EL Rincón de Yanka: LA EDUCACIÓN EN LA REFORMA PROTESTANTE

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martes, 8 de noviembre de 2016

LA EDUCACIÓN EN LA REFORMA PROTESTANTE



Los Reformadores estaban a favor de la educación universal porque pensaban que todos y todas tenían que leer las Escrituras y conocer el camino de reconciliación con Dios. Estaban a favor de la educación pública porque las escuelas parroquiales no habían logrado esa meta. Más adelante en la historia esos propósitos fueron cambiados por motivaciones seculares, no-religiosas. A los reformadores probablemente les hubiese desconcertado saber que sus reformas educativas algún día llegarían a verse como los primeros pasos hacia la educación secular, igualitaria, democrática. (Mark A. Noll, “The Earliest Protestants and the Reformation of Education,” Westminster Theological Journal)
En cuanto a la educación que se practicaba en la época de la reforma Protestante, principalmente se basaba en la lectura de la Biblia y por tanto, la necesidad de enseñar a leer tanto a niños como adultos, de este principio surge el interés por la enseñaza popular.
La reforma organiza la educación pública no sólo en el grado medio, sino también, y por primera vez, en la escuela primaria pública.

Un cambio significativo respecto a la educación de la Edad Media era que la educación de la Reforma tenía un carácter nacional dejando cierta libertad de enseñanza a cada nación y usaba idiomas vernáculos, a diferencia de la educación medieval caracterizada por ser universal, homogénea y con el uso del latín como única lengua de enseñanza.
Como hemos comentado anteriormente surge un gran interés por la educación popular lo que tuvo como consecuencia la creación de la educación pública.

El espíritu protestante de libertad del pensamiento inmediatamente se vio limitado y controlado por la iglesia protestante con sus catecismos y procesos de control de la Palabra de Dios.
“Justificación por la fe” llega a significar fe no sólo en Dios sino en la sana doctrina de la iglesia.
Calvino preguntó, “¿Hay fe sin entendimiento, en meramente someter sus convicciones a la Iglesia?” Estaba hablando acerca de la Iglesia Católica Romana con sus doctrinas que no se basaban en la Biblia. Pero Calvino también era muy estricto en sus ideas de cómo se podía interpretar la Biblia, y cuál fuera la doctrina sana, correcta.
Sin embargo, con la tendencia hacia la educación universal y el crecimiento de la población alfabetizada, y los esfuerzos de los Reformadores de traducir la Biblia a los idiomas de los pueblos, la gente común tenía acceso directo a la fuente de la fe y las doctrinas, la Biblia.

Lutero demanda a los gobernantes la creación de escuelas para ofertar una educación religiosa que llegue a todos y no sólo al clérigo, con los principios de instrucción universal, obligatoria, estatal y gratuita como base.
Establece lo que podríamos denominar escuelas secundarias en las que se enseñaba no sólo a leer y escribir, sino también nociones básicas de aritmética, cultura clásica, matemáticas y ciencias.
Lutero diferenciaba entre la educación de los hijos de campesinos, las ocupaciones y la educación de los príncipes.
Defendía que se debían enviar a la escuela a los niños dos o tres horas y una hora en el caso de las niñas, dedicándole más tiempo a los alumnos que fueran más hábiles.
Aunque Lutero contemplaba la educación de la clase pobre, en general, se centraba en la formación de burgueses y de la clase más pudiente.
“Con el entrenamiento intelectual, argumentó Lutero, aprendemos lo que significa tener libertad en Cristo y ser bondadosos con las demás personas. No lo sabemos fuera de la Palabra escrita de Dios, la Biblia. Estudiar la Biblia y absorber su mensaje acerca de las normas justas de Dios y su misericordia es central al cristianismo. Sin este estudio no sabemos cómo librarnos del pecado o ser librados para el servicio en amor a Dios y los demás. Y personas cristianas deben estudiar otras cosas aparte de la Biblia para que el mensaje bíblico se aplique en todo ámbito de la vida.” Noll.
La nueva educación pública tuvo su mayor desarrollo en la educación media ya que se dio un proceso de creación y reforma de los colegios humanistas.
En las escuelas primarias se impartían las materias tradicionales de escritura, cálculo y lectura (de las Sagradas escrituras en la lengua vernácula), en cuanto a la educación media o secundaria se debía enseñar:
Los clásicos griegos y latín (Homero, Terencio, Cicerón, Virgilio, etc.)
Se enseñaba a leer y escribir, tanto en latín como en alemán, la gramática latina, el credo y los rezos.
Se leían los autores latinos y se aprendían los rezos del servicio eclesiástico.

Aunque hoy la educación universal en una sociedad y un mundo pluralista tenga implicaciones muy diferentes a los propósitos de los reformadores para el mundo que podían percibir o imaginar, todavía podemos afirmar con su misma lógica el valor de ejercer nuestro intelecto, imaginación, y curiosidad a través de la educación para apreciar el universo que Dios creó, sostiene, y sigue renovando.
Los Reformadores nos enseñan que la formalización de una curiosidad acerca de todo aspecto de la vida (lo cual es otra manera de decir “la educación”) puede ser otra manera de glorificar a Dios y disfrutar de su presencia para siempre.(Noll)