KERIGMA
Seminario de Vida en el Espíritu
6ª Semana: CRECER EN EL ESPÍRITU
Cuando el Señor da una experiencia fuerte de fe a una persona, no la deja sola sino que le regala una comunidad. De lo contrario, esa experiencia de fe se perdería y esfumaría sin remedio. La comunidad es esencial para el crecimiento y la perseverancia. Pero es algo que hay que descubrir y acoger porque es un don. En un primer momento no nos es fácil comprender esto: “A mis amigos, dice la gente, me los elijo yo”. Además nuestra educación es muy individualista y centrada en nuestro propio esfuerzo y cualidades. No nos es fácil sentir a los demás como una necesidad. Estamos muy acostumbrados a utilizar a los demás para nuestros fines.
Hoy en día, los ataques contra la fe vienen disparados desde diversos frentes. No está de moda vivir la fe ni creer en lo sobrenatural. A muchos les produce complejo y sonrojo y les despierta secretas vergüenzas. No somos capaces de hablar de Dios en público ni de hacer una simple señal de la cruz delante de los amigos. Por eso se necesita una comunidad apropiada para mantener la fe. Al que se sale del campamento, dice un midrash o comentario rabínico, se lo comen los chacales. La comunidad adecuada es aquella en la que compartes con los demás miembros una misma experiencia básica.
Para un crecimiento sano en la fe, lo primero que se necesita, pues, es una comunidad, cuanto más viva, mejor. El Señor te la está regalando estos días, hazte consciente. En ella tendrás siempre aseguradas la presencia y la acción del Espíritu mediante la Palabra y los misterios o sacramentos. No pienses que esta comunidad pequeña en la que vives estos días te va a separar de la gran Iglesia, al contrario te coloca en su vanguardia. Dentro de la comunidad, si eres leal y perseverante, se te facilitarán los cuatro elementos fundamentales para todo crecimiento.
a) La oración. Asistiendo, con los hermanos, tienes la posibilidad de hacer un rato de oración cada semana. Este hecho mantendrá tu espíritu interiorizado para que puedas aprovechar otros ratos de oración privada.
b) El estudio. En la comunidad se te da la posibilidad de escuchar y formarte en los principios más vivos y reales de la vida cristiana. De una manera especial en lo referente a la Palabra de Dios
c) El compartir. La fe crece en el compartir, es decir con las vivencias y testimonios de los hermanos que confirman lo que nosotros vamos experimentando del Espíritu. Sin el testimonio de los demás nuestra fe se seca y se muere de frío.
d) El compromiso. La fe es siempre activa y misionera y te empujará a comunicar lo que tú has experimentado. Por otra parte, la fe se hace actuante en la caridad, lo cual te llevará a vivir tu vida espiritual cerca de los pobres y necesitados. Para ello la comunidad te facilitará cauces y ministerios.
Día 1.- Hechos 2, 42-47
Estas líneas contienen la referencia clásica de una comunidad cristiana. Están en el mismo capítulo en que se proclama por primera vez el kerigma, unidas indisolublemente a él. La comunidad no es un apéndice o una conclusión, es la única forma de vivir en cristiano.
Día 2.- I Corintios 12, 1-11
En la comunidad es donde florecen los dones del Espíritu Santo tanto los individuales como los comunitarios. Pero ningún don ni carisma deben romper la unidad pues, aunque los dones, carismas y ministerios, sean distintos, el Espíritu es el mismo. A cada uno se le otorgan manifestaciones diversas del Espíritu para provecho común.
Día 3.- I Corintios 12, 12-30
San Pablo visualiza la unidad de la comunidad con el símil del cuerpo humano. Del mismo modo que el cuerpo es uno aunque tiene muchos miembros, así también el cuerpo de Cristo que es la comunidad. Hemos sido bautizados todos en un solo Espíritu.
Día 4.- I Corintios 13, 1-13
El amor siempre será el camino mejor. “Ya podría yo hablar las lenguas de los ángeles o de los hombres y conocer todos los misterios y toda la ciencia... si no tengo amor no soy nada”. El amor es la única prueba de un verdadero crecimiento. Ahora bien, el amor no es una abstración, se realiza viviendo en comunión con los demás.
Día 5.- Lucas 18, 1-14
Para que nuestro crecimiento se haga efectivo es necesario orar constantemente y pedir al Padre su luz. Lucas en estos dos parrafitos nos presenta dos parabolinas preciosas sobre cómo debemos de orar.
Día 6.- II a Timoteo 3, 10-17
Si para crecer se necesita orar debemos de caer en la cuenta que el mejor libro de oración es la Biblia. Orar con la Palabra de Dios en la mano, llevándola en el metro, en el campo, al ir a acostarse y en todo momento. Dios se nos revelará en ella de una manera viva y personal.
Día 7.- Hechos 4, 23-35
El que va creciendo en el Espíritu siente la necesidad de proclamar y dar testimonio de lo que ha “visto y oído”. En este párrafo de los Hechos se nos relata la movida que hubo en una reunión de oración de la comunidad primitiva. Atacados desde fuera, piden fuerza al Señor para seguir dando testimonio y anunciando la Palabra. Fijaos cómo se desataron diversos carismas al hilo de la poderosa alabanza del grupo, hasta llegar a temblar el lugar.
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