XESTA O RETAMA (Cytisus scoparius)
(LEYENDA DA POLA DE XESTA)
En mi tierra (Galicia) a la RETAMA (no confundir con el TOXO) se le llama así. “Xesta” y a las ramas de los árboles se les llama “polas”.
En Galicia, en el anochecer del último día de Abril existe la costumbre de cortar pequeñas ramas de xesta y colgarlas en los rincones de las habitaciones, en los negocios, en el coche a mucha gente le gusta ponerlas dentro de algún bolsillo resguardado de la cartera o agenda.
Es una tradición muy antigua que empezó con la gente del mar. Muchas de nuestras leyendas y costumbres vienen del mar. Cuentan que tiempo atrás un patrón de pesca atravesaba uno de los campos que rodean las villas marineras camino de la costa, camino de los muelles hacia el barco en el que iba a permanecer varios meses.
Era el último día del mes de Abril, de hace muchos, muchos años y la retama florecía en los márgenes del camino.
Tal vez, se le anticipo la nostalgia, la morriña, ese sentimiento que se nos arrima al alma a todos los gallegos cuando estamos lejos de casa. Se detuvo y arranco una pola pequeña de retama florida y se la guardo en el petate que llevaba al hombro.
Mas tarde, ya en alta mar, la colocó en el puente colgada de un trozo de red. Era un gesto tierno, pero innecesario, el poner un pedacito de su paisaje mas querido frente a los ojos, para no olvidar lo inolvidable y cuentan que esa marea estuvo llena de misteriosas ayudas, de pequeños milagros que se fueron sucediendo a lo largo de los días. Y aunque nunca quisieron precisar cuales habían sido esas ayudas, todo el grupo de aquella expedición estaba realmente convencido de que la ramita de retama era un amuleto…
La gente del mar suele contarse las cosas. Las buenas y las malas cosas. Se avisan, se advierten unos a otros. Tal vez la sensación de estar en una batalla en el mismo bando aunque en distintas coordenadas, les de este talante solidario
Así que desde aquellos días, se convirtió en algo habitual llevar una ramita de retama en el puente de los barcos. De ahí paso a las casas y más tarde a todo aquello que se intentaba proteger.
Ya era una planta sagrada para los druidas celtas y en Galicia entra a formar parte de muchos ritos de fertilidad, para alejar males, o de exaltación de la primavera y por tanto del renacimiento, de los inicios, de la vida, en fin.
El día de san Juan, precisamente, con sus ramas con las que se suelen hacer escobas, se barre la casa para purificarla y protegerla frente a los malos espíritus para el resto del año. El primer día de mayo se puede ver engalanadas con xestas en flor las puertas y ventanas de muchas casas, los aperos de labranza, en los barcos de pesca y en los coches y camiones, incluso en una gran ciudad como Vigo... todo ello para que su presencia aleje cualquier infortunio a lo largo del año.
También era la flor de los enamorados, que los jóvenes entregaban a las muchachas que pretendían: si éstas la tomaban, significaba que los aceptaban como pretendiente.
En algunas romerías como la de la Franqueira, en La Cañiza, aún hoy las jóvenes aciertan a hacer un nudo en sus ramas con un solo dedo, antes de llegar al santuario; si no se deshace, el próximo año vendrán acompañadas de su amado.
Qué cores de cereixa lle saíron ás fazulas [mofletes]
a aquela rapaciña que, ao pasar,
sorpresamos atafegada
en darle voltas á ponla da xesta
En otras comarcas, el objeto de estos nudos es otro: cuando un niño está enganido, es decir, está debilitado o consumido, normalmente por la acción de un mal de ollo o por una meiga chuchona, o por el genio maléfico tarangano, que le chupan la sangre a la criaturita, en estos casos, una forma de curarlo consiste en hacer un nudo con la mano izquierda; si la xesta sobrevive con el nudo, el chaval sanará.
Uno de los muchos nombres populares que recibe esta planta es el de escoba o retama de escobas, porque con sus ramas se acostumbraba a fabricar escobas (los angloparlantes también conocen a esta planta como broom, escoba)... pero su utilidad va más allá de este prosaico uso, tan a ras del suelo. Esta planta está considerada por la cultura popular con grandes propiedades apotropaicas, palabro que viene a significar lo que aleja o aparta las influencias maléficas. De ahí que se pongan ramos, como hemos visto, en las puertas y ventanas de las casas y en los vehículos o aperos de labranza el primero de mayo para que su presencia aleje el mal durante todo el año.
El día de san Juan, igualmente, se barre la casa con escobas de retama para purificarla y protegerla frente a los malos espíritus para lo que resta del calendario.
Una de las prácticas de los pastequeiros, una especie de brujos que ejercen su trabajo en las parroquias de Bértola y Tomeza, al sur de la provincia de Pontevedra, es la de ordenar a las personas que sufren del meigallo que, durante tres mañanas consecutivas, en ayunas, barra su casa con una escoba de xesta. El polvo y los restos de la basura que ha recogido, debe depositarlos en un papel y dirigirse a la orilla de un río; una vez allí, por encima de su cabeza y de espaldas al río, tirará estos desechos al río, al tiempo que pronuncia la siguiente fórmula:
Así como esta broza foi botada,
mal e invexa da casa sexa cortada
MILLO VERDE - CANTIGAS DE ALDÁN
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