CHOCOLAT por JOANNE HARRIS
Una novela deliciosa y adictiva que ha inspirado la película protagonizada por Juliette Binoche y Johnny Depp.
El chocolate puede ser mucho más que un placer para los sentidos. A veces, una pecaminosa tentación y otras, una forma de acercar los sueños a la realidad. Vianne Rocher y su hija Anouk llegan al pueblo de Lansquenet para abrir una chocolatería frente a la iglesia. Vianne es alegre y desenfadada, sensual y misteriosa y parece poseer extraños dones.
Para el cura Francis Reynaud, la presencia de esta singular mujer no puede ser sino el primer paso para caer en la tentación y el pecado. Para Vianne, sin embargo, el chocolate es algo más que un placer para los sentidos: gracias al chocolate, las penas se hacen más llevaderas, los secretos más íntimos y los sueños, quizás, se vuelven reales.
Chocolat, película, 2000, es una fábula en clave de comedia acerca de cómo puede cambiar una persona, una relación, una ciudad, tan sólo con probar un poco los placeres de la vida. Es un cuento sobre la tentación, la represión y los liberadores poderes de los sentidos: la simpática historia sobre la creciente guerra que se desencadena en una pequeña población debido a la pasión y a los temores que se generan en los habitantes tras la aparición de una tienda de chocolates y bombones.
Chocolat termina con un gesto muy intencionado: la sonrisa de la estatua del pueblo. Una sonrisa que provoca la del espectador quien agradece, de esta manera, esta comedia a modo de fábula.
La historia comienza y termina con una palabra: la tranquilidad, la tradición, la inmovilidad. Sin embargo un viento caprichoso del norte viene para cambiar ese pueblecito de Lansquenet y liberarles de su bien más preciado (esa inmóvil la tranquilidad) precisamente durante el tiempo de cuaresma.
Las alusiones a la Iglesia no son nada positivas, pero es una crítica que aunque exagera algunos aspectos, está hecha con buen gusto y muy sana. En una Iglesia preconciliar, se potencia el rechazo a todo tipo de placer, y se potencia la austeridad, la autodisciplina, en medio de una confusión total entre lo social y lo religioso (el que sea el Conde quien haga las homilías del joven sacerdote es una constatación de esto). Una Iglesia y una sociedad que favorece el rechazo y la crítica de aquellos que "no van a misa" y de extranjero o de aquellos que viven al margen de la sociedad (Roux y sus amigos). Este aspecto del film ya nos da pistas para el diálogo y la reflexión, sobre todo discutiendo sobre la imagen de la Iglesia que es percibida por otros.
En este contexto, la presencia de Vianne Rocher (Juliette Binoche) es una provocación. Abre una chocolatería en cuaresma, es liberal, no es practicante y tiene una hija ilegítima. Sin pretenderlo, ella se ve involucrada en una guerra oculta y silenciosa provocada por el Conde. Se enfrentan así, dos maneras de ver la vida, dos maneras de situarse ante las personas necesitadas. Podría darse también una confrontación religiosa, pero aunque el perfil religioso del Conde aparece bien definido, no ocurre lo mismo con el de Vianne, por lo que echamos de menos una alternativa, otra manera de ver la Iglesia y la vida de fe. Esa "batalla" se presenta de manera mucho más gráfica cuando el Conde inicia su "cruzada" para rehabilitar a Muscat, mientras que Vianne ya había acogido en su casa a su mujer maltratada, Josephine. La diferencia de los resultados de cada ayuda será evidente. En este sentido, el director el director Hallström nos dice: Chocolat "trata del constante conflicto en la vida entre tradición y cambio. Y en su más profunda esencia, nos habla de la intolerancia y de las consecuencias de no permitir a otras personas vivir sus propias existencias y creencias (…) El Conde De Reynaud escruta la población, y ve pecadores y transgresiones por todas partes; Vianne tan sólo ve seres humanos que no son perfectos y que pueden perdonarse".
Por su manera de ser, por tener la puerta abierta y por invitar a todo el que se acerca a pasar y tomar un chocolate, la chocolatería se va convirtiendo en lugar de escucha de las penas de los habitantes de la villa. Josephine, la abuela y su nieto, una pareja que no iba bien, un trío de viudas, el anciano con su perro, Roux, e incluso al final Caroline y el mismo Conde, van pasando y se van transformando, liberando. Precisamente, Chocolat "es su espléndido retrato de cada personaje. Cada uno se nos hace tiernamente humano y nos regala un trocito de vida. Todos llevan consigo cachitos de filosofía que llenan de emoción cada fotograma, cada secuencia". (Mateo Sancho Cardiel).
Si el Conde representa la esclavitud frente a la tradición, al linaje de una familia de Condes, a una idea equivocada de Iglesia y religión, Vianne es un espíritu libre, pero prisionero a la vez de su destino. Ella misma quedará liberada cuando se decida a arrojar las cenizas de su abuela al viento. Así, el guionista Jacobs nos da su interpretación: "Me parecía que CHOCOLAT era, en lo más hondo, la historia de cómo Vianne despierta en los ciudadanos la fe en ellos mismos y de cómo, a su vez, éstos la resarcen por éste regalo. No es tan sólo la historia de cómo Vianne cambia Lansquenet, sino también de cómo Lansquenet cambia a Vianne".
Un último apunte más que interesante, el hecho de que Vianne tenga la habilidad para adivinar los gustos de cada uno es un recurso más que interesante para la vida social y la comunidad cristiana.
Oración
Querido Señor,
ayúdanos a esparcir tu fragancia
donde quiera que vayamos.
Inunda nuestras almas con tu Espíritu y Vida.
Penetra y posee
todo nuestro ser tan fuertemente
que toda nuestra vida
no sea más que un refleja de la tuya.
Brilla a través nuestro
y, hazte de tal manera presente en nosotros
que toda alma
con la cual entremos en contacto
pueda sentir Tu presencia en nuestra alma.
Haz que al mirarnos
no nos vean ya a nosotros, sino solo a Jesús.
Quédate con nosotros
y comenzaremos a brillar como Tú brillas.
Brillaremos de tal manera,
que seremos luz para otros.
La luz, oh Jesús, vendrá sólo de Ti.
Nada de ella será nuestra;
serás tu brillando para otros,
a través de nosotros.
Déjanos alabarte
de la manera que a Ti más te gusta, brillando
para los que están a nuestro alrededor.
Deja que te prediquemos sin predicar;
no con palabras, sino con nuestro ejemplo.
Por la fuerza persuasiva,
la influencia contagiosa de lo que hacemos,
por la evidente plenitud del amor
que nuestro corazón te tiene. Amén.
Cardenal Newman
Oración
TU ROSTRO EN CADA ESQUINA
Señor, que vea…
…que vea tu rostro en cada esquina.
Que vea reír al desheredado,
con risa alegre y renacida
Que vea encenderse la ilusión
en los ojos apagados
de quien un día olvidó soñar y creer.
Que vea los brazos que,
ocultos, pero infatigables,
construyen milagros
de amor, de paz, de futuro.
Que vea oportunidad y llamada
donde a veces sólo hay bruma.
Que vea cómo la dignidad recuperada
cierra los infiernos del mundo
Que en otro vea a mi hermano,
en el espejo, un apóstol
y en mi interior te vislumbre.
Porque no quiero andar ciego,
perdido de tu presencia,
distraído por la nada…
equivocando mis pasos
hacia lugares sin ti.
Señor, que vea…
… que vea tu rostro en cada esquina.
José María R.Olaizola
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