Gustavo Bueno
Terrorismo, Guerra y Globalización
En este libro se ensaya un análisis filosófico de dos series de «hechos» recientes y reconocidos generalmente como muy notables: las manifestaciones por la paz («¡No a la Guerra!») que tuvieron lugar en los primero meses del año 2003 en todo el Mundo y sobre todo en España, a raíz de la guerra del Irak, y las manifestaciones antiglobalización, o afines, que vienen celebrándose desde Seattle (1999), hasta Davos, Génova, Barcelona, Porto Alegre, Cancún, Bombay (2004).
Las dos series de hechos («¡No a la Guerra!», «¡No a la Globalización!») confluyeron, a través de sus manifestantes, en muchos puntos y ocasiones, pero no por ello cabe identificarlas. También confluyen estos movimientos en muchas de las ideas a las cuales ellas se acogen, tales como «Género humano», «Estado», «cultura», «conciencia», «libertad», «igualdad», &c., que forman parte del repertorio más tradicional de la filosofía mundana o académica.
El objetivo de este libro es ofrecer un «cuerpo de doctrina» a escala de las ideas mundanas sobre las conexiones entre la Guerra y la Globalización, y sobre las ideas implicadas en ellas; un cuerpo de doctrina orientado no ya tanto a ofrecer una «revelación» de conexiones inauditas entre tales ideas (muy poco, por no decir nada asombrosas, son las tesis que en este libro se mantienen), cuanto a la determinación de una escala de argumentación filosófica que sea capaz de recoger lo esencial de las cuestiones que se debaten en el terreno mundano, en torno a estos movimientos.
Eso es lo que Bueno ofrece, y hay muy pocos filósofos que en nuestro tiempo se atrevan a intentarlo. Los grandes sistemas filosóficos se cuentan con los dedos de las manos. Porque si, la filosofía se dedica al análisis de las ideas y éstas se conforman históricamente en los lenguajes nacionales, están en boca de todos: democracia, razón, hombre, Dios, ciencia, libertad, socialismo, tiempo, Estado… Pero estas ideas están llenas de contradicciones, en sí mismas y con otras relacionadas. A menudo ignoramos estas contradicciones o tratamos de salvarlas a través de dicotomías maniqueas que abstraen a las ideas de sus contextos históricos, tecnológicos y científicos. Pensamos a través de mitos que nos sirven para organizar la realidad precariamente, para salir del paso, pero que no resisten el primer análisis. La filosofía académica, sistemática, trata justamente de levantar un mapa de la realidad que no conduzca a callejones sin salida a cada paso.
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Gustavo Bueno. La vuelta a la caverna - Documental COMPLETO (Eng. Subs)
¿Conspiración o conspiranoia? Señorías del CNI ¡espabilen!
PALOMA PÁJARO
FORTUNATA Y JACINTA
Ya saben los seguidores del canal que, en distintas ocasiones, he abordado el análisis de la doctrina de los partidos políticos que, a día de hoy, forman el Gobierno de coalición en España. Así, en el Forja 34, publicado en mayo de 2019 realizaba un breve recorrido por la historia del PSOE y el pasado 24 de mayo publicaba el Forja 74 “Redefiniendo a Podemos”.
Por estas fechas, noviembre de 2020, se cumplen los primeros diez meses del mandato de este Gobierno PSOE-Podemos investido, no lo olvidemos, gracias al apoyo de diversos grupos separatistas. Y esto no es asunto baladí, pues prueba de que nuestro gobierno opera bajo las exigencias de estos grupos son las concesiones proseparatistas que se están realizando a cambio del apoyo a los PGE. También empieza a quedar cada vez más claro que el Gobierno PSOE-Podemos trabaja al servicio de intereses externos a España y en este sentido habrá que analizar su alineación con la ideología conocida popularmente como “globalista”. Considero, por tanto, que estos diez meses nos proporcionan una perspectiva lo suficientemente amplia como para ensayar una redefinición, una reclasificación ideológico-política del Gobierno de coalición.
En tanto frente unido, coaligado, cabría preguntarse, por ejemplo: ¿Qué componentes de izquierda definida conserva el actual Gobierno de coalición? ¿Conserva todavía algún elemento de la izquierda socialdemócrata, la cuarta generación de izquierda? ¿Mantiene algún componente de la izquierda comunista, la quinta generación de izquierda? ¿Cuáles son sus rasgos de izquierda indefinida? ¿Opera en dicho Gobierno de coalición alguna tendencia anarquista? También cabe plantearse preguntas más interesantes, ¿existen rasgos de la derecha en su comportamiento político? Rasgos relativos a sus programas económicos, por ejemplo. Y en relación a su pertinaz defensa de los secesionismos, todos ellos fundados en no se sabe qué suerte de privilegios históricos asentados en el Antiguo Régimen ¿podría sostenerse que esta toma de partido por los particularismos en detrimento del bien común, de la patria, aproxima al actual Gobierno de coalición a posiciones de la derecha primaria? A la derecha primaria no, pero quizás sí los acerca a otra modulación de la derecha. Por ejemplo, si tomamos como parámetro de definición el modelo de Estado federal que defienden PSOE y Podemos, un modelo que busca romper la unidad histórica de España para crear nuevos Estados soberanos ¿cabría clasificar al Gobierno de coalición como una derecha extravagante? Recordemos que todos los nacionalismos fraccionarios con representación política en España (PNV, ERC, las CUP, BNG, Bildu, &c.), exquisitamente cuidados por el Establishment, suelen ser clasificados como partidos de izquierdas. Pero en el momento en que situamos el parámetro (sus planes y programas políticos respecto del Estado, y no respecto del “Estado” en abstracto, sino respecto del Estado realmente existente desde el que operan: España), Bildu y demás bandas facciosas secesionistas quedarían clasificadas como partidos extravagantes de derechas. Y esto que yo simplifico aquí de forma bochornosa no es algo que diga sin más, sino que se sostiene en una taxonomía sistemática y fundamentada, que es la presentada por Gustavo Bueno en sus obras El mito de la izquierda y El mito de la derecha. Y quien no esté de acuerdo con esta clasificación podrá disputarla dialécticamente, es así de sencillo.
Pero sigamos: ¿Cabría decir, entonces, que el PSOE de Sánchez y Podemos, unidos en coalición, son ya un totum revolutum que coge de cada casa lo peor? Por ejemplo, de la izquierda socialdemócrata han conservado por encima de todo el pensamiento Alicia. Y no olvidemos que el pensamiento Alicia está en la base del krausismo. Recordemos también que, tal y como indicaba Gustavo Bueno, el krausismo le ha ganado la batalla al marxismo y que muchas de las ideas que ha manejado históricamente la socialdemocracia española son desarrollos de la filosofía krausista: el panfilismo de la paz perpetua, la metafísica de una “Humanidad” que progresa armoniosamente hacia un destino común de armonía y felicidad, el europeísmo, la Alianza de civilizaciones, el diálogo, &c. Y, mucho ojo, porque estas ideas nutren los discursos de todos los políticos del arco parlamentario, incluyendo, por supuesto, a las facciones separatistas. Y es que el electorado español de nuestro presente en marcha (incluido el electorado del PP y en menor medida el de Vox) está conformado sociológicamente desde las coordenadas de la socialdemocracia patria que, insisto, no es una socialdemocracia cualquiera, sino que es una socialdemocracia heredera del krausismo. Por otro lado, también hay que señalar que las democracias parlamentarias tienden a ecualizar a los partidos políticos, igualándolos: la política económica real del PSOE, por ejemplo, no difiere gran cosa de la del PP y, de hecho, cuando nuestro Gobierno de coalición ha tenido que coger algo del liberalismo, ha cogido la modulación de la derecha liberal en la vertiente del capitalismo más explotador. Desde esta perspectiva, estaríamos asistiendo en la actualidad al viraje de la izquierda hacia el capitalismo más salvaje, tesis nada nueva ni original y que considero es necesario evaluar desde las coordenadas del materialismo filosófico. En el capítulo de hoy, por tanto, ensayaré un esbozo de redefinición ideológico-filosófico del actual Gobierno de coalición en España, teniendo en cuenta un aspecto muy concreto de sus planes y programas políticos. A saber: su alineación con la ideología conocida popularmente como “globalista”. Antes de empezar, dejaré planteados algunos hitos que servirán como punto de arranque de nuestro análisis.
1. https://www.youtube.com/watch?v=SsRJO61UAu8 En primer lugar, rescato estas imágenes de las manifestaciones sucedidas en 1999 en Seattle, EEUU, donde miles de personas se movilizaron contra la Organización Mundial de Comercio (OMC). Estas protestas masivas, extendidas rápidamente a otros puntos del mundo y que se repitieron en años sucesivos frente a otras cumbres internacionales, fueron presentadas públicamente (emic y etic) como movimientos “antiglobalización” de izquierdas.
2. Esto que ven en pantalla es la portada de la tesis doctoral de Pablo Manuel Iglesias Turrión, líder de Unidas Podemos y actual Vicepresidente segundo del Gobierno de España. Su investigación llevaba por título “Multitud y acción colectiva postnacional: un estudio comparado de los desobedientes: de Italia a Madrid (2000-2005)” y fue presentada en la Universidad Complutense de Madrid en el año 2008. Escribía Pablo Manuel: “Por movimiento/s global/es entendemos un conjunto de movimientos sociales antisistémicos, identificables de manera clara a partir de 1999 con las movilizaciones contra la OMC en Seattle.” Aclara más adelante que hablar de movimientos globales “nos parece mejor que la denominación “antiglobalización”, demasiado mediática” y, porque, dichos movimientos, en realidad, serían como el reverso de la globalización capitalista. Estos movimientos, por tanto, serían globales porque apuntarían “a la confrontación global con el Capitalismo actual” y serían “antisistémicos porque se oponen a los dos componentes del Sistema-mundo, el componente económico –el Capitalismo– (…) y el político –el sistema de Estados–.” Ni que decir tiene que, en dicha tesis doctoral, Pablo Manuel Iglesias Turrión toma partido por estos movimientos que él llama de “acción colectiva postnacional”, es decir, que en principio se posicionaría contra el sistema capitalista y contra el sistema de Estados.
3. El pasado mes de marzo, en pleno inicio de la crisis COVID-19, el Gobierno de Pedro Sánchez aprovechaba un decreto ley para incorporar una disposición final que blindaba la presencia de Pablo Iglesias en la comisión que controla el Centro Nacional de Inteligencia de España (CNI).
4. Hace unos días, algunos medios de comunicación informaban de que el Centro Criptológico Nacional (CCN) dependiente y bajo la responsabilidad del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), había publicado los resultados del Observatorio Digital ELISA. En la página web del CCN podemos leer que “las narrativas maliciosas más frecuentes” analizadas por el Observatorio Digital ELISA son “las narrativas antiglobalistas (pues) tienen una naturaleza antisistema contraria a las instituciones democráticas y pueden suponer una amenaza directa para la cohesión social, la estabilidad, incluso la salud del país.” Y continua: “Su núcleo principal consiste en afirmar que las democracias no obedecen a las necesidades de los ciudadanos, sino que están al servicio de unas élites ocultas que son las que toman las decisiones (...) Buscan culpar a un enemigo externo (imaginado e imaginario) de los problemas sociales, políticos o económicos que afectan a un país. Esta narrativa, que las plataformas maliciosas defienden sin aportar ninguna evidencia (…) plantean como retórica “recuperar” la soberanía de los Estados a través de agendas políticas nacionalistas e identitarias”. Puntualiza el informe que dichas narrativas “son hostiles a seis principios básicos de la democracia” y que suelen basarse en los siguientes discursos (extraigo solo una selección): denuncian la manipulación de elecciones (como lo hicieron hace unos meses varios blogueros y youtubers con las elecciones españolas o como está pasando en estos días con los que apoyan las tesis de fraude en las elecciones estadounidenses que ha denunciado Donald Trump). También apunta el informe ELISA que estas “narrativas maliciosas” denuncian la existencia de redes de pederastia vinculadas a partidos políticos (el caso Pizzagate sería el paradigmático); que se caracterizan por rechazar a inmigrantes, a minorías religiosas, a grupos de diversidad sexual o por lanzar narrativas de confrontación sobre asuntos de género; acusan a los medios de comunicación tradicionales de estar al servicio de élites ocultas en el poder; denuncian, critican, difaman y deslegitimizan a organismos multilaterales como ONU, OTAN, Banco Mundial, Fondo Monetario; &c. En la presentación pública de los resultados del Observatorio Digital ELISA se identifican como “potencialmente maliciosos” ciertos perfiles que actúan en redes sociales y a algunos medios de comunicación. En la caja de descripción de YouTube les dejo el enlace para acceder a esta información tan sorprendente ofrecida por el CCN.
En mi opinión, la maniobra resulta tan burda, tan torpe, parece estar dirigida a una audiencia tan crédula, tan dócil, tan incapacitada para el análisis crítico, que cuesta trabajo creer que esto haya sido publicado por el CNI. Pero, teniendo en cuenta que millones de españoles tienen el cerebro hecho polvo, no me extrañaría que este ardid tan desmañado resultara, en definitiva, todo un éxito. En una palabra: el informe parece redactado por un becario, peor aun, por un político de Podemos. Lo que más me asombra es que el Centro Nacional de Inteligencia haya sido tan rápidamente domesticado, tan fácilmente sometido a los planes y programas del Gobierno de coalición, que son los planes y programas de fragmentación de la Nación política española, como vamos comprobando día a día. Y esto no es ninguna conspiranoia, Señorías del CNI: el modelo de Estado Federal se proclama ya a los cuatro vientos, no es una idea “imaginaria o imaginada” por unos locos conspiranoicos. A lo que persiguen nuestro Gobierno de coalición y demás gentes de postín se le ha llamado, de toda la vida de Dios, balcanización, secesión y demolición del Estado y cuando tales fines se realizan desde el interior del Estado, recibe el nombre de conspiración. Además, estos políticos no buscan una República Federal, sino una República Confederal que rompa la unidad territorial de España en no se sabe cuántas nacionalidades históricas cuya soberanía política ya habría quedado reconocida para después volver a unir esos cachitos en una estructura confederal que, ojo, ya no sería España. Sería otra cosa, pera no España. O sea, la cosa más desleal, insolidaria y oportunista que cabe pensar, la forma más siniestra de proteger los privilegios de algunos y de depredar legalmente al Estado.
¿De verdad no cuenta el CNI con herramientas de análisis y diagnóstico solventes para detectar y neutralizar las amenazas potenciales REALES dirigidas contra España? ¡Que son el CNI, por el amor de Dios! ¡Busquen ustedes a los enemigos de España, a los enemigos de los españoles! ¡Tengan un poco de dignidad, Virgen del Rocío, que sus homólogos son la CIA estadounidense, el DGSE francés, el FSB ruso o el Mosad israelí! ¿Cómo es posible que la herramienta ELISA, diseñada aparentemente para el control de la desinformación en España, se ocupe, precisamente, de oscurecer, emborronar, desinformar y confundir a la ciudadanía de una forma tan infantil? Por supuesto, se trata de una pregunta retórica, porque a estas alturas ya está claro que, si España cae, no será por la acción violenta de un invasor extranjero, sino que serán las propias estructuras del Estado, más o menos infiltradas por intereses externos, las que precipitarán su destrucción.
5. En cualquier caso, tan perpleja quedé tras leer este informe del CNI que el pasado 22 de noviembre publiqué el siguiente comentario en Twitter. Recuerden que esta plataforma limita la extensión de los mensajes a 280 caracteres, así que no me quedó más remedio que simplificar y así escribí: “¿Qué transformaciones ideológicas han tenido lugar desde 1999 para que las izquierdas promotoras de los movimientos “antiglobalización” (dirigidas contra el “turbocapitalismo” de la OMC, el G-7, el FMI o el BM) terminen fundando en 2020 juntas censoras contra los antiglobalistas?” Esta pregunta será el punto de arranque del siguiente análisis.
Nuevo Orden Mundial
Todo el mundo sabe que las teorías sobre el nuevo orden mundial aparecen permanentemente contaminadas, a su vez, por todo tipo de teorías de la conspiración, teorías muchas veces cocinadas y difundidas por los propios “globalistas” o globócratas con el fin de intoxicar o para ocultar la existencia de conspiraciones reales. Porque una cosa es la conspiración y otra es la conspiranoia. No todo es conspiranoia, como pretende decirnos el informe del CNI, pues la historia nos demuestra que conspiraciones ha habido y sigue habiendo en todas partes. En definitiva, y siguiendo a Daniel López, nuestra tarea es triturar las teorías conspiranoicas, pero estar muy atentos a las realidades conspirativas.
Por ejemplo, nadie puede negar que existen unas élites, o mejor dicho, ciertos grupos de familias multimillonarias vinculadas a las altas finanzas de la angloesfera, que están implicadas desde hace décadas en la configuración de un nuevo orden mundial, de una gobernanza mundial, y que estas élites están envueltas en un sistema de ideologías vinculadas con la filosofía de la “globalización oficial”. El proyecto de gobernanza mundial del “globalismo oficial” ha sido diagnosticado por Gustavo Bueno como un “globalismo aureolar” por tratarse de una tentativa que está en marcha, efectivamente, pero cuya realización aun no se ha visto cumplida, ni verá su cumplimiento jamás porque el gobierno mundial es un imposible político tal y como el móvil perpetuo es un imposible físico. El globalismo oficial, por tanto, tiene una parte virtual y una parte real, y esta parte real está en marcha, funciona a través de un montón de instituciones y think tanks e intenta perseverar en su ser.
En definitiva, Señorías del CNI, la existencia de estos grupos de poder es una realidad que no se puede negar: fácilmente se pueden rastrear los nombres de estas familias y sus actividades a lo largo de los años; existen multitud de testimonios de miembros prominentes de estos grupos; muchas de sus reuniones están documentadas; las instituciones creadas para llevar a cabo sus planes y programas políticos se cuentan por miles. Baste citar al Council on Foreign Relations, el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, en sus siglas en inglés), uno de los principales promotores del globalismo aureolar y que ejerce un control extraordinario sobre el Departamento de Estado norteamericano desde hace casi 100 años. Al CFR, presentado como una organización sin ánimo de lucro, pertenecieron presidentes como Truman, Lyndon B. Johson, Gerard Ford, Bill Clinton y George Bush padre e hijo, así como Eisenhower, Kennedy, Nixon o Carter. De hecho, se dice que Donald Trump es el único presidente que no ha estado bajo el control del CFR. Este organismo está financiado por la Fundación Ford y por la Fundación Carnegie y a él pertenecen miembros de las familias Rockefeller y Rosthchild y también el tal Soros. A finales de los años sesenta David Rockefeller, al tiempo que agradecía «el respetuoso silencio de los medios informativos ya que eso permite debatir y decidir libremente» manifestaba que «el mundo está preparado para caminar hacia un gobierno mundial. La soberanía supranacional de una élite intelectual y de los banqueros mundiales es preferible a la autodeterminación nacional practicada en los últimos siglos.» Paul Warburg, uno de los promotores del Sistema de la Reserva Federal de EEUU, afirmaba a mediados de los cincuenta: “Tendremos un gobierno mundial, guste o no guste; la única pregunta es saber si será creado a través de la conquista o por consentimientos.”
Es decir, la existencia de unas plutocracias asentadas sobre la idea aureolar de un gobierno mundial es algo que nadie puede negar; que estos grupos siguen adelante con sus prolepsis, esto es, con sus planes y programas hacia un nuevo orden mundial, es una realidad que no se puede negar, Señorías del CNI. Ahora bien, creer que un grupo de hombres, unas élites globalistas multimillonarias, poseen la omnisciencia y la omnipotencia para controlar el Todo, para dominar el mundo, es conspiranoia, porque (repito) tal cosa sencillamente es un imposible político: el mundo no es objeto de dominio, por decirlo con las palabras de Daniel López, porque siempre prevalecerá la dialéctica de unas partes de ese mundo frente a otras, ya sea a través de la dialéctica de Estados o de Imperios o plataformas continentales. O porque, sencillamente, las propias instituciones globalistas, que son muchas y variadas, están en polémica unas con otras.
Sin embargo, hay que estar muy ciego o ser muy tonto para no darse cuenta de que nuestro Gobierno de coalición y sus socios separatistas, junto a gran parte de la oposición y la práctica totalidad de los medios de comunicación españoles, se encuentran involucrados en los planes y programas ideológico-políticos de dichas plutocracias financieras. Hay que ser muy ingenuo o estar en Babia para no ver que están comprometidos hasta las cejas en el proyecto de debilitamiento y demolición de España. Tal y como están las cosas lo conspiranoico sería pensar que España NO está definitivamente intervenida por toda una trama de think tanks y multinacionales decididas a destruirla. Señores del CNI, tal cosa sería alta traición, precisamente porque la felonía se esté llevando a cabo con la connivencia del Gobierno, de parte de la oposición, de los medios y de millones de votantes. Así, pues, Señorías del CNI, a través de esta peligrosísima arma de destrucción masiva que es el canal de Fortunata y Jacinta que a duras penas alcanza los 50.000 suscriptores, les pido un poco de coraje para defender a la Nación a la que sirven o al menos un mínimo de dignidad para no caer en el ridículo de publicar informes como el de la herramienta ELISA, que son un auténtico insulto a la inteligencia. Y el CNI es eso, el Centro Nacional de Inteligencia… Otra cosa es que el CNI ya no sea ni nacional ni inteligente.
Resumiendo lo dicho hasta ahora: igual de imprudente es despreciar la influencia de estas organizaciones globalistas, como pensar que tienen el poder de controlarlo todo. Frente a teorías conspiranoicas que con calzador hacen que todo esté conectado con todo, hay que ofrecer un análisis crítico de la globalización y yo lo haré, como siempre, de la mano de Gustavo Bueno. Porque, efectivamente, Gustavo Bueno, siempre atento a los fenómenos políticos y sociales de su presente en marcha, también desarrolló una filosofía materialista de la globalización y lo hizo en 2004 publicando el libro La vuelta a la caverna: terrorismo, guerra y globalización. También les remitiré a la conferencia ofrecida el pasado enero de 2020 por Daniel López en la Escuela de Filosofía de Oviedo, lección que llevaba por título “¿El fin del globalismo?” Como el asunto es de mucha enjundia, dividiré la lección en dos capítulos y aprovecharé el de hoy para exponer una hipótesis personal algo exótica. A saber: que la mayor parte de los contenidos ideológicos que asignamos hoy día a la izquierda indefinida o socialdemocratizante coincide con los contenidos ideológicos desarrollados por los órganos del globalismo oficial, aun cuando el origen de ambas corrientes sea distinto, incluso, en ocasiones contrapuesto, pues a menudo “las cosas contrarias versan sobre lo mismo”. Con el fin de avanzar, enunciaré las ideas esenciales de forma telegráfica.
1. Cuando hablamos de “globalización” nos referimos a globalización en sentido cosmopolita: una globalización que pretende recubrir toda la Tierra o Globo terráqueo, cualquiera que sea el signo con el que se considera afectada dicha globalización.
2. No existe una sola idea de globalización, sino muchas. Lo primero que cabría subrayar es la distinción entre globalización positiva y las distintas ideologías de la globalización. Por ejemplo, fue precisamente desde España desde donde se llevó a cabo la primera globalización efectiva: el Primus circundedisti me al que se refirió Carlos I cuando recibió a Juan Sebastián Elcano en 1522 tras navegar alrededor del globo. A partir de entonces, la política empezaría a ser geopolítica, porque ya el escenario, el mapamundi, suponía la redondez de la Tierra. Globalización positiva es, asimismo, que este vídeo pueda dar la vuelta al mundo, de manera que los españoles que nos siguen desde Australia lo vean. Dicho en otros términos, la globalización positiva es una realidad efectiva que no se puede negar, no es conspiranoia.
3. Cosa bien distinta son las ideologías o filosofías de la “globalización”, que son variadas, aunque todas mantienen un sello metafísico común, todas son de estirpe idealista. Grosso modo, podemos distinguir dos grandes grupos. Por un lado, encontramos la llamada “globalización oficial”, adscrita a los grupos que conceptualizaron el término en inglés globalization, inspirados en la idea de “Aldea Global” enunciada por Marshall MacLuhan en su obra Galaxia Gutenberg de 1961 y que es una resultante del término “desarrollo” empleado hasta ese momento. El término globalization empezó a ser usado en torno a 1980 en las universidades de administración de empresas de EEUU, pero no cristalizó hasta los años 90, precisamente tras la caída de la URSS, momento en que la ideología globalista empezó a difundirse oficialmente gracias al impulso de la administración de Bill Clinton y a través de instituciones como el G-7, la ONU y agencias afines: UNESCO, OMS, UNICEF, FAO, FMI, OMC, BM, &c.
4. Por otro lado tenemos a una serie de grupos que surgieron como reacción a esta “globalización oficial” y que, en su momento, fueron presentados mediáticamente como movimientos de izquierdas “antiglobalistas”. La fecha simbólica fue 1999, cuando, con ocasión de la reunión de la OMC en Seattle, se sucedieron protestas masivas contra la “globalización oficial.” Manifestaciones dirigidas, en terminología de los mismos grupos que las convocaban, contra la globalización gestionada por el G-7, contra la “globalización de derechas”, contra la globalización capitalista, también llamada “globalización turbocapitalista” por gentes como Luttwak.
5. Dentro de estos grupos “antiglobalización” se encontraban posiciones radicales y posiciones no radicales. Estas últimas promulgarían una alterglobalización o altermundialización, es decir, una globalización alternativa liberada de los efectos considerados siniestros de la “globalización oficial”, ya fuera ensayando una globalización religiosa, humanística, cultural, &c. a través de ONGs, iglesias de todo tipo, sindicatos, partidos políticos, &c.
6. Como ya he adelantado, la tesis que yo sostengo es que la conexión entre el “Globalismo turbocapitalista” y la mayoría de los partidos que hoy día se autoproclaman de izquierdas surge, precisamente, de estas “globalizaciones alternativas”, de la idea de que “otra globalización es posible”, de aquello que Pablo Manuel Iglesias Turrión denominó en su tesis doctoral como “movimientos sociales antisistémicos de acción colectiva posnacional.” Dicho de otra manera, ha sido a través de estos “antiglobalistas no radicales” por donde se ha ido filtrando la ideología del globalismo oficial en los partidos llamados de izquierdas. Reordenémonos un poco.
7. En el Forja 35 explicábamos que hay que triturar la idea pánfila de la izquierda política como una unidad y que, desde el pluralismo político, es necesario discriminar y distinguir las diferentes generaciones de izquierda que han ido generándose desde la Revolución Francesa. Izquierdas definidas respecto del Estado serían la izquierda radical jacobina, la liberal, la anarquista, la socialdemócrata, la comunista y la asiática o maoísta. Asimismo, Bueno también contempló la clasificación de unas izquierdas indefinidas que estarían determinadas por cuestiones morales, sociológicas, antropológicas, &c., es decir, por cuestiones que tienen nexos con la política pero que no son formalmente políticas: feminismo, ecología, eutanasia, toros, religión, &c.
8. ¿Qué ocurre entonces? Como antes hemos dicho, las democracias parlamentarias tienden a ecualizar a los partidos políticos, tienden a igualarlos. Por eso agrupaciones políticas como PSOE o Podemos, que ya no son las izquierdas definidas de antaño, necesitan llenarse de contenidos subculturales para poder competir en el mercado pletórico de candidatos. Dicho de otra manera, estos partidos se llenan de ideología y usan como reclamo electoral cosas como feminismo, cambio climático, animalismo, veganismo, multiculturalismo, sociedad abierta, derechos humanos, “no a la guerra”, &c. Y, aunque en la génesis de dichas reivindicaciones podamos encontrar fuentes diversas, lo cierto es que desde la caída de la URSS, han sido las múltiples agencias afines al globalismo oficial las que han ido desarrollado muchas de las nematologías que hoy día definen a las corrientes que se dicen de “izquierdas”. Y lo han hecho poniendo a trabajar a sus aparatos de enseñanza (generalmente universidades del ámbito anglosajón), a sus gigantescas redes mediáticas y publicitarias, a cientos de ONGs y fundaciones filantrópicas y, por supuesto, a la industria “cultural” del cine, la televisión y las artes en general como vías eficaces de difusión y de ennoblecimiento de estos intereses de cara a las masas populares.
9. Procesos de infiltración de grandes magnates, de grandes financieros, en las izquierdas ya se produjeron antes de ahora con enorme éxito. Dos hitos de estos procesos de neutralización de las izquierdas por parte de los grandes poderes imperialistas fueron el Mayo del 68 o la Sociedad Fabiana: el objetivo era crear una izquierda domesticada que pudiera aislar a la izquierda radical, al comunismo. Y lo lograron. Actualmente, creo que asistimos a un proceso parecido.
10. Ideología de género, cambio climático, políticas migratorias de fronteras abiertas, indigenismos y nacionalismos étnico-lingüísticos, “nueva ética”, “derechos reproductivos”, “derecho a decidir”, Carta a la Tierra, Agenda 2030, BLM, &c. Todos estos movimientos han fructificado en el entorno del globalismo oficial. Me limitaré a exponer un par de ejemplos.
11. La ONU y sus múltiples agencias afines son los principales núcleos de irradiación de la llamada “nueva ética” que pretende imponer como valores morales lo que nuestras sociedades occidentales de raíz cristiana consideraron tradicionalmente no solo como contravalores, sino como delitos penales. Valgan como ejemplo los intentos de legalización del aborto a gran escala: aborto libre, sin límite de edad y sin consentimiento de los padres. Un esfuerzo por retirar la patria potestad a los padres que nuestro Gobierno de coalición trata de imponer en España de todas las formas imaginables.
12. La Cumbre de El Cairo de 1994 sobre “Población y desarrollo” se preparó para debatir, entre otras cosas, sobre lo que se llama “salud reproductiva” y “derechos reproductivos”, términos eufemísticos para hablar de control de natalidad, de aborto, de reducción de la familia y de la propia redefinición del concepto “familia”.
13. En 2001 se reunió en Ginebra el Glen-Cove+5, una reunión de Comités orientados a la aplicación de los Derechos Humanos a esta llamada “salud reproductiva y sexual” y que proponía erradicar de las legislaciones nacionales toda referencia a los derechos-deberes de los padres relativos a la educación y a la salud de sus hijos. Por tanto, cuando nuestra Ministra de Educación dijo aquello de que “los hijos no son de los padres, son del Estado”, no estaba expresando una mera opinión suya: esta consigna es la resultante de una agenda globalista perfectamente definida desde hace años.
14. Por otro lado, en 1993 se presentó el proyecto “Ética planetaria” con el apoyo de las Naciones Unidas (concretamente la UNESCO y la WWF) y la participación del foro de Davos, donde se afirmaba: “Estos principios parten de la base de que el Nuevo Orden Mundial no puede subsistir sin una ética planetaria.”
15. La Carta de la Tierra, diseñada por las Naciones Unidas en pos de la “salvación de la Tierra” y cuya versión final fue aprobada en la sede de la UNESCO en París en el año 2000, establece los principios de esta ética planetaria y es la iniciadora del neopaganismo panteísta de tintes apocalípticos que nuestros Gobiernos tratan de implantar políticamente a través de la ideología del cambio climático. Da igual el color del partido de turno: ni derechas ni izquierdas, estas son etiquetas que ya no significan nada.
Recuerden que al inicio de este capítulo dejé planteada la pregunta de si el apoyo a los separatismos aproximaría al actual Gobierno de coalición a posiciones de la derecha primaria. Mi respuesta es que tal cosa no puede sostenerse, puesto que el Antiguo Régimen es ya una realidad histórica clausurada. Cabría afirmar, sin embargo, que el proyecto de rompimiento de la Nación política para rebarbarizar o neofeudalizar el territorio español encajaría perfectamente en el ortograma imperialista de lo que conocemos como Nuevo Orden Mundial, que para implantarse necesita debilitar internamente a las naciones canónicas. Y, puesto que la adscripción de nuestro Gobierno de coalición a la actual agenda globalista es casi total, cabría redefinirlo, en efecto, como un totum revolutum que coge de cada casa lo peor, incluido el turbocapitalismo de las plutocracias globalistas de la City y de Wall Street, el separatismo de la derecha extravagante y, por supuesto, la alta traición a España. Señorías del CNI, ¡espabilen!
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