EL Rincón de Yanka: LIBRO "LA CIVILIZACIÓN HISPÁNICA, EL ENCUENTRO DE DOS MUNDOS" 🌎🌍

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lunes, 26 de agosto de 2019

LIBRO "LA CIVILIZACIÓN HISPÁNICA, EL ENCUENTRO DE DOS MUNDOS" 🌎🌍


«La Civilización Hispánica, 
el encuentro de dos mundos»
Borja Cardelús

El descubrimiento, conquista, evangelización y civilización de América por España, es uno, si no el mayor, de los hitos históricos de la Humanidad. Nunca suficientemente loado y ensalzado por los propios españoles, ha sido denostado hasta el ridículo. Por eso es necesario volver a poner las cosas en su sitio. Por eso la importancia de aportaciones tan documentadas, certeras y lúcidas como la del insigne escritor Borja Cardelús que aquí ofrecemos.
Borja Cardelús y Muñoz-Seca, persona polifacética dentro del mundo de la ciencia y la cultura, estudió en el prestigioso Colegio de Nuestra Señora del Pilar de Madrid. Se licenció en Derecho y en Ciencias Económicas, e ingresó por oposición en el Cuerpo Técnico de la Administración Civil del Estado, siendo destinado a Presidencia del Gobierno. 
Ha sido delegado del Gobierno español en el Centro Internacional de Formación en Ciencias ambientales, vicepresidente del comité MAB español (Man and Biosphere) de la UNESCO, secretario de Estado de Medio Ambiente durante el Ejecutivo de José María Aznar y miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), entre otros cargos.

Atesora una larga trayectoria como escritor y director de documentales para televisión. Siendo una de sus grandes especialidades la divulgación de la Naturaleza y el Medio Ambiente ha cultivado, entre otras muchas facetas, la historia de España. En esta ocasión nos habla de su libro "La Civilización Hispánica, el encuentro de dos mundos".

¿Por qué un libro sobre la civilización hispana?
Porque a estas alturas, 500 años después de la creación de toda una Civilización que engloba a casi 600 millones de personas, no existe libro alguno que explique y desarrolle todo lo que esa civilización contiene. Esto resulta extraordinario, y ya era tiempo de que un libro contemplara de modo integral cuáles son las claves e ingredientes de nuestra civilización.

¿Qué dos mundos se encuentran?
Se encuentra el mundo culto y más desarrollado de Europa, con el muy primitivo de América, pues aunque culturas como la azteca o la inca habían hecho avances en temas como la agricultura o la astronomía, tecnológicamente estaban muy atrasados. Desconocían cosas como la rueda o la pólvora, los incas no conocían la escritura, y sociológicamente mantenían tiranías teocráticas sumamente crueles con los súbditos, llegando hasta los sacrificios humanos, algo impensable ya en Europa.

España más que construir un Imperio construye una civilización.
España no construye un Imperio, puesto que esta no es su intención. Su empeño principal fue extender la religión a los indios, incorporarlos a la cultura occidental y formar con ellos una nueva sociedad híbrida, mestiza. Los objetivos políticos y económicos eran secundarios, aunque también se produjeron, pero nunca con la crudeza con la que otras naciones europeas crearon sus imperios, como Inglaterra u Holanda, guiadas solo por intereses mercantiles.

¿Por qué la Civilización Hispánica es más importante aún que el Imperio romano?
Porque este extendió la lengua, sus estructuras, técnicas, caminos… pero no logró lo que hizo España: crear una nueva sociedad mestiza a partir de la mezcla de razas. Roma carecía de efectivos humanos para hacer algo así. España, además de extender el Imperio romano a América, de “romanizar” América, se fusiona con los nativos y crea esa nueva sociedad mestiza.

¿Cuando empezamos a hablar de civilización numéricamente hablando?
500 millones es lo mínimo requerido para hablar de una civilización. Por eso Francia no crea una civilización, sino solo una cultura. Únicamente la anglosajona es en el mundo occidental otra civilización, pero esta no surge de una fusión como en el caso de España, sino de un mero trasvase de gentes a otras partes. Los anglosajones viajaron con sus familias, los españoles las crearon en el Nuevo Mundo.

¿Qué características tiene la civilización hispana tanto a nivel espiritual como material?
Una misma lengua, y también religión, costumbres, carácter, manera de ser, filosofía de vida, sentido familiar, facilidad de comunicación de unos con otros… todos los ingredientes inmateriales de una civilización.
Y en lo material, la Civilización Hispánica es muy rica y singular: el manejo del ganado a caballo, que procede de las Marismas del Guadalquivir; la ciudad hispana, con forma reticular y la plaza mayor en el centro como punto neurálgico; la arquitectura, con esa profusión de templos e iglesias tan característica del mundo hispano; el intercambio alimenticio, con algunos como la patata y el maíz esenciales para el devenir de la humanidad; las fiestas y la afición a ellas.

Háblenos de la Leyenda Negra y sus razones principales.
La Leyenda Negra es una creación interesada de las naciones rivales en su día de España, que pretendieron y consiguieron socavar la obra de España, la hispanidad, por tres razones: políticas, económicas y religiosas. Y les ha servido no solo para desacreditar a España, sino para quebrar la unidad del mundo hispánico, presentando unos cimientos genocidas que son por completo falsos, pero que se hallan acuñados en todo el mundo, incluido el hispánico. Apenas se sabe por el público que la mortandad inicial indígena fue debida a los virus europeos. De ahí que desmontar la Leyenda Negra y mostrar la verdad sea esencial para recomponer el edificio de la hispanidad, que se halla plagada de valores.
España frenó el luteranismo, que se hubiera apoderado de toda Europa, y luego extendió el catolicismo en América, que vino a compensar su disminución en Europa. De no ser por España, el catolicismo sería hoy una mera anécdota en el mundo. España, en efecto, convierte al catolicismo en universal.

¿Cuál fue una de las principales aportaciones de España a la humanidad?
Es la supervivencia de las razas indias. Cuando llega España a América hay 13 millones de indios. Cuando la abandona, hay 14 millones. Por más que la Leyenda Negra diga lo contrario, la prueba es evidente e incontestable: donde estuvo España se salvaron los indios. Donde estuvo Inglaterra, se extinguieron por completo.
Las Leyes de Indias, inspiradas en los orígenes por la reina Isabel y por Carlos V, fueron protectoras a ultranza del nativo. Declaraban su libertad, su dignidad, los declaraba vasallos, aseguraba sus tierras y sus aguas, obligaban a que se les hiciera justicia, ordenaban su capacitación profesional… El coste de todo esto para España en vidas de mártires, de recursos, de construcción de templos y misiones fue ingente, pero a la larga España logró salvar a las razas indias e incorporarlas a la cultura occidental.

¿Quiere añadir algo para finalizar?
Solo añadir que actualmente se produce en el continente americano, incluidos los Estados Unidos, una fuerte corriente indigenista contra España y su labor histórica. Pues bien, deben saber esos descendientes de los indígenas que vivieron en los siglos XVI a XVIII, que están vivos gracias a la labor protectora del indio llevada a cabo por España, que logró la supervivencia de sus ancestros. Y que donde no quedan indígenas, como en el Este de los Estados Unidos, no hay nadie que pueda protestar, porque Inglaterra extinguió a los nativos.

I N T R O D U C C I Ó N

Naturalezas paralelas

Quiso LA HISTORIA QUE FUERA PRECISAMENTE ESPAÑA la nación que descubriera América. El país más semejante al Nuevo Mundo en términos ecológicos, pues España es, dentro del contexto de Europa Occidental, el territorio más diverso, hasta el punto de que siempre se ha dicho que en realidad es un continente en pequeño, capaz de albergar sobre su superficie un número muy variado de ecosistemas. Europa, a partir de los Pirineos, es un continuum ecológico, donde el ambiente predominante es el bosque templado de hoja caediza, constantemente salpicado por construcciones que privan al paisaje de cualquier connotación que pueda evocar al mundo salvaje.

Todo cambia al trasponer la cordillera pirenaica y adentrarse en la Península Ibérica, porque ese paisaje europeo uniforme, llano, monótono, densamente urbanizado, se retuerce en ásperas sierras y quebradas,o se remansa en valles amenos; se abre en llanadas inmensas, o se cierra en bosques umbrosos; se cubre de agua en tierras inundables, o se reseca en sedientos desiertos. Con razón, España es el territorio de la Unión Europea con más espacios naturales protegidos y con mayor diversidad biológica, refugio postrero de especies que antaño poblaron el solar europeo y ahora se recluyen en los pagos peninsulares,como el lobo o el oso.
España es, desde luego, una anomalía ecológica dentro de Europa, un rico continente en miniatura, y cuando los españoles pusieron el pie en América, se encontraron con unos paisajes familiares, con unos ecosistemas que les recordaban a los ya conocidos, algo que solo estaba al alcance de ese territorio diverso y multiecológico que es la Península Ibérica con sus islas.

Porque América, en el plano naturalístico, exhibía todos los calificativos posibles, todos los adjetivos de admiración ante la naturaleza más desbordante del planeta, como luego veremos. Pero eso es algo que en su momento no impresionó demasiado a los descubridores españoles, hombres sumamente prácticos y prosaicos (Cabeza de Vaca, al describir por primera vez las fabulosas cataratas de Iguazú, señala que se acercaron atraídos por el inmenso rumor de agua y, al llegar, vieron que había un salto).
Lo que sí sorprendió a los pobladores españoles fue la similitud de las nuevas tierras con las suyas de origen, y de ahí que sembraran la nueva geografía americana con nombres como Nueva Vizcaya, Nueva Galicia, Córdoba... Continuamente iban cotejando los paisajes inéditos con las respectivas patrias chicas, hallándolas en muchos casos harto parecidas.

El desierto es un ecosistema exclusivo de España dentro de Europa, y en América encontraron los colonizadores otros desiertos como los de Sonora, Atacama o la Patagonia. A la izquierda, el desierto de Almería. Abajo, el desierto patagónico .
Y en verdad no se equivocaban en las apreciaciones. Porque América y España presentan sorprendentes paralelismos ecológicos, comenzando por el de la gran riqueza y variedad naturalística de ambos. Pero sobre ello, los españoles vieron que los bosques templados de la Península se correspondían con los del sur americano y con los de las faldas andinas; que el ecosistema mediterráneo, tan definitorio de la Península, encontraba su exacto reflejo en la zona mediterránea de Chile; que las estepas mesetarias ibéricas se reproducían en las planicies de los Llanos venezolanos, de la Pampa o de la Patagonia; que los humedales, como los manchegos o las Marismas del Guadalquivir, se identificaban, en dimensión magnificada, con los humedales americanos del Pantanal, los Llanos o los Bañados del Este; y que incluso ecosistemas tan exclusivos, tan imposibles de hallar en Europa como el bosque tropical, en España tenían su correlato en los bosques de laurisilva de Canarias, muy fielmente parecidos al bosque nublado de las laderas andinas.

El archipiélago canario aportaba nuevas analogías con América: su carácter volcánico, compartido con la cordillera andina,y su clima cuasi tropical, el que toparon los descubridores al llegar al Caribe; tampoco es posible descubrir en Europa otros desiertos que los españoles de los Monegros, Almería o las Bardenas, que tendrían su réplica mayúscula en los americanos de Sonora, Chihuahua, Atacama; y, en fin, observaron aquellos descubridores que España y América compartían asimismo un dilatado perímetro costero, otro motivo más de semejanza ecológica.

Los paralelismos no terminan en esa duplicidad de los ecosistemas, con las consabidas diferencias en tamaño a uno y otro lado del Atlántico, sino que se extienden a otros aspectos, como la fauna salvaje. El lobo, controlador máximo de la naturaleza española y pesadilla de pastores y ganaderos, tiene su correspondiente en el puma, morador de todos los confines americanos, igualmente odiado allí por los ganaderos. El rebeco de las alturas montañosas peninsulares tiene su reflejo en la vicuña; el buitre, en el cóndor y en el zopilote; la avutarda de las llanuras ibéricas, en el chajá pampero o en el caiquén patagónico, todas ellas aves grandes y perezosas de vuelo.

En definitiva, España y América se vieron unidas por algo más que por una soberanía común a raíz del Descubrimiento. Albergaban ambas unos territorios y ambiente semejantes, y tal circunstancia no habría de limitarse a dejar sobre el mapa de América unos topónimos que evocaran esos paralelismos. Porque unos cuantos escenarios físicos determinan unas ciertas actividades humanas o,con otras palabras, la cultura humana es heredera forzosa de uno u otro paisaje.

Y esto fue lo que ocurrió con la colonización española en América, que se orientó en tal o cual sentido según fuera el territorio de sustrato. Así, sobre las tierras calientes de Antillas se desarrolló el cultivo de plantación canario de azúcar o plátano, con su correspondiente ambiente humano. En los valles más frescos de las vertientes andinas o la meseta mexicana se extendió el cultivo mesetario ibérico del cereal; y en las tierras áridas del Norte se reprodujo un sistema de regadíos basado en el aprovechamiento extremo del agua, como en las más secas comarcas peninsulares. Sobre marcos físicos paralelos, semejantes aprovechamientos y culturas humanas.

Pero donde esto se muestra más intensamente es en las tierras extensas y desarboladas de España y América: en las llanadas de las Marismas del Guadalquivir, en las planicies andaluzas, en el oeste de Estados Unidos, en la Pampa y en los Llanos, en las estepas de México, Chile o Perú. Tierras grandes, abiertas, que en la Península fueron destinadas a la ganadería extensiva, con el caballo como instrumento de manejo de las reses, y que en América reprodujeron fielmente el modelo, marcando a América con su más fuerte impronta, la que deriva de la civilización ecuestre,de la cultura ligada al caballo. Una cultura que dejó indeleble huella en los hombres y en las tierras más carismáticas del norte y del sur del continente americano.

12 DE OCTUBRE,  
¡FELIZ DÍA DE LA HISPANIDAD!

Las 13 grandes contribuciones hispánicas para la Humanidad (Borja Cardelús)

El encuentro de España con América fue un acontecimiento de trascendental importancia, ya que transformó las bases geográficas, revolucionó la alimentación, indujo cambios demográficos sustanciales, y generó un nuevo espacio cultural, la Civilización Hispánica, que se extiende sobre más de quinientos millones de personas. Más allá del mestizaje y de la propagación de la lengua española y del cristianismo, allí se implantaron el sistema de ganado, el intercambio de alimentos, la creación de formas mestizas culturales y urbanísticas que, entre otras cuestiones, dieron como fruto la conformación de una identidad hispana. La Leyenda Negra ha destacado los casos de abusos sobre la población nativa y falseado la realidad de España en América. Sin rechazar la innegable existencia de esos abusos individuales, la postura de España fue la que se deduce de las Leyes de las Indias, que protegieron al indio a ultranza. A largo plazo, esa realidad llevó al mestizaje biológico y cultural, a la mezcla de costumbres, caracteres, principios y valores que conforman el alma de la Civilización Hispánica. NACE LA FUNDACIÓN CIVILIZACIÓN HISPÁNICA…»

Catolicismo e Hispanidad, ¿dos caras de la misma moneda? Con Gabriel Calvo Zarraute

LAS RELIGIONES SON LAS QUE FUNDAN LAS CIVILIZACIONES: 
Ante la crisis cierta de la civilización occidental, presa de altas dosis de relativismo moral e ideologización de las instituciones, es necesario rescatar la obra de uno de los grandes historiadores de la edad contemporánea, el erudito británico Arnold Joseph Toynbee [1889- 1975]. Desde una maestra filosofía de la historia, Toynbee nos ha dejado para los anales de la ciencia histórica una teoría fundamental no ajena a polémicas y críticas, tanto en las comparaciones realizadas como en las conclusiones obtenidas. Su teoría “cícilica” sobre la Historia, esencia de su pensamiento, partía del desarrollo de las civilizaciones como resultado de la respuesta de un grupo humano a los desafíos que sufría, ya fueran naturales o sociales. No existía una “historia universal” (propia de un Universo extra-histórico), sino una historia humana centrada en las creaciones y relaciones de las civilizaciones. Así lo propuso en dos de sus grandes libros. En Estudio de la Historia (A Study of History,) compuesto por doce volúmenes (escritos entre 1934 y 1961) principió esta teorización sobre “el concepto de desarrollo de las civilizaciones”. Toda civilización crecía y evolucionaba sí su respuesta a un desafío estimulaba una nueva serie de desafíos (especialmente en función de factores religiosos), mientras que decaía y llegaba a desaparece cuando la misma se mostraba impotente para enfrentarse a los desafíos que se le presentaban. En este texto desarrolló, pues, la idea de “unidad del Estudio Histórico”, al presentar una visión sistemática y unificadora de la historia de la humanidad comprendida en el estudio de sus diversas civilizaciones.