El libro de Thays apunta a que una ciudadanía informada, al tanto de
lo que sucede en sus instituciones, despojando de los ropajes de
propaganda a las circunstancias y presentándolas como realmente son,
se convierte en un elemento fundamental para la seguridad de la
nación; porque un ciudadano bien informado toma mejores decisiones,
exige mejores gobiernos, actúa para evitar situaciones de peligro y
resguarda de mejor manera el bien común, cosas que, en definitiva,
desembocan en la paz y la convivencia ciudadana.
El país hizo fiesta cuando, por desconocimiento, le entregó el poder a
los golpistas, totalmente ignorante de sus intenciones, de sus pasados
y de quiénes eran sus amos; fue una situación que tenía más de
cuarenta años fraguándose y los gobiernos democráticos, que
supuéstamente deberían tenernos al tanto, prefirieron guardar silencio
y ocultarnos la situación.
La espina que saca Thays Peñalver es gruesa, pero se siente alivio al
saber que está afuera, ensangrentada, pero a nuestra vista.
Los gobiernos anteriores a Chávez no supieron defender la democracia,
es más, la empujaron al precipicio, tal como revela la autora en su
conmovedor capítulo final; una buena parte lo hizo por simple egoísmo,
otra por miedo y aún otra porque confiaba en que con sus habilidades
políticas podría manejar cualquier situación… hasta que se les sentó
el gorila encima y no pudieron moverse.
📕Este cuento se acabó
Maduro va de catástrofe en catástrofe. Ya no es un asunto de ser exitosos, ni de marchar a paso de vencedores, ni de inventarle motores al burro. No es broma, un tercio de la economía se habrá perdido con Maduro. El chavismo perdió toda capacidad de gobernar. Su gobierno se ha simplificado de tal manera, se ha minimizado a tal punto, que en las instalaciones cuyo letrero dice Panadería, no hay pan. En donde dice carnicería no hay carne o parece una joyería, donde dice Farmacia, no hay medicamentos, pero sobre todo donde dice Miraflores, ya no hay gobierno. El proyecto económico es financiar la represión, el modelo productivo es importar fusiles, tanto como su modelo de gobierno es organizar la represión y tratar de sostenerse en pie en la medida de lo posible. Pero no es por eso que este cuento se acabó.
El chavismo ya no solo perdió el concurso de simpatías de toda la América y en toda la Unión Europea, sino que logró que todos concuerden que debe marcharse. Maduro logró lo imposible, si Bachelet terminó alineada con Washington hasta los mas proclives simpatizantes guardan silencio como si se tratase de un velorio o airean sus dudas: “Venezuela era la Arabia Saudita del mundo ¿a dónde se fue ese dinero?” (..) pregunta nada menos que el ecuatoriano Correa, quizás el mas inteligente de los socialistas latinoamericanos, que supo salir a tiempo para que le explote la bomba populista a su sucesor. “Ecuador no es Venezuela” explica, mientras la frase se repite en Italia, en España y ahora en plenas elecciones francesas. El chavismo encarnado en el gobierno de Maduro, es usado ámpliamente en todo el planeta como ejemplo del fracaso. “Abominable” grita un hastiado candidato izquierdista francés sobre lo que ocurre en Venezuela. “Ustedes quieren sembrar el miedo vinculándome con Venezuela” remata dejando claro que el modelo de Maduro es como para darle miedo al mas pintado de los votantes europeos. Tampoco es solo por esto, que este cuento se acabó.
Lejos quedaron los días en que al gobierno todo le salía bien, principalmente porque la chequera permitía que todos estos que hoy reculan, le aplaudieran sus gracias. Ya no se trata de un gobierno que ya no gobierna. Sino de una horda sin pensamiento y sincronizada para defender su propio pellejo. El “poeta de la revolución” no habla de cultura, ni de derechos humanos, el “maestro de la revolución” no habla de pupitres, ni de educación, el “militar de la revolución” no habla de defensa, el “policía de la revolución” no habla de seguridad, el “gerente de la revolución” no habla de producción. Todos han abandonado la promesa de futuro, para amenazar con llenar de sangre las calles. Y su conductor amenaza torpemente con gastar los últimos seiscientos millones de dólares para desatar una guerra civil. Este episodio no recuerda nada de lo que viviera jamás America Latina en materia política, solo recuerda para sorpresa de todos, los últimos momentos de Pablo Escobar. Pero no, amigos, no es solo por eso que este cuento se acabó.
Para dar el zarpazo final a la democracia y justificar el golpe de Estado, Maduro contaba con los medios colombianos y venezolanos, en especial con Uribe y Santos, así como la oposición venezolana tratando de quedar como un héroe y le salió el tiro por la culata. Intentó escalar el conflicto con Colombia, apelando al patriotismo, cerró las fronteras, las militarizó, luego envío a los Sukhoi a perseguir un avión de Avianca, para que el cuento terminara con un centenar de soldados venezolanos, en tiempos en los que los celulares tienen GPS, con sus botas, levantando campamento e izando la bandera de Venezuela en territorio colombiano. Imaginemos por un instante que hubiera sido a la inversa. Que Colombia cerrara las fronteras, enviara tanques, sus aviones de combate persiguieran a un avión de Conviasa y finalmente el ejercito colombiano, armara campamento en Apure y levantara su bandera. Para nosotros, habría sido algo peor que el incidente del Caldas.
Pero Uribe, Santos y los medios no pisaron el peine intentado, luego de semejante escalada de tensiones. Como bien lo indican desde el seno del gobierno colombiano: “ordenamos la máxima discreción”, fueron llamados a consulta todos los jefes de medios y políticos de Colombia y “luego de un concienzudo análisis diplomático y militar (..) no había cabida a pensar que este fue un hecho fortuito (..) El gobierno colombiano cree que Venezuela buscaba un pretexto para generar una crisis entre los dos países y así (..) levantar una cortina de humo sobre su crisis interna y decretar un estado de excepción o emergencia” para encubrir el autogolpe. Nada “le funcionó a Maduro” (Semana). Los plenos poderes, que habría obtenido por la crisis, terminaron en una posición adelantada que los desnudó frente al mundo como un tiranuelo africanizado mas. Y Santos terminó pateando a Maduro, siendo el que logró la Paz, con un premio Nobel y héroe de los suyos al haber “arrodillado a Maduro”. Pero no solo por eso, es que este cuento se acabó.
Maduro contaba con sus lobistas y con Putin para convencer a Trump de que es un Al Asad tropical, el “hijo de Chávez y único hombre que puede garantizar la paz en Venezuela. No estuvo ni cerca, porque para ser Al Asad se necesita ser hijo de Hafez (el gran aperturista Sirio) es decir capitalista, proclive a la inversión extranjera, a la propiedad privada y exitoso económicamente y no un comunista bochornoso que esta llevando a Venezuela a la quiebra económica. Ya nadie cree que Maduro pueda gobernar y ya nadie piensa que hay alguien peor que Maduro. Efectivamente no lo hay. Por eso apenas logró que el Canciller ruso dijera que Maduro olía como Allende (Efe) y no pocos cercanos a Maduro dijeron que se inmolaría tal y como chillaba éste a la salida de Castro de Chile “Tendrán que acribillarme..” hasta en eso, se acribilló él solito.
Nada le funcionó y la amenaza de los rusos es especial, porque no hay que olvidar que la oposición no gobernó Chile a la muerte de Allende. Los rusos saben mucho de fracasos, porque sobre todo el que mas gritaba en contra de la oposición, el que mas reprimía las marchas opositoras desde 1971, era el jefe de la Guarnición de Santiago de Chile y posterior jefe militar de la Zona de Excepción, cuando decían que “los fascistas” tenían “un plan orquestado para destruir el régimen democrático y el imperio de la Ley”, en fin el gran represor de la oposición era nada menos que general Augusto Pinochet.
Por eso los rusos establecen la analogía. De nada le sirvió a Allende tener de ministros (Minería, Obras Publicas y Hacienda) a las cabezas militares de los tres componentes (que gritaban Patria o Muerte), cuando los tenientes y capitanes empezaron a rugir. De nada le valió a Allende constituir las “brigadas cívicas” “con funciones de policía popular” para amedrentar a la oposición, en lo que sonó el primer disparo militar. De nada le sirvió tampoco el llamado a la “mesa redonda” (dialogo) cada vez que la gente saltaba a las calles, para luego mentirles y no hacer nada de lo acordado. Así que los rusos, que saben de la historia revolucionaria y sobre todo de falsos revolucionarios tropicales, lo primero que conocen es que no hay general, ni padrinos militares del régimen que aguanten mucho, cuando los tenientes comienzan a presionar, porque su familia tiene hambre. Pero no amigos, no se trata de que los militares que mas chillan arengas sean los primeros siempre en voltearse, esto tampoco es la razón por la que este cuento se acabó.
Maduro contaba con Trump y con la C.I.A para asegurarse la solidaridad de la izquierda latinoamericana. Y solo se escuchó la voz de Evo Morales gritando que Trump quiere el petróleo venezolano mientras que Trump, brillándole los ojos le contestó con el récord de exportaciones de petróleo, habiéndose comido los recortes de la Opep (Forbes) y firmando un Oleoducto que terminará nada menos que frente a Citgo para terminar de barrer con el petróleo venezolano. Pero lo peor para Maduro no es solo el silencio de Washington, sino que sus 500 mil dólares tirados a la basura para chuparle medias en la toma de posesión, fueron contestados a los pocos días, con Lilian Tintori en el despacho Oval. Sus millones gastados en Lobby terminaron con Tillerson señalando a Maduro como un tiranuelo. No amigos, la CIA no salvara a la revolución bolivariana de su decadencia por merito propio, es la Izquierda de Allende, la Izquierda uruguaya, la izquierda mexicana y la izquierda mundial los que hablan de que Maduro, debe marcharse del poder. Pero tampoco es solo por eso, que este cuento se acabo.
Amigos, este cuento se acabó. Porque el pueblo no esta despertando de una pesadilla llamada chavismo, sino de un sueño. No fueron “buenas políticas del chavismo” sino una ilusión financiada por el petróleo, una irresponsabilidad gigantesca que sacó temporal y ficticiamente a millones de la pobreza. Pero como toda esa movilidad social, ese ascensor social no estaba garantizado por producción, ni por creación de trabajos, sino por una petrochequera tan temporal como los idiotas que firmaban los cheques, esa movilidad termina ahora convertida en una avalancha, un alud de pobres que caen, por efecto de la gravedad, a su rancho de piso de tierra de toda la vida.
Pero el problema de antes del chavismo era nada en comparación al de Maduro, porque quien nace en una Fabela, no extraña su mansión. Bien lo dijo Lula da Silva “quien se acostumbró a comer lomito, ahora no quiere comer pellejo”. Quienes se acostumbraron a los subsidios masivos y que con un sueldo mínimo compraban dos cajas de whiskey hoy no pueden siquiera comprarse una botella de ron barato. Quienes comían todo importado y subvencionado, casi gratis, hoy hurgan en la basura. Quienes lograron viajar y obtener los dólares para vivir un mejor un año y darse algún lujo, hoy les ofrecen una bolsa de comida. Quienes pisaron los hoteles subvencionados, hoy tienen que volver a su letrina afuera de su casa con techo de zinc. Quienes abarrotaron las clínicas privadas, por la subvención de los seguros y los implementos quirúrgicos masivamente, hoy mueren de mengua en el desvencijado hospital de toda la vida. Quien pasó del rancho al apartamentico, sintiendo que había progresado, hoy vuelve a ver las caras sonrientes de sus viejos vecinos. Quien progresó del apartamentico a otro mejor, hoy debe cinco meses de condominio. Quien logró sacar a sus hijos a un Colegio privado, hoy les ve las caritas tratando de explicarles que deben volver atrás. Quien compró su carro subvencionadísimo, hoy no tiene como pagarle el repuesto y tiene que volver al destartalado autobús. En fin, los que mas creyeron en el chavismo, hoy saben que volvieron al pasado y están despertando con lagrimas en los ojos, pero de arrechera.
Y eso, es lo que esta pasando en las calles. Ya no son los jóvenes universitarios, ni la clase media. Hoy, hombro con hombro, hombros con hambre tiran piedras los de clase media junto a los pobres y si, junto a los exchavistas. Protestan los jóvenes y los mayores de clase media a su estilo en las autopistas, protestan en la tarde, luego del trabajo los obreros en las zonas populares, protestan los radicales de siempre enfrentados a la autoridad y ahora se han unido, los mas pobres y los depauperados que abren santamarías pero de polleras, carnicerías y abastos en las zonas populosas, buscando nada menos que comida en los pisos sin importar incluso, si mueren electrocutados.
Por eso no hacen falta medios de comunicación privados, cuando el gobierno se hace a si mismo su mala propaganda. Mientras las gente clama por comida y medicinas, el gobierno dice que el hambre de quienes la sufren, es mentira. Esta gente ha levantado una nueva barrera. Esto amigos, se acabó, porque frente al clamor generalizado de asistencia, un presidente y su entorno completamente divorciados de la realidad, bailan literal y alegremente frente a las miserias de su propio pueblo. Es la señal inequívoca de que el chavismo llegó a su fin y de la peor manera. La imagen de un presidente y su entorno, riendo y bailando salsa en medio de un panorama de hambre y falta de medicinas, es la imagen que demuestra que este cuento, se acabó.
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