«Les presentan como a criminales
cuando eran caballeros cumpliendo con España»
El mensaje es antibelicista desde el minuto uno, impregnando toda la película de una insoportable pesadumbrez derrotista, moralista, aleccionadora que no hace si no hundir la paciencia y la energía de los espectadores. El conflicto general, algo que puede parecer obvio, no está claro en ningún momento, pues la película se centra en los diversos conflictos personales de cada uno de los personajes. Álvaro Cervantes parece que es el protagonista, él es el narrador de la película, pero el desdibujado recorrido de la trama, le resta continuamente importancia a la par que conocemos el triste trasfondo de cada uno de los personajes. Personajes, todos, tan forzados a ser grises, que acaban siendo mediocres.La película podría haber albergado el mismo mensaje, el antibelicista, si en vez de empeñarse en retratar un grupo de soldado llorones, ya fueran los veteranos o los imberbes, hubieran construido la realidad de unos héroes que, a pesar de la distancia, a pesar de la inferioridad numérica, a pesar del abandono político, a pesar de la inexperiencia, a pesar de las tentaciones, tuvieron sobrado valor para aguantar un sitio de casi un año de duración. No se puede abrir una película histórica autoflagelándose y alargar este idea hasta el minuto ciento veinte. Tanto dolor, tanto lloro, es insoportable.
El historiador Miguel Ángel López de la Asunción carga contra el tratamiento cinematográfico dado a los héroes españoles en el libro «Los últimos de Filipinas. Mito y realidad del sitio de Baler»
El historiador Miguel Ángel López de la Asunción ha desmontado algunas de las «falsas» leyendas que, a su juicio, ha creado el cine en torno al medio centenar de soldados españoles que resistieron durante casi un año el asedio de la iglesia de Baler, conocidos como «los últimos de Filipinas», a quienes se ha presentado «poco menos que como a criminales de guerra, cuando eran unos caballeros cumpliendo con un servicio a España».
Autor del libro «Los últimos de Filipinas. Mito y realidad del sitio de Baler», López de la Asunción ha inaugurado esta mañana en Toledo las 'Jornadas sobre la Guerra Hispanofilipina y el sitio de Baler, organizadas por el Museo del Ejército, con una conferencia sobre «Los protagonistas del asedio de Baler», en la que ha criticado el tratamiento que se dio a este destacamento en la película «1898: Los últimos de Filipinas», de Salvador Calvo.
Defender a España
Mientras los demás utilizan todos sus medios disponibles para engrandecer su Historia (mintiendo si es necesario y escondiendo sus errores y horrores) y, llegado el caso, denigrando la de los demás, en España no solo tenemos muy pocas películas sobre nuestras hazañas históricas, incluyendo las derrotas dignas y valerosas, sino que cuando nos ponemos a ello las utilizamos a menudo para tirar piedras contra nuestro tejado. Compárese cómo se transforma una derrota en una victoria moral enfocándose en los gestos de heroísmo reales o inventados (“Dunkerque”, 2017, de producción anglo-americana, con presupuesto de 100 millones de dólares) o hacer algo muy distinto teniendo mejores motivos: “1898. Los últimos de Filipinas”, 2016, con 6 millones € de presupuesto que describe el sitio de Baler, una hazaña que honran todavía hoy los propios filipinos.
El historiador madrileño ha hecho hincapié en que los soldados españoles que permanecieron en la iglesia de Baler durante 337 días, durante la insurgencia filipina, «no eran unos locos, no estaban secuestrados por oficiales, eran unos militares que supieron cumplir con su deber de defender un distrito español, que no una colonia», ha puntualizado.
«El Destacamento de Baler defendía una provincia española, compuesta por 7.107 islas, a la que en tan solo dos meses se enviaron 17.000 hombres, ante la sublevación generalizada de la población local», ha defendido López de la Asunción, que ha reprochado también que en la película de Calvo se les presentaron como a «soldados maltrechos, cuando en realidad tenían una uniformidad perfectamente adaptada al medio y el mejor fusil de la época».
Leyenda negra
Otras de las leyendas que, en opinión del historiador, carecen de rigor es que fueron «unos soldados abandonados por el Ejército español» y, en este punto, ha resaltado que «hasta diciembre de 1898, nadie sabe que en Baler había una bandera española ondeando en el campanario de su iglesia».
También ha insistido en la idea de que «los últimos de Filipinas no eran unos locos», pues cuando entraron en la iglesia de Baler, el 30 de junio de 1897, «disponían de víveres, munición, hicieron un pozo para disponer de agua, tenían la moral alta y todo lo necesario para aguantar hasta la llegada de refuerzos desde Manila».
López de la Asunción ha hecho también un repaso de los protagonistas principales del asedio de Baler, entre ellos el capitán Enrique de las Morenas y Fossi o Saturnino Martín Cerezo, oficial al mando del destacamento, «que no era el criminal que nos cuentan, sino un servidor de su Ejército, un hombre riguroso con la normativa y que no dejaba nada a la improvisación», ha recalcado.
También ha hecho énfasis en que cuando se habla de los 33 supervivientes de la gesta de Baler no se incluye a los dos padres franciscanos, López y Minaya, que «entraron como parlamentarios» y compartieron el destino de estos «últimos de Filipinas» en una iglesia, ha enfatizado el historiador, «que pasó de ser eso, a convertirse en un almacén, luego un cuartel, después en una enfermería y, a los pocos meses del sitio, en un cementerio».
Por último, López de la Asunción ha celebrado que los héroes de Baler vayan a contar próximamente con una escultura en la capital de España, otra en el municipio cacereño de Miajadas e incluso su gesta dará nombre a calles nuevas, por ejemplo, en la localidad sevillana de Lebrija.
Además de la conferencia de López de la Asunción, las Jornadas sobre la Guerra Hispanofilipina y el sitio de Baler, que se celebran desde hoy y hasta el 28 de junio en el Museo del Ejército, incluyen ocho más, según ha detallado en el acto inaugural el director del Museo del Ejército de Toledo, el general Antonio Rajo.
Entre otros temas, a lo largo de estas tres jornadas, se hablará sobre los bienes culturales relacionados con el asedio en las colecciones públicas y privadas, la guerra hispano-filipina y la intervención americana, las condecoraciones y recompensas de los héroes de Baler o las colecciones militares españolas y los productos de Ultramar en las grandes colecciones del siglo XIX.
NI FUE UNA AVENTURA ABSURDA Y RIDÍCULA NI MURIERON
COMO IMBÉCILES, COMO PRETENDEN HACERNOS CREER ALGUNOS.
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