó a los romanos montando una corrida de toros a la española en la Ciudad Santa. Sus degeneraciones, que le llevaron a su supuesto envenenamiento, sin embargo no derivaron en arbitrarios cambios doctrinales del credo católico, ni en la intención de reformular lo que debía ser la Iglesia o los sacramentos. Y mucho menos defender que su palabra estaba por encima de las Escrituras. 

Por el contrario, hombres y mujeres virtuosísimos en su comportamiento externos, como Ellen G. White, una de los sostenes del Adventismo del Séptimo Día, casta, vegetariana y madre ejemplar (todo lo contrario que los Borgia) y que decía tener visiones sobre el final de los tiempos, fundó una nueva iglesia según sus criterios. Sus escritos, para ella y sus fieles, pasaron a rango de inspirados, estando al mismo nivel que los libros de la Biblia. Con esa autoridad, un buen día decidió que el precepto cristiano debía cumplirse el sábado y no el domingo. Ningún Borgia, con su poder, crueldad y desmedidos vicios, se hubiera atrevido a parecidas transformaciones en las creencias y tradiciones cristianas. Baste analizar la figura de san Francisco de Asís para descubrir en él a un potencial loco, sectario o hereje. Fundada ya su orden, camino de Tierra Santa, quiso convertir al sultán de Egipto al cristianismo. Para ello invitó a sus imanes a entrar con él en una gran hoguera, para así demostrar qué religión era la verdadera. Los mulás rechazaron horrorizados la propuesta. Entonces se ofreció al sultán a entrar solo y le retó que, si salía ileso, se convirtiera al cristianismo. Una propuesta que el sultán le prohibió ejecutar. El poderío del de Asís y sus seguidores, los poverellos, era más que suficiente para haber montado su propia reforma y separarse de la Iglesia, pero nunca se le pasó por la cabeza. Eso lo harían posteriormente muchos de autoproclamados seguidores del espíritu de san Francisco, como los Hermanos Apostólicos de Dulcino (1250-1307) o los fraticelli que en nombre de san Francisco y su pobreza, agitaron las aguas espirituales de Europa con sus actividades revolucionarias, allá por los siglos XIV y XV. De estas agitaciones beberían también muchos reformadores protestantes. 

La historia del protestantismo es una historia compleja y apasionante, pues es el relato de las pasiones del espíritu que, queriendo volar a veces demasiado alto, cayeron en algunas profundidades insondables; queriendo vencer al mundo, a veces se adaptaron perfectamente a él e incluso lo impulsaron con una eficacia inusitada. El protestantismo en cuanto tamiz espiritual que adoptó mil formas, acompañó desde su origen a la modernidad en una extraña relación. Decía Gustavo Bueno que el protestantismo quedó atrapado en la conciencia subjetiva que conduce al pietismo y al nihilismo, y que de Lutero se va a Hegel, Nietzsche y Hitler (pasando por Lessing, Herder, Fichte, Bismarck y su Kulturkampf). Con esta última reflexión, se iniciará un recorrido por su historia, advirtiendo de antemano que sólo se podrán revisar algunos de sus pliegues y otros quedarán en el tintero. Pero la intención última es un primer conocer y sorprenderse con la realidad del protestantismo y esbozar cómo este fenómeno, que quebró la vieja cristiandad, ha influido de manera insospechada en la forja de nuestros días.

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PROTESTANTISMO Historia oculta / Javier Barraycoa presente su libro

viernes, 11 de julio de 2025

LIBRO "COSAS QUE HE APRENDIDO DE GENTE INTERESANTE": FILOSOFÍA, POLÍTICA Y RELIGIÓN por MIGUEL ÁNGEL QUINTANA PAZ

COSAS QUE HE APRENDIDO 
DE GENTE INTERESANTE

Filosofía, política y religión

Un arsenal de autores y argumentos para defenderse de las ideas más estúpidas de nuestra época.
¿Es racional sentirse orgulloso de tu país? ¿Es verdad que la izquierda tiene una mayor sensibilidad social que la derecha? ¿Cabe hablar de un ecologismo conservador? ¿Puede un católico criticar al Papa? ¿Son los cristianos mejores personas? Estas son sólo algunas de las preguntas a las que da respuesta el filósofo Miguel Ángel Quintana Paz, en esta selección de los mejores artículos que ha publicado a lo largo de la última década.
De la mano de un vasto elenco de autores de todas las épocas, Quintana Paz aborda múltiples cuestiones de actualidad que conciernen a la filosofía, la política y la religión, demostrando que la historia del pensamiento puede servir para iluminar los debates contemporáneos, incluso los más pedestres.
Entre los temas recurrentes del autor están la epidemia de moralismo y emotivismo que nos aflige, las falacias discursivas del progresismo, la tibieza política del centroderecha liberal o el empobrecimiento de la educación religiosa.
Con su característico estilo mordaz y provocador, Quintana Paz se atreve a cuestionar nociones tan arraigadas como la empatía, el consenso, el diálogo o los valores éticos. Y todo ello para reivindicar el legado intelectual de la civilización occidental y sacarla del nihilismo que la atenaza. Cosas que he aprendido de gente interesante es un arma teórica fundamental para dar la batalla cultural contra ofendiditos, escandalizaditos y moderaditos de todo pelaje.
Introducción

A mí tía Josefa en casa la llamábamos Pepa y era carmelita descalza. Había dos maneras muy distintas de poder ver a la tía Pepa.

La primera pasaba por visitarla en su convento de clausura, sito en Peñaranda de Bracamonte. Lo pienso hoy día y me resulta curioso: esas visitas, algún que otro domingo, constituyeron una de las actividades extraordinarias de mi infancia. Íbamos al convento y charlábamos junto al brasero de una sala encalada, entreviendo el tocado de la tía Pepa a través de un doble enrejado, rodeados de cuadros religiosos con pátina de siglos, tomando los dulces y el mosto que poco antes nos habían entregado por el torno. (Todo tenía un aire como de novela de Gabriel Miró.) Lo pienso hoy día y me resulta curioso; hoy, que las actividades de nuestros niños tienen más que ver con videojuegos los sábados por la mañana o parques de bolas los domingos por la tarde; hoy, que palabras como brasero y torno les parecen provenir de una terra ignota.

La otra vía para llegar a estar con la tía Pepa era mucho más esporádica. En tales ocasiones, era ella quien venía a visitarnos a Salamanca. Aprovechaba para ello alguna cita médica en el hospital de al lado de casa. Décadas más tarde, revisando armarios y papeles, descubrí que las complicaciones de su salud (algo no iba del todo bien en su corazón) habían estado lejos de ser pequeñas o infrecuentes. Sus visitas al médico, con todo, habían sido escasas.

Uno de mis recuerdos más antiguos (¿tendría yo tres años?) se remonta a una de esas visitas de la tía Pepa. Con el paso del tiempo mi memoria resulta, claro, un tanto fragmentaria. Sólo sé que aquel día hacía sol, que la tía Pepa me regaló un caramelo alargado de fresa, que me cogió de la mano y que me llevó, por primera vez en mi vida, a la guardería parroquial. Ni ella ni yo lo sabíamos, pero durante los cincuenta años restantes yo ya no saldría de allí: había empezado mi relación con nuestro sistema educativo.

Durante estos años he atravesado mil vicisitudes, pero nunca he sentido que mi tía Pepa me estafara al regalarme un caramelo alargado de fresa como prólogo a todo lo que vendría más tarde. En la guardería aprendí algunas de las cosas más importantes de la vida: a leer, a contar y a rezar. Más tarde, en el colegio, en la universidad y ahora en el Instituto Superior de Sociología, Economía y Política (ISSEP), he seguido aprendiendo y, en lo posible, devolviendo algo de lo aprendido: es a eso a lo que llamamos ser profesor. He conseguido, incluso, que me remuneren por todo ello. Quizá podríamos aseverar, por tanto, que en cierto sentido humilde de la expresión soy un hombre feliz. 
¿Cómo no estarle agradecido, pues, a mi tía Pepa —y a todos los que vendrían más tarde—?

El último capítulo (por el momento) de esta historia de enseñanzas que vengo narrando lo encierra este libro que ahora tiene usted, amigo lector, entre manos. He querido recopilar aquí también (y anunciarlo ya desde el título) unas cuantas cosas que he venido aprendiendo en los últimos años de gente interesante: 
desde filósofos hasta santos, desde literatos hasta caudillos, incluyendo también algún progre y algún papa (nota: no me refiero a la misma persona con estos dos términos). Aquí hallará usted reflexiones diversas en torno a los tres asuntos que más me obsesionan: la filosofía, la política y la religión. De ahí que figuren en el subtítulo. Pero detrás de todas esas reflexiones espero que encuentre usted un mismo hálito: el de alguien que ha disfrutado, aprendiendo, de conversaciones a través de los libros con los muertos y con los vivos. Y que sólo quiere invitarle a usted a compartir un ratillo tales charlas.

La mayoría de los capítulos que le presento aquí se publicaron con anterioridad, en versión de artículo, en el periódico digital The Objective; apenas un puñado de ellos vio la luz en otros diarios españoles, como El Mundo, El Español, Economía Digital o Vozpópuli; también hay alguno editado por la Fundación Disenso. 
He de agradecerles a todos ellos la oportunidad que me otorgaron en su día de contrastar mis ideas con el gran público. Pues estos diálogos con gente interesante que aquí reúno me gusta pensar que no sólo implicarán a los lectores de hoy y mañana, como ya he apuntado, sino que también incluyeron en su momento a los lectores de entonces, que con sus ánimos y sugerencias me dieron el sustento moral para arribar hasta este libro. 
Entre tales lectores me gustaría destacar a una: Paula Quinteros, el alma detrás del diario The Objective, que durante casi diez años ha sabido ser ese puntal discreto donde te reconforta pensar que siempre podrías apoyarte.

Algunos de los conceptos que se me ocurrió idear (¿no somos eso, en el fondo, los filósofos: diseñadores de conceptos?) para los textos aquí reunidos han alcanzado a lo largo de estos últimos años, por así decirlo, vida propia; y ya corretean por ahí sin necesidad de apoyarse en su progenitor, al que en muchos casos se desconoce (y eso es un orgullo para todo padre). Así ocurrió pronto, por ejemplo, con el término ofendiditos. Lo utilicé por vez primera allá por mayo de 2017, en un artículo aquí recogido como capítulo inicial. Lo cierto es que por aquel entonces, deseoso yo como buen académico de trazar una mínima etimología del término, investigué si había sido ya empleado en el mismo sentido con que me disponía a dotarlo. El resultado de tales pesquisas fue negativo. Ahora bien, tras publicar mi textito, enseguida esa expresión y ese sentido irían cuajando en todo tipo de personas y personajes. Así, al año siguiente, ya lo manejarían el dúo cómico Pantomima Full o aparecería en el anuncio publicitario con el que la empresa Campofrío suele felicitar las Navidades. En 2019, la periodista Lucía Lijtmaer escribiría un libro de título homónimo; si bien, en su caso, para reivindicar el derecho a sentirse ofendidísimos por todo tipo de cosas. Hoy constituye una palabra de uso común en España.

Asimismo, hay nociones como «capitalismo moralista» o «PSOE state of mind» que han cuajado más allá de los textos donde hablé por primera vez de ellas —en 2019 y 2021, respectivamente—, textos que también aquí se recogen. Ambas expresiones, por cierto, han llegado a ser pronunciadas desde la tribuna del Congreso de los Diputados por parlamentarios a los que agradecí en su momento (y agradezco ahora) que me citaran. Esa misma cortesía me gustaría tenerla hacia los obispos españoles que incluyeron una reflexión sobre el capitalismo moralista en su documento de orientaciones pastorales para el período 2021-2025, titulado Fieles al envío misionero.

En ocasiones he observado que las ideas (que el lector podrá encontrar desarrolladas aquí) de un liberalismo «de niños burbuja» o de que vivimos bajo un «imperio del emotivismo» han sido empleadas con bastante tino aquí, allá o acullá.

Pero si hablamos de las repercusiones que ya se han dado de los textos aquí reunidos, quizá lo más notable resida en otra parte. La publicación en la primavera de 2025 de estas Cosas que he aprendido de gente interesante coincide con otro libro titulado, precisamente, como uno de nuestros capítulos primeros: Moderaditos. De forma análoga a Lucía Lijtmaer, en esta otra obra, cuyo autor es Diego Sánchez Garrocho, se trata de encomiar las virtudes de ser moderado, muy moderado o muy moderadito; algo sobre lo cual un servidor en el capítulo citado tiene una visión muy diferente (y nada moderadita). Cuando las personas afines a ti empiezan a usar tus conceptos te sientes, ciertamente, reconfortado; pero cuando son incluso quienes denuestan tus ideas los que recurren a las palabras que tú has popularizado, la complacencia alcanza zonas de tus sinapsis muy especiales. Agradezco, pues, a Diego Sánchez Garrocho la ocasión de tal deleite.

Con todo y con eso, a quien querría dedicar aquí mi agradecimiento más cordial es a Roger Domingo, director editorial de Deusto, con quien hablé por primera vez sobre la posibilidad de este libro allá por el año 2018. Desde entonces ha tenido la paciencia de esperar su advenimiento final. Podría, como tantos otros, echarle la culpa de este retraso a la pandemia de 2020, o podría también recurrir a la circunstancia de que en 2021 mi vida cambió sobremanera (dejé la universidad, me trasladé a Madrid, empecé a trabajar en ISSEP). Pero todo eso no serían sino falaces excusas para disimular mis yerros, por fortuna saldados gracias a la enorme generosidad de Roger.

Termino. Hay cierto pasaje donde Nietzsche compara la historia de la humanidad con un armario de disfraces que conviene conocer para así ser capaz, en cada momento, de ponerse el traje que mejor le venga a uno: vestir de pensador griego cuando proceda, de noble romano cuando sea lo preferible, de caballero medieval cuando resulte más oportuno. 

Me gustaría pensar en este libro de un modo similar a ese armario nietzscheano. No encontrará aquí el lector un «sistema» de filosofía, aunque hablaremos de filosofía; no hallará el desarrollo de una ideología política, aunque hablaremos de política; no se topará, ¡válgame el cielo!, con una teología determinada, aunque hablaremos de religión. Lo que aquí se guarda son más bien trajes distintos, herramientas diversas, conversaciones diferentes que podrán cuadrarle en alguna ocasión más que otra. 

Los capítulos a menudo están muy relacionados con el autor citado en su título; en otras ocasiones, la ligazón con el mismo resulta tenue, apenas una excusa para pensar. También hay capítulos (como los dedicados a los ofendiditos, a los escandalizaditos o al capitalismo moralista) que, por referirse a conceptos que ya han cobrado cierta vida propia —como comentábamos antes—, no contienen referencia a ningún autor en su título: no la precisan.

Aunque he intentado organizar todos estos textos según cierto orden, como en las estanterías de una biblioteca, lo cierto es que el lector es libre de picotear un capítulo aquí y otro más allá, como por entre las estanterías de una biblioteca. Al fin y al cabo, ¿no surge a veces el orden de nuestros vagabundeos más disipados? Los anglosajones han inventado una palabra, que en español decimos serendipia, para esos hallazgos casuales. Yo prefiero recordar el armario de Nietzsche, donde puedes toparte con una corona de laurel al lado de unas gafas de sabio, con un papiro antiguo al lado de un ordenador.

O también me gusta recordar, de vez en cuando, una de mis lecciones primeras. Ya la conoce el lector. En ocasiones, las cosas puede que empiecen con que te regalan un simple caramelo de fresa, alargado. Para que luego, al cabo de decenios, acabes encontrándote con que has aprendido una abigarrada multitud de cosas. Quizá no recuerdes exactamente en qué año o en qué mes comenzó todo. No importa en exceso. Pues de lo que sí estarás seguro es de que aquel fue un día soleado.

Solía contar el filósofo Gustavo Bueno el siguiente chiste. Cierto vasco, hombre de pocas palabras, asiste a un sermón dominical en que el sacerdote se prolonga perorando durante más de una hora. Al volver a su casa, su esposa le inquiere acerca de cuál fue el contenido de un sermón tan prolijo. 
«Habló sobre el pecado», contesta nuestro vasco. «Y ¿qué dijo el señor cura?», le repregunta su mujer. «Que no es partidario». 
Las universidades occidentales resulta que tampoco son partidarias del pecado y últimamente se afanan en dejárnoslo claro. Hace un tiempo, la Universidad de Oxford difundió entre sus miembros un pormenorizado «listado de microagresiones». Consisten tales listados en recopilaciones de mandamientos morales que habrás de obedecer si no quieres ser tachado de racista, machista, especista, homófobo, tránsfobo, animalófobo y demás pecados hodiernos. 

Las nuevas tablas de mandamientos de la Universidad de Oxford incluían, entre las formas de «racismo sutil, cotidiano» que denunciaban, el no mirar directamente a los ojos de la persona con que estés hablando. Ahora bien, inmediatamente se alzaron voces protestando porque este precepto ofendía a los autistas: muchos de ellos encuentran difícil mirar a los ojos de su interlocutor, pero ello no implica que sean reos de racismo. Intentando evitar las ofensas a las personas con otro color de piel, la Universidad de Oxford las había ofendido. De modo que ésta hubo de pedir perdón a los autistas. 

La moraleja es que en este tipo de asuntos uno camina siempre por terreno resbaladizo: si te esfuerzas por no ofender nunca a la gente de Guatemala, a veces acabas ofendiendo a la de Guatepeor. 

(Nota aclaratoria: en mi párrafo anterior no pretendo identificar a los autistas como algo «peor» que los guatemaltecos, sino que sólo hago un juego de palabras bastante tópico. Aprovecho, por cierto, el paréntesis para aclarar asimismo que en el párrafo primero de este texto ni don Gustavo Bueno ni un servidor pretendíamos ofender a los vascos poco locuaces). Permítaseme narrar ahora una anécdota más personal. Hace unos años yo mismo asistí a unas jornadas universitarias sobre transexualidad, bien sustanciosas. 

En un momento determinado me pareció oportuno preguntar a un conferenciante si había algún modo de diagnosticar la transexualidad a edades tempranas. El ponente, en primer lugar, me reprochó que utilizara el verbo diagnosticar para algo como la transexualidad, pues le parecía ofensivo. Dijo que «la patologizaba». 
En segundo lugar, me preguntó que cómo sabía yo mismo que yo era un varón y no una mujer. Cuando le fui a responder, el hombre me interrumpió para reconocerme que se había dado cuenta de que acababa de cometer un grave error. Y me pidió encarecidamente perdón por haber dado por supuesto que yo era un varón, fundándose sólo en cosas tan superficiales como mi aspecto físico o mi tono de voz, cuando en realidad yo podría poseer una rica interioridad de mujer que era a la postre, según él, lo único importante. 
Al final no tuve muy claro si era él o era yo quien más cosas supuestamente ofensivas había dicho en tan breve diálogo. Mas sí capté nítido que mi pregunta originaria había quedado sin contestar, sepultada bajo un grueso follaje de posibles ofensas mutuas. 

Estos ejemplos que ofrezco seguramente hayan traído a la mente del lector un variopinto elenco de casos similares. Vivimos, caben escasas dudas, en una época en que abunda la gente que se siente ofendida por cosas. Hay quien piensa que toda esa gente tiene siempre la razón, que si se ofenden es porque alguien habrá cometido la fechoría de ofenderlos y debe ser castigado.

Otros pensamos, sin embargo, que la actitud filosófica correcta reside en ponerse a distinguir entre ofensas reales y ofensas meramente imaginarias, dado que, al menos desde Platón, lo sensato es diferenciar siempre entre la verdad y lo engañoso. Pero también cabe otra pregunta filosófica acerca de todo esto: 
¿por qué vivimos en una época en que tanta gente se siente cada vez más ofendida por cada vez más cosas? Antes nunca ocurrió así. Se ha dado una respuesta de tipo, digamos, «psicológico» a tal interrogante. Vivimos en un mundo en que los adultos de hoy empiezan a ser cada vez más los antiguos críos de familias en que los padres pasaban poco tiempo con ellos. 
A veces por motivos laborales, a veces por divorcio, a veces porque los niños estaban sobrecargados de tareas extraescolares. Como consecuencia, esos padres han tratado a tales niños, en el escaso tiempo que podían pasar con ellos, con excesiva laxitud. 

Meredith Haaf, en su libro Dejad de lloriquear, explica que cada vez más padres ven como un deber dar siempre la razón a sus hijos, preservarlos de todo problema y contarles continuamente cuánto les gusta todo lo que hacen. 
Por consiguiente, esos niños, que hoy van siendo ya jóvenes adultos o simplemente adultos, no han aprendido cómo reaccionar ante gente que piensa o actúa de modo diferente al que ellos querrían. Y se ofenden. Existe también una respuesta política a nuestra pregunta. 

Ya en 1983, el sociólogo Alain Touraine explicó que nos adentrábamos en una época que él denominó «postsocialismo». Durante tal postsocialismo la izquierda dejaría de defender sólo a los trabajadores o a las partes más depauperadas de la sociedad y trataría de mostrarse como la principal defensora de cualquier minoría social (mujeres, gais, jóvenes, grupos étnicos o nacionales minoritarios ...). 

Dado que esos grupos a menudo pueden sentirse ofendidos por lo que la mayoría de la sociedad dice con respecto a ellos (las mayorías son así, no conocen todo lo que les molesta a las minorías), la nueva misión de la izquierda, según el análisis de Touraine, bien puede ser la de fomentar esos sentimientos de ofensa para, inmediatamente después, erigirse como el único paladín que librará a los ofendiditos de las garras de los pérfidos ofensores. Y cuantos más sean tales ofendidos, más votos irán al regazo de esa izquierda postsocialista que los quiere acurrucar. Alguien estaría sacando prósperos beneficios, pues, del actual incremento del número de ofendidos. Con todo y con eso, creo que ni la respuesta psicológica ni la respuesta política son capaces de explicar completamente por qué nos vamos sumergiendo en un mundo repleto de ofendidos. 

Y voy a proponer, para terminar, el esbozo de una respuesta más bien histórico-filosófica a todo este asunto. Occidente, que es la sociedad donde están sucediendo estas cosas, es desde hace unos 1.700 años una civilización marcada por el cristianismo. Y el cristianismo se caracteriza por dar una respuesta muy peculiar al problema del sufrimiento humano. En vez de echarle la culpa a la persona que sufre, como hacen algunas morales, o a las vidas anteriores que tuvo esa persona que sufre, como hacen otras religiones, el cristianismo aquí hace una afirmación atrevidísima: Dios mismo sufrió. Fue crucificado. Y, por tanto, el sufrimiento, por intolerable que parezca a veces, tiene siempre un sentido (divino). 

El Dios cristiano acompaña al que sufre, pero no como un cireneo que echa la mano por el hombro al sufriente, sino padeciendo Dios mismo también. Cualquier persona que sufre, pues, debería merecer de un cristiano su atención: Dios mismo está en ella. Mientras que, en otras culturas, podría merecer más fácilmente condenas, desprecio o indiferencia. Ahora bien, hoy nuestra sociedad ha olvidado estas nociones cristianas sobre lo divino del sufrimiento, pero parece haber conservado el empeño cristiano por fijarse en los que sufren. Así, no sabemos muy bien cómo tratar a todo el que dice que sufre, aunque tampoco aceptemos volver a la mentalidad romana o helénica, que invitaba a ignorarlos sin más. Ya no creemos en un Dios que acompañe a todo el que padezca algún daño, de modo que intentamos sustituirle y ser nosotros los que prestemos atención a cualquiera que diga sufrirlo; sin fijarnos mucho en si, a menudo, la causa de su dolor puede ser sólo una ofensa nimia. 

Entramos así en un mercadeo en que, si queremos recibir la atención de los demás, lo más fácil es mostrarnos como víctimas (el cristianismo apostaba por la víctima), pero sin tener ya muy claro cuál es el criterio para ser una verdadera víctima (hemos perdido al Dios cristiano, que sí lo tenía). Pensando habernos librado de un Dios crucificado y sus mandamientos, nos vemos ahora rodeados de cientos de diosecillos que exhiben sus cruces y nos reclaman miles de nuevos preceptos para no hacérselas más pesadas. Resulta poco sorprendente, pues, que ante todo esto Nietzsche pensara que nuestra sociedad es la sociedad de «los últimos hombres». Donde, naturalmente, ni la palabra hombres pretende ofender a las mujeres (Nietzsche no las excluía de tal decadencia), ni la palabra últimos pretende hacer daño a quienes preferimos no llegar los primeros a algunas metas. Como, pongamos por caso, en una carrera hacia la estupidez.

VER+:


«Qué lecciones profundas (sobre la Verdad, la Nación o el Mal) no hemos sabido aprender, o aprendimos mal, durante nada menos que 80 años tras el Holocausto»


«Toda la charlatanería sobre ‘valores éticos’ puede abocar, en unos casos, a relativistas morales; en otros, a meros moralistas y en otros, a fanáticos»


«Estamos exhaustos más en el alma que en el cuerpo. Solo vemos alrededor seres empeñados en subir una piedra por una pendiente que siempre les traiciona»


«Si queremos vencer al progresismo desatado de nuestros días, hay al menos un requisito que no podemos pasar por alto: hay que dejar de ser imbéciles»


«El Gobierno más radical de nuestra historia ha aprobado leyes que no solo van contra la fe cristiana, sino contra las bases mismas de nuestra civilización»


Cada día se intenta etiquetar más y más cosas como “delitos de odio”, para castigar así a todo el que ose expresarse de forma que alguien considere “ofensiva”


Estas ansias de controlar verdades no ciñen sus tentáculos a nuestro presente. Para controlar el futuro, tanto o más necesario es fiscalizar el pasado: lo han sabido bien todos los enemigos de la libertad.

MIGUEL ÁNGEL QUINTANA PAZ: 
"CLARO QUE HAY QUE PROVOCAR, PROVOCAR INCOMODIDAD A VECES ESTÁ BIEN..."


domingo, 11 de mayo de 2025

APORTACIONES PARA COMBATIR LA INTOLERANCIA CONTRA LAS PERSONAS POR MOTIVOS DE RELIGIÓN O CONVICCIONES ✞

APORTACIONES PARA COMBATIR LA INTOLERANCIA CONTRA LAS PERSONAS POR MOTIVOS DE RELIGIÓN O CONVICCIONES



I. – INTRODUCCIÓN.

La Fundación Española de Abogados Cristianos, entidad jurídica sin ánimo de lucro dedicada a la defensa de los derechos fundamentales y, en particular, de la libertad religiosa, presenta este informe en respuesta a la solicitud de la ONU para recoger ejemplos de intolerancia religiosa, con el objetivo de visibilizar la creciente hostilidad hacia los creyentes cristianos, especialmente católicos, en España.
El presente documento recoge un listado no exhaustivo de hechos recientes que constituyen formas de intolerancia, discriminación, incitación al odio, violencia o menosprecio contra personas, símbolos o lugares sagrados vinculados a la religión católica. Estos hechos incluyen actos vandálicos, escarnios, profanaciones, discursos de odio, sanciones administrativas y decisiones políticas motivadas por un claro sesgo anticristiano.
Desde la Fundación podemos dar fe de la cantidad de personas que diariamente sufren algún tipo de persecución por su fe, muchos de estos casos ni siquiera llegan al conocimiento de los tribunales, ya que en general existen bastantes reparos a la hora de denunciar.


II. – CASOS DOCUMENTADOS DE INTOLERANCIA RELIGIOSA

ANTICRISTIANA.

A) DERRIBOS Y ATAQUES A SÍMBOLOS RELIGIOSOS.

Derribo de la cruz de Barrado (Cáceres).

El Ayuntamiento de la localidad extremeña de Barrado ordenó el derribo de una cruz por motivos ideológicos.
En fecha 30 de mayo de 2023, se procedió al derribo de la cruz sita en la plaza del Corral de Miguel del municipio cacereño de Barrado. Tal hecho es conocido y notorio y causó un importante revuelo mediático e indignación en muchos vecinos de Barrado.
La cruz de Barrado se instaló a finales de la década de los años 30 y es uno de los símbolos catalogados como “franquistas” por la Diputación de Cáceres en la provincia. No obstante, la cruz derribada no presentaba simbología política alguna, ni inscripciones ni lemas de ningún tipo que hiciesen referencia ni mucho menos exaltación al régimen franquista.

En otros municipios de España, simplemente se ha optado por la resignificación de la cruz (en caso de que presentar simbología franquista, cosa que no sucedía en la de Barrado) o, a lo sumo, por la reubicación de la cruz en otro lugar (por ejemplo, junto a una iglesia, para remarcar el valor religioso de la cruz en cuestión). Sin embargo, en el caso de la cruz de la plaza del Corral de Miguel de Barrado se optó por su total derribo y práctica destrucción de la cruz con daños verdaderamente irreparables para la misma. Llama la atención a esta parte la tosquedad y el poco cuidado en el derribo de la cruz: el derribo se realizó con una retroexcavadora ante la mirada atónita de una decena de residentes, se destruyó la peana de la cruz y se produjeron graves desperfectos en la cruz, sobre todo en su parte superior e inferior.

Derribo de la cruz de Neda (La Coruña).

El Ayuntamiento ordenó el derribo de la cruz por motivos ideológicos.

Con anterioridad, el 23 de enero tuvieron lugar manifestaciones y protestas vandálicas, cristiano-fóbicas e incitadoras al odio ejercitadas por el partido político BNG. Los actos, protagonizados por el partido Político BNG de La Coruña, comenzaron como una reivindicación hacia el monumento de la Cruz de A Toeleira para que se retire y acabó con la quema de la misma Cruz, tal y como se muestran en las imágenes a continuación.

Derribo de la cruz de Artá (Mallorca).

Se produjo el derribo de una cruz por motivos ideológicos.

En el año 2018, se pidió a la comisión técnica de la ley de Memoria y Reconocimientos Democráticos que se pronunciara en relación a la cruz de los Caídos de Artà. El día 21 de marzo de 2024 el Ayuntamiento de Artá procedió a la demolición y retirada de la cruz (denominada también cruz o monumento de los caídos) sita en su municipio, en la explanada de la Torre de Sant Miquel.

Derribo de la cruz Urdalatx (frontera de Vizcaya y Guipúzcoa).

La cruz situada en la cima del monte Urdalatx fue derribada por un grupo de vándalos.
El pasado 12 de octubre de 2024 desapareció la Cruz de la cima del monte Udalatx, el gran crucifijo que recordaba desde lo alto de esta cima, en Arrasate, a los montañeros fallecidos.
Fue colocada en la cumbre de Udalatx el 12 de octubre de 1971, y, precisamente, haciendo coincidir las fechas, un grupo de vándalos la han destruido. La cruz de Udalatx medía 10 metros de altura y pesaba 250 kilos. Estaba situada a 1.120 metros, en lo alto de este monte que marca el límite entre Gipuzkoa y Bizkaia.
En el lugar donde antes se alzaba el crucifijo, ahora solo queda la base sobre la que han colocado una pequeña sierra. la fecha de este sábado, 12 de octubre de 2024 -cuando la cruz cumplía exactamente 53 años- y un poema en el que se critica la elección de la cruz como símbolo para recordar a los montañeros fallecidos.

Intento de derribo de la Cruz de Dueñas (Palencia).

Se aprobó una moción por parte del Ayuntamiento que dispuso el derribo de la cruz por motivos ideológicos. La moción sólo obtuvo el voto a favor del grupo municipal de Izquierda Unida, mientras que el resto de los grupos se abstuvieron. El derribo se suspendió gracias a que Abogados Cristianos lo recurrió y acudió a la Justicia.

Derribo de la cruz de San Juan de Dios de Málaga.

Una cruz situada en una plaza pública de Málaga apareció vandalizada y destruida de madrugada.

Derribo vandálico de la cruz Santísima Faz.

Una cruz situada en una plaza pública de Alicante apareció vandalizada y destruida.

Denuncia vandalismo Inmaculada Los Palacios y Villafranca.

Apareció destruida la pilastra de arenisca y la escultura de la Inmaculada Concepción de María sitas en la plaza del colegio Nuestra Señora de las Nieves, conocido popularmente en el municipio de Los Palacios y Villafranca (Sevilla), como El Convento.

Intento de derribo de la cruz de Bezas.

Un Ayuntamiento pretendía el derribo de una cruz por motivos medioambientales. Sin embargo, esta medida era completamente infundada y desproporcionada. Abogados Cristianos lo recurrió y el derribo fue suspendido.

B) PROFANACIONES, INTERRUPCIONES DE CULTO Y ATAQUES A IGLESIAS.

Denuncia penal por la irrupción en la iglesia de Zestoa.

Durante una celebración religiosa, un grupo interrumpió el acto litúrgico. Siete personas con los rostros ocultos tras caretas blancas y vestidos con buzos blancos irrumpieron este pasado domingo 21 de enero en la parroquia de Zestoa, en plena misa mayor, y desplegaron una pancarta en la que se acusaban a la Iglesia de avariciosa (“diruzale”) y especuladora (“espekulatzaile”), al tiempo que reivindicaban la suspensión del proceso judicial que pesa sobre el gaztetxe del municipio. Los intrusos llegaron hasta el altar y a su paso entre los bancos donde los sorprendidos fieles asistían atónitos a la acción, arrojaron billetes de euros falsos.

Profanación del Santuario de Nuestra Señora del Carmen (Victoria, Málaga).

En la madrugada del sábado 25 de mayo de 2024 se produjo un ataque al Santuario de la Virgen del Carmen, sito en el municipio de Rincón de la Victoria, en la provincia de Málaga.
El ataque produjo destrozos en imágenes y tallas religiosas y en el cristal de un templete en el exterior del Santuario.

Interrupción de culto en Chilches.

El Vicario General de la Diócesis de Soborbe-Castellón solicitó a la Subdelegación del Gobierno en Castellón la celebración de una manifestación para el día 20 de septiembre de 2020. Dicha solicitud fue atendida sin ningún problema por parte de la Subdelegación, a pesar de la oposición del Ayuntamiento.
A pesar de lo anterior, desde el Ayuntamiento de Chilches se produjo una reacción en contra de la manifestación, tanto en público como en privado. Dicha reacción contrariaba la orden de la Subdelegación de forma flagrante e incitaba a la desobediencia hacia la misma.
Llegado el día de la procesión, al acabar la misa previa a la misma, varios miembros del consistorio, entre los que se encontraba el alcalde, irrumpieron en la sacristía de la iglesia para reprochar al párroco la procesión a la que este tenía derecho. En dicha conversación se vivió un momento tenso entre los miembros de la corporación local y el sacerdote, en la que los primeros mostraron de nuevo su firme propósito de impedir la procesión.

A pesar de lo comentado, sobre las 20:10 horas del día 20 de septiembre del 2020, la parroquia de Chilches procedió a la celebración de la procesión, a la que tenía derecho y que estaba debidamente anunciada.En ese momento se produjo un corte del suministro eléctrico, con el consiguiente apagón de la iluminación del Templo parroquial y la imposibilidad del toque de campanas en la parroquia de Nuestra Señora de La Asunción de Chilches, Castellón.

Profanación de tumbas en el cementerio de Valdomiño (Galicia).

Un grupo de jóvenes, han causado diversos destrozos en varios nichos del cementerio de la parroquia de Pantín, en Valdoviño (A Coruña), en la noche del domingo 23 de junio de 2024, cuando se celebran las tradicionales luminarias de San Juan. Además, uno de ellos grabó la secuencia y luego la colgaron en las redes sociales, en una clara muestra de desprecio por las consecuencias que sus actos podrían tener así como de jactancia ante los mismos...
Con total impunidad, en el vídeo se ve cómo un joven rompe a patadas los cristales de los nichos, mientras otros ríen a carcajadas, le jalean y lo graban para subirlo a redes. En total, 50 tumbas han sido destrozada.

Profanación en El Centenillo.

En la localidad de Baños de la Encina (Jaén), ha habido una difusión masiva de un vídeo íntimo de un hombre y una mujer que se grabaron mientras mantenían relaciones sexuales en el altar de la iglesia de la Inmaculada Concepción de El Centenillo. El vídeo muestra a una pareja manteniendo relaciones sexuales encima del altar de la parroquia. Es la mujer quien graba la escena, de alto contenido explícito. Posteriormente, al parecer por error, el hombre envió las imágenes a un grupo de WhatsApp integrado por los padres de alumnos de un colegio de La Carolina, municipio cercano.

Ataque a la iglesia San Lorenzo de Pamplona.

En la mañana del día 20 de julio de 2024 un varón de origen marroquí de 24 años de edad irrumpió en la Iglesia de San Lorenzo, sita en c/ Mayor, 74. 31001 Pamplona, profiriendo amenazas así como gritos y proclamas yihadistas contra las personas que se hallaban en el interior.

Ataque Sagrado Corazón Villalegre.

En la madrugada del 8 de enero, unos ladrones asaltaron la iglesia del Sagrado Corazón ubicada en el barrio de Villalegre en Avilés (Asturias). Al parecer los ladrones han accedido a la iglesia tras forzar la puerta principal que después dejaron cerrada como si allí no hubiera pasado nada, dentro los destrozos han sido muy numerosos. El propio sacerdote párroco del lugar ha señalado a la prensa que el robo, en cuanto a lo material, ha consistido en todos los ornamentos religiosos, algunos de ellos de bronce que calcula aproximadamente en 5.000 o 6.000 euros.

A parte de los destrozos ocasionados se robaron los siguientes objetos:

- Atril: una unidad.
- Candelabro cera: dos unidades.
- Candelabro de cinco brazos: dos unidades.
- Candelabro de un brazo: dos unidades.
- Candelabro de tres brazos: cuatro unidades.
- Pila bautismal: una unidad.

Ataque al monumento a los caídos de Pamplona.

El pasado 22 de enero de 2025 amaneció vandalizado el Monumento a los Caídos de Pamplona, como puede verse por las imágenes que se aportan, el monumento fue rociado con grandes cantidades de pintura roja.
Además, en las paredes laterales se escribieron los mensajes:
“Faxismoaren aurka. Lehen lerrora” (“Contra el fascismo. A primera línea”)
“Caidos eraitsi” ("Caídos demolición").

Este monumento es una iglesia que fue vandalizada.

C) ATAQUES A PERSONAS FÍSICAS.

Ataque a feligreses en una iglesia de Murcia.

Dos hombres de nacionalidad estonia hicieron acto de presencia al comienzo de la misa y sentándose en los bancos empezaron una labor de ataque constante a todos los feligreses, la misa estaba siendo gravemente perturbada, siendo varios de los presentes increpados personalmente, y habiendo incluso peligro de agresión física.
El momento más crítico se vivió cuando, con plena interrupción del rito religioso, los querellados subidos al altar intentaron profanar el sagrario. en ese momento varios feligreses se interpusieron y la situación aumentó en peligro para todo ellos. Finalmente tuvieron que ser desalojados por la policía, sin que ellos desistieran en modo alguno en su ataque.

Sacerdote Asesinado Málaga.

El pasado lunes 20 de enero de 2025 fue asesinado RICHARD GROSS, sacerdote, el suceso acaeció en Málaga, en una vivienda vacacional de calle Viento, entre Carretería y La Goleta.
Como resultas de estos hechos la Policía Nacional ha detenido a un hombre con antecedentes penales, un magrebí de 27 años, por su presunta implicación en la muerte; dicho detenido se encuentra en prisión provisional, comunicada y sin fianza tras acordar su ingreso el Juzgado de Instrucción número 2 de Málaga.

Puñetazo a sacerdotes en Málaga.

En torno a las 22:55 horas del día 24 de marzo de 2025, Miguel Ángel Criado, párroco de El Salvador, y Salvador Gil, párroco de la Amargura, regresaban de cenar tras la charla cuaresmal que el primero había impartido en la parroquia del segundo. Salvador Gil acompañaba a Miguel Ángel Criado al aparcamiento de la plaza San Juan de la Cruz. Hacia la hora señalada, de manera totalmente repentina, los sacerdotes fueron agredidos.

D) DISCURSOS DE ODIO.

Discurso de odio de Héctor de Miguel.

En fecha 27 de junio de 2024 se publicó el episodio 446 del programa radiofónico
 especial de Hora Veintipico, emitido en la cadena SER y dirigió por el Héctor de Miguel, el cual afirmó lo siguiente:

“Toda esta gente que estamos aquí tenemos un deseo, que es llenar de dinamita la cruz del Valle de los Caídos y volarla por los aires. Si puede ser un domingo, mejor, para que vaya más gente.
“Y luego lo que queremos hacer -que esto ha sido idea de ellos, señor juez- es coger todos los pedacitos que salgan de la Cruz del Valle de los Caídos y, de la misma manera que vosotros vais a las clínicas abortivas a acosar a las que van a abortar, nosotros iremos con esas piedrecitas a las puertas de las iglesias y los monasterios a tirársela a los curas que se hayan follado a algún niño, o sea a todos. Sí, igual nos faltan piedras.

¡Igual necesitamos volar también la Almudena!”

Cabe destacar igualmente que el mensaje antes transcrito iba dirigido a toda la audiencia que escuchaba el programa en directo y a las personas que estaban presentes en el plató del programa, así como a los usuarios de redes sociales, especialmente a los seguidores que tiene el programa en YouTube y X.
Ante ello, Abogados Cristianos interpuso una querella por delito de odio, la cual dio lugar al inicio de una causa criminal contra Héctor de Miguel y, finalmente, a la apertura de juicio oral.

Discurso de odio de Pablo Echenique.

En fecha 10 de mayo de 2024, a las 12:44 horas, Pablo Echenique Robba (ex diputado nacional por Podemos en el Congreso) publicó, en la red social X (antes Twitter), lo siguiente:

Estadísticamente, es mucho más probable que un sacerdote cometa un delito de agresión sexual contra menores de edad que que delinca una persona migrante. Desde el punto de vista de la seguridad ciudadana, sería más eficaz deportar sacerdotes que endurecer la política migratoria.
Ante ello, Abogados Cristianos interpuso una querella por delito de odio, la cual dio lugar al inicio de una causa criminal contra Pablo Echenique y, finalmente, a la apertura de juicio oral.

E) DISCRIMINACIÓN POR MOTIVOS RELIGIOSOS.

Multa a una menor de edad por rezar el rosario frente a la sede del PSOE (Ferraz, Madrid). Fue sancionada administrativamente por rezar en la vía pública con 1800 euros. No era la convocante, ni protagonizó ningún tipo de incidente, tan solo estaba rezando en la calle como protesta ante la sede del PSOE.
Abogados Cristianos interpuso una denuncia ante la Comisión Europea dado que, durante el mes de noviembre de 2023 se sancionó y detuvo a personas por rezar en la vía pública, concretamente en la calle Ferraz de Madrid, cerca de la sede del PSOE, partido que lidera el Gobierno de España.

Informe del Defensor del Pueblo sobre los abusos en la Iglesia.

El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo Pujol, ha elaborado y publicado el “Informe sobre los abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica y el papel de los poderes públicos”, el cual fue presentado en el Congreso de los Diputados y ante el Presidente del Gobierno.
El Informe presentado por el Defensor del Pueblo Ángel Gabilondo el 27 de octubre de 2023 sobre la pederastia y la Iglesia es un paso decisivo en la apertura de una causa general contra la Iglesia, que continuará en el Congreso y que tiene como excusa formal indagar sobre la pederastia, a cargo de una instancia que carece de toda competencia para inquirir a la sociedad y sus instituciones. Constituye además todo este proceso una flagrante violación de los Acuerdos Iglesia Católica y Estado. Todo ello supone el señalamiento de una parte de la población, por cuanto señala a los católicos y de manera muy especial a los sacerdotes y religiosos, realizando contra ellos una verdadera estereotipación negativa.

Por ello calificamos este informe como un auténtico difusor del odio y la discriminación hacia los sacerdotes y reigiosos españoles, por lo que este Informe es igualmente malicioso y espurio, así como fruto de la obediencia a un mandato discriminatorio, que no tenía por qué seguir por no estar sujeto a un mandato imperativo.
La falta de atribuciones legales, las intenta salvar el Defensor del Pueblo vinculando la indagación discriminatoria sobre los casos que afectan a personas vinculadas a la Iglesia católica, con “y el papel de los poderes públicos”, siendo esta una de las palabras más repetidas en el informe. Pero esta relación no excusa que el foco se haya situado solo en los católicos -una acción manifiestamente discriminatoria- sin otra justificación, dado que se trata de un sujeto marginal.

F) ESCARNIO A LOS SENTIMIENTOS RELIGIOSOS.

Exposición poéticas del deseo del Cabildo de Gran Canaria.

La exposición ‘Poéticas del deseo’, del artista José Luis Luzardo, tuvo lugar del 18 de abril al 17 de mayo del 2024. Entre las “obras” expuestas se encuentran preservativos forjados en cristal que recubren las imágenes de Vírgenes, monjas, el Papa y santas, pudiendo identificarse, al menos, una de ellas como Santa Teresa de Jesús y a otra como la Virgen del Carmen. Las obras son las siguientes:

Comic “El niño Jesús no odia a los mariquitas”.

Julio Alberto Serrano Chocano publicó en abril de 2024 un libro de actividades para edad infantil titulado “El niño Jesús no odia a los mariquitas”. Un libro de dibujos para colorear repleto de imágenes hipersexualizadas en las que se muestran numerosas ilustraciones ofensivas y degradantes contra la Iglesia y de sexualización dirigida a niños.
El cuaderno de actividades presenta escenas de sexo explícito. Entre las imágenes que se pueden ver en el libro, aparecen dos monjas desnudas masturbándose, un hombre practicando una felación a otro, hombres penetrándose analmente, penetración de un hombre a un bebé, animales penetrándose analmente entre sí.
Por otra parte, las imágenes del libro también muestran auténtico odio hacia lo religioso, y de manera muy particular un odio exacerbado hacia la Iglesia católica. Ello por cuanto aparece un hombre vestido de clérigo -imitando la Inquisición- con una biblia en la mano quemando a dos mujeres en la hoguera y a otros hombres torturándolos, todo ello supuestamente por ser homosexuales; se señala a las religiones cristiana, judía, islámica e hinduista como “fanáticas” y “asesinas” de personas homosexuales.

Denuncia ONU y Comisión Europea Drag Olimpiadas.

El pasado viernes 26 de julio iniciaron los Juegos Olímpicos en la ciudad de París, Francia. Durante el evento inaugural se realizó una representación de la Última Cena con drag queens, lo que causó un sinfín de reacciones en contra, por considerarlo una falta de respeto.
El espectáculo, absolutamente innecesario y cargado de odio contra todas las confesiones cristianas, es una muestra del desprecio y el desdén hacía los sentimientos religiosos de millones de personas.

Procesión blasfema Santa Baldana en Tortosa (Tarragona).

En fecha 5 de junio de 2024, tuvo lugar en Tortosa una procesión escarnecedora de los sentimientos religiosos. Concretamente el trayecto fue desde el Auditorio Felip Pedrell hasta el Parque Municipal Teodor González. Se trataba de un desfile de un paso que imitaba a los típicos de las procesiones de Semana Santa. Ocho portadores trasladaron un paso que portaba una imagen denominada “Santa Baldana”, que imitaba a la Virgen María. El paso iba cargado de baldanas (butifarra de arroz). Igualmente, la imagen llevaba baldanas en sus manos en vez de una cinta.

Denuncia escarnio del alcalde Soria.

El pasado martes 6 de agosto de 2024, el alcalde de Soria, Carlos Martínez Mínguez, realizó una “procesión” a bordo de un simulado “papamóvil” e impartiendo bendiciones con una escobilla de baño -a modo de hisopo- que mojaba en el agua un cubo como si fuera agua bendita. Esta “procesión” tuvo lugar durante las fiestas patronales en honor de la Virgen de Rosario y San Esteban Protomártir en el municipio soriano de Tardelcuende.

Denuncia Revista MAE e Igualdad por usar un travesti para representar a la Virgen.

En fecha 24 de junio de 2024, se presentó en un acto público y financiado con dinero público la Plataforma del Arte contemporáneo, que comprende una revista MAE, la cual ha sido coeditada junto con la Agencia Española de Cooperación internacional.

Querella Wyoming por vestirse y rezar Padrenuestro blasfemo.

En fecha 24 de septiembre del presente año se publicó un nuevo episodio del programa televisivo “El Intermedio”, emitido en la cadena SEXTA. La audiencia del programa fue de 5% más, y lo vieron un total de 663.000.9 espectadores.

G) VALLE DE LOS CAÍDOS.

1. Falta de inversión para la conservación del monumento.

El conjunto monumental del Valle de Cuelgamuros sufre, desde hace años, un evidente y grave deterioro conocido en Patrimonio Nacional y al que no se pone remedio. Dicho deterioro es más que patente con la simple visita del conjunto monumental. Así, el nulo mantenimiento del recinto del Valle de Cuelgamuros está provocando de forma deliberada y negligente unos daños insoportables en todos sus elementos escultóricos, ornamentales y arquitectónicos.

2. Exhumaciones sin permiso de las familias.

En fecha 12 de junio de 2023, comenzaron a llevarse a cabo las exhumaciones en el Valle de Cuelgamuros. Las exhumaciones que se están llevando a cabo o que se pretenden realizar en el Valle de Cuelgamuros presentan notables dificultades técnicas e incluso una imposibilidad técnica que se está pasando completamente por alto por la Administración. Ello provoca que las exhumaciones en cuestión afecten y lesionen con toda seguridad un derecho fundamental, en concreto la libertad religiosa.
Igualmente, la exhumación de Francisco Franco se efectuó, en contra de la familia, el 24 de octubre de 2019 tras ser aprobada por el primer Gobierno de Pedro Sánchez el 15 de febrero del mismo año.
Por otro lado, En la mañana del día 12 de marzo de 2025, encargados del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática accedieron a la Basílica del Valle de los Caídos y extrajeron los restos mortales de 17 personas contenidas en dos cajas colectivas (núm. 2.034 y 2.035), correspondientes a combatientes caídos en el frente de Aragón durante la Guerra Civil Española. De los 17 cuerpos exhumados, sólo 4 estaban identificados y contaban con el permiso de sus familiares para su traslado. Los otros 13 cuerpos no estaban identificados ni reclamados, por lo que su exhumación y traslado se realizó sin el consentimiento de sus posibles descendientes o herederos legales.

3. Resignificación.

El 21 de octubre de 2022 entró en vigor la Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática, cuyo artículo 54 cambió la denominación del «Valle de los Caídos», para ser denominado Valle de Cuelgamuros, se estableció que “Las criptas adyacentes a la Basílica y los enterramientos existentes en la misma tienen el carácter de cementerio civil” y “Se declara extinguida la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos”. 
Finalmente este artículo prevé: “Mediante real decreto se establecerá el nuevo marco jurídico aplicable al Valle de Cuelgamuros que determine la organización, funcionamiento y régimen patrimonial”; dicho real decreto todavía no se ha aprobado.
Finalmente, a finales del mes de marzo 2025 se filtró a la prensa un principio de acuerdo entre el Gobierno de España y el Vaticano que contenía los siguientes puntos:

- La comunidad benedictina podrá quedarse en la Basílica, pero el que hasta hace poco había sido el prior, Santiago Cantero, ha tenido que abandonarla.
- Se permitirá que continúe el culto en parte de la basílica, por lo que se respetarán "los criterios litúrgicos y el fin para el que ha sido erigida la basílica, garantizando un acceso independiente".
- Una parte del templo se convertirá en museo, mediante un concurso internacional de ideas para “contextualizar históricamente el monumento”.
- La cruz no se derribará.
- Para la resignificación del Valle de Cuelgamuros el Ejecutivo planea una inversión de 30 millones de euros. De esos 30, cuatro irán destinados para el concurso y redacción del proyecto, y para la rehabilitación y construcción del conjunto monumental se destinarán unos 26 millones de euros.

III. – CONCLUSIONES

1. Generales.

Tras la presentación de los casos anteriores, esta Fundación manifestar las siguientes conclusiones:

1. La cristianofobia debe reconocerse en textos legislativos, tratados y resoluciones como una forma específica de intolerancia.
2. Se deben proteger los lugares de culto, los templos, los símbolos y las imágenes
 religiosas de todo tipo. Forman parte del patrimonio histórico, artístico y cultural.
3. Se deben revisar y revertir aquellas políticas que, bajo un pretexto ideológico, atacan, estereotipan negativamente o suprimen expresiones religiosas de cualquier clase.
4. El escarnio a los sentimientos religiosos es un actos que constituye una forma de discriminación.

El informe pone de manifiesto un aumento de la intolerancia anticristiana en España durante 2024 y lo que llevamos de 2025, expresada a través de la destrucción de símbolos, profanaciones, agresiones, discursos de odio, discriminación y escarnio. Estos actos, que combinan motivaciones ideológicas, políticas y vandálicas, afectan tanto al patrimonio cultural como a los derechos fundamentales de los cristianos, generando un clima de hostilidad que cuestiona el respeto a la libertad religiosa. La intervención de Abogados Cristianos ha sido clave para frenar algunos casos, pero persisten desafíos en la protección efectiva de los derechos de los creyentes y en la promoción de un diálogo que evite la polarización.

2. Específicas.

Por otro lado, este informe documenta una serie de casos de intolerancia religiosa anticristiana en España durante los años 2024 y 2025, agrupados en categorías como ataques a símbolos religiosos, profanaciones, agresiones a personas, discursos de odio, discriminación y escarnio a los sentimientos religiosos. A continuación, se presentan las principales conclusiones agrupadas por categorías derivadas del análisis de los casos reportados:

a) Ataques sistemáticos a símbolos religiosos cristianos:
Los derribos de cruces en localidades como Barrado, Neda, Artá, Urdalatx y otras reflejan una tendencia de eliminación de símbolos religiosos, a menudo justificada por motivos ideológicos o políticos, como la aplicación de leyes de memoria democrática. En muchos casos, las cruces carecían de simbología política, lo que sugiere que las decisiones de derribo podrían estar motivadas por un rechazo al cristianismo más que por razones históricas.
Los actos vandálicos, como el derribo de la cruz de San Juan de Dios de Málaga o la destrucción de la cruz del monte Urdalatx, muestran un componente de violencia directa contra el patrimonio religioso, a menudo acompañados de mensajes que critican o ridiculizan su significado.
Las intervenciones legales de Abogados Cristianos lograron suspender algunos derribos (Dueñas, Bezas), lo que indica que ciertas decisiones municipales podrían carecer de fundamento legal sólido o ser desproporcionadas.

b) Profanaciones y ataques a espacios sagrados:

Las profanaciones en iglesias y cementerios, como las de Zestoa, Málaga, Valdoviño o El Centenillo, evidencian un desprecio hacia los lugares de culto cristiano. Estos actos, que incluyen interrupciones de misas, destrozos de imágenes religiosas y hasta grabaciones de actos sacrílegos, reflejan una falta de respeto hacia la libertad de culto y el patrimonio cultural, histórico y religioso.
La interrupción de actos litúrgicos, como en Chilches, y los ataques a iglesias, como en Pamplona y Avilés, sugieren una hostilidad creciente hacia las prácticas religiosas cristianas, en ocasiones acompañada de mensajes ideológicos o anticlericales.

c) Agresiones físicas a personas por motivos religiosos:

Los casos de agresiones a sacerdotes en Málaga y el ataque a feligreses en Murcia indican una escalada de violencia directa contra individuos por su fe o su rol dentro de la Iglesia. El asesinato de un sacerdote en Málaga resalta la gravedad de estos actos, que en algunos casos están vinculados a perfiles con antecedentes penales o motivaciones extremistas.
Estos incidentes generan un clima de inseguridad para los practicantes cristianos y el clero, cuestionando la protección efectiva de los derechos fundamentales en algunos contextos.

d) Discursos de odio:

Los discursos de figuras públicas como Héctor de Miguel y Pablo Echenique, que incitan al odio o estereotipan negativamente a los cristianos, especialmente al clero, contribuyen a normalizar actitudes hostiles hacia la comunidad católica. Las querellas presentadas por Abogados Cristianos contra estos discursos reflejan la percepción de una vulneración de los límites legales en materia de libertad de expresión.
La difusión de estos mensajes en medios de comunicación y redes sociales amplifica su impacto, fomentando la polarización y el rechazo hacia los cristianos.

e) Discriminación por motivos religiosos:

La sanción administrativa a una menor por rezar el rosario en Madrid pone en cuestión el respeto a la libertad de expresión y de culto en el espacio público. Este caso, junto con las detenciones en Ferraz, sugiere un posible abuso de autoridad contra actos pacíficos de manifestación religiosa.
El informe del Defensor del Pueblo sobre abusos en la Iglesia es señalado como un instrumento de discriminación que estigmatiza a los católicos, especialmente a sacerdotes y religiosos, al centrarse exclusivamente en esta institución sin un análisis equilibrado de otros sectores sociales.

f) Escarnio a los sentimientos religiosos:

Eventos como la exposición “Poéticas del deseo”, el cómic “El niño Jesús no odia a los mariquitas”, la representación en los Juegos Olímpicos de París o la procesión de “Santa Baldana” muestran un uso provocador de símbolos cristianos con fines de burla o crítica. Estas acciones, algunas financiadas con fondos públicos, hieren los sentimientos de los creyentes y refuerzan percepciones de hostilidad cultural hacia el cristianismo.
La participación de figuras públicas, como el alcalde de Soria, en actos burlescos agrava el impacto de estas ofensas, al percibirse como una legitimación institucional del escarnio.

g) Situación del Valle de Cuelgamuros:

La falta de mantenimiento del Valle de Cuelgamuros, las exhumaciones sin consentimiento familiar y la resignificación del espacio como cementerio civil reflejan una política deliberada de despojar al lugar de su carácter religioso. Estos actos son interpretados como una vulneración de la libertad religiosa y un intento de borrar la memoria cristiana asociada al monumento.
La filtración de un acuerdo entre el Gobierno y el Vaticano para transformar parte de la Basílica en museo, manteniendo el culto parcialmente, indica una imposición del Gobierno contra la voluntad de la Iglesia que conllevado numerosas protestas de fieles, así como una actuación autoritaria que no respeta la inviolabilidad de los templos religiosos.