"En 2030 no tendrás nada y serás feliz":
el proyecto comunista mundial
que aplauden Macron y Merkel en Davos
China ya no admitirá que ningún país, empezando por los USA, discuta su poder militar, ni económico, ni político, o sea, dictatorial.
“Yo decidiré la "crisis", acabaré con la corrupción y la inseguridad y les devolveré a mis súbditos el orgullo de ser Romanos. Recuperaré su mayor tesoro perdido: LA SEGURIDAD, por medio del PODER ABSOLUTO DEL IMPERIO. Tan solo les pediré una cosa a cambio: LA LIBERTAD". Cayo Valerio Diocles (Diocleciano)
La dictadura en las redes proclamada por las Cinco Hermanas de Internet como colofón de las elecciones norteamericanas se ha añadido tan sólo un mes después un proyecto, lo que hoy llaman agenda, típicamente comunista y cuyo propósito es acabar con la libertad en el mundo mediante la prohibición de la propiedad. Y con un límite brevísimo: 2030.
El resumen de lo sucedido en Davos lo hizo estupendamente Elena Berberana en LD. Fue prácticamente la única porque si los totalitarios están empeñados en anunciar su inmediato dominio mundial, en sólo nueve años, los demócratas están aún más empeñados en no oírlo, en hacer como que no ha pasado nada, o en hacernos creer que, si nada hacemos, nada pasará.
El eclipse de los USA de Biden
Pero vaya si ha pasado. El discurso de Xi Jinping no debe ser tomado a broma, ya que se proclama vencedor de la crisis mundial que su régimen ha creado el que sin duda lo es. Y si dice “nada volverá a ser como antes” debe entenderse que China ya no admitirá que ningún país, empezando por los USA, discuta su poder militar, ni económico, ni político, o sea, dictatorial. El flamante yacente Biden no envió a nadie a Davos, como era costumbre en presidentes anteriores, sobre todo del género obamita. Y más con el proyecto del WEF, que es como si Obama dijese que el “the pursuit of hapiness” de la constitución USA sólo se logrará aboliendo la propiedad. Sanders, más presidente fantasma que Harris, sí hubiera ido. Y coincidido.
Pero ahora sabemos -Trump ha sido tan tonto que no lo hizo saber oficialmente antes y Facebook lo censuró expulsando al New York Post por denunciarlo- que el hijo de Biden, apadrinado por su padre, vicepresidente de Obama, hacía negocios con Xi Jinping. Con su historial de alcoholismo y gusto por la prostitución, ¿qué grabaciones no tendrá Pekín del Bidenito? La nueva administración mandó a un dizque experto en Cambio Climático. Podía haber alquilado a Greta Thumberg, para afianzar el multilateralismo.
Tres agentes siniestros
Yo creo que desde la caída de Sendero Luminoso en Perú no ha habido en ningún país democrático y en presencia de los máximos líderes occidentales una proclama comunista contra la libertad, una profecía totalitaria, como la proclamada en Davos por tres agentes siniestros.
El primer criminal es el mayordomo: el Foro Económico Mundial, un coloquio de economistas progres convertido en la típica organización-pantalla comunista, como las que Münzenberg creó para Stalin, cuyo jefe actual Xi Jinping fue recibido así por el fundador del WEF Klaus Schwabb:
"Tenemos que comenzar una nueva era global y contamos con usted. Muchas gracias, señor presidente, por esta declaración de principios y por recordarnos que somos parte de una comunidad global que comparte el mismo futuro común"
Xi tiene a dos millones de presos en campos de concentración, ha decretado la pena de muerte para cualquiera que informe sobre el origen del covid19; de hecho, ha eliminado a bastantes de los que lo denunciaron. Protegido por su esbirro en la OMS Tetros, dejó propagarse el virus por todo el mundo nada menos que dos meses. Pero se proclama “vencedor de la crisis” y dice que “nada volverá a ser como antes”. Y ante su poder, sin límites y sin limitaciones, se arrodilla el Occidente servil, ciego, rastrero.
Porque el segundo agente y la verdadera estrella de Davos fue Xi Jinping. Su discurso, arrogante y falaz, fue de puro autobombo comunista:
"En China estamos siguiendo el camino hacia un país socialista moderno. Ahora, desempeñaremos un papel más activo para fomentar una globalización económica mundial que sea más abierta, inclusiva, equilibrada y beneficiosa para todos”.
No hay más que ver lo inclusivo que este padrecito de los pueblos, como se proclamaba Stalin, es con los chinos que no le obedecen para ver que Xi es un Mao con dentífrico. Ahí están sus fechorías en Hong Kong. ¿Alguien puede creer, seniles izquierdistas millonarios aparte, que China piensa respetar en los demás países las libertades que proscribe en el suyo? ¿Alguien puede creer en que favorecerá un comercio internacional justo, es decir, con reglas respetadas por todos, donde no haga trampas, como suele?
Nadie. Y sin embargo, habla Xi, amenaza, relincha y todos se callan. Qué duda cabe de que el virus chino ha alumbrado una nueva época, la de la genuflexión ante el comunismo chino. Y eso, apenas meses después de llegar en Europa a la conclusión de que ni los USA ni la UE podían seguir dependiendo de los productos baratos, a menudo basura, “made in China”. Si se respeta a ese sistema, ¿cómo no se van a respetar sus productos?
Macron resetea sus ideas y se hace rojo
Pero el mayor efecto de Davos no ha sido el silencio de Merkel, que se niega a apoyar a Navalny y los disidentes de Putin porque considera más importante los acuerdos con Rusia en materia energética. La monja progre que acogió a dos millones de “refugiados” como un gesto de “humanidad”, agotó sus reservas de sensibilidad. Trabajará como Schroeder en Gazprom.
Chapoteando en ese engendro maoísta y xinpingiano llamado “el gran reseteo”, la autocrítica y el lavado de cerebro comunistas de siempre, Macron, que viene de la Banca Rostchild, fue más allá. Y del covid19 ha deducido que el Kapital es malo: “saldremos de esta pandemia sólo con una economía que piense más en las desigualdades”; “El modelo capitalista, la economía abierta no pueden funcionar en este entorno”; “El capitalismo ha garantizado hasta ahora el crecimiento, pero al precio de la desigualdad”
Está a la vista que Taiwan y Corea del Sur, países capitalistas, han salido mejor que Francia o España de esta crisis, que aún no han salido. Y Venezuela es la prueba de cómo el comunismo empeora incluso las peores crisis, pero se ve que Macron, si baja en las encuestas, se resetea como sea. Y como es culto y redicho, utiliza esa mezcla almibarada y demagógica de condescendencia y buenos sentimientos típica de Hollywood y de Maduro. En una de las sesiones de autocrítica en el WEF, Macron añadió que el mundo “debe ir más allá de la hostilidad a la intervención estatal en la economía”, como si fuera poca la que hay en Francia, y él criticaba. Dijo también que las empresas se “limitaban a accionistas y consumidores” y “habían dejado fuera a los trabajadores”, como si los accionistas no fueran trabajadores ni los trabajadores consumieran. Y, sobre todo, concluyó, “el capitalismo daña el medio ambiente.” Greta Zombi, en su jet, aplaudiría.
Ni el comunista más necio puede sostener esto sin estremecerse. La historia de los países comunistas es la de la destrucción del medio ambiente más salvaje que se recuerda. Los bosques de propiedad privada están más seguros que los de propiedad estatal en casi todo el mundo, y sólo donde existe el imperio de la Ley, en las democracias liberales, puede legislarse en serio y actuar contra los depredadores ecológicos. Nadie contamina más que la China comunista. Pero como hay que respetar ese sistema, nadie le va a poner pegas a la quema de carbón por Xi Jinping. Ni yo ni nadie sabe la parte en la actividad humana que realmente incide en el cambio climático, aunque sin duda es muy pequeña al lado de las causas naturales, pero el discurso político del clima daña a los países capitalistas mientras es ignorado por los comunistas. Pekín y Moscú lo prescriben, no lo practican.
Las frases de Davos que harán licuarse a Pablo Iglesias
El tinglado siniestro de Davos ha tenido el detalle de resumir en unas pocas frases y un vídeo el futuro que nos reserva el Gran Reseteo. Son una mezcla de criminalidad y estupidez francamente risible si detrás no tuviera las fuerzas poderosísimas que pretenden impulsar esa Agenda 2030, cuyo responsable en el Gobierno de España es, naturalmente, Pablo Iglesias. Veamos las más importantes, aunque todo el vídeo es digno de ver y temer.
“No poseerás nada y serás feliz”
Un tipo con cara de idiota sonríe ante esta frase, sin saber que, para impedir la propiedad, siempre fue necesaria la más absoluta tiranía. La Ley existe para proteger de la arbitrariedad la propiedad, la vida y la libertad de todos. El comunismo, régimen que prohíbe la propiedad, salvo de los comunistas, ha creado sociedades tan felices que de ellas han huido los que han podido.
“Podrás alquilar cualquier cosa que necesites y te la llevará un dron a casa”
¿Cómo puedo alquilar nada si no tengo dinero ni casa en propiedad? ¿El Estado Comunista, el Gran Hermano decidirá el dron que me abastecerá?
“Estados Unidos no será la primera potencia mundial. Un puñado de países lo sustituirán”
¿Qué puñado? ¿Y de quién será el puño: China, Rusia, Irán? ¡Mal cambio!
“No tendrás que esperar a un donante de órgano. No se harán trasplantes de órganos, sino que éstos se crearán.”
¿Se negará a los que quieran tener propiedades? ¿Quién los adjudicará?
“Comerás menos carne. No será un alimento básico. Para el bien del medio ambiente y de tu propia salud”.
¡Oh, Gran Hermano Vegetariano! ¿Podremos opinar sobre nuestra dieta?
“Mil millones de personas tendrán que desplazarse por el cambio climático. Tendremos que hacer un mejor trabajo de bienvenida e integración de esos refugiados.”
¿Para qué gastar en el cambio climático, si se sabemos los que se van a desplazar? ¿Y quién dice que lo hacen o harán por el cambio climático?
“Las empresas pagan por el Dióxido de carbono. Habrá un precio global estandarizado para el carbón. Esto acelerará la desaparición del uso de combustibles fósiles.”
Las empresas ya pagan, y los consumidores en la factura, los cambios de política energética. ¿Quién fijará el precio del carbón: el Soviet Supremo? ¿Qué hay de la energía nuclear?
“La humanidad podría viajar a Marte.”
¿A qué?
“Los científicos están trabajando para hacer una estancia saludable en el espacio, lo cual puede facilitar la investigación.”
¿Quién los paga, y para qué, si ya no tenemos nada y somos felices aquí?
“Los valores occidentales serán puestos a prueba”.
¿Por quién? ¿Y los no occidentales? ¿Y Xi Jinping, Putin y Kim Jong Un?
“Los valores que sustentan nuestras democracias deben ser considerados”
O sea, anulados. En eso coinciden comunistas como Iglesias, yihadistas y demás liberticidas.
La enseñanza de Davos es que el comunismo está más vivo que nunca y que cada vez hay más idiotas dispuestos a imponérnoslo.
ES LA MAÑANA DE FEDERICO: 27/01/2021
Tertulia de Federico: Sobre el libro de Benedicto XVI
sobre la pederastia en la Iglesia y la mafia de la curia romana.
EN EL AÑO 2011 YA SE HABÍA ANUNCIADO
SOBRE EL GENOCIDIO DE LA PLANDEMIA
Quién es y de dónde procede el criminal psicótico Klaus Schwab,
fundador del Foro económico mundial.
Entre muy poquísimos tendremos y mandaremos todo
y a todos y seremos felices mientras los pueblos serán
sometidos y esclavizados como borregos al matadero...
8 predicciones para el mundo en 2030
LA CRUDA REALIDAD
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Antonio Peña es doctor en Historia por la Universidad Autónoma de Barcelona y lleva años estudiando en profundidad todo lo concerniente a las agendas 2030 y 2045, temas de los que ha impartido varias conferencias y que ponen los pelos de punta al conocer los planes que, en su opinión, los poderes mundialistas tienen diseñados para someter a la humanidad e implantar un siniestro nuevo orden mundial que nada tendrá que ver con la realidad que hemos conocido hasta ahora.
¿Qué son realmente las agendas 2030 y 2045?
Las Agendas 2030 y Avatar 2045 son proyectos que pretenden transformar a gran escala la naturaleza y la humanidad, fusionándolas. La transformación de la humanidad es política, económica, social, cultural, religiosa e incluso física llevada a nivel genómico, lo que hace del transhumanismo el eje de la Agenda.
¿Cuáles son sus orígenes?
Hay que distinguir entre el plano intelectual o ideológico y el de acción y gestión. En ámbito de la acción y gestión me centraré en los orígenes más próximos: la reorganización del mundo tras la segunda guerra mundial.
La guerra fría no fue más que la disputa entre los Estados Unidos (USA) y la Unión Soviética (URSS) por dirigir el mundo lo que llevaba adjunto controlarlo directa e indirectamente, de tal manera que se formasen círculos en diverso grado de sumisión. Cada uno de estos dos contendientes tenía un modelo de organizar el sometimiento y gobernación del mundo.
En la década de 1980 esta dualidad entre USA-URSS se rompe. Primero, porque entra China en el “juego” y, después, porque la balanza se inclina a favor de la primera por el hundimiento de la URSS, lo que sorprende a China en pleno proceso de reformas económicas. El modelo USA parecía triunfar e imponerse. Los partidos y organizaciones socialistas tuvieron que adaptarse a la nueva situación. La respuesta del cosmos socialista fue denunciar que ese modelo triunfante no era la panacea de paz, desarrollo y bienestar del mundo. Sostenían que los problemas continuaban y se incrementaban: ricos y pobres, las guerras, la contaminación… Por lo tanto el mundo debía ir a una confluencia.
Uno de los primeros que lanzó públicamente la idea de confluencia fue Gorbachov con su “casa común”. La década de 1990 no fue más que un tiempo de “impasse” en el cual estas tres potencias se estaban poniendo de acuerdo sobre cómo gobernar y administrar el mundo en el nuevo siglo. Y este fue el acuerdo: tender hacia un mismo sistema económico, un mismo sistema político, un mismo sistema social y cultural, una única religión mundial.
¿Y en el plano intelectual o ideológico?
Gran parte del pensamiento originario lo podemos encontrar en las órbitas de la Escuela de Frankfurt. De aquí surge la Teoría Critica. Es decir, el conflicto debe continuar bajo nuevas formas (ricos-pobres, padres-hijos, hombres-mujeres…) como medio de construir un único sistema mundial.
Desde el campo liberal y partiendo de las ideas de la escuela de Chicago y el centro de pensamiento del Instituto Tecnológico de Massachussetts, se dio forma al Consenso de Washington para establecer un conjunto de “formulas” comunes que llevasen a equiparar a todas las naciones-estados y que las encaminase por la misma senda de construcción de un único sistema mundial mediante dos ejecuciones de métodos de disolución de las naciones y fusión de los Estados.
¿Cómo se fue expresando este pacto o consenso?
En aquellas décadas de 1980 y 1990 los estados de democracia liberal eran los que más auspiciaban el globalismo vendiéndolo como difusión de la libertad, la democracia y el libre mercado. Pero fíjese en quiénes acogieron y aplicaron el Consenso de Washington hasta entrado el nuevo siglo, las organizaciones mundiales más intervencionistas: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o la Organización Mundial del Comercio. Por su parte las potencias más destacadas marcaban la agenda de aplicación en las Cumbres del G7/G8 o en el Club Bilderberg, mientras que la ONU –con sus organizaciones- se convertía en el brazo gerente que expedía las ordenes que los gobiernos tenían que aplicar a nivel regional y local. Por su parte, los partidos de derecha defendían estas reuniones de organismos internacionales y magnates.
En la otra orilla, en contra -aparentemente- del globalismo, se situaba toda la izquierda socialista, comunista y anarquista que movilizaban a sus hordas cada vez que en alguna ciudad tenían lugar las reuniones de estos organismos internacionales. Además, desde la orilla izquierdista se constituyeron organizaciones y foros internacionales paralelos a los citados OMC, BM, FMI… por ejemplo: Foro Sao Paulo, Foro Económico Mundial (Foro Davos), Grupo Puebla, Foro Social Mundial, América Business Forum…
Los años finales del siglo XX y primeros del siglo XXI fueron el período del resurgir de Rusia al tiempo que China finalizó sus reformas económicas. De nuevo los tres grandes estaban en escena, luego era necesario ir a un nuevo pacto internacional. Estamos en 2001-2008.
Era necesario cancelar el Consenso de Washington y levantar un nuevo acuerdo internacional. Las élites tiránicas que estaban –y están- detrás de este entramado, no podían hacerlo por las bravas. Debían fabricar una situación que justificase el cambio. Un “terremoto”. Y qué casualidad, entre 2006 y 2008 se incuba la crisis que estalla ese mismo año y se extendería hasta entrada la segunda década del siglo XXI. Y qué casualidad el 15 de noviembre de 2008 el G20 se reunió en Washington.
¿En qué consistió el nuevo pacto?
El nuevo acuerdo consistió en que: por un lado, China consolidaría su capitalismo de Estado (modelo de mercado donde el Estado desempeña un papel predominante -directamente o mediante- empresas públicas y privadas) y se le permitiría una acción preponderante en los mercados internacionales.
Por otro lado, los estados de economía y democracia liberal introducirían las modificaciones necesarias para acercar sus economías hacia el capitalismo de Estado. Al mismo tiempo alterarían sus sistemas políticos para ir debilitando (primero) y restringiendo (seguidamente) las libertades clásicas, tanto las políticas como las personales. El objetivo es que los sistemas mundiales tiendan a la confluencia y se parezcan cada vez más al régimen político chino. Para que esta reforma fuese aceptada por los estados y pueblos occidentales se debía reiterar que la culpa de la crisis iniciada en 2008 era de las políticas liberales llevadas hasta ese momento por los estados occidentales. El resultado fue la proliferación de gobiernos de izquierdas como manos ejecutoras de las reformas.
Esto es, en resumen, confluencia económica y política con China como espejo. Y este es el punto en el que estamos. No es de extrañar que, ahora, tanto las derechas como las izquierdas políticas y sociológicas defiendan el globalismo.
¿Pero usted plantea que la transformación es mucho mayor y más profunda que una conjunción mundial en un único sistema político y económico?
Sí. La transformación no es ya sólo global, es Total: incluye no sólo los sistemas económicos y políticos y culturales sino también los religiosos, y la naturaleza y al propio ser humano.
Aquí entra la acción cultural desde las escuelas y los medios de comunicación. Por ejemplo la difusión del postecologismo, que propone que todo debe ser integrado en una conciencia global, Pachamama. Ya ha entrando en las conciencias occidentales que el ser humano es una simple pieza de este entramado Pachamama. Y para hacer efectiva la integración del ser humano en la Totalidad es necesario transformar al ser humano, hacerlo “evolucionar”.
Aquí entran los biólogos y genetistas diciendo que es necesario introducir cambios genéticos que mejoren la especie humana. Cambio que sean irreversibles y se transmitan a las siguientes generaciones. Es decir, el surgimiento de una nueva especie resultante de una evolución diseñada y controlada.
¿En qué consiste esta transformación del ser humano y cuál es el objetivo último?
Consiste en transformar a gran escala la humanidad y la naturaleza fusionándolas, tomando como eje la tecnología NBIC (fusión de la ingeniería genética, la nanotecnología y cognotecnología). Es a esto a lo que se llama “convergencia tecnológica”: unir las tecnologías de la información y comunicación con la inteligencia artificial, con las tecnologías cognitivas y de transferencia mental, con la nanotecnología, con la biotecnología e la ingeniería genética y la farmacología.
Esto supone la destrucción del ser humano y la fabricación de un nuevo ser que ya no es humano.
Efectivamente, es transhumanismo o más propiamente posthumanismo y sus símbolos los estamos viendo cada vez más a menudoen muchas compañías y proyectos de todo tipo: el H+ (el transhumano), el HH++ y el H∞ del poshumanismo.
¿Y técnicamente es posible?
La técnica utilizada es la CRISPR, mediante la cual se puede modificar, eliminar, cortar o replicar ADN. De hecho esto se consiguió en la década de 1990. El resultado fueron los seres modificados genéticamente. Se les llamaba transgénicos. Y se puede hacer lo mismo con óvulos, espermatozoides e incluso embriones.
Desde el Instituto Tecnológico de Masachusets Eric Drexler -uno de los ideólogos del transhumanismo- desarrolló nano ensambladores moleculares que podían unirse a la molécula de ARN, el resultado fue el ARN mensajero, ¿le suena?
Me suena a la llamada vacuna covid, que es de ARNm.
Efectivamente. Y actualmente la nanotecnología molecular permite utilizar ensambladores sintéticos, nanosensores sintéticos que se autorepliquen como en un enjambre.
¿La función de estos ensambladores sintéticos se limita a dar ordenes transformando al ser humano a nivel genético o hay algo más?
No sólo pueden dar ordenes, también recibir información y dar nuevas ordenes. Incluso se les podría enviar un virus. Esto se puede hacer con las tecnologías RFID (Radio Frequency Identification) y NFC (Near Field Communication).
Estos nanosensores pueden ser sencillos implantes que integran toda la información genética y personal del individuo y puedan dar ordenes a nivel molecular. Mediante el implante se puede interactuar con todo tipo de dispositivos.
Algunas de las empresas que están implicadas en esta “convergencia tecnológica” son: Google que está llevando a cabo el proyecto Cálicopara desarrollar químicos (fármacos) o mecanismos nanotécnicos que inyectados actúen como mensajeros. Vamos inyectables de ARN-mensajero. De hecho, como muy bien dice usted, la llamada vacuna COVID es un inyectable de ARN-mensajero.
Incluso hay compañías que trabajan en el desarrollo de cromosomas artificiales injertados en la célula. Aquí destaca el Future of Humanity Institute de Nick Bostrom, otro de los ideólogos del transhumanismo.
Otra de las principales compañías que están trabajando en este mundillo es el Battelle Memorial Institute, que invierte en diversas áreas conectadas como ecología y medioambiente (trasnformación del clima, vamos los famosos chemtrails), las energías renovables e investigan en nanotecnología genómica y biología cibernética así como en biodefensa y enfermedades infecciosas (como el llamado COVID).
El implante -desarrollado por empresas como Biohax o DSruptive- es una cápsula hecha de borosilicato, de 16 mm de largo y 2 mm de ancho. Incluso TMB (Transportes Metropolitanos de Barcelona) está considerando esta tecnología para implantar la T-Mobilidad.
También ya está disponible el interfaz neuronal cerebro-ordenador: las ondas neuronales son procesadas e interpretadas por el ordenador. Es decir, se puede decodificar el pensamiento y almacenarlo en un ordenador. Algunas de las empresas punteras en estos implantes son Neuralink y NeuroLife o la antes citada Battelle.
Google con Facebook (Mark Zuckerberg, transhumanista) y Paypal (Elon Musk, transhumanista) son los principales inversores de Vicarious, una compañía que se centra en el desarrollo de nanosensores aplicados al cortex cerebral,
Las compañías que se dedican a estos desarrollos también plantean crear una “nube útil” -lo llaman- de nanosensores en los individuos. Estos nanosensores podrían conectarse a una red y, por medio de comandos software, transmitir instrucciones mediante ondas, ¿transmitidas por antenas 5G? Es una casualidad que nos encierren a todos, nos quieran poner un inyectable de ARN-mensajero y que entre tanto florezcan antenas G5 como flores en el mes de mayo. Y digo yo que las casualidades no existen.
¿Podríamos llegar a estar todos conectados formando un único organismo?
Esta es la intención. Un gran cerebro cuántico dirigiría todo el operativo tanto individualmente como de cualquier grupo social, incluso la naturaleza. Este ordenador global integraría y controlaría el ecosistema o Pachamama- natural y artificial en el que nos desenvolveríamos. Nosotros sólo seremos una pieza al servicio de la Pachamama.
De hecho ya existe algo de esta red de superordenadores. Por ejemplo Watson Health de IBM ya tiene en funcionamiento superordenadores como Sumit y Sierra que, curiosamente, dicen que están implicados en la investigación COVID. Asimismo tenemos a Fujitsucon su superordenador Fugaku, a Lenovo con Marenostrum, Dell con HPC5 y a los chinos con Tianhe-2.
Si consiguiesen implantar a la mayoría de la población y montar esta red de superordenadores estaríamos ante la globalización y control total…
¿A caso no estamos recorriendo este camino de globalización y control total? Y la mayoría de la gente lo está aceptando sin rechistar. Aceptan que les quiten sus derechos y libertades más básicas y no protestan. Y se nos dice a la cara que ya siempre vamos a tener que convivir así y todo porque hay un “bicho”. Es decir, no vamos a recuperar nunca nuestros derechos y libertades. Y esto es a nivel mundial.
¿La gente se dejará implantar el chip?
Hay una cosa que la gente teme por encima de cualquier otra (ya sea guerra, hambre…), es la enfermedad que es sinónimo de muerte. La enfermedad, la muerte, causa terror.
Si te dicen que hay una epidemia incontrolable que mata a millones de personas y que nadie está a salvo, ¿qué harías por tener protección, seguridad y salvarte?
Si te dicen que para conseguir protección, seguridad y salvarte te han de restringir tus libertades más básicas (reunión, asociación, circulación, expresión, publicación, información…), ¿aceptarías?
Si te dicen que con una vacuna o un implante vas a conseguir protección, seguridad y salvarte, ¿cuántos saldrían corriendo a vacunarse o a implantarse?
¿Y si hablamos de una enfermedad?, por ejemplo de un supuesto virus, supuestamente fabricado en un laboratorio asiático y –de alguna forma- “soltado” y “esparcido”.
¿Y si ante ese supuesto bicho saliesen las farmacéuticas a plantear una vacuna de ARN-m?
¿Y si al mismo tiempo los gobiernos machacasen a la población (con todos los medios de comunicación) sobre lo bueno que es ese inyectable de ARN-m?
¿La gente accedería a inyectarse y/o implantarse?
Qué casualidades. Y digo yo que las casualidades no existen.
Pero siempre habrá quien se niegue a ser vacunado o implantado…
Y si te dicen que si no estás vacunado o implantado no puedes viajar, comprar, vender, comerciar, trabajar, poner gasolina, utilizar el transporte público, llevar a tus hijos al colegio, tener una cuenta corriente, un seguro, una hipoteca…
De hecho ya están diciendo que van a hacer cartillas COVID y solo los que tengan su cartilla al día podrán tener ciertos privilegios, por ejemplo viajar. También se ha planteado hacer listados de gente no vacunada. Porque, a ver si nos enteramos, lo que hasta hace apenas dos años eran derechos y libertades ahora son privilegios de los cuales la elite política y económica dispone a discreción.
Si tu quieres tener privilegios similares debes someterte, vacunarte, implantarte el chip… vamos, ser buen ciudadano. Tener puntos, como en China. Es decir, no criticar al gobierno ni sus planes ni oponerte por cualquier medio, sino someterte. Los que no actúen así serán considerados malos ciudadanos, vigilados, seguidos, monitorizados, espiados por las agencias gubernativas (como lo está sufriendo este medio y sus articulistas y colaboradores). Ese “mal ciudadano” será vigilado y perseguido incluso por sus vecinos y familiares (cosa que ya está sucediendo). Estos resistentes van a ser considerados un cáncer para la democracia, para la seguridad y la salud del “rebaño” por lo que serán detenidos, recluidos en centros de aislamiento y, finalmente, -por qué no- desaparecidos.
A pesar de todo somos muchos millones de personas en el planeta para que esta élite pueda llegar a controlar a todos…
Por eso es necesario reducir la población mundial. Llevamos muchas décadas con la cantinela neomalthusiana de que somos muchos y que hay que reducir la población. Aquí entran los ideólogos eugenésicos. Y se comienza eliminando a las personas consideradas imperfectas y a las no queridas, y aquellos que no quieren vivir: (eutanasia, eugenesia, aborto, deficientes mentales, síndromes de Down…) y se continúa favoreciendo la eliminación de pobres, negros, indúes, hispanos, asiáticos… Ahí tenemos a organizaciones –incluso con representantes en la ONU- como Planned Parennhood o Population Research Institut.
Y qué decir de los planes de vacunación de la OMS. Por ilustrar brevemente la cuestión: la vacuna contra el tétanos de la década de 1990 y 2000 aplicada en países africanos (como Kenia), América del Sur, India, llevaron a la esterilización millones de personas porque la vacuna generaba una respuesta inmune que atacaba a la ganotropina (hormonas responsables de la ovulación y necesarias para la concepción y desarrollo del embarazo).
Es decir que en el año 2030 se daría el cumplimiento de todo este Nuevo Orden Mundial…
Los filósofos transhumanistas consideran que el sujeto moderno no es sostenible por más tiempo, está exterminando el planeta. Dicen que esto puede suceder sobre 2030. Para esta fecha se llegaría a una “singularidad” por la cual se producirá a una situación en la que los avances tecnológicos serán más rápidos que la capacidad de adaptación de la sociedad y hará inevitable la reconstrucción –volver a construir- al ser humano y a la sociedad. Es decir, sería una “ventana de overton”. Aquí tenemos la Agenda 2030 y Avatar 2045.
De hecho ya en la década de 1980 Fereidoun M. Esfandiary -autor del manifiesto transhumanista- tomó el nombre de FM-2030, como fecha en la que deberían alcanzarse los objetivos transhumanistas. Qué casualidad que cuarenta años después del manifiesto de Fereidoun las elites globalistas formalicen una agenda que se llame precisamente 2030. Y digo yo que las casualidades no existen.
Para 2045 el Nuevo Orden Mundial estaría completado: un mundo donde una pequeña élite goza de todo tipo de bienes físicos y materiales. Élite que vive a costa de una reducida población que es mantenida permanentemente en el umbral de la pobreza. Población que es sostenida con una “paguita” estatal. Población controlada y monitorizada permanentemente y con implantes mediante los cuales reciben información y ordenes. Población con cambios genéticos producidos por inyectables ARN-m que les reducen la capacidad de protesta y agitación. Y si aún con todo quieres resistir, ten en cuenta que perderás la paguita, tu familia se morirá de hambre y desaparecerás.
Vamos, el final del camino es hacer realidad el Mundo Feliz de Huxley que, por cierto, era promotor del transhumanismo.
¿Quién está detrás de todo esto? ¿Por qué no puede ser que un pequeño grupo de transhumanistas esté detrás del Nuevo Orden Mundial?
Efectivamente. El transhumanismo es sólo un medio –ente otros- para implantar el Nuevo Orden Mundial. Le soy claro y directo. En mi opinión, en la cabeza, dirigiéndolo todo, está la Sinagoga de Satanás. Un grupo muy reducido de personas que son satanistas. Para explicar esto es necesario utilizar la teología.
Dios creó al ser humano y desde el “minuto uno” Satanás hizo la guerra a Dios a través del ser humano. Siempre ha pretendido destruir al ser humano. La caída en pecado de Adán y Eva fue una forma de deteriorar esta creación de Dios. Pero Satanás no se conforma con esto. Él es el mono de Dios, el imitador que no puede crear nada. Luego sólo puede utilizar las cosas y seres de la Creación para transformarlas a su imagen y semejanza. Esto es lo que está detrás de los cambios genéticos que se pretenden realizar en el ser humano utilizando la tecnología transgénica que hemos descrito. De hecho el posthumanismo es el constructo de una nueva especie no humana y, por lo tanto, desviada de la Creación de Dios.
Esquematizando el asunto podríamos decir que debajo de la Sinagoga de Satanás se combinan dos niveles. En mi opinión, una élite –tanto oculta como visible- de secta discreta (osea, secreta) compuesta de ciertas familias, ciertos intrigantes magnates y autodenominados filántropos que ocupan los más altos grados y que son los interventores que llevan las ordenes de la Sinagoga a nivel regional y local. En este último nivel tendríamos a los gobiernos, financieros, organizaciones económicas y políticas que ejecutan -a nivel regional y local- las ordenes recibidas pero no a capricho y voluntad sino coordinadamente. Para ello se reúnen unas veces secreta o discretamente y otras abiertamente en clubs, grupos y círculos de trabajo.
Así es, y el ejemplo lo estamos viendo con la Plandemia, cómo se aplican coordinadamente las mismas medidas en todas partes del mundo. Por lo tanto el alcance es mundial ¿Habrá resistencia? ¿Cómo podemos resistir a todo esto?
Actualmente hay núcleos de resistencia que utilizan los resortes que la ley todavía contempla para sortear el totalitarismo que estamos empezando a vivir.
También hay personas que individualmente, en su día a día, hacen pequeños gestos de protesta: llevar una simple camiseta con rótulo contra la Plandemia, conversar con los compañeros de trabajo, hablar con el dependiente de una tienda, montar un canal en redes sociales para opinión e información…
Asimismo hay grupos “por la verdad” que utilizan medios de comunicación alternativos para informar a la población.
A todo esto hay que añadir manifestaciones pacíficas –pero pequeñas- en algunos países como España o Italia. Mientras que en el norte de Europa -como los Países Bajos (Rotterdam, Amsterdam, Den Bosch, Geleen)- las manifestaciones llegan a ser violentas pero son pequeñas y controlables.
Todos estos núcleos de resistencia, vistos a nivel general, no son más que pequeñas piedras en el zapato globalista. No tengamos la menor duda que si hay más resistencia de la esperada o la velocidad de desarrollo del Plan no es el adecuado, la élite del NOM podría considerar necesario soltar o provocar una hecatombe. Esto llevaría a la necesidad de que surja un pequeño núcleo colectivo de decisión mundial que releve a la ONU. Pero bien pudiera ser unipersonal, manteniendo a la ONU. Sea colectivo o unipersonal la característica esencial es que tendrá la suficiente autoritas y potestas como para imponer sus decisiones en cualquier lugar del mundo. Es más, ante esa terrible hecatombe las gentes suplicarán y estarán dispuestas a someterse a cualquier costo, a ser reducidas a servidumbre a cambio de paz, seguridad y salud.
Por lo tanto la resistencia va a ser muy difícil, de hecho ya lo está siendo. En la fase en la que estamos podemos resistirnos a las medidas impuestas en el grado que nos sea posible, como el ante dicho: escurriéndonos por los “resquicios” de las leyes sin entrar en el delito, hacer pequeños gestos de protesta, adherirnos a grupos “por la verdad”, participar en las manifestaciones pacíficas que estos grupos convocan…
La última opción es emigrar. Podemos emigrar a algún sitio donde todavía no se hayan puesto en marcha las medidas coercitivas que aquí sufrimos, y más duras que vamos a sufrir. Pero esto es difícil y llegará a ser casi imposible. De hecho sea en avión o barco, tren o autocar, ya algunas compañías están anunciando que quien no cumpla con determinadas condiciones no puede ni podrá viajar. Podemos escoger el trasporte privado pero si estamos en situación de encierro domiciliario, local o regional -tal como lo estamos sufriendo- salir a la carretera es un delito. Quien se arriesgue en la carretera no sólo cometerá delito, es que topará con controles policiales que pudieran llegar a ser incluso militares. Indudablemente debo decir claro que no recomiendo a nadie cometer delito.
Por último, junto a todo esto, y para los cristianos; tenemos la oración que no puede faltar jamás, menos en estos momentos y en los que van a venir.
Lagrimas en la lluvia 064 - Nuevo orden mundial
Cómo Wikipedia cambia los textos sobre el Nuevo Orden Mundial.
Ahora es un Plan abierto que trata de blanquearse hasta el punto de que quieren que la gente lo pida a gritos. Como las vacunas génicas experimentales de ARNm.
El NOM se venderá como la salvación, la "solución" a las caídas de los Estados Nación.
“No tendrás nada y serás feliz”. Fíjense que la famosa frase es algo más que la enunciación de un objetivo del Foro de Davos y su famosa Agenda 2030. La forma en que está enunciado es la de una orden. Como un mandamiento del Decálogo. No matarás. No robarás. No tendrás nada. Y serás feliz (por tanto no te quejarás, o a la inversa). No es algo optativo. No tendrás nada y punto. Y serás feliz y te aguantas. No hay peros.
No tener nada resulta fundamental para la dominación de un conjunto. O sea, una cosa es la obsesión de tener, que también es una esclavitud, pero otra muy distinta es no tener nada y que se te niegue el derecho a la propiedad. Alguien que no tiene nada es alguien totalmente dependiente. Dependiente del que tiene. ¿Y de quién será todo en ese mundo 2030 en el que nadie tendrá nada? Porque de alguien tendrá que ser todo. ¿De los plutócratas que manejan los hilos de Davos? ¿Del estado? Pues de ellos será de quienes dependamos en todo al no tener nosotros nada, al ser todo de ellos.
Alguien que no tiene nada, aparte de dependiente, es alguien con menos motivos para luchar por algo. Alguien que no ha recibido nada de sus padres. Alguien que no tiene nada que defender. Alguien que no tiene nada que dejar a sus descendientes. Después de una vida de esfuerzos no tendrás nada. Estarás igual que al comenzar el camino, al comenzar a esforzarte. El premio a tus esfuerzos será seguir sin tener nada después de todos tus esfuerzos. Claro que para ese entonces quizá ya hayas decidido hace tiempo dejar de esforzarte. No te esfuerces. No luches. No te rebeles. Sé feliz. Obedece.
Con eso y con todo, contra el “no tendrás nada y serás feliz” ya nos vamos previniendo poco a poco. Lo vamos conociendo, siquiera una minoría con pensamiento crítico. Lo vamos propagando. Advertimos de lo que viene a nuestros conocidos. A veces con poco éxito. Parecemos unos paranoicos. ¿Quién nos va a dejar sin nada? ¿Quién nos va a impedir tener un coche o circular con él por donde queramos? ¿Quién nos va a obligar a comer gusanos? Somos la rana en el puchero, no nos enteramos de que nos están abrasando.
Pero lo peor quizá no es lo de que no tendremos nada y seremos felices. Lo peor, que también va implícito en la Agenda 2030 y la ideología de género, es la idea de que tampoco seremos nada. Además de no tener nada en 2030 no seremos nada. Y seremos felices no siendo nada.No tener nada es bastante dramático, pero no ser nada es mucho más amenazante todavía. Bajo el regalo envenenado de que podremos ser lo que queramos, al punto de que podremos hasta autodeterminar nuestro género, lo que en el fondo nos están haciendo es robarnos lo que somos. Para poder ser cualquier cosa hay que no ser nada. Para poder ser cualquier cosa hay que ser plastilina, una hoja en blanco. Si soy una jirafa no puedo ser un perro. Si soy un hombre no puedo ser una mujer. Si puedo ser una jirafa o un perro es que no soy ni una jirafa ni un perro. Eres o nada o algo que niega lo que realmente es, seducido por la idea de poder ser cualquier cosa. El problema es que poder ser cualquier cosa es una maldición, no un regalo. Para poder ser otra cosa tienes que negar lo que eres; pero negar lo que eres, por otro lado, no te convertirá en otra cosa que lo que eres. Una jirafa que quiere ser un perro no es un perro, es una jirafa lamentable. No te dicen que si quieres puedes ser un perro para que realmente seas un perro, sino para que te comportes como tal, para que puedas traerles en la boca los palos que te lancen a cambio de una caricia. No tener nada es la parte buena de la Agenda 2030. La parte preocupante de verdad es la de que no serás nada. No teniendo nada y no siendo nada, siendo totalmente dependiente y negando tu identidad, estarás preparado para ser el esclavo total. Un esclavo feliz con sus cadenas. Un esclavo infeliz se podría rebelar. Ser un esclavo feliz, por tanto, no puede ser opcional.
Lo peor de la Agenda 2030 no es que no tendrás nada, sino que tampoco serás nadie
“No tendrás nada y serás feliz”. Fíjense que la famosa frase es algo más que la enunciación de un objetivo del Foro de Davos y su famosa Agenda 2030. La forma en que está enunciado es la de una orden. Como un mandamiento del Decálogo. No matarás. No robarás. No tendrás nada. Y serás feliz…
«Legítimo es aquello que las personas creen legítimo».
Max Weber
Situar al sujeto globalista en la actualidad es, para empezar, comprender el contexto en el que se encuentra. Podemos decirlo sencillamente: hemos pasado del «tú puedes conseguirlo todo» al «No tendrás nada y serás feliz» de la Agenda 2030; de la Nación como la conocíamos a las «nacionalidades»; de nuestras propias decisiones a las transnacionales. Si el empeño antes consistía en el progreso ahora se habla de contención. El mágico momento de horror permite todavía sacar de la chistera un ramillete de derechos, profusamente abstractos, para minorías exclusivamente minoritarias.
En este contexto asistimos al intento de feminización del hombre, a la proliferación de géneros, y a un feminismo de barricada y de partido, proabortista, con el que muchas mujeres no nos sentimos en absoluto identificadas. Me pregunto qué pensarían una Hannah Arendt o una María Zambrano frente a este espectáculo.
Por eso, ante el lenguaje inclusivo del «ellas, ellos, elles» y sus variaciones, impuestos a nivel global, solo queda rebelarse, pedir un debate libre y una reflexión permanente. Pero ¿es esto posible?
Veamos: en primer lugar, continuamos como ya expresó Erich Fromm en una sociedad en la que por lo menos la mitad de sus miembros detentan un «carácter sadomasoquista» y en algunos casos muestran una severa «necrofilia», que, cuando afecta a personas con poder e influencia sobre la vida de los demás, no atiende ni siquiera a la no destrucción de los suyos. Este «carácter sádico» es en gran medida fruto de la maquinización y la llamada «religión industrial» (Erich Fromm). «Las máquinas como agentes performativos» incluso en el sentido de «obediencia» como señaló acertadamente John Elster en La explicación del comportamiento social. Así, la denominada «muerte de Dios» ha dado paso a la «muerte del hombre» tal como lo conocíamos, con su relevancia y dignidad, y nos ofrece en su lugar la visión de un «hombre domesticado». No será desde luego la primera vez en la Historia que se perciba la declinación del hombre, en su día lo señaló Platón, y Nietzsche siglos después lo expresó de este modo: «El hombre prefiere comportarse como el animal, es decir, ser ahistórico, pensar lo mínimo» (Segunda Intempestiva). Pero si algo sabemos es que, para ser persona, es decir, para ser humano, son fundamentales memoria e Historia, mientras, por el contrario, el animal comienza su vida cada día.
El sujeto del globalismo aspira a este vivir cada día sin más, en donde el análisis de conciencia y el ideal de ser persona ha desaparecido, y la alienación y el autoengaño son moneda de cambio habitual. Sin embargo, acepta compensar su situación con el llamado «narcisismo de los pobres» (Erich Fromm): que no es otra cosa que la parte que le toca a cada uno del «narcisismo colectivo». Haciendo una pequeña lista de estos bienes tendríamos: la región en la que vive, la clase social a la que se pertenece, la profesión, el partido político, el club de fútbol, entre otros.
La participación en este «narcisismo colectivo» produce un ser dependiente, fácilmente conducible, incapaz de reconocer en el lenguaje y los discursos en circulación las falacias y contradicciones que lo someten; sin ideas ni reflexión propias, sin deseo de conocimiento, victimista, en suma: incapaz de producir su propia opinión frente a la opinión general a la que sublima porque le ofrece seguridad y no le plantea problemas.
Innominado, virtualmente anónimo, apegado a la televisión, observa admirado y rinde pleitesía a todo lo que reluce: las entregas de premios, los artistas glamurosos, los jugadores de fútbol famosos, la realeza, los ricos.
Sinonimia de otros seres, sus mensajes virales viajan por TikTok a la velocidad de la luz. En esas imágenes un hombre desnudo se enfrenta a los coches. Un grupo de mujeres, definiéndose como «víctimas» del patriarcado, con sus pechos al descubierto, danzan al son de los tambores.
Como expreso en mi ensayo En el principio, la duda estamos ante la presencia de un hombre, sujeto de la posmodernidad, carente de lo esencial, en principio, de la duda; sin voluntad, por tanto, enajenado de sí mismo. Lejos quedan en el tiempo las renacentistas palabras de Pico della Mirandola dedicadas a Adán: «No te dimos ningún puesto fijo ni una faz propia ni un oficio peculiar, ¡oh! Adán, para que el puesto, la imagen y los empleos que desees para ti, esos los tengas y poseas por tu propia decisión y elección».
Luego, tal como desarrollo en los diferentes capítulos del libro nos encontramos ante un hombre carente de Dios y de todo lo que esto puede significar, de conciencia, de personalidad, de familia y descendencia, de trabajo, de tierra, de lenguaje, de bondad, de cultura, de libertad, y de la convivencia real no impostada por la virtualidad con otras personas.
Estamos en presencia, pues, de un ser que no alcanza a percibir el peligro en que se encuentra. En sus oídos, no suena ya el canto de sirenas que escuchara Ulises mientras buscaba el regreso al hogar, sino las multinacionales de la comunicación repitiendo sus mensajes por la televisión, la radio, la prensa, las redes sociales. No en vano el 70% de estos medios pertenecen a los mismos grupos de inversión. Y ¿vemos por ello personas en las calles manifestándose contra imposiciones como las de Gran Reseteo o el Nuevo Orden Mundial? ¿Cuándo en qué momento el hombre ha perdido su dignidad? ¿A qué grados llega su comodidad y su conveniencia? Amoldado a aquello que Sigmund Freud denominó Principio de placer se conforma en sus rutinas habituales viendo series televisivas, mientras se impide cualquier signo de rebelión bajo los Principios de adaptación y de la mayoría (Horkheimer).
Sin duda, al menos para mí, una de las mayores paradojas resulta comprobar cómo este sujeto de la globalidad, que no es otra cosa que el sujeto de la actualidad más superficial se parece casi por entero al hombre-masa descrito por Ortega y Gasset, a principios del siglo XX, en su ensayo La rebelión de las masas. Intelectual sagaz, escribió en el prólogo a la edición francesa de esta obra publicada por Orbis, cómo la atmósfera de constante homogeneización barría el continente europeo. Dice: «Antes podía ventilarse la atmósfera confinada de un país abriendo las ventanas que dan sobre otro. Pero ahora no sirve de nada este expediente, porque en el otro país es la atmósfera tan irrespirable como en el propio». Es decir, la majadería de los políticos de un país y otro son similares. Mientras, las manos ocultas de los titiriteros mueven sus muñecos sobre el guiñol de la representación pública con engaño de la ciudadanía. Y no, América, esa América de la que han llegado las nuevas tendencias ideológicas de la identidad de género, la cultura woke, el antiespecismo; esa Ámérica no nos hará más libres sino más necios, infantiles y primitivos.
Mirar a Europa es ver declinar la civilización cristiana que le dio impulso; es percibir con dolor la constante transmutación de valores con su Black Friday y su Halloween.
Desde la perspectiva actual, esta obra de Ortega resulta reveladora: expone con notable crudeza la realidad de aquellas personas que salían de los pueblos a las ciudades formando luego esa muchedumbre conocida en parte como «masa», y que no pertenece a una sola clase, no, se lo puede encontrar en todas. Es la persona que no aspira a ser mejor, que no percibe la necesidad de cambios, que se conforma. Hoy, la «España vaciada» repite aquel proceso empujando a la gente a acudir a las ciudades, mientras asistimos perplejos a la lenta muerte de los pueblos que hicieron posible la historia de España ante la indiferencia de los políticos de turno.
¿Va Europa hacia su propia aniquilación? El Panóptico imaginado por Jeremías Bentham, ya está instalado en las redes sociales. Te amenazan con cámaras de vigilancia y se promueve la IA. La censura ya está aquí. Te pueden ver y oír, saben cómo piensas. Te han confinado, te han recortado el espacio y te prometen más medidas del mismo tipo como las «Ciudades de 15 minutos», es decir, te han tratado como a un apestado y cuando les ha convenido como a un leproso, unificando así reclusión y exclusión a un mismo tiempo. (Michael Foucault, Vigilar y castigar).
Corría 1937, este es el año en que Ortega, casi diez años después de la publicación de su famoso libro, se preguntaba horrorizado si Occidente se despeñaba por la vertiente de la Historia a repetir enajenada lo sucedido en el Bajo Imperio cuando Roma colapsó. Poco después comenzaba la Segunda Guerra Mundial. Quizá, deberíamos hacernos hoy la misma pregunta con carácter de urgencia, mientras recordamos el concepto de Hannah Arendt sobre «la banalidad del mal» como resultado de la burocracia y la obediencia, agudizada en sociedades de avanzada tecnología.
Por último, y ya para terminar, quiero recordar las características de los totalitarismos presentados por Tveztan Todorov en su libro Memoria del mal, tentación del bien, a los que sumaré algunas pequeñas aclaraciones. Estos son: rechazo de la autonomía del individuo; monismo frente a pluralismo; partido único (en este caso «globalismo» como creencia impuesta por algunos Estados y defendido incluso por algunos líderes religiosos); violencia para imponer la biopolítica (especialmente contra los más débiles: nonatos, ancianos); la influencia de los demagogos de partido; el control absoluto de los medios de comunicación; la oposición «nosotros-ellos» a la que sumaría el «cientificismo» que desgraciadamente hemos tenido ocasión de sufrir últimamente.
En fin, el sujeto globalista ha perdido la capacidad de dudar y acepta sumiso y conforme todo lo que venga de la autoridad, sobre todo si está avalado por los famosos «expertos».
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