Discutimos prácticamente todos los días. Continuamente enfrentamos posturas con la gente que nos rodea. Unas veces lo hacemos de forma amigable, otra de forma menos amigable y acalorada. Yo considero que esto, siempre y cuando se haga de forma adecuada, es algo que nos enriquece como personas y que nos enseña más que muchos libros de los que lee una mayoría de la población.
Pero insisto, sólo cuando se hace adecuadamente. Porque, lamentablemente, muchas veces veremos cómo las discusiones pierden interés en cuanto aparecen las falacias lógicas.
Las falacias lógicas son proposiciones, argumentos, conclusiones o razonamientos presentados de forma aparentemente correcta. Pero en el fondo, analizándose en detalle, se trata de una proposición, argumento, conclusión o razonamiento engañoso, erróneo o falaz con la única intención de ser convincente o persuasivo.
1. No atacarás a la persona, sino al argumento (Ad hominem)
2. No malinterpretarás o exagerarás el argumento de una persona para debilitar su postura (Hombre de paja)
3. No tomarás una pequeña parte para representar el todo (Generalización apresurada o Secundum quid)
4. No intentarás demostrar una proposición suponiendo que una de sus premisas es cierta (Petición de Principio o Petitio principii)
5. No asegurarás que algo es la causa simplemente porque ocurrió antes (Causalidad falsa o Post hoc ergo propter hoc)
6. No reducirás discusión solo a dos posibilidades (Falso dilema)
7. No afirmarás que por la ignorancia de una persona, una afirmación ha de ser verdadera o falsa (Llamada de ignorancia o Ad ignorantiam)
8. No dejarás caer la carga de la prueba sobre aquel que está cuestionando una afirmación (Carga de la prueba o Onus probandi)
9. No asumirás que “esto” sigue “aquello” cuando no existe conexión lógica alguna (Non sequitur)
10. No asumirás que una afirmación por ser popular debe ser cierta (Sofisma popular o Argumento ad populum)
Por supuesto, estas falacias no son las únicas y quizá incluso no sean las más populares. Así de primeras se me viene a la cabeza el Cherry picking o Falacia de evidencia incompleta (tomar un pequeño grupo de casos del conjuntos que prueben tu afirmación, dejando de lado los que no la prueban) o la Pendiente resbaladiza (el tomar una secuencia de hechos como un hecho en sí mismo sin demostrar la causalidad absoluta entre unos y otros). Aun así considero que estos 10 mandamientos son una buena iniciación para evitar caer en ellas y, sobretodo, para señalarlas cuando aquellos con los que estamos discutiendo caigan en el fácil juego de las falacias, ya sea voluntaria o involuntariamente.
Lamentablemente, el conjunto de posibles falacias es inmensamente grande, con grandes variaciones y combinaciones de todas ellas. Esto muchas veces dificulta el poder identificarlas, pero no por ello hay que desistir. Luchar contra las falacias es un paso imprescindible para que el mundo sea un lugar más racional y más alejado de lo mágico y pseudocientífico.
Bertrand Russell fue un gran matemático y uno de los filósofos más influyentes del siglo XX. Luchó a lo largo de toda su vida en contra de las supersticiones milenarias, pero no enfrentándose directamente a ellas, sino divulgando la razón a través de sus libros, sus ponencias y en cualquier oportunidad que se encontrara por el camino.
El 16 de diciembre de 1951, aprovechó una colaboración para la New York Times Magazine para divulgar una vez más la razón, mediante un artículo titulado The best answer to fanaticism: Liberalism. Al final de este artículo, Russell exponía un decálogo que, según él, todo profesor debería desear enseñar a sus alumnos.
Posiblemente el decálogo -al que Russell se refirió como mandamientos- no sea una enseñanza completa en sí, pero enseña los pasos necesarios que toda persona ha de intentar dar para encontrarse con la razón y alejarse de todo tipo de supersticiones y creencias sin fundamento alguno.
1. No estés absolutamente seguro de nada.
2. No creas conveniente actuar ocultando pruebas, pues las pruebas terminan por salir a la luz.
3. Nunca intentes oponerte al raciocino, pues seguramente lo conseguirás.
4. Cuando encuentres oposición, aunque provenga de tu esposo o de tus hijos, trata de superarla por medio de la razón y no de la autoridad, pues una victoria que dependa de la autoridad es irreal e ilusoria.
5. No respetes la autoridad de los demás, pues siempre se encuentran autoridades enfrentadas.
6. No utilices la fuerza para suprimir las ideas que crees perniciosas, pues si lo haces, ellas te suprimirán a ti.
7. No temas ser extravagante en tus ideas, pues todas la ideas ahora aceptadas fueron en su día extravagantes.
8. Disfruta más con la discrepancia inteligente que con la conformidad pasiva, pues si valoras la inteligencia como debieras, aquélla significa un acuerdo más profundo que ésta.
9. Muéstrate escrupuloso en la verdad, aunque la verdad sea incómoda, pues más incómoda es cuando tratas de ocultarla.
10. No sientas envidia de la felicidad de los que viven en el paraíso de los necios, pues sólo un necio pensará que eso es la felicidad.
Estos diez mandamientos, difícilmente resumibles, nos enseñan a ser escépticos, pero sin cerrarnos a posibles evidencias que desconozcamos; A respetar al resto y permitir que todos expongan su opinión, sin que nadie la intente imponer a la fuerza mediante el miedo o la opresión; A seguir adelante con nuestras opiniones, por muy excéntricas que sean; A ser franco y no ocultar la realidad, aunque esta vaya en contra de nuestro propio beneficio.
Ni la fuerza, ni la autoridad, ni la mentira tienen valor alguno en un mundo donde únicamente ha de triunfar la razón, por encima de todo.
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272. Los Mitos de La Felicidad by on Scribd
1 comments :
NO MAMEN WEYES este es el primer comentario y el artículo está EXCELENTE.
APENAS PARA ENSEÑAR EN LAS ESCUELAS.
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