EL Rincón de Yanka: PERDÓNAME... Y EN LA ARIDEZ...

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jueves, 10 de julio de 2014

PERDÓNAME... Y EN LA ARIDEZ...









PERDÓNAME...

Perdóname si el tiempo
marchitó la esperanza,
y si el otoño, en pétalos dorados,
coloreó el desaliento
teñido de añoranza,
perdona mis cristales empañados.

Perdóname el cansancio,
las arrugas del alma,
la voz que se ha marchado con el viento,
perdona mi desengaño
y mis faltas de calma,
si no me arriesgo ya en un nuevo intento.

Perdona si mi trébol,
de escarcha emblanquecido, 
ya no ofrece su verde primavera
y si en la aurora fría
el calor que se ha ido
se desliza en las horas de la espera.

Perdóname, te pido,
mi cansancio lamento,
la ilusión apagada y cabizbaja.
Yo sé que no Te has ido,
me protege Tu Aliento,
y entrarás con poder en mi mortaja.

Del libro "POEMAS SANADORES"


EN LA ARIDEZ...

En la  aridez del monte del olvido
tu sequedad doliente ya me invoca,
cruje la tierra ajada y me provoca,
aunque el suelo esté seco, no me he ido.

Es el dolor sediento que me llama,
calcinado el verdor, las ilusiones,
tu esperanza postula, sin razones,
la frescura perenne que me aclama.

Te daré de beber del agua viva,
de la fuente que brota de mi seno,
beberás del torrente del Dios bueno
y sabrás que mi gracia no es esquiva.

Brotarán manantiales de tu estepa
y torrentes de luz de mi caverna,
beberás de mi pecho vida eterna,
de la bodega oculta más secreta.

Te regaré tu suelo para siempre,
será verde pradera  tu llanura,
de mi lluvia celeste haré llenura,
fecundaré los pliegues de tu mente.

Y será tu desierto paraíso
que Yo siempre soñé para abrazarte,
el huerto primordial que quiero darte,
Y sabrás que Mi Amor siempre lo quiso.


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«Mi vida es como un cristal hecho pedazos», dijo el visitante. 
«Mi alma está corrompida por el mal... ¿Puedo tener alguna esperanza?»
«Sí», dijo el Maestro. «Hay algo con lo que se repara cualquier cosa rota y se limpia cualquier mancha».
« ¿Y qué es ?»
«El perdón».
« ¿Y a quién he de perdonar?»
«A todos: a la vida, a Dios, a tu prójimo...y, sobre todo, a ti mismo».
« ¿Y cómo se hace ?»
«Comprendiendo que no hay que culpar a nadie», dijo el Maestro, «A NADIE».  Anthony de Mello


VER+: 
PREÁMBULOS DE LA FE 
de José María Valverde