EL Rincón de Yanka: ALFONSO GRAÑA DE LA AMAZONIA, UN GALLEGO REY DE LOS JÍBAROS

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domingo, 27 de julio de 2014

ALFONSO GRAÑA DE LA AMAZONIA, UN GALLEGO REY DE LOS JÍBAROS



ALFONSO I DE LA AMAZONIA REY DE LOS JÍBAROS 
MAXIMINO FERNÁNDEZ SENDÍN , AUTOR-EDITOR, 2005
ISBN 9788460954927

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"ALFONSO I DE LA AMAZONIA REY DE LOS JÍBAROS"

"LA INCREÍBLE Y VERAZ HISTORIA DE ALFONSO GRAÑA,  
EL GALLEGO QUE REINÓ ENTRE LAS TRIBUS JÍBARAS (SHUAR) 
DEL ALTO MARAÑÓN"




Aventurero y audaz, Alfonso Graña fue uno de tantos gallegos que emigraron en busca de fortuna. Pero su historia es de cine. Empezó como cauchero en Iquitos (Perú), y cuando murió, en 1934, se había convertido en el rey Alfonso I y reinaba sobre 5.000 indios jíbaros  (shuar) del Amazonas


En 2005, publiqué éste trabajo que está gozando de una gran acogida y difusión , y Alfonso Graña ha entrado ya, por la puerta grande reservada a los grandes personajes, pues la Real Academia de la Historia, lo ha incluido en la Gran Enciclopedia Biográfica, figurando entre 40.000 personajes de toda la Historia Hispana. 

TVE-El Pais - El Mundo. Faro de Vigo- La Voz de Galicia- La Región- Galegos- Antena 3 ...y otros muchos medios, han difundido su historia "en el mundo conocido".

Desde su publicación ( 2005) no he dejado de recabar mas información y puedo decir que dispongo para otro volumen más voluminoso que el anterior( 230 paginas).

Alfonso Graña, figura entre los miles de gallegos, que emigraron, al continente americano huyendo de la pobreza, con la esperanza de encontrar fortuna. Pero su historia se convirtió en una de las más grandes aventuras, que un hombre blanco ha podido vivir y contar, entre los temibles indios jíbaros, reductores de cabezas “inatacables a toda civilización”, sobre los que llegó a reinar durante 12 años, en un territorio, que abarca como media España.

Fue el primer hombre blanco, que llegó a conocer su lengua, actuando como intérprete de su cultura y la “civilización”, así mismo, en las expediciones, tanto científicas como comerciales –en busca de petróleo–que recorrieron “su territorio”; y también de los primeros misioneros, que iniciaron la evangelización, de las tribus, que habitaban aquel inmenso territorio. 

Alfonso Graña, civilizó y pacificó, a estos belicosos indios, enseñándoles muchas artes.

Personaje extraordinario, aventurero, audaz, adelantado de su tiempo, pacificador, civilizador, héroe, único e irrepetible,... y sin embargo era un desconocido, en Galicia. Ni tan siquiera era recordado, en su aldea natal, Amiudal (Avión), cuando inicié mis investigaciones, a pesar de ser una de las figuras mas relevantes de principios del siglo XX, tal como lo reconoce la Real Academia de la Historia, la cual me ha solicitado, una biografía, que será incluida en el Diccionario Biográfico Español, figurando entre los 40.000 personajes de toda la Historia Hispana.


Partió “solo y analfabeto” de una de las aldeas más pobres y remotas de Galicia, próxima a la gran Sierra del Suido, aprendió a leer y a escribir en la selva, donde nadie leía y escribía. Las tribus jíbaras huambisa y aguaruna del alto Amazonas, conocidas por guerrear sin pausa y reducir las cabezas de sus enemigos, ejecutaban sus órdenes con respeto y cierta reverencia, pues aquel hombre blanco, inmune a las fiebres, al veneno de las tarántulas o a la furia de los rápidos, parecía a veces inmortal. Y terminó convirtiéndose en, apu, jefe, “rey”, de las temibles tribus jíbaras, aguaruna y huambisa, del Alto Marañón, “reinando” hasta que le sobrevino la muerte, por enfermedad.
Como el Kurtz de Conrad en El corazón de las tinieblas, también vivía río arriba, en compañía de los salvajes. He ahí, no obstante, la única coincidencia con el personaje literario. Graña fue un Kurtz bueno que falleció de muerte natural en algún remoto lugar de la jungla. Una desaparición recogida por grandes periódicos de la época y evocada, como antes lo había sido su vida, por escritores y científicos de una II República española que también pronto moriría. 


En una casucha derruida de la parroquia orensana de Amiudal, perteneciente al Ayuntamiento de Avión, célebre por ser la patria chica de acaudalados emigrantes como el magnate de la prensa mexicana Mario Vázquez Raña, hay una lápida con la siguiente inscripción: "Casa natal de Alfonso Graña, rey de los jíbaros".

Una historia increíble, por lo que era necesario una extensa documentación, para avalar, esta vida, apasionante y real.

Murió en plena selva, y nunca se localizó su cadáver. Su gran amigo Cesáreo Mosquera se había marchado el mes de junio de ese mismo año a España, con intención de quedarse. De la Serna le dedicó en enero de 1935, en el periódico Ya, un inspirado obituario: "Detrás de su alma en tránsito", escribió; "detrás de su alma simple, como la de una criatura elemental, la selva se habrá cerrado en uno de esos estremecimientos indecibles del cosmos vegetal". Poco después, la Guerra Civil se llevó por delante, entre tantos sueños, el de la Expedición Iglesias al Amazonas. Y casi se lleva también a Mosquera, que, republicano confeso, huyó a Portugal, y de ahí, de nuevo, a Brasil. Nunca regresaría a España. Murió en Iquitos en 1955. Hoy, su librería sigue ahí, aunque con el nombre cambiado. Se llama Tamara. (VER + aquí)