“ROSTRO CIEGO”
Te coronan brutalmente,
Con espinas de gran filo,
Que penetran en tu nuca,
En tus ojos y en tu frente.
Te golpean con la espada,
Sufriendo dolor hirviente,
Desde el cráneo hasta la cara,
Que en amor sufres paciente.
Coronado Jesús mío,
Corre tu sangre, cual fuego,
Es tan grande tu martirio,
Que tu rostro queda ciego.
Con crueldad y con festejo,
Se gozan en tu tormento,
Te cubren con trapo viejo,
Y te obligan tomar asiento.
Con burla infernal castigan,
Escupiendo tu rostro santo,
Con sarcasmos pronto causan,
Torrente de sangre y llanto.
Blasfemias, ofensas e injurias,
Te burlan gritándote rey,
Te insultan también te gritan,
Que los malos son tu grey.
¡Cuantas muertes tan crueles sufres!
¡Que penas tan desgarradoras!
Tu sangre lava el azufre,
En tu pasión, por todos oras.
Pero bajo esa sangre y espinas,
Se observa tu rostro santo,
Radiante de paz y dulzura,
Que bendice y que perdona.
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