LAS PALABRAS
Bernabé Tierno
“Háblame como si de tus palabras dependiera mi felicidad y la tuya”
Con las palabras se puede casi todo, para bien o para mal. La palabra construye o destruye, alienta, o deprime, calma o exaspera, activa el amor o hunde en el desamor. Hablemos siempre como si de las palabras que vamos a pronunciar dependiera nuestra propia felicidad y la de la persona con la que estamos.
- Tu palabra eres tú. Tus palabras son la imagen de ti mismo, de lo que piensas, sientes y haces. Tus palabras hablan de ti, te delatan. Tienes que procurar dar lo mejor de ti, sobre todo en las situaciones más críticas y problemáticas.
- El otro necesita tus palabras. No eres una isla, vives en sociedad y constantemente te comunicas con familiares y amigos que necesitan tus palabras de aliento. Recuerda que las palabras pueden convertirse en medicina del ánimo enfermo.
- Los demás, no solamente nuestros familiares y amigos, necesitan de nuestra palabra. Es estupendo que con la palabra trascienda el bien de su contenido a nuestros semejantes.
- El lugar y el momento en que hablamos y la cantidad y calidad de nuestras palabras también son importantes.
- Poniendo los cinco sentidos o, lo que es lo mismo, usando palabras bien pensadas y masticadas, porque así el interlocutor las digiere mejor y alimentan en la misma medida a quien la escucha y a quien las pronuncia.
- Aportemos el plus de un sexto sentido al hablar. Mejor si nuestras palabras van cargadas de sabiduría y son tan comprensibles y sencillas que no necesitan explicaciones y todos las entienden.
- Hay palabras que siempre se emplean como bastón que apalea o espada que hiere con su filo. Me estoy refiriendo a las palabras llenas de odio y de rencor, que en las guerras estallan antes que las bombas y en las disputas y trifulcas entre familiares y amigos hieren con su filo más que una espada y golpean el alma con más contundencia que un bastón de hierro.
- Las palabras ofrecen infinitas posibilidades si son respetuosas, sinceras, comedidas y afables. Si las pronunciamos después de una escucha atenta, son la mejor carta de presentación y de recomendación y el más eficaz y contundente argumento para una valoración altamente positiva de quien las pronuncia.
- Pueden convertirse en tabla de salvación para personas temerosas, inseguras, con baja autoestima y con gran soledad y vacío en su alma, si son palabras alegres, alentadoras, positivas y llenas de esperanza, porque pueden lograr el milagro de levantar el ánimo, generar actitudes esperanzadas, potenciar el sistema inmunológico e impulsar a una acción eficaz… Hay palabras que salva.
- Hay palabras “10” (sobresalientes), que son las más profundas, constructivas, cargadas de contenido, útiles y provechosas y tan bellas que merecerían ser esculpidas o rotuladas en un lugar visible para ser recordadas, repetidas y meditadas con frecuencia.
- Algunas palabras se clavan como puñales, y su filo envenenado es más letal que el cianuro. Por todo ello, cuidado con esas palabras que humillan, deprimen, enferman, cercenan la autoestima, matan el alma y se clavan como puñales envenenados por el odio y los deseos de venganza.
- Por último, debes de tener en cuenta que tus palabras siempre tendrán unas consecuencias. Los efectos positivos o negativos de nuestras palabras, más pronto o más tarde, vuelven a quien las pronunció para bien o para mal, para su felicidad o para su desgracia. Por eso insiste siempre en la idea de que es muy conveniente pensarse bien las cosas antes de hablar.
Los maestros con sus descalificaciones pueden trastornar a los niños
Cuando la vida no te sea fácil, recuerda siempre esto ...
- Que siempre encuentres un arco iris después de una tormenta.
- Que celebres las cosas maravillosas que hay en ti.
- Que recuerdes cuántas sonrisas pueden llenar un día.
- Que creas que tus anhelos serán una realidad.
- Que encuentres tiempo para apreciar la vida y tiempo para compartir tu belleza espiritual.
- Que veas tu presente como un regalo, y tu futuro como otro más.
- Que agregues una página dorada al diario de cada nuevo día, y que puedas convertir "La felicidad eterna" en eterna felicidad.
- Y que siempre sigas sembrando las semillas de tus sueños. Porque si sigues creyendo en ellos, tus sueños seguirán tratando de florecer en ti.
© VALZAM
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