EL LIBRO SECRETO DE HENRY
(THE BOOK OF HENRY)
“La violencia no es lo peor del mundo…
lo peor es la apatía”
Ya lo había dicho, Martin Luther King. “La tragedia final no es la opresión y la crueldad de la gente mala, sino el silencio que guarda la gente buena”. La indiferencia, la apatía, el guardar silencio ante la maldad que vemos a diario, nos convierte en cómplices indirectos y vergonzosos de aquellos que dañan a otros, y con sus acciones, causan desgracia y sufrimiento a seres inocentes y honrados.
¿Cómo vamos a callar ante un grave abuso? ¿Cómo podemos seguir de largo cuando vemos a una persona maltratar a un niño, a una mujer, un anciano o un animal? ¿Cómo decir que, “no es asunto nuestro”, cuando vemos asesinar a líderes sociales, a campesinos inermes o a indígenas inocentes? Como bien dijera el Premio Nobel de la Paz, Desmond Tutu, “Si eres neutral en situaciones de injusticia, estás del lado del opresor”.
Henry Carpenter, no es solo un niño prodigio con un alto nivel intelectual, también es capaz de manejarle las finanzas a su madre y tener claridad sobre muchas cosas que ni siquiera muchos adultos alcanzan a ver… pero además, Henry tiene un enorme corazón que lo hace muy sensible ante las injusticias que se cometen en el mundo, y sobre todo, frente al maltrato a la mujer. Huérfano de padre, éste chico de 11 años, vive con su madre, Susan, y su hermanito Peter; y en la casa contigua tiene de vecina a Christina, una adolescente cuyo semblante y retraimiento comienza a revelar que está siendo víctima de un abuso. El ojo avizor de Henry, le permite advertir tal situación… y desde entonces hará suya ésta causa, porque no quiere ser uno más de los que viven en la apatía ante el dolor ajeno.
Así comienza ésta dramática historia que nos tocará puntos muy sensibles de nuestra alma, invitándonos a reflexionar sobre nuestro verdadero lugar en la existencia; sobre nuestro rol como padres; y también acerca del reconocimiento que se merecen los jóvenes, cuando son más sensibles y comprometidos frente a la realidad que los afecta, no solo a ellos, sino a la gente del común.
Vivimos ya en un tiempo en que, ante el ilimitado acceso que tienen los jóvenes al conocimiento, son ellos los que, en muchos casos, se ven abocados a educar a sus progenitores… y si dejamos nuestra obstinación y nuestra soberbia, estoy convencido -porque también tengo hijos-, de lo mucho que tienen para darnos. El mundo es cambiante, las generaciones son cada vez más evolucionadas y quien no se compromete a contribuir a un mejor vivir ¡para todos!, tendrá que dar un paso al costado.
Con un emotivo guion de, John Hurwitz, el director Colin Trevorrow, consigue sacar avante una emocionante historia que está muy bien interpretada por Naomi Watts, como la madre que tiene harto que aprender de sus hijos; Jaeden Lieberher (ahora, Martell, el apellido de su madre), impecable como, Henry, el brillante chico de efímera, pero, inolvidable existencia; Jacob Tremblay, encantador como el pequeño Peter, leal a su familia y con aires de inventor… y, Maddie Siegler, preciosa y conmovedora como la joven bailarina (en la vida real ha tenido muchos logros en ésta labor), y prístino ejemplo de aquella suerte de seres que urgen de una sociedad activa, sensible y responsable.
Directa y sin tapujos, la dura crítica que hace, Trevorrow, de unas instituciones que siguen dando muestras de una enorme incompetencia para frenar el maltrato, el abuso, la violación... y cuanta canallada se comete contra esa generación que es la esperanza de un mejor futuro.
0 comments :
Publicar un comentario