Entendido el COMERCIO como una de las actividades económicas más importantes del ser humano, el comercio es aquel que le permite no sólo conseguir productos que no se producen localmente (así como también vender los que sí se producen en el ámbito propio) si no que además es la actividad económica que le permite al ser humano entrar en contacto con otras sociedades, conociendo elementos de su cultura y de sus tradiciones que luego pueden ser asimiladas de diferentes maneras. El comercio es al mismo tiempo una actividad dinámica que evita el cierre geográfico y político de las comunidades y que requiere, para funcionar correctamente, el contacto e intercambio permanente entre diversas comunidades y pueblos.
El comercio es una actividad que el ser humano realizó desde tiempos muy tempranos, siempre que comprendió que no todo lo que una comunidad necesitaba podía ser producido localmente y que, entonces, era necesario intercambiar productos propios por aquellos que interesaban. Así, una comunidad que se especializa en la cosecha de determinados cereales, puede obtener otro tipo de cereales o alimentos típicos de otras regiones a partir del intercambio en partes o valores iguales de un producto propio.
La importancia del comercio para el ser humano es muy profunda ya que no tiene que ver solamente con lo económico sino también con lo social y lo cultural. Así, tal como se dijo, es a partir del comercio que una sociedad puede entrar en contacto con otra, en el momento en que se reconoce como no autosuficiente y comienza a buscar espacios o comunidades que puedan proveerle aquello que le falte. El conocimiento de otras comunidades y el interactuar con ellas a través del comercio es, además, lo que enriquece de mejor manera a una sociedad.
El principio de intercambio comercial es el único principio ético racional para todas las relaciones humanas, personales y sociales, privadas y públicas, espirituales y materiales. Es el principio de la justicia.
Un comerciante es un hombre que gana lo que obtiene, y no da ni toma lo inmerecido. No considera a los demás como a amos o esclavos, sino como a sus iguales independientes. Trata con ellos por medio de un intercambio libre, voluntario, no forzado ni compulsivo, un intercambio que beneficia a ambas partes de acuerdo a su propio juicio independiente. Un comerciante no espera que se le pague por sus pérdidas, sino únicamente por sus logros. No transfiere a otros la carga de sus fracasos y no hipoteca su vida en la esclavitud por los fracasos de los demás.
La virtud del egoísmo – Ayn Rand
El único camino hacia la paz es el comercio. Quien lo practica siguiendo los principios de acuerdos voluntarios y coexistencia pacífica recibe los beneficios intercambiar valor a cambio de valor.
Un comerciante se compromete consigo mismo a no renunciar nunca a sus valores a cambio de nada, y cumple con los acuerdos que asume con otros. No utiliza la fuerza, el chantaje ni la manipulación para alcanzar sus objetivos, por el contrario, apela a la persuasión para convencer a los demás sobre los beneficios de su oferta.
La práctica del comercio requiere valentía para correr riesgos y responsabilidad para asumir las responsabilidades, por eso no cualquier individuo puede ser un verdadero comerciante. Solo aquellos que disfrutan ser independientes, que apuestan a sus capacidades y habilidades y que creen en sí mismos pueden ser llamados comerciantes.
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