"GOLPE A LA NACIÓN.
Crónica de una conjura consentida".
Prólogo de Pedro Insua
"La rebelión de la Generalidad fue un golpe a la Nación española. Contrariamente a la extendida opinión de que supuso un golpe de Estado, en realidad fue algo más grave. El golpe de Estado tradicional ataca a lo constituido: a la forma del Estado, a la forma de Gobierno o al propio Gobierno para derribarlo. Sin embargo, la agresión de la conjura de las instituciones regionales catalanas se dirigió contra la unidad de lo que sustenta a todo lo constituido y que es lo constituyente: la Nación, la reunión de todos los españoles.
Las acciones políticas de los rebeldes nunca recibieron contestación. El Gobierno de España las consintió todas. Su pasividad amparó la escalada de tensión hasta el punto de que el Rey denunció su inacción en un mensaje televisado.
Golpe a la Nación. Crónica de una conjura consentida examina los antecedentes que condujeron a la crisis y hace un relato pormenorizado de los acontecimientos de las ocho semanas de la rebelión. Despeja las relaciones de unos hechos con otros, analiza el significado político de cada uno y desnuda el resultado de conjunto.
«El 1 de octubre y las dos declaraciones de independencia subsiguientes no fueron sino los actos no impedidos que emanaron de la proclamación de Cataluña como ‘sujeto político soberano’. El golpe a la Nación se inició el 6 de septiembre».
«El referéndum de autodeterminación constituyó el elemento innovador que este alzamiento ha aportado a la técnica del golpismo. No solo fue un arma de propaganda, sino la acción nuclear con la que los alzados justificaron sus actos previos y posteriores, así como el medio con el que integraron a los Mozos de Escuadra y a las masas como fuerzas coactivas de la rebelión».
«No existe ninguna fórmula legal para que Cataluña –ni ningún otro territorio español– declare su independencia política de España. Los medios de reforma de la Constitución solo pueden ser invocados para introducir cambios en lo constituido. Pretender que la Constitución tiene capacidad para modificar lo que la constituye a ella es una quimera».
«El Gobierno y la Generalidad se comportaron como si la secesión fuera un expediente administrativo. Sin embargo, una declaración de independencia es –por su propia naturaleza– una declaración de guerra».
«La beligerancia de los catilinarios creció hasta que encontró la resistencia de la Nación española, que tomó sobre sí la responsabilidad de defender su unidad ante la evidencia de que su Gobierno rehusaba hacerlo».
- Un golpe para romper España: “No fue un golpe de Estado, sino algo más grave. La rebelión de la Generalidad constituyó un golpe a la Nación. (…) se sustanció en el intento de ruptura de la unidad del sujeto constituyente español, que es la propia Nación: la suma de todos los españoles”, pues “se habría disminuido su territorio” y “la suma de individuos que la integran y dan existencia (…) Los españoles ya no serían españoles. Serían otra cosa, pero nunca más españoles”.
- El Gobierno fue culpable por omisión: desde mayo de 2017 “todos los miembros del Consejo de Ministros estaban tan de acuerdo en llamarlo golpe de Estado como en no hacer nada para combatirlo. La única acción política que -durante 35 días- realizó el Gobierno para detener el golpe fue pedir a los golpistas -a través de los medios de comunicación- que cesaran en su golpe. Es decir, que fueran los rebeldes los que sofocaran la rebelión que habían iniciado”.
- La nación triunfó sobre el golpe: “Quien sofocó la rebelión no fue el Gobierno, ni el 155, ni las Cortes, ni la Justicia, ni el Tribunal Constitucional. La conjura fue aniquilada por la Nación española. Aquellos contra los que iba dirigido el alzamiento fueron los que lo liquidaron. (…) Los ciudadanos comenzaron a plantar cara a los rebeldes en la calle en la última semana de septiembre. Estaban desamparados por el Gobierno y olvidados por sus diputados en las Cortes. Se enfrentaron solos a la rebelión. La españolidad dormida despertó y a su lado solo encontró al Rey”.
Estas declaraciones del fiscal Jiménez Villarejo se las regalo a quienes arguyen que la dependencia jerárquica interna del Ministerio Fiscal no guarda ninguna relación con el hecho de que el Fiscal General del Estado sea nombrado/destituido a discreción del Gobierno.
JAVIER TORROX (1973) es licenciado en Filología Inglesa y tiene un Máster en Periodismo. Tras varios años dedicado a la traducción, trabajó como redactor para los diarios Sur, La Voz de Cádiz y ABC de Sevilla. Posteriormente se incorporó al equipo de Comunicación de Airbus Group. Tomó una excedencia voluntaria de su puesto de Communications Manager en la corporación aeronáutica para fundar el periódico Innovación –centrado en información del sector tecnológico malagueño–, del que fue director.
En la actualidad coordina al equipo de Comunicación y Marketing del Área de Turismo del Ayuntamiento de Málaga. Es también autor de La sencillez de las cosas (2014).
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