EL Rincón de Yanka: 📘 PERISCOPIO HUMANÍSTICO CRISTIANO: "COVID, UNA ERA NUEVA" por CÁNDIDO MORENO ARAGÓN 😷💉🔆

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lunes, 10 de mayo de 2021

📘 PERISCOPIO HUMANÍSTICO CRISTIANO: "COVID, UNA ERA NUEVA" por CÁNDIDO MORENO ARAGÓN 😷💉🔆

PERISCOPIO HUMANÍSTICO CRISTIANO
COVID
UNA NUEVA ERA
CÁNDIDO MORENO ARAGÓN
COMPILADOR

“Hay tantas personas que sufren una soledad no deseada. Hay tantas… Algunas han desaparecido, no por el virus sino por las medidas que están tomando. Confinar a la gente sola, a los ancianos, es condenarlos a un deterioro que puede ser definitivo. La inmovilidad mata. La pena mata. La soledad no deseada mata. Quiero estar con esas personas". Paloma Pedrero

ESCRITO POR RUBÉN TEJERINA

¡¡¡NO SE LO MERECEN!!!!
Alfonso Arteseros. POR ELLOS, 
la generación que construyó este país 
después de una posguerra. 
Nuestro homenaje, respeto y admiración...

NO OLVIDAMOS. 
DEJARON MORIR SOLOS A NUESTROS MAYORES



¿Por quién doblan las campanas?

«Esos miles de muertos pesan sobre la piel de España y ella, con sus autoridades e instituciones, les debe un público homenaje explícito. ¿Y si en un día y hora prefijados doblaran a duelo las campanas de todas las iglesias, de todas las ermitas, de todos los ayuntamientos en una sinfonía de lágrimas suplicantes?»

Juan Ramón Jiménez termina su poema «Las carretas de Pueblo Nuevo» con este verso: «Cómo lloran las carretas que se llevan del monte los troncos muertos… Y caen los golpes desde la torre del campanario sobre los campos talados que huelen a cementerio». Golpes que hoy redoblan nuestro dolor ante nuestros hermanos que nos han sido arrancados de nuestro lado, arrastrados por una torrentera de muerte, y todavía muchas veces sin saber dónde han quedado sus cadáveres, sus cenizas.

¿Qué podemos hacer por ellos? ¿Cómo interpretar esta pandemia de tal violencia y una extensión mundial nunca antes conocidas? Ha habido pestes, cóleras, gripes, pero nunca hasta ahora habían afectado simultáneamente al entero mundo. Todavía hemos conocido a personas que perdieron muchos de los miembros de su familia en la llamada gripe española de 1918-1920.

Las epidemias parece que son una constante en la historia de la humanidad. Personalidades ilustres perecieron en alguna de ellas. Pericles en el momento de máximo esplendor de Grecia; San Luis Gonzaga, no infectado pero sí exhausto sirviendo en la peste de 1591, y en la mal llamada «gripe española» de 1918-1920, entre otras grandes figuras de la ciencia, artes y literatura, el gran sociólogo Max Weber. Con esa nivelación final de todos los mortales por la muerte que visita por igual las «torres de los reyes y las chozas de los pobres» descrita por Horacio y nuestro Jorge Manrique cuando describe cómo a ese final «allegados, son iguales / los que viven por sus manos / y los ricos».

¿Cómo ha sido nuestra reacción ante la epidemia actual? La primera respuesta evidente ha sido atajar su despliegue inesperado con los medios técnicos y médicos a nuestro alcance, junto con los higiénicos y laborales necesarios, a la vez que con medidas de convivencia para frenar el contagio. Antes que explicarla teóricamente había que parar su poder mortalizador que se ha extendido por todas las fases de la vida humana, cebándose en los ancianos, a los que las nuevas formas de vida han recluido en residencias y asilos. Allí los ha encontrado la muerte, en una amarga soledad, privados de la compañía, caricias y despedida de sus seres queridos. ¿Dónde ha quedado aquella forma de morir en familia, rodeando al padre o madre, que bendicen a sus hijos antes de expirar, después de haber hecho encargos y manifestado deseos sus últimas voluntades?

Pero junto a esta pregunta se nos hace inevitable otra que en alguna forma nos dé explicación o razón de esta pandemia. ¿Cuáles son su causa y origen? ¿Es un hecho cósmico, como la erupción de los volcanes, las galernas de los mares o el desbordamiento de los ríos? ¿O es la consecuencia de la actual forma social de nuestra convivencia? ¿Y si fuera el resultado de una acción del hombre intentando dominar las últimas estructuras y suturas del ser humano? ¿Un poder superior a él que se le ha escapado de entre las manos y que ya no es capaz de dominar?

El hombre ha sufrido desde siempre la tentación de ser señor absoluto de la realidad, determinando el bien y el mal, anulando a su prójimo, decidiendo presente y futuro. La literatura exotérica del judaísmo, Goethe y Borges ha descrito los sucesivos intentos por crear un pequeño hombre dios y que en el empeño han cruzado las líneas de la muerte. Los primeros capítulos del Génesis describen esa tentación, la caída en ella y sus consecuencias. Los griegos crearon una fórmula que por un lado muestra la posible grandeza del hombre y por otro el abismo al que conduce su desmesura. La fórmula del oráculo de Delfos «Conócete a ti mismo» no es el programa de un humanismo prometeico, tal como lo ha concebido la era moderna sino la advertencia de un límite: «Recuerda que eres hombre y no eres Dios».

Junto al curar e interpretar el origen de esta pandemia tenemos que corresponder a otra responsabilidad como personas, como sociedad para con esos más de 22.000 hermanos que han muerto. Tenemos el sagrado deber de hacer duelo público y de llevar luto por ellos. Por dignidad de hombres, por fidelidad de hijos y por solidaridad de ciudadanos de la misma ciudad no podemos dejar que se vayan de este mundo sin más, sin despedirles, sin rendirles honor, sin agradecer sus vidas, sin lamentar sus muertes públicamente en un acto sincronizado de toda la nación sin que pronunciemos su nombre en despedida, sin ponerlos en las amorosas manos creadoras de Dios, a quien han vuelto.

Esos miles de muertos pesan sobre la piel de España y ella, con sus autoridades e instituciones, les debe un público homenaje explícito. ¿Y si en un día y hora prefijados doblaran a duelo las campanas de todas las iglesias, de todas las ermitas, de todos los ayuntamientos en una sinfonía de lágrimas suplicantes? Homenaje en el que se nombren sus nombres, se recuerde su gesta, se ore por ellos, se les exprese agradecimiento y se les prometa fiel recuerdo? Homenaje de todos, creyentes y no creyentes, implorando a Dios para ellos paz definitiva y descanso eterno.

Llanto y luto sagrados, porque no se puede trivializar la vida ni banalizar la muerte, ni asistir impávidos a quienes han cerrado sus ojos en soledad, sin la palabra, la mirada y la despedida de sus seres queridos. Hay que volver a aprender a llorar. Llorar ante nosotros mismos, ante nuestros muertos, ante Dios. Lágrimas que pueden ser la más profunda forma de oración, con la que proferimos ante Dios nuestros dolores y resquemores, en lamento en interrogación, hasta en demanda frente a él como hiciera Job.

Llanto y luto, a la vez que acogemos sus cadáveres en entierro o en cremación. Cenizas sagradas que recibimos con el respeto que debemos a sus personas de las cuales son signo real. Por ello dispersarlas en cualquier sitio, monte o río, es una degradación, borrar en alguna forma su existencia de nuestro horizonte. Debemos darles un lugar final con su nombre y fecha que nos retengan su identidad imborrable. No somos número, no somos «nadie»; somos cada uno un alguien a quien Dios ha creado con nombre propio y a su imagen. Alguien de quien Dios no se olvida porque lo creó para que participe por siempre de su indestructibilidad divina. Cenizas que requieren su lugar propio: cementerio, columbario, otros espacios sagrados. Tampoco deben quedar en casa; pueden y deben acompañar nuestra memoria pero no alimentar la melancolía y las nostalgias que entenebrezcan la andadura de nuestro propio camino. A la vez que recordar a las personas debemos renunciar a ellas. No las perdemos; los creyentes las confiamos al amor de Dios y las dejamos recogidas bajo su guarda paternal.

Olegario González de Cardedal 
26/04/2020 Diario ABC


La ley de eutanasia abre la puerta 
a que se practique en las residencias de ancianos

La Comisión de Justicia aprueba el dictamen de la proposición de ley para que sea debatida en el Pleno del Congreso la próxima semana




La proposición de ley orgánica de regulación de la eutanasia abrirá la puerta a que la «prestación del derecho a morir» pueda realizarse también en las residencias de ancianos o en centros sociosanitarios, después de que los partidos de la coalición del Gobierno presentaran este jueves una enmienda transaccional con ERC, Bildu, Más País, BNG y Junts per Cat.
Hasta este jueves el articulado de la ley establecía que esta «nueva prestación» del Sistema Nacional de Salud se podría realizar en «centros sanitarios públicos, privados o concertados, y en el domicilio particular». Pero con la aprobación de esta nueva enmienda —por 22 votos a favor y 14 en contra—, el derecho a morir podrá prestarse en el «domicilio» a secas, dejando abierta la interpretación sobre si ese término incluye también las residencias de ancianos u otro tipo de centros donde los enfermos suelen residir durante largos periodos de tiempo.

Algunos grupos parlamentarios como Más País, Bildu, ERC, BNG y Grupo Plural, habían pedido que por el concepto domicilio «se entendieran también las residencias geriátricas o socio sanitarias si la persona está ingresada de manera continuada», pero los partidos de la coalición de Gobierno y sus socios acordaron este jueves una vía intermedia al descartar el término «domicilio particular» y dejarlo solo «en domicilio».
«El PSOE sabe que con unos cuidados paliativos de calidad, la eutanasia se queda sin clientes», afirmó el diputado popular José Ignacio Echániz

La diputada de Ciudadanos, Sara Giménez, explicó a ABC que la enmienda, que también fue apoyada por este grupo parlamentario, fue incluida para «dejar libertad a cierta interpretación que permita contemplar esos centros socio sanitarios» que proponían algunos partidos. «La claúsula domicilio es más amplia y abre el abanico a más supuestos a valorar. Puede abrir a una valoración judicial para interpretar el término», indicó.
Expertos en Derecho consultados por ABC señalan que al quitar el término «particular» deja de referirse al «concepto oficial de domicilio», como el lugar «donde se está empadronado», y puede interpretarse como «el sitio real donde se vive», explica el profesor de Derecho Civil de la Universidad Abat Oliba-CEU, Xavier Puigdollers. «Es una cuestión más genérica con la que se intenta facilitar al máximo la práctica de la eutanasia», añade.

Una «ley radical»

Para la diputada de Vox, Lourdes Méndez, esta enmienda es una muestra más «de lo radical que es esta ley». «Mucho más de lo que han hecho otros países. Si la regulación de la eutanasia es una pendiente resbaladiza, nosotros ya empezamos por la mitad de la pendiente», aseguró a ABC la diputada de Vox, uno de los partidos que junto al PP votaron este jueves en contra del dictamen de la ley de eutanasia en la Comisión de Justicia.

José Ignacio Echániz del grupo parlamentario popular aseguró, por su parte, que se trata de «una ley injusta, inoportuna e inconstitucional», que «se ha saltado todos los informes de los juristas y del Comité de Bioética y ha secuestrado el debate social al impedir que comparezcan en la Cámara los médicos y expertos en cuidados paliativos». El diputado acusó al PSOE de falta de voluntad política para mejorar los cuidados paliativos antes que regular la eutanasia. «Saben que con unos cuidados paliativos de calidad, la eutanasia se queda sin clientes. ¿Dónde está la libertad de elegir cuando no hay alternativa?», se preguntó.

El dictamen –que contó con el apoyo de los grupos parlamentarios de izquierda (PSOE, Podemos, Más País), de los independentistas (ERC, Junts per Cat y PDeCat), del PNV y Ciudadanos– pasará ahora al Pleno del Congreso de los Diputados, que previsiblemente se celebrará el próximo jueves. Tras su aprobación irá al Senado, que podría comenzar su tramitación en el mes de febrero, ya que enero es inhábil.


ES URGENTE ACTUAR Y PEDIR JUSTICIA PARA QUE NO VUELVA 
A HABER MUERTES EN RESIDENCIAS DE MAYORES.

 ¡NECESITAMOS TU APOYO!

Nuestros padres y madres, abuelos o abuelas que viven en las residencias no han tenido la atención que necesitaban. En Madrid y Cataluña, durante la primera ola estuvieron solos y solas durante largos periodos de tiempo: no pudimos ir a visitarlos. Esto podría haberse evitado si se hubieran tomado medidas adecuadas. Y puede repetirse si no actuamos rápido.

Hemos investigado lo que pasó en las residencias

Hemos investigado qué ocurrió en las residencias de personas mayores durante la primera ola. Y las conclusiones son devastadoras: su soledad y el sufrimiento que pasaron, que tendría que haberse evitado.
En Madrid y Barcelona, por ejemplo, durante la primera ola pasaron muchos días y meses en soledad. A esta soledad terrible hay que sumar que no recibieron la atención médica que necesitaban y estuvieron incomunicadas no sólo de sus familias. También del mundo exterior. 

No quiero imaginar lo que habría sido pasar estos meses en una residencia sin poder hablar con quien más quiero, sin poder saber si estaban bien mientras las noticias que llegaban eran desoladoras.
Hemos hecho público un informe en el que contamos que hubo personas residentes en Madrid y Cataluña a las que no se les dio el tratamiento que necesitaban y sólo se hicieron derivaciones a hospitales de forma excepcional. En ocasiones, demasiado tarde. 

Durante estos meses, el esfuerzo que han realizado el personal sanitario y de residencias ha sido tremendo, a pesar de las medidas ineficientes y la falta de recursos. Y la respuesta de las autoridades no ha estado a la altura. Juan Carlos, en total, se violaron cinco derechos humanos: el derecho a la vida, el derecho a la salud, el derecho a la no discriminación, el derecho a la vida privada y familiar, y a la muerte digna.
Esta pandemia ha sido durísima para todos y todas, pero ninguna emergencia sanitaria justifica el abandono que han vivido las personas mayores en las residencias. Por eso, es crucial actuar ahora con urgencia, porque corremos el riesgo de que esta situación se repita.

En Madrid y Cataluña, por ejemplo, 
se violaron estos 5 derechos humanos:
derecho a la salud
derecho a la vida
derecho a la no discriminación
derecho a la vida privada
derecho a la vida familiar

En muchas residencias, aislaron durante semanas a muchas personas residentes en Madrid y Cataluña. Estuvieron prácticamente incomunicadas con sus familias. También con el mundo exterior. ¿Imaginas lo duro que debió ser no saber lo que estaba ocurriendo fuera? 
No recibieron la atención médica que necesitaban y pasaron todo ese tiempo en soledad. En el peor de los casos, no pudieron siquiera despedirse de sus familiares.
Hubo personas residentes en Madrid y Cataluña a las que no se les dio la oportunidad del tratamiento que necesitaban, ni en la residencia ni en un hospital. En algunos momentos, no se realizaron ingresos en hospitales, y las derivaciones que se dieron, fueron la excepción y en ocasiones se hicieron demasiado tarde. 

Ninguna emergencia sanitaria justifica ni la violación de derechos humanos ni el abandono que sufrieron las personas mayores en residencias. Las medidas tomadas durante la primera ola fueron ineficaces e inadecuadas, y si no actuamos con urgencia, corremos el riesgo real de que esta situación pueda repetirse.
No podemos dejarlos solos y solas. Firma con urgencia esta petición y enviaremos en tu nombre la carta que verás junto al formulario a las consejerías de sanidad y de asuntos sociales de las comunidades autónomas. Son ellas quienes tienen en su mano garantizar la asistencia adecuada a nuestros padres, madres, abuelos y abuelas que viven en las residencias.

ES URGENTE ACTUAR PARA QUE NO VUELVA A HABER MUERTES EN RESIDENCIAS DE MAYORES. ¡NECESITAMOS TU APOYO!



ASESINADOS. El GRAN DOCUMENTAL SOBRE EL GENOCIDIO DE MILES 
DE ANCIANOS DURANTE LA «PANDEMIA».


Una educación desalmada sólo puede conducir a una sociedad desalmada
“Si hubiera un solo bien común, residiría en la educación. Todo lo demás es secundario y derivado. Y cuando la ideología transita hacia los ensayos de ingeniería social, la educación muere y, con ella, la libertad y la dignidad de la persona. Aquí reside acaso la causa de que la educación se politice y no pueda tratarse como una alta cuestión de Estado. Toda ideología es enemiga de la libertad, pero unas mucho más que otras. Libertad, sí y libertad de enseñanza, también, pero no hay que olvidar que sin verdad no hay libertad.
El Estado debe ser democrático; la escuela no puede serlo. Es necesariamente aristocrática: un profesor y varios alumnos, en perfecta desigualdad. No hay educación si desaparecen la «sal de la tierra» y la «luz del mundo».
Debemos exigir la libertad de enseñanza, pero no sólo. También debemos, entre otras cosa, recordar con John Stuart Mill, que la función de los gobiernos en la educación se limita a garantizar el ejercicio del derecho a la educación, pero no a impartirla, ni mucho menos, a decidir su contenido científico, religioso, filosófico o moral. Los parlamentos expenden leyes pero no verdades. Si se educa a la persona, la formación del ciudadano va de suyo. Educar para la ideología no es educar; es manipular y oprimir.”
Una sociedad que olvida o prescinde del alma es una sociedad desalmada. El centro de la vida de una sociedad es la educación. Una sociedad vale, en gran medida, lo que vale su hombre medio, es decir, su educación.
La educación, al menos desde Platón, consiste en el cuidado del alma. Aquí reside también el ser de Europa, según, entre otros, el filósofo polaco Jan Patôcka. Todo debate sobre la educación es estéril si se omite la referencia al alma y su cuidado.
Ningún problema técnico es relevante −desde la financiación a la calidad, desde la polémica entre la escuela pública o la privada…− si se omite la referencia al alma. Por cierto, en realidad toda educación es pública. Por cierto, lo que es público o privado es la titularidad de los centros.

La etimología nos orienta sobre la pista correcta. Educar es conducir, llevar, forjar… No hay educación sin finalidad, sin teleología, sin la representación de un ideal hacia el que se debe encauzar el camino del alma. Pero no se trata de forzar. Ni siquiera de formularla dogmáticamente. Bien decía Ortega y Gasset que quien pretenda enseñarnos una verdad, que no nos la diga, sino que nos muestre el camino para alcanzarla por nosotros mismos. La verdad nunca es cuestión de fuerza.
En su bello libro La infancia y el filósofo, Jorge Úbeda encuentra en la obra de Platón motivos para pensar de un modo nuevo la finitud y la temporalidad humanas. Y lo hace a través de una personal y pertinente interpretación de los dos diálogos en los que aparecen niños: Lisis y Cármides. La educación platónica consiste en el cuidado del alma. Y el alma es razón que desea y es también amor. La clave se encuentra en ese incesante deseo de amar y ser amado. Si se niega el alma, se niega la condición de la posibilidad de la educación.

La filosofía, según Platón, aspira al conocimiento de lo verdadero. Pero esto no es posible a través de los sentidos. Lo sensible es siempre opinable. Sólo el alma puede captar lo verdadero, pero para ello necesita abandonar la dirección y guía de los sentidos. La verdad es asunto del alma. Por eso la filosofía consiste en la purificación del cuerpo para alcanzar el pensamiento puro. Pero la separación del alma y el cuerpo es la muerte. En este sentido, la filosofía no puede ser sino tendencia hacia la muerte. La filosofía consiste para Platón también en una asimilación a lo divino, en proceso de perfeccionamiento que nos acerque a la Divinidad. Entonces, toda verdadera educación es religiosa.

Y todo pedagogo que niegue el alma o es un ignorante o un impostor.

El cuidado del alma sólo lo puede hacer uno mismo, pero no lo puede hacer solo. Para Platón la amistad deviene condición del propio cuidado del alma. Según Jorge Úbeda, al concebir la razón como deseo, Platón se encuentra con Emmanuel Levinas. Y no cabe sino compartir su afirmación: «A pesar de todo, la noción de alma me sigue pareciendo plenamente inspiradora y patentemente más descriptiva que la mente, el Yo, el Sujeto o el Dasein de los modernos y contemporáneos».
Decía, con verdad, Swift que la educación es la experiencia de la grandeza. De ahí que sus principales enemigos sean el relativismo, el igualitarismo y la politización. Ellos entrañan la destrucción de la educación. Si se niega la posibilidad de la experiencia de la grandeza, se niega la educación. Si se entroniza la mediocridad de la mano de un igualitarismo mal entendido, se destruye la educación. Si el poder asume su control, se destruye la educación. La politización es un grave mal que la convierte de fin en instrumento. Además, la política entraña el imperio del hombre común.

Es muy probable que el éxito educativo de Finlandia (al menos el relativo a los resultados tangibles) se deba a la valoración de la función social del profesor. Y no creo, desde luego, que se deba a la convicción finlandesa de que la educación consista en el cuidado del alma. Pero, al menos, se valora su función. ¿Qué no haría una sociedad convencida de que la educación consiste nada menos que en eso, en el cuidado del alma? Si no me equivoco, todo esto arroja alguna claridad sobre la crisis actual de la educación, generalmente reconocida. Pero lo que nos falta es, con frecuencia, el diagnóstico certero. No es tanto un problema de medios como de fines. Educar consiste en proponer un camino, acompañar, conducir. Eso significa que requiere una idea clara del hombre que hay que forjar. En suma, una idea acerca de la finalidad de la vida. Sin esto, sólo podrá consistir en acarrear técnicas y saberes más o menos prácticos. Pero lo más importante en la educación es siempre algo intensamente inútil. Precisamente porque no es un medio para obtener nada, sino un fin en sí.

La educación es la verdadera política. Platón distinguía entre la política socrática, entendida como pedagogía social, como educación del ciudadano, y la política sofística, que sólo busca halagar a los ciudadanos para obtener el poder. Las sociedades no pueden vivir sin minorías ejemplares que ejerzan la autoridad espiritual. Y estas minorías sólo pueden surgir a través de la educación. Pero resulta extremadamente difícil el imperio de la verdadera política. Para Platón la política democrática se asemeja a la situación de un médico y un pastelero juzgados por un tribunal de niños.
La etapa fundamental es la infancia. Después todo está ya ganado o perdido. Quizá no sea cierto que la infancia sea siempre una edad de oro. Nietzsche decía que debíamos poner en nuestras vidas la seriedad que pone el niño en sus juegos. Lo que da una superioridad al niño sobre el adulto es su manera de manejar el tiempo. El niño juega entregado al instante. Y, como Wittgenstein afirmó, vive eternamente quien vive el presente. La eternidad es el tiempo de la infancia. Sólo se libera del pasado quien vive en el presente. Sólo deja de temer al futuro quien vive en el presente. Pero la infancia también es conciencia de limitación y finitud. El hombre es un ser radicalmente menesteroso y dependiente. Entonces resulta extremadamente paradójico, más aún erróneo, considerar que el ideal y la plenitud humana consistan en bastarse a sí mismo. Ningún hombre se basta a sí mismo. Tampoco debería olvidar esto la educación.

La preparación para la profesión es muy importante, pero más aún lo es la preparación para la vida. Y esta preparación consiste en el cuidado del alma. El olvido del alma es la destrucción de la educación. Una educación desalmada sólo puede conducir a una sociedad desalmada.

Ignacio Sánchez Cámara, 
catedrático de Filosofía del Derecho.

LOS VIEJOS
FERNANDO PALMERO


Más latín y menos imbéciles

PATENTE DE CORSO

En tiempos de Franco, un ministro llamado José Solís –natural de Cabra, en Córdoba– dijo en las Cortes: «Menos latín y más deporte; porque ¿para qué sirve hoy el latín?»; a lo que el catedrático de filosofía Adolfo Muñoz Alonso respondió: «Sirve para que a ustedes, los de Cabra, los llamen egabrenses y no otra cosa». La anécdota es muy conocida; pero está de más actualidad que nunca, con la enésima ofensiva de la gentuza que gobierna o ha gobernado, que esta vez es final y de exterminio contra la enseñanza escolar de las lenguas clásicas. Nada tiene que ver con ideologías de izquierda o derecha, pues todos los gobiernos españoles desde hace sesenta años, sin excepción, han clavado a martillazos la tapa del ataúd con el que de modo tan imbécil se entierran las claves de lo que somos y podríamos ser: la civilización europea con su cultura, sus leyes, sus derechos y su libertad de pensamiento. El código que permite interpretar el mundo en que vivimos.

El último disparate mortal es el anteproyecto de la nueva ley orgánica que modificará la de Educación. Por primera vez desde 1857, desaparece cualquier referencia a las asignaturas de Latín y Griego. La materia de Cultura Clásica, que descafeína y diluye el asunto, sólo se menciona como optativa, pero acompañada de tantas otras como deseen las autoridades –importante, tratándose del multiputiferio educativo español– de las diferentes comunidades autónomas. Lo que, en la práctica, significa que verdes las van a segar. Calculen ustedes si ante el estudio del silbo gomero o la sobrasada mallorquina el Latín o el Griego van a tener alguna posibilidad; y más en esta España secular y gozosamente inculta, en la que hace casi un par de siglos aquel palurdo del artículo de Larra decía que lo dejaran de gramáticas, que le bastaba con la gramática parda.

Las razones de este disparate al que nadie pone límites no es asunto mío relatarlas, y tampoco sirve de nada hacerlo. El hecho actual es que la educación escolar en España, que en conocimiento del mundo clásico y humanidades consiste en textos cada vez más infantilizados que insultan la inteligencia de alumnos y padres, lleva décadas dirigida no por profesores, sino por sociólogos y pedagogos que enseñan a los profesores a enseñar. Y hay pedagogos excelentes, pero también otros que practican un nocivo fanatismo igualitario. Lo que tiene su intríngulis paradójico si consideramos que en la antigüedad griega, de donde procede el término, el pedagogo (paidagogos) era el esclavo encargado de llevar los niños a la escuela y el maestro (magister) quien les enseñaba.

La superstición numérica en que vivimos, que incluye separar las ciencias de las humanidades y enfrentarlas entre sí, es la carcoma que roe las bases culturales de nuestra civilización. Un alumno español puede pasar su vida académica sin saber quiénes son Homero y Virgilio –y tampoco, que ésa es otra, Noé, Judith, Moisés o Jesús–; y lo que es aún más triste, sin que le importe un carajo. Puede ser un fenómeno –palabra de origen griego– en matemáticas sin saber que esa materia se llama así porque viene del griego mathema, que significa conocimiento, como del griego vienen tecnología, física, megas o gigas. Puede ser un fan (del latín fanaticus) de El Señor de los Anillos sin saber que lo del anillo que vuelve invisible y poderoso ya lo contaban Heródoto y Platón. Puede ser un portento (latín, portentus) jugando Fortnite o sabiéndose de memoria Juego de Tronos, ignorando que fue Homero quien fijó las raíces de ese fascinante mundo.

Cualquier joven que se enfrente a la realidad de la vida en sus peores y en sus mejores aspectos, sobre todo cuando llegan tiempos duros, necesita un Newton y un Darwin; pero también un Virgilio, un Sófocles, un Ovidio, un Cervantes que lo protejan. Sin ellos será incapaz de interpretar en su totalidad el paisaje hostil por el que se mueve el ser humano. En ellos encontrará soluciones o, al menos, explicaciones y consuelo. Que no es poco. Si las Humanidades mueren, condenaremos a ese joven a verse más perdido, más indefenso y más solo en los combates que la vida le hará librar. Por eso es tan importante que pese a los políticos ruines y analfabetos, a los padres apáticos, a la sociedad estúpida que los abandona e ignora, los profesores (latín, professor), los maestros, no se rindan en sus particulares y actuales Termópilas. Que los que aún creen en la lucha heroica, aunque ésta sea oscura, incomprendida, sigan dispuestos a morir matando persas, aunque luego la fama se la lleven los 300 hoplitas espartanos, y ellos sólo sean los 700 tespios, los 400 tebanos o los centenares de ilotas que, habiendo podido huir aquel día, decidieron caer con Leónidas, y de los que nadie se acuerda.

La teoría de conspiración del llamado Nuevo Orden Mundial afirma la existencia 
de un plan diseñado con el fin de instaurar un gobierno único —burocrático y controlado 
por sectores elitistas y plutocráticos— a nivel mundial.

LA CRUZ ES REVOLUCIONARIA

💗
SÓLO POR HOY
Decálogo de Francisco Antonio Zea Pérez

1.- ...Seré feliz. Expulsaré de mi espíritu todo pensamiento triste. Me sentiré más alegre que nunca. No me lamentaré de nada. Hoy agradeceré a DIOS la alegría y la felicidad que me regala.

2.- ...Trataré de ajustarme a la vida. Aceptaré el mundo como es y procuraré encajar en él. Si sucede algo que me desagrada, no me lamentaré ni me mortificaré, agradeceré que haya sucedido porque se puso a prueba mi voluntad de ser feliz. Hoy seré dueño de mis nervios, de mis sentimientos, de mis impulsos. Para triunfar tengo que tener dominio de mi mismo.

3.- ...Trabajaré alegremente, con energía ánimo y pasión. Haré de mi trabajo una diversión. Comprobaré que soy capaz de trabajar con alegría. Comprobaré mis pequeños triunfos. No pensaré en los fracasos.

4.- ...Seré agradable. No criticaré a nadie. Si comienzo a criticar a una persona, cambiaré la crítica por elogios. Toda persona tiene sus defectos y sus virtudes. Concentraré mi atención en sus virtudes y olvidaré sus defectos. Hoy evitaré las discusiones y conversaciones desagradables.

5.- ...Voy a eliminar dos plagas: la prisa y la indecisión. Hoy viviré con calma y paciencia porque la prisa es enemiga de una vida feliz y triunfaré. No permitiré que la prisa me acose, ni que la impaciencia me abrume. Hoy tendré confianza en mi mismo. Le haré frente a todos los problemas con decisión y voluntad y no dejaré ninguno para mañana.

6.- ...No tendré miedo, actuaré valientemente. El futuro me pertenece. Hoy tendré confianza en que DIOS ayuda a los que luchan y trabajan.

7.- ...No envidiaré a los que tienen más dinero, más belleza o más salud que yo. Contaré mis bienes y no mis males. Compararé mi vida con otros que sufren más.

8.- ...Trataré de resolver los problemas de hoy. El futuro se resuelve a sí mismo. Hoy tendré un programa que realizar; si algo queda por hacer, no desesperaré, lo haré mañana.

9.- ...No pensaré en el pasado. No guardaré rencor a nadie. Practicaré la Ley del Perdón. Asumiré mis responsabilidades y no echaré la culpa a nadie por mis problemas. Hoy comprobaré que DIOS me ama y me premia con AMOR.

10.- ...Haré una buena acción a alguien. ¿A quién? Buscaré a alguien para hacerlo sin que lo descubran y al llegar la noche, comprobaré que DIOS me ha premiado con un día lleno de felicidad... y de mañana, haré un día como HOY...

DESPEDIDA

Dulcísimo recuerdo de mi vida,
bendice a los que vamos a partir...
¡Oh Virgen del Recuerdo dolorida,
recibe Tú mi adiós de despedida,
y acuérdate de mí!

Lejos de aquestos tutelares muros,
los compañeros de mi edad feliz
no serán a tu amor jamás perjuros:
¡mantendrán sus corazones puros,
se acordarán de ti!

Mas siento al alejarme una agonía,
cual no la suele el corazón sentir...
En palabras de niño, ¿quién confía?
Temo... no sé qué temo, Madre mía,
por ellos y por mí.

Dicen que el mundo es un Jardín ameno,
y que áspides oculta ese Jardín...
Que hay frutos dulces de mortal veneno;
que el mar del mundo está de escollos lleno...
¿Y por qué estará así?

Dicen que por el oro y los honores
hombres sin fe, de corazón ruin,
secan el manantial de sus amores
y a su Dios y a su patria son traidores.
¿ Por qué serán así?

Dicen que de esta vida los abrojos
quieren trocar en mundanal festín;
que ellos motivan tus enojos,
y que ese llanto de tus dulces ojos
lo causan ellos, sí.

Ellos, ¡ ingratos !, de pesar te llenan...
¿ Seré yo también sordo a tu gemir ?
¡ No! ... Yo no quiero frutos que envenenan,
no quiero goces que a mi Madre apenan,
¡ No quiero ser así!

En los escollos de esta mar bravía
yo no quiero sin gloria sucumbir;
yo no quiero que llores por mí un día,
No quiero que me llores, Madre mía...,
¡ No quiero ser así !

Y mientras yo responda a tu reclamo,
mientras me juzgue con tu amor feliz,
y ardiendo en este afecto en que me inflamo
te diga muchas veces que te amo,
¿ Te olvidarás de mí ?

¡Ah, no, dulce recuerdo de mi vida !
Siempre que luche en peligrosa lid,
siempre que llore mi alma dolorida,
al recordar mi adiós de despedida,
Te acordarás de mí.

Y en retorno de amor y fe sincera,
jamás sin tu recuerdo he de vivir:
tuya será mi lágrima postrera...
¡ Hasta que muera, Madre, hasta que muera
me acordaré de Ti !

Tú, en pago, Madre, cuando llegue el plazo
de alzar el vuelo al celestial confín
estrechándome a Ti con dulce abrazo,
no me apartes jamás de tu regazo,
no me apartes de Ti.

Julio Alarcón, S.J.
Rector de Chamartín, 1884

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PREGONERO DEL HOMBRE
PARA LA RESURRECCIÓN

No llores si me amas
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"Cristo es el origen de nuestra vida,
el término a donde nos dirigimos
y el camino por donde avanzamos".
San Agustín

¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo!
¡Si pudieras oír el cántico de los Ángeles
y verme en medio de ellos!
¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes,
los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso!

¡Si por un instante pudieras contemplar,
como yo, la belleza ante la
cual todas las bellezas palidecen!
¡Cómo! ¿Tú me has visto,
me has amado en el país de las sombras
y no te resignas a verme
y amarme en el país de las inmutables realidades?

Creedme:
cuando la muerte venga a romper las ligaduras,
como ha roto las que a mí me encadenaban,
y cuando un día, que Dios ha fijado y
conoce, tu alma venga a este Cielo
en que te ha precedido la mía,
ese día volverás a ver a aquella que te amaba
y que siempre te ama,
y encontrarás tu corazón con todas sus ternuras purificadas.

Volverás a verme, pero transfigurado,
extático y feliz, no ya
esperando la muerte, sino avanzando contigo,
que me llevarás de la mano
por los senderos nuevos de la luz y de la vida,
bebiendo con embriaguez
a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás.
Enjuga tu llanto y no llores si me amas.

(Carta de Santa Mónica a su hijo San Agustín)

panegírico encomiástico

"Jesús le respondió: 
«Yo soy la resurrección. 
El que cree en mí, aunque muera, vivirá;
y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. 
¿Crees esto?»"
Jn, 11, 25-26

 
CUANDO TODO SEA DICHO Y HECHO (When it´s all been said and done)

NO ME DIGAS ADIÓS

(Don Cándido siempre lleva consigo "la estola" 
como insignia por excelencia de la dignidad sacerdotal)

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