el apache que creía en los milagros
Tratado en ocasiones como un profeta bíblico, el líder militar ha pasado a la historia como un hombre bondadoso y de profundos sentimientos religiosos.
Cochise (K'uu-ch'ish, en apache: "tener la calidad o la fuerza del roble"), fue junto a Gerónimo y Mangas Coloradas, uno de los líderes apaches más destacados en combatir las intrusiones blancas del siglo XIX.
Durante doce años burló con éxito a las tropas y voluntarios de cuatro estados [los territorios de Arizona y Nuevo México se separaron formalmente en 1863, y los estados de Sonora y Chihuahua]. Sus aliados fueron las antiguas líneas de sus ancestros y la línea de la frontera, la cual usó con mucha habilidad, pasándose de un lado a otro según requiriese la ocasión ... Estuvo [Cochise] involucrado en numerosos ataques, combates y escaramuzas. Fue sorprendido y lo atacaron ocasionalmente en su propio campamento; lo hirieron varias veces, se informó de una docena de veces que había muerto y apenas hizo concesiones. Pero sobrevivió, lo cual es buena prueba de su empecinada oposición frente al yugo del hombre blanco ... En general cumplió su función mejor que cualquier otro apache.
Como todos los grandes jefes, Cochise dirigía personalmente a sus hombres en la batalla, sin rehuir entrar él mismo en combate. Los chiricahua no sentían nada más que desdén por los generales blancos que dirigían a sus hombres desde la retaguardia. Aun así, Cochise se entregaba a la lucha con una despreocupación tan temeraria que los blancos la hubiesen tildado de arrogante. Parece ser que tal actitud procedía de la propia confianza en su habilidad, que le hacía creerse invulnerable. El duelo con el que retó a James Tavis -una lanza contra un revólver- es sólo un ejemplo. Después de una batalla entre soldados estadounidenses y chiricahua, un explorador que había disparado en numerosas ocasiones contra el jefe dijo maravillado ante su técnica ecuestre: "Fallaba los disparos porque Cochise se deslizaba bajo uno de los flancos del caballo, sujetándose a su cuello y usando su cuerpo como escudo".
Cochise resistía la invasión de colonos mexicanos y estadounidenses en sus tierras tradicionales, conducía incursiones contra ellos a ambos lados de la frontera. La guerra con el ejército de los EE. UU. comenzó como resultado de un malentendido. En octubre de 1860, una banda Apache atacó el rancho de un irlandés llamado John Ward y secuestró a Félix Téllez, su hijo adoptivo. Aunque Ward estaba ausente al momento de la redada, acusó a Cochise como responsable del hecho, demandando al ejército estadounidense el rescate del muchacho y el castigo para Cochise. Llegó una fuerza al mando del joven teniente George Nicholas Bascom (1837 - 1862), quien mediante engaños lo arrestó, decidiendo mantenerlo como rehén hasta que fuera devuelto Félix, Cochise logró escapar cortando un agujero en la carpa donde lo mantenían.
Durante la próxima década, Cochise y sus guerreros aumentaron sus incursiones en los asentamientos estadounidenses y tuvieron escaramuzas ocasionales con los soldados. Causaron importantes daños a la propiedad y tomaron cientos de vidas. Los colonos abandonaban sus hogares. En 1872, EE. UU. ansioso de lograr la paz le ofreció a Cochise y su pueblo una enorme reserva en la esquina sureste del territorio de Arizona a cambio del cese de las hostilidades. Cochise aceptó, declarando: "El hombre blanco y el indio son para beber de la misma agua, comer del mismo pan, y estar en paz."
Tuvo dos hijos de su unión con Dos-teh-seh ("Cocino algo en el fogón"), hija de Mangas Coloradas: Taza y Naiché.
El santuario de Cochise eran las Montañas Dragoon, al sudeste de Arizona. Una cadena montañosa de escasa altitud—el pico más alto mide 2.285 metros—, que se encontraba en total aislamiento, rodeada de un desierto de artemisa y llanuras alcalinas. Por estas razones, las montañas formaban un magnífico baluarte. Ningún enemigo podía camuflar su proximidad, pues las nubes de polvo que levantaban las monturas eran fácilmente distinguibles a sesenta y cinco kilómetros de distancia de las cumbres. Aunque pequeña en extensión, la cadena estaba compuesta por un laberinto formado por miles de agujas graníticas erosionadas por el agua, barrancos, grietas, y lugares ideales para esconderse y preparar emboscadas. A veces, los oficiales del ejército sabían que Cochise estaba acampado en las Montañas Dragoon. Pero gracias a las defensas naturales del lugar, jamás osarían atacarlo allí.
Los manantiales del baluarte filtraban agua durante todo el año. En las faldas de las montañas crecían pinos piñoneros, mezquites, lechuguillas, uña de gato, yuca de montaña, bananos y también chaparros. Después de atacar, Cochise se dirigía muchas veces hacia el sur, a México, o hacia el este, hacia río Bravo. Pero tendía a dar un rodeo para regresar a las Montañas Dragoon como si allí, y sólo allí, pudiese reponer el poder que lo hacía invencible ante los ojos blancos.La noche de su muerte -8 de junio de 1874- sus guerreros le pintaron el cuerpo de amarillo, negro y bermellón, y lo llevaron a las Montañas Dragoon para bajarlo junto a sus armas en una grieta rocosa; la ubicación exacta es aún desconocida, esa sección es conocida como La Fortaleza de Cochise.
De todos los jefes indios que pueblan la historia de los Estados Unidos de América, inmortalizados en las grandes producciones de Hollywood, Cochise (1812-1874) es sin duda el más célebre y fiero. Un simple gesto de censura de este imponente caudillo, de pronunciadas facciones aquilinas, como las agrestes Montañas del Dragón, en Arizona, donde mantenía incólume su inaccesible fortaleza, bastaba para infundir temor hasta en los más bravos guerreros de su tribu de apaches chiricahuas.
La madre naturaleza dotó a este hombre de un indiscutible liderazgo. Físicamente, su estatura de casi metro noventa y su vistosa musculatura ejercían un poder disuasorio entre sus amigos y adversarios; pero además era prudente, justo e incluso bondadoso con los demás. En definitiva, una persona de honor y de profundos sentimientos religiosos, los cuales resultaron decisivos para devolver la paz a su pueblo, como enseguida veremos. Pero, ¿quién iba a pensar que este salvaje genio militar, cuyas fuerzas no sobrepasaban unos pocos centenares de guerreros, sería capaz de infligir al hombre blanco una enorme pérdida de vidas humanas y de propiedades, hasta el punto de paralizar casi la colonización del sudoeste de Estados Unidos durante doce años nada menos? Con sólo 18, Cochise recibió el ofrecimiento para convertirse en jefe supremo de todas las dispersas tribus apaches. Pero rehusó tal responsabilidad, pues lo único que le importaba entonces era permanecer junto a su querido pueblo chiricahua, el más minoritario pero también el más feroz ý el más luchador.
Al lado de Chiricahua
La década de 1850 a 1860 será recordada como un verdadero remanso de paz, cuando los carros cubiertos que se dirigían a California cruzaban sin ningún contratiempo los campos de caza de los apaches chiricahuas. Arizona entera se llenó de colonizadores, mientras la minería experimentaba un gran auge. Tucson se convirtió en la capital comercial del territorio. Se construyó incluso una estación para las diligencias junto a los manantiales de agua dulce de los chiricahuas, en Apache Pass. Cochise, en persona, llegó a estampar su firma en un contrato para el suministro de leña.
Pero toda aquella maravillosa armonía estalló por los aires en octubre de 1860, cuando unos indios errantes secuestraron a un niño mestizo llamado Mickey Free. Poco después, el inexperto y vanidoso teniente George Nicholas Bascom invadió el pacífico Apache Pass y culpó a Cochise sin pruebas de aquella fechoría. El jefe indio había aceptado su invitación a conferenciar con él en el interior de una tienda de campaña; confiado, llevó consigo a cinco miembros de su familia. Pero al oír la falsa acusación de labios del joven oficial, se puso en pie de un salto, rasgó con su cuchillo la lona de la tienda y ordenó a sus familiares que lo siguieran. Uno de los sorprendidos guardias le hirió con su bayoneta en la pierna, pero Cochise logró escapar, sin que sus familiares pudieran seguirle. Enseguida devolvió Cochise el golpe capturando a varios blancos, a quienes ofreció canjearlos por los suyos. Pero el testarudo Bascom no accedió tras sus reiteradas peticiones. Finalmente, los blancos que retenía Cochise fueron asesinados, y Bascom ahorcó al hermano y a los sobrinos del jefe apache. La guerra quedó declarada.
Verdad tardía
Años después, cuando Mickey Free fue liberado, se supo que Cochise había dicho la verdad: los autores del secuestro fueron miembros de otra tribu, la de los apaches pinal. Pero ya era tarde. En 1871, Cochise contabilizó 15.000 bajas de hombres blancos, millones de dólares en animales capturados, el abandono forzoso de las ricas minas del territorio, y centenares de granjas y haciendas devastadas. Una verdadera catástrofe que obligó a Washington a enviar a seis generales de la guerra civil y a 5.000 soldados para combatir contra las reducidas fuerzas de Cochise.
Cuando todo parecía perdido para los chiricahuas sucedió un verdadero milagro. Cochise jamás perdió la esperanza. El general Oliver Otis Howard, héroe de la guerra civil, conocido como «el general cristiano», recibió el encargo de dialogar con él. Howard estaba al corriente de la raigambre religiosa del jefe indio y confiaba en la capacidad de persuasión del capitán Thomas Jeffords, quien a su vez conocía a Cochise.
Tras varios días de oración al pie de las Montañas del Dragón, Howard vio aparecer de repente a un indio majestuoso que se abrazó a Jeffords. El general acompañó finalmente a Cochise hasta su fortaleza, donde le habló con el mismo fervor que un profeta bíblico. Hoy los descendientes de Cochise y su pueblo viven pacíficamente gracias a la integridad de dos hombres que supieron hacer honor a su palabra dada.
Bendición Apache:
“Que el sol te traiga nueva energía cada día.
Que la luna restaure tu ser
suavemente por la noche.
Que la lluvia te limpie de preocupaciones.
Que la brisa sople nuevas fuerzas en tu ser.
Que camines tranquila por el mundo
y aprecies su belleza todos los días de tu vida”.
FLECHA ROTA
TAZA HIJO DE COCHISE
COCHISE MÚSICA
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