LOS DOS HERMANOS
Dos hermanos querían ir hacía un país lejano para hacer fortuna. Pidieron a su padre que les bendijera:
- Padre nos vamos para mejorar de vida. ¿Nos das tu bendición, por favor?
El padre asintío:
- Id con mi bendición, pero en el camino marcar los árboles para que no os perdáis.
Después de recibir la bendición, los dos hermanos se pusieron en marcha.
El hermano mayor entró por el bosque y, conforme lo atravesaba, cortó varios árboles y marcó otros. Esto lo hizo a lo largo del camino.
El hermano menor siguió otra ruta. Mientras andaba llegó a una casa. Llamó a la puerta y le invitaron a entrar. Se hizo amigo de los niños de la familia. Se quedó allí una temporada y después continuó su camino, haciendo amigos a lo largo de todo el viaje.
Finalmente, los dos hermanos regresaron al hogar. Su padre les dió una calurosa bienvenida y les dijo:
- ¡-Qué feliz me siento de teneros otra vez en casa, hijos míos, especialmente porque habéis vuelto sanos y salvos! ¡Es maravilloso! Ahora quiero ver las marcas que habéis dejado en los árboles.
Entonces salió con su hijo mayor. Por el camino, el hijo le fue mostrando todos los árboles que había cortado y los que había marcado. Anduvieron muy lejos y sin haber comido nada, hasta que finalmente regresaron a casa con las manos tan vacías como se habían ido.
Después, el padre salió con su segundo hijo. Durante el viaje, muchos amigos recibieron cariñosamente al hijo menor y a su padre, quienes fueron tratados como huéspedes especiales en cada lugar que visitaron. Incluso algunos mataron una cabra para celebrar un banquete de bienvenida. Cuando el padre y el hijo volvieron a casa, llegaron llenos de regalos.
Entonces el padre reunió a los dos hijos y les dijo:
- Queridos hijos, he visto la labor que habéis hecho. Voy a organizar la boda de aquel que lo ha hecho mejor.
Se volvió a su hijo mayor y le dijo:
- Hijo mío, creo que eres tonto. No sabes como tratar a la gente. Te dije que marcaras los árboles mientras caminabas, pero has cortado muchos. ¿Qué provecho se saca de tanto árbol talado?
Después se dirigió a su segundo hijo:
- Hijo mío, tú eres listo. Me siento feliz de que hayas dejado unas huellas tan profundas durante tu viaje. Donde quiera que hemos estado, hemos sido muy bien recibidos. Eso es consecuencia de tus buenas relaciones con la gente que hemos visitado.
Después añadió:
- Mis queridos hijos, ha llegado el momento de daros mi recompensa. Voy a celebrar una gran fiesta en honor de mi hijo pequeño. Mataré una vaca en su honor, porque mi hijo más jóven ha dejado huellas buenas y perdurables por donde quiera que ha pasado.
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HISTORIA SUKUMA
TANZANIA
http://www.antenamisionera.org/articulosantena/noviembre08/hermanos.pdf.
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"Al final del camino me dirán:
- ¿Has vivido?
- ¿Has amado?
Y yo, sin decir nada.
Abriré el corazón lleno de nombres".
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P .Casaldaliga
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