EL Rincón de Yanka: ⛬ CENTROS DE PROGRESO III: ALEJANDRÍA, ROMA Y CHANG´AN ⛬

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jueves, 15 de octubre de 2020

⛬ CENTROS DE PROGRESO III: ALEJANDRÍA, ROMA Y CHANG´AN ⛬


Centros de Progreso, 
Chelsea Follett destaca la importancia de Alejandría durante el tercer y segundo siglos AEC dado que fue una ciudad pionera en el concepto de construir una biblioteca universal.
Hoy presentamos la octava edición de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org, denominados Centros de Progreso. ¿Dónde se da el progreso? La historia de la civilización es, de muchas maneras, la historia de la ciudad. Esta columna proveerá una breve introducción a los centros urbanos que fueron los sitios de grandes avances en la cultura, la economía, la política y la tecnología, etc. 

Nuestro octavo Centro de Progreso es Alejandría durante el tercer y segundo siglos AEC, cuando la Gran Biblioteca marcó la ciudad como, probablemente, la capital intelectual del mundo. Durante el tercer siglo AEC, una institución de educación e investigación llamada Musaeum (literalmente, “templo de las Musas”), de donde obtenemos la palabra museo, fue construida en Alejandría. La Gran Biblioteca de Alejandría fue parte del Musaeum. Mientras que las estimaciones varían ampliamente, la biblioteca puede que haya contenido alrededor de 700.000 pergaminos, el equivalente a más de 100.000 libros impresos. La amalgama de tanto conocimiento escrito en un solo lugar constituía un gran avance en la manera en cómo la humanidad almacenaba y distribuía la información. 
Para las personas de hoy que han crecido con un acceso sin igual a la información gracias al Internet, es difícil comprender un mundo en el que la información estaba fuera del alcance. Pero a lo largo de gran parte de la historia, el conocimiento muchas veces se esfumaba sin ser escrito. Incluso cuando era escrito, la información usualmente estaba dispersa en distintos lugares o era inaccesible. 

En la Gran Biblioteca de Alejandría, gran parte del conocimiento colectivo de la humanidad de materias que van desde la medicina hasta la astronomía, podía ser encontrado en un solo lugar. Entre los escritos que podía revisar en la biblioteca estaban las historias, los tratados filosóficos, los trabajos literarios de poesía y prosa, y el Pinakes —que se cree que es el primer catálogo de biblioteca del mundo. Los filósofos y académicos iban a la ciudad, atraídos por la gran colección de información de la biblioteca y por la reputación de la ciudad como un centro intelectual. 
Alejandría fue fundada en 331 AEC, por el líder macedonio Alejandro Magno, quien estaba en medio de la conquista del Imperio Persa. Alejandro removió a los invasores quienes habían derrocado al último rey nativo del Egipto antiguo tan solo una década antes. Alejandro partió de Egipto unos meses después de fundar Alejandría, dejando a su virrey a Cleomenes a cargo. 
Luego de que Alejandro murió en 323 AEC, uno de sus subalternos, un general macedonio llamado Ptolomeo Lagides, tomó control de Egipto. Ptolomeo ejecutó a Cleomenes y se declaró faraón. Empezó lo que se llegó a conocer como la dinastía Ptolemaica e hizo de Alejandría su capital en 305 AEC. La familia Ptolemaica, a pesar de una tendencia aparentemente hereditaria hacia la obesidad excesiva y el letargo, logró mantenerse en el poder hasta 30 AEC. 

La población de la ciudad creció rápidamente hasta llegar a 300.000 personas. Alejandría se volvió un centro clave para la civilización helenistica. Siguió siendo la capital del Egipto Ptolemaico, así como también del Egipto Romano y Bizantino, durante casi un milenio (hasta la conquista musulmana de Egipto supervisada por el califato Rashidun en 641 EC). Alejandría también era la ciudad más grande del mundo antiguo, hasta que Roma eventualmente llegó a ser todavía más grande. 
Hoy Alejandría es la segunda ciudad más grande de Egipto. Es un importante centro económico y la ciudad más poblada sobre el Mar Mediterráneo. Tiene una población de más de 5 millones de personas. Alejandría es por lo tanto la sexta ciudad más grande del mundo árabe y la novena ciudad más grande en África. Debido a su importancia histórica, es un destino turístico muy bien frecuentado. También es un importante centro industrial debido a sus tuberías de gas natural y petróleo del Suez. 

Si fuese a navegar hacia Alejandría durante el tiempo de su aclamada biblioteca, le hubiese impresionado la imponente vista de una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. La Alejandría helénica era el hogar de uno de los sitios más impresionantes y famosos de la antiguedad, el Pharos o gran faro, que fue construido en tercer siglo EC. Con tan solo 330 pies de alto (y posiblemente más alto), el Pharos era más alto que la estatua de la libertad (305 pies) y que el icónico Cristo Redentor de Río de Janeiro (125 pies). Durante muchos siglos, el Pharos seguía estando entre las estructuras más altas construidas por el hombre en el mundo. Encima de la torre del faro, un fuego, que probablemente se mantenía encendido con aceite en lugar de madera, iluminaba el camino para los barcos que estaban ingresando al puerto de Alejandría. 
Si se acercaba navegando, hubiese visto surgir la ciudad de Alejandría en un istmo al lado opuesto de la pequeña isla sobre la cual yacía el Pharos. Hubiese visto la arquitectura clásica de la ciudad esparcida entre las líneas ordenadamente paralelas de las calles. Alejandría fue diseñada por el arquitecto Dinocrates de Rodas, utilizando un plano de calles con una cuadrícula hipodámica. Luego de atracar en el puerto y pisar la ciudad, hubiese visto una gran variedad de gente, con las tres etnias más comunes siendo los griegos, judíos y árabes egipcios. 

En otras palabras, la ciudad era cosmopolita y diversa. En el sureste de la ciudad estaba el Rhakotis —un asentamiento anterior a Alejandría que había sido absorbido por la ciudad. Estaba principalmente habitado por árabes. Algunos de los residentes árabes de la ciudad puede que hayan continuado usando faldas, túnicas y vestidos egipcios que habían sido comunes antes de la conquista de Alejandro Magno y del reino Ptolemaico. Sin embargo, muchos árabes urbanos adoptaron la vestimenta helenística como un símbolo del status social. El barrio judío en el noreste de la ciudad era el hogar de una de las comunidades judías urbanas más importantes del mundo en ese entonces. Durante la era de oro de la ciudad, Alejandría era tolerante de las diferencias religiosas. Los alejandrinos judíos incluían al historiador Artapanus de Alejandría, Demetrius el cronógrafo, y al dramaturgo conocido como Ezequiel el Tragedista. 
El Brucheum era el próspero barrio griego o real de Alejandría y era allí que se podía ver la arquitectura más grandiosa de la ciudad. La mayoría de las personas allí hubiesen portado vestimentas griegas como el quitón griego, o versiones sumamente helenizadas de la vestimenta tradicional de Egipto. En el Brucheum hubiese visto magníficos templos honrando las deidades griegas —de manera destacada Poseidón, el dios del mar. Alejandría era, después de todo, una ciudad costera que dependía del comercio marítimo. El Brucheum también contenía un teatro, y hubiese visto a los asistentes al teatro caminando por ahí, discutiendo las últimas obras. Alejandría tenía un animado ambiente artístico. La ciudad era famosa por sus animadores profesionales, “una combinación de mimos y bailadores”, así como también poetas y dramaturgos. 

Dentro del terreno del palacio real en el Brucheum, hubiese encontrado el Musaeum y la Biblioteca —dos edificios maravillosamente decorados en un campus de edificios arquitectónicamente complejos rodeados de jardines en florecimiento. El edificio del Musaeum incluía una pasarela peatonal techada y un comedor comunal grande, donde los académicos cenaban e intercambiaban pensamientos. El Musaeum también contenía salones de exhibiciones (de las cuales derivamos el sentido moderno del “museo”), habitaciones privadas para estudiar, salones de conferencias, barrios residenciales para los académicos, y teatros para las presentaciones en vivo. La Gran Bibioteca consistía de repisas más repisas de pergaminos de papiro. 
El Musaeum probablemente fue fundado por el primer rey Ptolemaico, Ptolomeo Soter I, quien se piensa que confió la creación del Musaeum y la Gran Biblioteca a Demetrius de Phaleron —un otrora político ateniense, que había caído del poder en su ciudad-estado natal, y buscó refugio en la corte de Ptolomeo. Una carta que sobrevive desde el segundo siglo AEC revela que la nueva institución fue pensada como una biblioteca universal que contendría todo el conocimiento escrito del mundo:
“Demetrius…tenía a su disposición una gran presupuesto para reunir, de ser posible, todos los libros en el mundo…como mejor pudo, él llevó a cabo el objetivo del rey”.
La biblioteca pronto compiló todo el cuerpo de la literatura griega, incluyendo los “libros de Aristóteles”, junto con varios textos en otros idiomas tales como el egipcio. Los académicos del Musaeum produjeron muchos trabajos nuevos para agregar a las repisas. 

El Musaeum era una institución de investigaciones con más de mil académicos viviendo y trabajando en el complejo en cualquier momento. Los académicos del Musaeum eran empleados asalariados, quienes estaban motivados, en parte, mediante incentivos monetarios. Encima de sus salarios, por ejemplo, recibían alojamiento y comida gratuita, y no pagaban impuestos. Su experiencia abarcaba varias disciplinas. Una habitación en el Musaeum estaba dedicada al estudio de la anatomía; otra área estaba dedicada a la astronomía, y así sucesivamente. Una escuela médica famosa también se estableció en el Musaeum, donde Galeno estudiaría siglos después. Los pergaminos de papiro en la Gran Biblioteca probablemente presentaban una crónica de todo desde los desordenes mentales hasta las enfermedades del intestino, desde la cirugía hasta la fijación de huesos y la odontología e incluso la elaboración de dientes postizos. 
Fue gracias a la Gran Biblioteca que los académicos del Musaeum fueron capaces de lograr tanto. La biblioteca hizo de Alejandría la capital mundial de la información, atrayendo muchas de las mentes más brillantes de la época. En Alejandría, el astrónomo Aristarchus (aproximadamente 310 AEC-230 AEC) teorizó que la tierra gira alrededor del sol. Lo hizo 1800 años antes que Copérnico. El médico Herophilus (325 AEC-255 AEC) identificó por primera vez el cerebro como el órgano que controla el movimiento del cuerpo. El sacerdote egipcio Manetho (principios del tercer siglo AEC) realizó la crónica de los faraones de Egipto y organizó la historia egipcia en dinastías que todavía son utilizadas hoy por los historiadores. El poeta Calímaco (aproximadamente 305 AEC-240 AEC) elaboró una lista de los textos contenidos en la biblioteca, los cuales estaban organizados por mataría y autor, creando así el primer catálogo de biblioteca y siendo el padre de la ciencia de las ciencias bibliotecarias.

El inventor y matemático Arquímedes (287 AEC-212 AEC) estudió en Alejandría y también puede haber dado clases ahí. Mientras que se bañaba, Arquímedes se dio cuenta de que el agua desplazada podría ser utilizada para medir el volumen de un objeto. Se dice que gritó ¡Eureka! (“¡lo he encontrado!” en griego), saltó de su tina sin molestarse con vestirse, y corrió por las calles para anunciar su descubrimiento. El geógrafo Eratóstenes (cerca de 276 AEC-194 AEC) también dio clases en Alejandría y realizó su pionero cálculo de la circunferencia de la tierra en esa ciudad. Él fue el fundador de la cronología, la primera persona que calculó la inclinación del eje de la tierra, y el creador de la primera proyección del mundo en mapa (en cartografía, una proyección de un mapa es un método preciso de mostrar la superficie del globo en un plano horizontal mientras que se mantiene la precisión). El fundador de la sub-disciplina matemática de la geometría, Euclides (nacido cerca de 300 AEC) dio clases en Alejandría también. Posteriormente, el ingeniero y matemático Hero (también llamado Herón, 10 EC-70 EC), apodado “el gran experimentador de la antigüedad”, vivió y trabajó en Alejandría también. Allí el inventó el aeolipile —el primer dispositivo que se sabe que transformaba el vapor en una moción rotativa (en ese entonces, la turbina de vapor era tratada como una curiosidad divertida y sin ningún propósito práctico).

La Gran Biblioteca y el Musaeum estaban abiertos a académicos de todas las culturas y pasados. Unos siglos después de ese periodo que nos concierne, una de las primeras académicas registradas en la historia, la filósofa y matemática Hipatía (nacida entre 350 y 370 EC y muerta 415 EC) trabajaría en Alejandría. Tanto a las mujeres como a los hombres se les permitía estudiar los textos en la Gran Biblioteca.
Mientras que otras ciudades habían construido bibliotecas antes, Alejandría fue pionera en la idea de hacer una biblioteca universal de una escala nunca antes lograda. Las bibliotecas y los archivos se mantuvieron en muchas ciudades en varias civilizaciones antiguas, incluyendo Egipto, Mesopotamia, Siria y Grecia. Sin embargo, aquellas instituciones más antiguas eran limitadas en su envergadura, tradicionalmente solo contenían conocimiento local o cubrían una materia en particular, y eran principalmente dirigidas a la conservación de determinada tradición o legado cultural.

La idea de una biblioteca universal, como aquella de Alejandría, demostró cambiar el juego. La biblioteca de Alejandría contenía trabajos que comprendían prácticas lejanas. Para dar un ejemplo, incluía los pergaminos que describían al budismo, el cual llegó a la biblioteca como resultado del intercambio diplomático entre Ashoka de la India y Ptolomeo II Philadelphus. Alejandría inspiró a otras ciudades para que estas crearan “bibliotecas universales” rivales, tales como la Biblioteca Pergamum en la actual Turquía. 
La Gran Biblioteca eventualmente fue destruida. La estructura principal de la biblioteca probablemente fue quemada en 48 AEC, cuando el último gobernador, Ptolomeo XIII, realizó un ataque en contra de su esposa, hermana y co-gobernadora Cleopatra y su amante, el dictador romano Julio César. El edificio secundario de la biblioteca, en el templo de Serapeum, que fue agregado a la primera biblioteca cuando en esta ya no cabían más pergaminos, puede que haya sobrevivido hasta el cuarto siglo, cuando el emperador bizantino Theodosius I ordenó la demolición de todos los templos paganos. 
Por buscar reunir todo el conocimiento registrado en el mundo en un solo lugar y hacerlo accesible a los académicos de todas partes del Mediterráneo, Alejandría durante el tercer y segundo siglos AEC es merecidamente nuestro octavo Centro de Progreso. Alejandría fue pionera en el concepto de una biblioteca universal. Mucho después de que dejó de operar la Gran Biblioteca de Alejandría, las personas continuaron expandiendo la acumulación del conocimiento humano, y el acceso a este, eventualmente culminando en herramientas como Google y Wikipedia. Hoy, muchos de nosotros cargamos las llaves de una biblioteca que es infinitamente más voluminosa que aquella de Alejandría—en nuestros bolsillos en la forma de teléfonos inteligentes.

Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 30 de julio de 2020.

Centros de Progreso, 
Chelsea Follett destaca la importancia de la Roma antigua como un “Centro de Progreso”, por haber demostrado el potencial que tenía un sistema de caminos completo, eficiente y duradero para hacer más eficiente los viajes, el transporte de productos y de mensajes.
Hoy presentamos la novena edición de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org, denominada “Centros de Progreso”. ¿Dónde se da el progreso? La historia de la civilización es, de muchas maneras, la historia de la ciudad. Es la ciudad la que ha ayudado a crear y definir el mundo moderno. Esta columna proveerá una breve introducción a los centros urbanos que fueron los sitios de grandes avances en la cultura, la economía, la política, la tecnología, etc.

Nuestro noveno Centro de Progreso es la Roma antigua durante sus periodos Republicano e inicios del Imperio, cuando los romanos construyeron proyectos de infraestructura que eran, en ese entonces, sin precedente por su sofisticación. Esos proyectos iban desde acueductos hasta alcantarillado y puentes, anfiteatros y baños públicos. Las viae romana (“vías romanas”) o la red romana de caminos, en particular, constituían un gran avance. Mientras que fueron construidos en parte para facilitar la transportación de soldados y la entrega las provisiones militares, los caminos ayudaron de manera importante el movimiento libre de civiles y bienes del comercio. Los romanos fueron pioneros de conceptos nuevos como los marcadores de distancias, los estudios topográficos avanzados, y varias maravillas de la ingeniería, como los viaductos, para generar las rutas más cortas y rectas posibles. 
Mientras que los romanos no inventaron los caminos —una innovación de la Era de Bronce— los romanos mejoraron de manera significativa el concepto y el potencial de los caminos. Tan temprano como desde 4.000 AEC, la más antigua Civilización del Valle del Indo creó calles pavimentadas y rectas que se interceptaban entre sí en ángulos derechos. Pero la mera escala de la posterior red romana de caminos y la implementación de varias innovaciones importantes alterarían para siempre la manera en que la gente viaja. 
Hoy, damos por hecho los sistemas avanzados de caminos, pero los caminos confiables alguna vez fueron una rareza, y muchos viajes, por supuesto, se realizaban sin ningún camino. Al hacer los viajes más rápidos y fáciles, los caminos romanos aumentaron considerablemente la eficiencia de transportar productos del comercio, personas y mensajes. El sistema romano de caminos aumentó la tasa de intercambio cultural y alentó las conexiones que ayudaron a unificar al Imperio Romano —un crisol de diferentes culturas, creencias e instituciones. 

Las principales vías dentro del sistema romano de caminos, tradicionalmente estaban pavimentadas con piedra y rodeadas de caminos de herraduras o caminos para caballos y caminos para peatones que separaban los distintos tipos de tráfico. Las carreteras muchas veces estaban inclinadas para que el agua de las lluvias se drene hacia canales paralelos de drenaje o alcantarillas. En el pico de la fuerza e influencia de Roma, las provincias del Imperio estaban interconectadas por 372 grandes caminos, y no menos de 29 vías importantes desde la ciudad de Roma. A esto se debe la expresión popular, “Todos los caminos conducen a Roma”. 
Hoy, Roma es la ciudad capital de Italia y la ciudad más popular del país para el turismo. También es un importante centro de negocios en Europa y la sede de varias agencias de las Naciones Unidas. Adicionalmente, es el hogar del Papa, también conocido como el Arzobispo de Roma, quien es la cabeza de la Iglesia Católica. Ubicada en la porción central-occidental de la Península Italiana, Roma está entre las ciudades más viejas y continuamente ocupadas de Europa. Muchos historiadores consideran que es la primera ciudad imperial y verdadera metrópolis del mundo. Entre los apodos de la ciudad se incluyen la Ciudad Eterna (“Urbs Aeterna” en Latín; “La Città Eterna” en el italiano moderno) y “Caput Mundi” (Latín para la Capital del Mundo). 

La tradición sostiene que Roma fue fundada en 753 AEC, aunque el área era probablemente estaba habitada desde antes. Según la leyenda, la hermana del gobernador de Alba Longa, una ciudad latina del centro de Italia, dio a luz a dos hermanos gemelos que eran probablemente hijos de Marte, el dios romano de la guerra. El gobernante vio a los recién nacidos como una amenaza a su reino y obligó a su hermana a abandonarlos. Los hermanos gemelos, Romulus y Remus, fueron supuestamente amamantados por una loba y adoptados por un pastor. Crecieron hasta llegar a liderar una rebelión exitosa en contra de su tío y reinstalar a su padre como rey. Luego de hacerlo, regresaron a los cerros (esto es, los famosos Siete Cerros de Roma), donde decidieron construir una ciudad. Un desacuerdo acerca de la ubicación precisa de la ciudad (se dice que Romulus hubiese preferido el Cerro Palatino y Remus el Cerro Aventino) condujo a Romulus a matar a su hermano. Luego de la fundación de Roma, Romulus reinó sobre ella como su primer rey. 
La historia romana antigua está típicamente dividida en tres eras basadas en la estructura de gobernanza evolutiva de la ciudad: el Periodo de los Reyes (625-510 AEC), la Roma Republicana (510-31 AEC), y la Roma Imperial (31 AEC-476 EC). En concordancia con el mito de ser fundada por el hijo del dios de la guerra, a lo largo de gran parte de la historia, Roma estuvo en un estado de conflicto. Sirvió como la ciudad capital de un sistema gubernamental que muchas veces buscó expandir su territorio. En su pico máximo, el Imperio comprendía un área de casi 2 millones de millas cuadradas. Contenía los territorios actuales de España, Portugal, Francia, Bélgica, partes de Alemania, Inglaterra, Gales, gran parte de Europa Central y Sudeste, Turquía, partes de Siria, y un territorio grande a lo largo de la costa del norte de África, incluyendo una porción sustancial de Egipto. 
Para respaldar su expansionismo, los romanos eventualmente formaron una gran armada élite y profesional. Motivados en parte por la necesidad de trasladar a sus soldados a través de grandes distancias, los romanos crearon su extensa red de caminos, restos de estos todavía son visibles a lo largo de gran parte de Europa y partes del norte de África y Oriente Medio. No fue hasta la red de caminos del Imperio Inca, mil años después, que habría un sistema complejo de caminos (La red romana era el doble de largo en millas que el sistema de caminos de los Incas). 

El primer camino importante construido por los romanos fue la Vía Appia, la cual conectaba la ciudad de Roma con Capua, en la esquina noreste del valle de la Campania. La construcción de la Vía Appia empezó en 312 AEC, durante le periodo Republicano cuando Roma fue gobernada por un senado no electo y por funcionarios llamados cónsules (debería notarse que el sistema republicano de la ciudad era oligárquico, con unas pocas familias ricas manteniendo gran parte del poder, y no una democracia). 
Alrededor del año 244 AEC, el camino fue extendido hasta llegar más allá de Capua y hasta llegar a Brindisi, una ciudad puerto en el Mar Adriático, ubicada en la región de Apulia en el sureste de Italia. Las alabanzas a la Vía Appia eran cantadas por los poetas Horacio y Statius, quienes la llamaban longarum regina viarum, o “reina de los caminos de larga distancia”. Como la mejor ruta hacia los puertos del sureste de Italia, y por lo tanto una importante puerta de entrada a Grecia y el Mediterráneo Oriental, la Vía Appia era de una importancia estratégica tremenda. 
Mientras que la Vía Appia primero fue construida para acelerar la entrega de provisiones militares durante las Guerras Samnitas, demostró ser la primera de una serie de vías con una importancia que iba mucho más allá de los usos militares. Si hubiese visitado Roma unos cuantos siglos después, durante la era del César Augusto —el sobrinonieto e hijo adoptado de Julio César, quien hizo una aparición en una edición anterior de Centros del Progreso— cuando la red de caminos estaban ya bien establecida, hubiese entrado a la pujante ciudad capital de un imperio de largo alcance, conectado por las viae Romanae. 

Augusto se aprovechó del creciente cinismo hacia la República, que llegó a ser vista cada vez más como corrupta, para tomar el poder absoluto. Pretendió que no era rey, tomando el título en cambio de “Primer Ciudadano”. Augusto compró el respaldo de la gente a través de la expansión del sistema de bienestar romano —el cual eventualmente llegaría a niveles insostenibles. También estableció una serie de leyes morales bizarras, sexistas, y draconianas (para el ojo moderno) conocidas como Leges Juliae, las cuales legalizaron el asesinato de aquellos sospechosos de haber cometido adulterio en muchos casos y presionaba a que las viudas se volviesen a casar. Las leyes fueron mal recibidas y duraron poco tiempo. 
Sin embargo, el reino de Augusto vio el inicio de una era de relativa paz conocida como Pax Romana, en la cual Roma evitó involucrarse en una guerra importante durante casi dos siglos, aunque continuó guerras de pequeña escala para asegurar su expansión. Beneficiándose de una paz relativa, así como también de una red excepcional de comercio ayudada por los caminos del Imperio Romano, la ciudad de Roma creció y prosperó. Como un visitante, le hubiese maravillado la imponente arquitectura de sus edificios masivos y las bulliciosas multitudes de diversos individuos que se movían a través de sus calles, tradicionalmente vestidos en túnicas. Los hombres usaban túnicas que llegaban hasta la rodilla llamadas quitones y, algunas veces, togas. Las mujeres usaban túnicas que llegaban hasta el tobillo y, algunas veces, estolas de madera, como aquella que la Estatua de la Libertad porta, amarrada en su hombro. 

Como todas las civilizaciones antiguas, los romanos practicaban la esclavitud, y muchas personas, incluso en posiciones de alta preparación, tales como los contadores y médicos, eran esclavizados. Una persona moderna también se hubiese horrorizado con el grado de pobreza en la ciudad. Pero para su era, Roma estaba entre los lugares más ricos del mundo. La ciudad de Roma en sí misma contenía alrededor de 1 millón de residentes en ese entonces o estaba al menos muy cerca de llegar a ese número. Aquello constituyó una población urbana que no fue igualada nuevamente en cualquier ciudad europea hasta el siglo 19. Mientras que eso es alrededor del mismo tamaño de población que la actual ciudad de San José en California, era en ese entonces una metrópolis de una magnitud sin igual. 
En el centro de la ciudad estaba el Foro Romano, una plaza rectangular recubierta de mármol travertino rodeada de varios edificios significativos. Los romanos se referían a este lugar como el Foro Magno, o simplemente “el Foro”. Originalmente el mercado de la ciudad, el Foro se volvió el centro cívico de la ciudad durante la era Republicana. Era el lugar de las reuniones públicas, sesiones de cortes legales, y luchas gladiatorias, y permaneció rodeado de tiendas que formaron un mercado abierto al aire. En el periodo que nos concierne, el principal rol del Foro estaba empezando a cambiar para servir como un centro para espectáculos y ceremonias religiosas y seculares. También era el punto final de los desfiles militares de celebración o las procesiones conocidas como Triunfos. 

Entrando al Foro en 20 AEC, usted hubiera presenciado la construcción del Milliarium Aureum o Miliario de Oro. El Miliario de Oro era un monumento importante, probablemente medía menos de 12 pies de alto y estaba construido de un mármol que posiblemente estaba revestido de bronce dorado. Se encontraba cerca del prominente Templo de Saturno en el bullicioso Foro central. El monumento era el punto medio simbólico y práctico del sistema romano de caminos. Todos los caminos se consideraba que empezaban en el Miliario de Oro, y todas las distancias en el Imperio Romano eran medidas en relación a ese monumento. Hasta hoy, una estructura de mármol que se consideraba que era la base del monumento se puede ver en Roma. 
La ceremonia de dedicación del monumento hubiese sido un evento emocionante, quizás involucrando fiestas, grandes discursos, y una gran multitud. El Miliario de Oro representaba el logro de conectar gran parte del mundo a través de una red de caminos confiables —permitiendo los viajes, el transporte de productos, y la entrega más veloz de mensajes. 
Mientras que la mayoría de los caminos eran sinuosos e irregulares y construidos para acomodar obstáculos naturales, los romanos se enorgullecían de crear caminos rectos. En lugar de tener caminos que rodeaban los obstáculos naturales, los ingenieros romanos encontraron formas de continuar hacia adelante mediante la construcción de puentes, túneles, o viaductos. También drenaban los pantanos, cortaban bosques, o desviaban el curso de riachuelos cuando era necesario.

Antes de que un camino fuese construido, estudios extensos se realizaban para encontrar la ruta más corta y directa posible entre dos puntos y para determinar qué logros de ingeniería se requerirían para abordar cualquier obstáculo en el camino. Un topógrafo se aseguraba de que la tierra estuviera nivelada y sugería un camino marcándolo con estacas de madera. Él hubiese utilizado una herramienta llamada “groma” (una cruz de madera con pesos) para asegurarse de que las líneas estaban rectas. Una vez que el camino estaba decidido, los romanos crearían bancos de tierra llamados “aggers” sobre los cuales colocaban el material del camino, y cavaban una zanja de cada lado como drenaje. 
Los caminos algunas veces eran construidos en varias capas, con bloques de piedra sobre piedra triturada o gravilla en cemento, encima de losas de piedra (también en cemento), que a su vez estaban encima de roca triturada y todo eso sobre una capa base de arena o tierra compactada. Estas capas le daban a los caminos romanos su longevidad. Mientras que otros camino rápidamente se desgastaban hasta convertirse en caminos enlodados, los caminos romanos duraban siglos e inclusos milenios. Los romanos también establecieron un sistema de marcadores regulares de la distancia y estandarizaron el ancho de los caminos. Además, experimentaron con los caminos con surcos para asistir con el transporte de vagones con ruedas y de cuadrigas. 

Roma sigue siendo mejor conocida por su influencia histórica, incluyendo su Imperio de largo alcance y su ferviente rechazo de la monarquía durante la era Republicana. Esto último luego inspiraría a los Padres Fundadores de EE.UU. Los proyectos romanos de infraestructura de los días del Imperio dejaron una marca permanente en el mundo, la cual es irónicamente resumida en una escena de la clásica película británica de comedia en la cual una reunión de personas que planean una rebelión en contra de los romanos sin embargo conceden que los romanos crearon unos grandiosos acueductos, caminos, etc.
Todavía se usan los baños públicos romanos en Algeria, dos milenios después de ser construidos, y en un anfiteatro romano en Francia, el Arena de Nîmes, todavía se realizan conciertos en vivo. En la misma Roma, una sección de la Cloaca Maxima (la “Gran Alcantarilla”), que data desde el periodo de Augusto, todavía se usa. Pero fueron los caminos romanos los que probablemente dejaron la marca más grande de todas. Hasta el día de hoy, muchos de estos caminos sobreviven, y algunos de sus alineamientos todavía se usan —estando los caminos modernos sobre las rutas originales. Por ejemplo, partes del sistema de carreteras de Gran Bretaña sigue las viejas rutas romanas —tales como las 18 millas de la sección de la carretera A1 que conecta Dishforth con Catterick. Mientras que ya no es cierto que “todos los caminos conducen a Roma”, como dice el dicho, muchos todavía lo hacen. 

Por tomar el concepto de un camino y llevarlo a nuevas alturas, por crear la red más grande de caminos del mundo antiguo, y demostrar la posibilidad de un sistema de caminos tan completo, eficiente y duradero, Roma es con justa razón nuestro noveno Centro de Progreso. Varios caminos romanos, en áreas que van desde Europa Occidental hasta el Norte de África, todavía están en uso hoy. Roma le mostró al mundo el potencial de los caminos para aumentar la eficiencia de los viajes, de la transportación de productos y de la entrega de información. 

Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 13 de agosto de 2020.

Centros de Progreso, 
Chelsea Follett destaca la importancia de la ciudad Chang'an en la era de la dinastía china Tang, la cual era la última parada en la Ruta de Seda y era en ese entonces era una de las ciudades más prósperas y pobladas del mundo.
Hoy presentamos el décimo artículo de una serie publicada por HumanProgress.org denominada “Centros de Progreso”. ¿Dónde se da el progreso? La historia de la civilización es de muchas maneras la historia de la ciudad. Es la ciudad la que ha ayudado a crear y definir el mundo moderno. Esta serie proveerá una breve introducción a los centros urbanos que fueron los sitios de grandes avances en la cultura, la economía, la política, la tecnología, etc. 

Nuestro décimo Centro de Progreso es Chang’an en la era de la dinastía Tang, la parada más al este de la Ruta de la Seda, que en algún momento fue la ruta comercial más larga del mundo. Muchos historiadores consideran la dinastía Tang (618 a 907 EC) como un punto alto de la civilización china —una era de oro de cultura cosmopolita. La capital Chang’an de la dinastía Tang estaba entre las ciudades más prósperas y pobladas del mundo, con más de un millón de habitantes hacia el fin de la dinastía. Mientras que muchos lugares destacados como Centros del Progreso debían su prosperidad al menos en parte a un comercio robusto, tal vez ninguna ciudad en el mundo antiguo caracterizó de mejor forma los efectos enriquecedores del comercio que Chang’an. 
La Ruta de la Seda enlazó a muchas civilizaciones, tales como el Imperio Romano y el Imperio Chino. Las grandes caravanas de comerciantes viajando a lo largo de la Ruta de la Seda realizaban un comercio temprano de telas como la seda y la lana, metales preciosos como el oro y la plata, y otros productos. La Ruta de la Seda tenía 4.000 millas de largo y llevó al comercio internacional y el intercambio cultural a nuevas alturas, conectando al Este y el Oeste. Fue en la Ruta de la Seda que el Este y Oeste intercambiaron no solo productos sino también ideas. Como tal, la Ruta de la Seda también fue la red de comunicación a larga distancia más importante del mundo. 

Chang’an se encontraba en un área central de la actual ciudad de Xi’an (“Paz Occidental”). Xi’an es la capital de la provincia de Shaanxi en el noreste de China. Con más de 12 millones de personas, Xi’an es la ciudad más poblada en el noreste de China y ha sido denominada como una mega-ciudad o megalópolis china emergente. El centro urbano sigue siendo famoso por ser una de las ciudades más antiguas en China y el llamado punto de inicio de la Ruta de la Seda. También es el hogar de la famosa “Armada de Terracotta”, una colección de miles de estatuas de soldados enterrados con el primer emperador de China para cuidarlo en el más allá. 
Chang’an, que significa “Paz perpetua”, fue la capital antigua de más de diez dinastías en la historia china. Su nombre es apropiado, dado su papel significativo en la historia comercial porque la paz es un requisito para que dos países puedan comerciar entre sí —el intercambio no violento de productos. El primer emperador de China ordenó construir su mausoleo, lleno de soldados de terracotta, y esto se hizo entre 246 y 208 AEC, un poco al este de donde aparecería Chang’an. La fecha tradicional dada para fundación de Chang’an es 202 AEC, a principios de la dinastía Han, cuando el emperador fundador de la dinastía eligió ubicar su capital allí. Él mandó a construir un palacio en Chang’an que estuvo entre los más grandes que se habían construido en la tierra, comprendiendo 1.200 acres. Estaba adecuadamente nombrado Palacio Weiyang (“Palacio Sin Fin”), y sobrevivió hasta fines de la dinastía Tang.

Una red compleja de rutas comerciales emanando de Chang’an y extendiéndose hacia el corazón de Asia Central primero empezó a surgir entre el segundo siglo AEC y el primer siglo EC. La Ruta de la Seda llegó a su pico entre 500 y 900 EC, permitiendo un comercio de productos valiosos a gran escala y a larga distancia. La gran caravana seguía el camino de la Gran Muralla China hacia el noreste, evitaba el Desierto Taklamakan, cruzaba las montañas Pamir en Tayikistán, atravesaba Afganistán, y continuaba hacia el Levante donde la mercadería viajaba por barco a través del Mar Mediterráneo. Muy pocos comerciantes hicieron el viaje a través de toda la Ruta de la Seda. En cambio, los productos eran trasladados a lo largo de una progresión espaciada, con casi todos los comerciantes actuando como intermediarios que solo viajaban a lo largo de una sub-sección de la Ruta de la Seda. La Ruta de la Seda deriva su nombre de uno de los productos más preciados que se vendían a lo largo de la ruta.
Cada primavera, la ciudad de Chang’an tenía una ceremonia imperial de producción de seda. La gente de la corte preparaban la seda fina, estirando y planchando la tela recientemente tejida hasta que esta lograse la perfección. Existe una pintura famosa de las mujeres en la era de la Dinastía Tang preparando la seda durante la ceremonia (Se puede ver una réplica de esa pintura que data de la más tardía Dinastía Song en el Museo de Artes de Boston). Mientras que Chang’an era famoso por sus exportaciones de seda, la Ruta de la Seda era un conducto a través del cual fluía mucho más que seda. Las exportaciones chinas también incluían papel, vino de arroz, perfumes, alcanfor y medicinas. Pero las importaciones eran lo que hacía de la vida en Chang’an algo vibrante. 

Si pudiera visitar Chang’an en los mejores días de la Ruta de la Seda, entraría en una ciudad cosmopolita floreciente con lo mejor de distintas culturas en medio de una atmósfera similar a la de un festival. En las calles de Chang’an, los desfiles de artistas presentaban obras de Sogdiana, una civilización iraní antigua, ante multitudes que celebraban. Las calles mostraban todo tipo de actos en ruta, incluyendo shows de magia desde lugares tan lejanos como Roma. Bailadores de muchos lugares, incluyendo a un grupo conocido de Tashkent en el Uzbekistán actual, se presentaban en las bulliciosas tabernas de Chang’an. En medio de la arquitectura elaborada de la ciudad, hubiese visto maravillosos templos y la elevada Pagoda Dayan (todavía en pie) que contenía una biblioteca budista con escrituras de la India. El mercado repleto (ahora un museo) tenía novedosos productos traídos por las caravanas de comerciantes extranjeros, incluyendo alfombras de Persia, marfil de Tailandia, especias de la India, y vidrio romano. Alrededor de la ciudad, hubiese encontrado a diversas personas y escuchado muchos lenguajes distintos. 
Enriquecida por el comercio, Chang’an floreció y se convirtió en el sitio de una serie de palacios preciosos construidos por el emperador para mostrar la prosperidad de su imperio. La corte del emperador era conocida por sus muchos cientos de bailadores, y la corte también mantenía al menos nueve distintos grupos musicales. Cada grupo se especializaba en un estilo musical distinto, provenientes de varias tierras. Los músicos utilizaban instrumentos importados como los platillos de la India y los tambores laqueados de Kucha —un reino budista antiguo ubicado dentro de la Ruta de Seda. Según la Enciclopedia Brittanica, “uno puede sentir en la cultura musical Tang un internacionalismo no igualado hasta mediados del siglo XX, cuando las radios y los fonógrafos proveyeron a sus propietarios los placeres de un rango igual de diverso de opciones”.

No todos apreciaban los frutos del intercambio cultural. El poeta del siglo octavo y funcionario del gobierno Yuan Zhen, que consideraba a las personas no-chinas “bárbaras”, lamentaba la presencia de personas y prácticas extranjeras en China. Él se quejaba de una supuesta contaminación del aire creada por los extranjeros, denunciaba a las mujeres chinas que usaban maquillaje importado, y se quejaba de los artistas que se dedicaban a los estilos musicales extranjeros. Mientras escribía esas palabras en conexión a su ciudad natal de Luoyang, los efectos del intercambio cultural hubiesen sido todavía más pronunciados en Chang’an:
“Desde que…los bárbaros occidentales levantaron humo y polvo, la gente apesta a pulgas, fieltro, y la carne de carnero ha penetrado Luoyang. Nuestras mujeres se han vuelto esposas bárbaras y aprendido a aplicarse su maquillaje, mientras que las niñas que cantan ofrecen canciones bárbaras y se enfocan en la música bárbara” (Nótese que para Yuan Zhen, “Occidental” significaba cualquier cosa más allá de la Muralla China). 
No solo la Ruta de la Seda enriqueció la escena artística, sino que también introdujo muchas ideas nuevas en la ciudad. Varias filosofías y religiones llegaron a China a través de la Ruta de la Seda, notablemente el Budismo de la India. La gente de Chang’an también se familiarizó con la Cristiandad Nestoriana de Siria, el zoroastrismo y el maniqueísmo de Persia, el judaísmo y el Islam se esparció a través de los comerciantes árabes. Los musulmanes construyeron la Gran Mezquita en 742 EC. Durante un tiempo, la diversidad de pensamiento floreció, y la ciudad fue conocida por su tolerancia de diferencias religiosas y filosóficas. 

Sin embargo, conforme la dinastía Tang empezó a decaer, la xenofobia y la intolerancia religiosa aumentó. Además, conforme Chang’an se enriqueció, desafortunadamente, se volvió el objetivo de ataques militares, y la ciudad se volvió inestable. La ciudad fue capturada por fuerzas rebeldes lideradas por un general llamado An Lushan, en 756 EC, pero fue retomada por la dinastía Tang el siguiente año. En 763 EC, los invasores del Imperio Tibetano brevemente ocuparon Chang’an, y una alianza del Imperio Tibetano brevemente ocupó Chang’an, y una alianza del Imperio Tibetano y los Uyghur Khaganate nuevamente atacaron la ciudad en 765 EC. Las tensiones dieron lugar a dos notables masacres de comerciantes de la Ruta de la Seda, liderada por una armada de rebeldes anti-Tang —Tian Shengong y Huang Chao, respectivamente. La primera masacre en Yangzhou (760 EC), seguida de la masacre en Guangzhou (879-879 EC). Ambas masacres involucraban la matanza de más cientos de miles de comerciantes árabes y persas. Entre las víctimas habían musulmanes, judíos, cristianos y zoroastros. 
Una serie de rebeliones, incluyendo aquella liderada por Huang Chao mencionada anteriormente, terminó demostrando ser devastadora para la dinastía Tang. Huang Chao saqueó Chang’an en 881 EC. Aunque las fuerzas Tang eventualmente fueron capaces de suprimir esa rebelión y recuperar el control de la ciudad, la dinastía nunca se recuperó totalmente y pronto fue removida. Más inestabilidad política en otras áreas del mundo provocada por la perdida de varios territorios romanos en Asia y el auge del poder Árabe en el Levante hicieron de la Ruta de la Seda un camino cada vez menos seguro. Por lo tanto, el comercio a lo largo de la ruta cayó de manera precipitada. 

Sin embargo, los siglos 13 y 14, el Imperio Mongol trajo la Ruta de la Seda de vuelta a su uso común. Fue entonces que el escritor y comerciante Marco Polo hizo su famoso viaje desde Venecia hacia China. La Ruta de la Seda personificaba no solo el potencial del comercio de mejorar las vidas y crear prosperidad, sino también de los retos que vienen con la interconexión global, como el potencial de conflictos culturales y el esparcimiento de enfermedades contagiosas. A mediados del siglo 14, la Ruta de la Seda ayudó a esparcir la bacteria responsable de la pandemia de la Peste Negra desde Asia hacia Europa. 
Quizás ninguna ciudad fue más emblemática de la Ruta de la Seda que Chang’an. La ciudad es muchas veces llamada el “punto de partida” de la Ruta de la Seda. Esto es debido a su status como la parada más al este a lo largo de la ruta del comercio y como el punto de origen de gran parte de aquello que le dio nombre: la seda. El comercio trajo a Chang’an una riqueza cultural y económica e hizo de esta ciudad una de las ciudades más impresionantes y cosmopolitas de su época. Por su conexión vital con la Ruta de la Seda, la cual expandió considerablemente el intercambio internacional de productos e ideas, Chang’an en la era de la dinastía Tang es merecidamente nuestro décimo Centro del Progreso. Hoy, el comercio global y cultural han llegado a alturas que los comerciantes de la Ruta de la Seda no se hubieran podido imaginar. Mientras que los retos tales como las pandemias siguen siendo parte de la globalización, el comercio y el intercambio continúan enriqueciendo nuestras vidas de forma inmensurable.

Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 30 de septiembre de 2020.

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