EL Rincón de Yanka: "MISTERIOS DE PACOTILLA" por JUAN MANUEL DE PRADA y LIBRO "LA IMPOSTURA DE LA NUEVA ERA": CRÓNICA DE UNA PSEUDO ESPIRITUALIDAD 👥👿

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sábado, 9 de marzo de 2024

"MISTERIOS DE PACOTILLA" por JUAN MANUEL DE PRADA y LIBRO "LA IMPOSTURA DE LA NUEVA ERA": CRÓNICA DE UNA PSEUDO ESPIRITUALIDAD 👥👿


MISTERIOS DE PACOTILLA


El endiosamiento humano ha engendrado, inevitablemente, cierta sensación de que Dios ya no es necesario. El hombre ha creado ideologías y tecnologías que lo hacen omnímodo y caprichosamente tiránico, permitiéndole satisfacer sus pulsiones de forma inmediata; ha llegado, incluso, a descifrar el álgebra genética que, supuestamente, le permitirá (risum teneatis) prolongar su vida hasta hacerla inmortal. Diríase que el hombre contemporáneo se hubiese esforzado por abolir de su vida a ese Ser Omnipotente que rige la Historia, para convertirse en monarca absoluto de su propia vida. Pero, simultáneamente, estamos asistiendo a un poderoso resurgimiento del espiritualismo en versiones variopintas y turulatas. Paradójicamente, este hombre endiosado que creía haber encontrado una solución científica a los enigmas más sobrecogedores ha empezado a inventarse otros enigmas más pueriles que lo mantienen en un estado de penosa orfandad. Así, la fe de nuestros mayores ha sido suplantada por un conglomerado de supersticiones emotivistas que se mueven entre el esperpento y la trivialidad.

Esta suplantación perfectamente mentecata ha dejado su huella en el cine y en las series. Cada vez resulta más infrecuente tropezarse con películas o series de asunto estrictamente religioso, pues se supone que este tipo de zozobras e inquietudes han dejado de agitar las conciencias contemporáneas; en cambio, el aluvión de películas y series dedicadas a las mamarrachas gnósticas y esotéricas, a los fenómenos paranormales, a las abducciones extraterrestres y demás paparruchas seudorreligiosas propende al infinito. Muchas de estas series y películas introducen una imaginería religiosa devaluada, una especie de mistificación kitsch (donde cabe desde la empanada mental budista hasta el potaje seudocatólico) que, sin embargo, no alcanza el rango de blasfema. La blasfemia, en arte, requiere algo más que un mero afán provocador, algo más que una mera tendencia a trivializar los misterios sobre los que se asientan los dogmas religiosos. No blasfema quien quiere, sino quien puede.

El hombre es un animal religioso, no puede vivir sin asomarse al misterio. Pero la credulidad contemporánea, en lugar de asomarse humildemente al misterio supremo, se conforma con cultivar una serie de misterios subalternos, misterios de pacotilla aderezados de supersticiones, misterios trivializados, banalizados y sentimentalizados. Frente a la tendencia ascendente que nos invitaba a aproximarnos al misterio supremo, hoy queremos que el misterio descienda hasta nosotros, convertido en papilla de fácil digestión. 

Un ejemplo notorio de esta tendencia propia del hombre endiosado es la horrenda serie The Chosen (muy apreciada por el catolicismo pompier), cuya inepcia artística se agrava con un empeño repulsivo por 'humanizar' la figura de Jesús, tornándola más 'accesible', más 'cotidiana', más 'humana', hasta sumirla en un barrizal de emotivismo inane. Este empeño por 'naturalizar' lo sobrenatural, haciendo del misterio algo cotidiano, lo encontramos también en las muchas películas y series de asunto fantasmal. Antaño, cualquier película de fantasmas incorporaba a su resolución formal una serie de características (creación de atmósferas góticas, etcétera) que la convertían en un artefacto que preconizaba la irrealidad y la fantasmagoría; hoy, en cambio, esas películas se revisten con los ropajes de un naturalismo cotidiano, porque el espectador ha aceptado la existencia de espectros. 

La gente ha dejado de creer en la inmortalidad del alma o en la resurrección de la carne, pero en cambio profesa una fe obstinada y a machamartillo en los espíritus sonámbulos. Si reparamos en las películas protagonizadas por ángeles, apreciaremos otro cambio significativo: mientras los ángeles del cine clásico (pensemos en películas como ¡Qué bello es vivir!) viajaban a la tierra para ejecutar una misión divina, los ángeles del cine actual descienden hasta nosotros con la mera intención de vivir pasiones humanas. Poco a poco, se está imponiendo una mistificación entre lo cotidiano y lo sobrenatural, cuya frontera hasta hace bien poco estaba bien definida, aunque admitiese excepcionales interferencias.

Esta confusión de ámbitos viene a corroborar cierto proceso de descomposición antropológica. Al haber renegado de Dios, los resabios religiosos del hombre endiosado se han desbordado en un maremágnum de creencias superferolíticas, trufadas de emotivismo espiritualista y aproximaciones cursis a las regiones de ultratumba, que cada vez se parecen más a una urbanización para pequeños burgueses. No tengo ninguna duda de que este proceso de descomposición desembocará en la barbarie.


La impostura de la 
nueva era: 
Crónica de una pseudo espiritualidad

El propósito de este libro es el de clarificar ideas y conceptos en torno a la espiritualidad y el esoterismo, entendido este como el esóteros clásico, ideas que perdieron el significado que tuvieron dentro de las tradiciones religiosas y sus enseñanzas. Esta pérdida de significados junto a la mezcla de conceptos absolutamente alejados de las fuentes tradicionales es lo que ha abastecido el ideario del llamado movimiento new age que, en la actualidad, se ha convertido en una impostura nacida de la fantasía, la manipulación e incluso del engaño que, en estas páginas, se muestran apelando tanto a la historia como a la inconsistencia de sus postulados.
Introducción

Cuando se deja de creer en Dios, 
enseguida se empieza a creer 
en cualquier cosa. 
Chesterton
"Hay mucha gente que no cree en nada, 
pero que tiene miedo de todo". 
Friedrich Hebbel

El propósito de este libro es el de clarificar ideas y conceptos en torno a la espiritualidad y el esoterismo, ideas que en la actualidad han perdido el significado que tuvieron dentro de las tradiciones religiosas y sus enseñanzas. Esta pérdida de significados y la mezcla de conceptos absolutamente alejados de las fuentes tradicionales es lo que ha abastecido el ideario popular del llamado movimiento new age.
Se entiende comúnmente como new age la unión de una serie de postulados que se refieren a un cúmulo de creencias que, sin estar plenamente unificadas, si comparten ciertas doctrinasy planteamientos filosóficos que supuestamente tienen sus bases en el eso­terismo y las religiones especialmente en las de Oriente. Y si esto alguna vez fue verdad, poco a poco esos orígenes se perdieron siendo sustituidos por una falsa espiritualidad carente de profundidad y grandeza (y sin ningún discernimiento).

El término nueva era fue tomado de la astrología al suponer que el paso de la era de Piscis a la de Acuario transcurriría en algún momento del siglo XX y llevaría aparejado unos cambios sociales vinculados a las características propias del signo acuariano. Su contexto social podemos rastrearlo en Estados Unidos durante el periodo de la guerra de Vietnam. La respuesta de una parte de la juventud estadounidense a este conflicto trajo vientos de libertad y de contestación a una sociedad puritana, hipócrita, clasista y belicosa. Así nació una contracultura originalmente libertaria y pacifista, la hippie. Esta cultura que prefirió el sexo a las armas y las flores a la guerra, tomó algo del existencialismo de sus predecesores, los beatniks, pero cambiaron su visión pesimista y cinica de la vida por otra más relajada.

Comenzó el interés por todo lo que venia de Oriente como el yoga o la meditación y esto se sumó al hecho de que ya muchos ha­bían experimentado en sus propias carnes que el coste de alcanzar estados alterados de conciencia por medio del LSD y otras dro­gas salía muy caro en términos de salud y de cordura. A la vez y, poco a poco, se popularizó un tipo de esoterismo muy superficial que tuvo su puerta de entrada a través del tarot, el l ching o la astrología que quedaron reducidas a una suerte de pequeñas man­ das de sencillo uso aplicables sobre todo al campo de la psicología. Y así se creó un caldo de cultivo hasta que se le introdujo el in­grediente principal que lo cambió todo y que venia de un pasado no muy lejano: el mediumnísmo. Eso si, se le puso el nombre nuevo de "canalización" y así toda espiritualidad y esoterismo quedaron vinculados a este fenómeno.

Esóteros y espiritualidad

El término esóteros proviene de la escuela pitagórica y esta, a su vez, lo toma del antiguo Egipto. El esoterismo lleva una potente carga filosófica y de espiritualidad aparejadas. Este término que significa "reservado" se refiere a dos características que le eran propias: la primera es que el candidato debía expresamente solicitar la enseñanza y el segundo es que debía de guardar reserva so­bre lo enseñado. Así mismo esa enseñanza era principalmente oral. Este tipo de enseñanzas reservadas fue propia también de los cultos mistéricos, desde los osiríacos y isiacos egipcios, hasta los cultos de Cibeles, Mitra o los órficos.

Este esoterismo se filtra desde Egipto como origen y, a través de Grecia y Roma se extiende por Occidente.A su vez, se impregna y mezcla con las corrientes más gnósticas de las religiones del Libro. Estas enseñanzas y su ideario toman impulso en determinadas épocas y aparece en movimientos como el hermetismo alejandrino, la astrología y alquimia árabes, la cábala hebrea, etc. En tanto las viejas religiones mistéricas desaparecen, dejan su legado en Occidente dentro de otros movimientos que se estructuraron en forma de órdenes tales como las más conocidas masonería o rosacruz. La hegemonía doctrinal, social y política del cristianismo en Europa, hace que estos movimientos preferentemente se oculten en los paises cristianos, si bien también toman otra forma en los islámicos, o entre los judíos como es el caso del sufismo o de la cábala.
Pero los posos de ese conocimiento y, esto es muy importante, están en las propias bases de las religiones del Libro, independiente­mente de las manipulaciones que sufrieron en aras de las servidumbres políticas con las que se adaptaron en cada época. En ellas se podía, y se puede encontrar, una enseñanza espiritual de enorme profundidad.
Sin embargo, es sobre todo a partir del siglo XVIII cuando el esoterismo clásico entra en el olvido ante la aparición de elementos nuevos que modifican esencialmente el ideario tradicional. Así mismo, la decadencia moral del cristianismo en términos políticos y sobre todo sociales -no olvidemos que la Iglesia católica era y es también un estado-, hace que su espiritualidad quede en un segundo plano y relegada. Y la misma suerte corrieron todas las otras religiones tanto de Oriente como de Occidente en un lento proceso que alcanzó su cénit con el nacimiento y desarrollo de la neoreligión que dio origen a la nueva era.

Los principales motivos de esta sustitución del esoterismo clásico y de la espiritualidad de las religiones tradicionales por la nueva era fueron:
  1. La aparición y aceptación de la mediumnidad.
  2. La puesta en valor del psiquismo y los "poderes".
  3. La adulteración y mezcla de diferentes ideas de distintas religiones.
  4. El añadido de diversas mentiras, engaños, manipulaciones y fantasías.
El resultado fue que para la nueva era la espiritualidad y el esoterismo pasaron a ser cosas muy diferentes a lo que tradicionalmente habían sido. Es decir, una impostura. Así, el origen de la NE nace sobre estas bases, si bien el momento determinante se produjo con la aparición de ciertas escuelas como la Teosófica o la Arcana cuyas enseñanzas parten de comunicaciones telepáticas con "maestros", es decir, otra forma del fe­nómeno mediúmnico. Las doctrinas de estas escuelas son en la actualidad el principal andamiaje de la NE y las más importantes sobre todo por la extensión y difusión de su producción literaria.
Sus idearios están formados por mezclas del hinduismo y del budismo con el espiritismo y el cristianismo, a lo que se le añadieron sus propios "descubrimientos psíquicos" junto a las doctrinas que comunicaban telepáticamente los maestros.
De este modo toda la enseñanza de estas escuelas quedó condicionada al fenómeno espiritista o a la canalización de seres "invisi­bles"ya fueran fallecidos, seres de otras dimensiones, maestros ocultos, etc.

Es así como prácticamente todo el andamiaje de la nueva era descansa en la credibilidad que se le otorgue al propio fenómeno me­diúmnico y, a su vez, a la credibilidad que se le conceda a los sucesivos médiums o canalizadores.
El resultado fue un movimiento que deja de lado todo el conocimiento de las tradiciones clásicas y que, a partir de manipulaciones de sus enseñanzas junto a la recepción y aceptación de enormes cantidades de textos "canalizados" o mediúmnicos crea un suce­dáneo, en ocasiones patético, de las enseñanzas tradicionales que quedan sepultadas por el peso de esta neoreligión. Conocido el resultado, comencemos con la crónica de cómo se sucedieron algunos acontecimientos.
La Sociedad Teosófica: 
el origen de la new age

"Cuando comparas un jade con un guijarro, el guijarro pierde".
Proverbio taoísta

La Sociedad Teosófica fue fundada en Nueva York en 1875 por Helena P. Blavatsky, el coronel Henry Okott y William Judge. En su origen estaba el estudio de la mediumnidad, del espiritismo y de otras fenomenologías ocultas. Pero su objetivo principal fue po­ner las bases de una nueva religión que unificase a todas y la preparación de la venida de Maitreya, la próxima encarnación de Buda que, como un nuevo mesías, cumpliría la función de "Instructor del mundo" y marcaría el inicio de una nueva era. Para ello contaban con la guia y asesoramiento de los maestros o mahatmas de la Logia o Hermandad Blanca residentes en los Himalayas con los que Blavatsky se comunicaba por medios mediúmnicos o telepáticos.

A estos fundadores, les siguieron dos importantes personajes dentro de la Sociedad como la señora Besant, que fue la presidenta sucesora de Okott o el clérigo Leadbeater poseedor de prácticamente todos los poderes ocultos imaginables. Blavatsky fue expulsada por Okott de la ST en 1887 y ella fundó en Londres una nueva sociedad esotérica. Dos años después se conocieron Blavatsky y Besant y esta ejerció de asistente suya y la ayudó a redactar algunas de sus obras. En 1891 muere Blavatsky. Es en 1895 cuando Besant y Leadbeater se asocian. Ambos se habían conocido en 1894 en Londres en una sesión espiritista de la logia masónica de la que era secretario Leadbeater y este la acerca a la masonería en donde se inicia en una logia mixta en 1902. Ella queda impactada por los poderes psíquicos que el clérigo afirma tener y Besant Jo toma como su instructor místico. Al poco tiempo después de que conociese a Blavatsky en 1884, Leadbeater ya recibía una gran cantidad de "cartas de los mahatmas".

En 1907 Besant es elegida presidenta de la ST, pues Leadbeater era visto con suspicacia por muchos miembros antiguos de la ST. En 1906 fue acusado de pederastia y ese escándalo hizo que más de setecientos miembros de la ST se dieran de baja a pesar de que el clérigo fue expulsado de la sociedad. Esta sucesión no fue fácil, antes de la muerte de Blavatsky y de Okott ya hubo acusaciones cruzadas entre ellos de inventarse cartas de los mahatmas y de charlatanería que también recaían en Leadbeater. Cuando Besant accedió al cargo de presidenta, aceptó de nuevo a Ledabeateren la ST.
Sin embargo, el mediumnismo y los poderes de la principal fundadora, la señora Blavastky, junto a su extensa producción litera­ria, fue continuada con igual o mayor dedicación por la señora Besant y por Leadbeater que mostraron poseer más poderes aún y no se quedaron atrás a la hora de ofrecer nuevos libros a sus entusiastas seguidores como fruto de sus contactos con los maestros u obtenidos por medio de sus capacidades psíquicas. Todo esto lo mezclaron con doctrinas sacadas del budismo y el hinduismo que interpretaron libremente y que sumaron a sus propias creencias protestantes.

Muchos conceptos filosóficos y teológicos de la ST son tomados del hinduismo y del budismo y fueron difundidos en Occidente de su mano. Pero sin duda el hecho más importante y singular de la historia de esta sociedad fue el de la elección de Krishnamurti como nuevo mesías, caso que veremos más adelante. Como hemos dicho esta sociedad aspiró a crear una nueva religión asentada en la figura de un mesías que creyó encontrar en la persona de Krishnamurti quien, años después, dejó la teosofía mostrando pa­tentemente que no creía ni en la existencia del contacto de los mandatarios con los llamados maestros, ni en su ideario. Pero a pe­sar de este fracaso, la teosofía sí dotó a su nueva religión de unas creencias que calaron profundamente en el futuro movimiento new age a través de una producción literaria abundantísima que sirvió de fuente a toda la enorme cantidad de libros similares que llegaron después.

Prácticamente todo el ideario más popular de la new age se asienta en los textos fundacionales de los teósofos y su influencia ac­tual es tan evidente como vigente. Valgan unos ejemplos: Los chakras de Leadbeater; Los siete rayos de Wodd; Los maestros y el sen­dero de Leadbeater; Cartas de Los Maestros de Sinnett; El hombre y sus cuerpos de Besant; El plano astral, el aura humana y los registros akashícos de Leadbeater; La reencarnación de Besant; Karma de Besant; El cuerpo astral y El doble etérico de Powell. A estos textos habría que añadir la extensa obra de la fundadora Blavatsky o la no menos extensa producción de la médium inglesa Alice Bailey que se separó de los teósofos y afirmaba también que su obra le fue dictada por un maestro "oculto" tibetano de nombre Djwal Khul. Como vemos en los títulos de estas obras redactadas en muy poco espacio de tiempo, los temas que abordan son los pilares constitutivos del ideario de la nueva era: chakras, cuerpo astral, los maestros invisibles, los registros akashiws, la reencarnación, el karma...

Esa sustitución de un conocimiento esotérico tradicional por las propuestas emanadas de los teósofos se debieron a factores como:
  • La aparición del espiritismo y su popularización. Con él, se abre la posibilidad de comunicacióncon todo tipo de seres. Al principio esa comunicación eran con fallecidos, pero se amplió rápidamente a espíritus del pasado y a maestros invisibles y, más modernamente, a extraterrestres e incluso a habitantes de otras dimensiones. Estos seres son poseedoresde grandes conocimientos y los transmiten a través de sus médiums o canales a los que privilegian con ese don.
  • El interés por los poderes y por las facultades paranormales. Esto deriva en la aparición de personas con poderes especia­les, además del mencionado poder de mediumnidad o canalización. Estos poderes divulgados y popularizados por los teóso­fos son: hacer viajes astrales; tener capacidad telepática; acceder al conocimiento de vidas pasadas propias y ajenas; ver auras y chakras; tener dominio de las energías y, en muchos casos, disponer decapacidades curativas.
Al disponer de esas capacidades superiores al resto de seres humanos, se entendió que estas personas estaban facultadas y avala­das para difundir esos conocimientos a los que accedían por dos vías: la canalización y el uso de sus poderes. Obviamente, la vali­dación de las propuestas de la Sociedad Teosófica y de la NE descansa sobre dos supuestos:

1. Aceptar la realidad y veracidad de los poderes psíquicos de todos los autores mencionados capaces de ver auras, conocer vi­das pasadas, ser telépatas, hacer viajes astrales, conectar con seres invisibles bien fallecidos, bien residentes en otras dimen­siones o planetas, acceder a registros akashicos, ver auras, abrir e utilizar los chakras, saber lo que ocurre después de la muerte, etc., etc.
2. Una vez aceptada la premisa de que tales individuos poseían esos poderes, dar también credibilidad a sus transmisiones de las enseñanzas de esos maestros invisibles a los que solo ellos tenían acceso.

La difusión de estas doctrinas entre ciertos sectores decepcionados y hartos de un cristianismo asfixiante, bien entre las clases más altas, bien entre grupos sociales de menor cultura, llevó rápidamente a la validación de todas sus afirmaciones, por muy des­cabelladas que fueran. De este modo pasaron rápidamente a ser consideradas como realidades sin haberlas sometido a un mínimo análisis crítico. Esa validación permitió que las generaciones siguientes supusieran que había algún tipo de autoridad que respal­dase todas esas afirmaciones y así, poco a poco, se creó un ideario vigente hasta hoy. Ni que decir tiene que, en todos los postula­dos de la neoreligión teosófica, Dios o no aparece o, cuando su presencia se hace inevitable en la confección de su ideario, lo rele­gan a un discreto segundo plano.

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