“Cómo perjudicarse a uno mismo”
Me suele decir un amigo, amante de las pseudo ciencias y la autoayuda, que los manuales de autoayuda son un fraude. Se lo ha leído todos, así puede decir sin riesgo a equivocarse que “si fuesen realmente buenos, con uno sólo que leyésemos nos bastaría para conseguir lo que nadie ha conseguido: la autorrealización”, suele afirmar bastante tajante cuando abordamos estos temas. Después de leer el libro de Sebastián Vázquez, creo que tiene toda la razón del mundo, pero este libro es diferente porque funciona. De hecho, yo he puesto en práctica muchos de sus sabios consejos con una rotunda efectividad, algunos incluso antes de leer el libro.
Como dice el autor, “todos conocemos la casi inagotable capacidad que tiene el ser humano para perjudicarse a sí mismo”. No necesitamos leer ningún libro para meter la pata repetidamente o para tropezar dos veces, o muchas más, en la misma piedra. Pero, la obra de Sebastián Vázquez nos desmenuza tan bien nuestras posibles meteduras de patas y nuestros repetidos errores que su libro es todo un vademécum sobre la estupidez humana. ¡Ha sintetizado en poco más de cien páginas toda la estupidez de los hombres y las mujeres modernos-modernas!
Algunos lectores, pensarán al leer el libro, que está escrito de coña. Puede ser, el humor no falta en el libro. Sabemos que los sabios suelen ser personas que se ríen de sí mismos. Y Sebastián Vázquez lo hace, y también de la especie humana, pero lo mejor que tiene, y son varias sus virtudes, es que no pretende engañar a nadie. Que sus consejos, si se siguen rigurosamente, nos convertirá en personas realmente odiadas y despreciables. Lo malo es que muchas veces hacemos lo que nos dice Vázquez, pero sin querer.
Los consejos que el autor da en el libro se refieren a diversas facetas de la vida, tanto trata la salud, como la empatía, la cultura, los valores éticos y morales y un montón más de situaciones que nos podemos encontrar en la vida y con las que, generalmente, nos estrellamos. Nos seguiremos estrellando porque el hombre no aprende, pero ahora sabremos lo estúpidos que somos con fundamento de causa. Vázquez ha desmenuzado a la perfección todos los registros de la conciencia humana y nos ha explicado, siempre con humor, que nuestros defectos no tienen fin, pero que aun así, los podemos mejorar. Más y más errores nos volverán más infelices si cabe y en la infelicidad radica el alma humana, como él mismo dice.
Sabemos que el ser humano prefiere el uso y abuso de conductas que proporcionan un deterioro vital. Siguiendo los consejos del autor de esta guía, nos iremos deteriorando paulatinamente y de manera irreversible tanto en el aspecto físico como en el psicológico. Como lector me pregunto: ¿de dónde ha sacado tantos conocimientos el autor? ¿Una persona que sabe perjudicarse tanto, es fiable? Supongo que no, pero me ha hecho pasar tan buenos ratos que algo he aprendido: con humor los errores se pasan mejor.
Una vez leído el libro, y si sigue los consejos al pie de la letra, nos volveremos realmente odiosos. En sus páginas encontramos consejos como: practique con esmero el egoísmo, asegúrese de no tener amigos verdaderos, conviértase en un ignorante maleducado y vago, etc. Para que seguir, son consejos inteligentes para destruirse uno mismo. Aunque el mejor, en mi modesta opinión es: no tome nunca ninguna decisión. Así no se equivocará nunca. Pero si tiene que tomar una única decisión en su vida no puede ser otra que leer este libro. Quedará encantado.
Introducción
Todo el mundo conoce la casi inagotable capacidad que tiene el ser humano para perjudicarse a sí mismo. Sin embargo, muchas personas no se muestran capaces de alcanzar esta alta meta por más que se esfuerzan en conseguirlo. Parte de la culpa la tienen los agoreros y cenizos que se multiplican y que no hacen más que hablar, sin conocimiento alguno, de vivir con otra calidad de vida. Constantemente se refieren a la salud, tranquilidad, empatía, cultura, valores éticos y inorales y un montón de tonterías por el estilo. ¡Allá ellos si desean conducir sus vidas por esos caminos erróneos!
Todos sabemos, y no hace falta más que observar lo que ocurre a nuestro alrededor, que los seres humanos, independientemente de lo que hipócritamente quieran mostrar en aras de la corrección social, prefieren el uso y abuso de conductas que les proporcionen un profundo deterioro vital aparejado con unas buenas dosis de infelicidad que, además, y esto es lo más importante, puedan presumir de habérsela ganado por ellos mismos con independencia de todo lo positivo y favorable que la vida les haya concedido y posean.
Por eso, hoy más que nunca, las gentes normales, las personas que hemos conocido y conocemos lo que en realidad significa vivir bien y ser felices, debemos unirnos ante el cercano peligro que representan estas dañinas ideas y los perniciosos defensores de otro tipo de vida alejada de nuestra sacrosanta tradición y de sus usos y costumbres.
Hay que resaltar que esta gente -que Dios los confunda- no se conforma en cuestionar el modo de vivir de las personas respetables como nosotros, sino que además se permite lanzar discursos irresponsables sobre cosas sobre las que no tienen ni idea. Por este motivo, considero preciso recordar modos, costumbres y actitudes sobre los que tenemos una evidente certeza de su efectividad cuando uno quiere perjudicarse a sí mismo con total eficacia.
He de advertir que este modesto autor, ni es psicólogo ni tiene ninguna acreditación que le faculte para dar ningún tipo de consejo respecto a cómo vivir mejor y, desde luego, carece de cualquier tipo de legitimación a la hora de facilitar reglas o preceptos vinculados a las nefandas tendencias positivas antes mencionadas pero, en cambio, las canas y la experiencia de la vida, si que le permiten recomendar ciertas actitudes y conductas para afrontar la vida del peor modo posible, garantizando y asegurando que, su estricto cumplimiento, logrará perjudicar la vida de cualquier persona por muy templada e inteligente que se crea.
Además, la evidencia muestra que son muy pocas las personas que tienen una sincera y real aspiración a mejorar sus vidas buscando un verdadero bienestar y felicidad y, se les nota, porque ponen los medios para hacerlo.
Podernos distinguirlas por:
- Se muestran siempre positivas.
- Prefieren la realidad a la fantasía.
- Buscan la estabilidad y el equilibrio interno y externo.
- Distinguen lo que les beneficia de lo que les perjudica.
- Son proactivas.
- No tienen temor al cambio.
- Procuran que los valores humanos estén presentes en sus vidas y en sus relaciones.
- Actúan con ética e intentan ser justos.
- Prefieren la educación, la cordialidad y la belleza.
- Son dialogantes, comprensivos y tolerantes.
- Buscan el bien común y prefieren la concordia.
- Procuran ser benéficos en su entorno.
Estas y otras conductas podemos encontrarlas en personas así, pero no son ellas las que nos interesan. Como hemos dicho antes, ¡allá ellos! Son mayoría, en cambio, las que buscan de un modo u otro, formas diversas de perjudicarse a sí mismas pero lo hacen de un modo chapucero, sin esmerarse ni dedicarse a conseguirlo de una manera continuada y profunda.
Para ellos sí es este libro, para que, siguiendo sus pautas y dedicando tiempo y esfuerzo a la tarea, logren al fin la alta meta de perjudicar su vida intensamente al punto de que ya no haya vuelta atrás y se alcance la autodestrucción definitiva.
Así que, bienvenidos al mundo de la insatisfacción, del malestar vital y de la infelicidad: en sus manos está lograrlo... o no. Usted decide.
Felicidad y bienestar o sus sucedáneos
Pues ya metidos en faena, aquí van los tres primeros consejos de obligado cumplimiento a la hora de perjudicarse aunque, como más adelante veremos, no son los únicos:
- Auto-engáñese.
- Busque sucedáneos del bienestar y la felicidad.
- Consiga un alto nivel de estrés y ansiedad.
El recurso del autoengaño es muy importante.Se trata de que los esfuerzos para perjudicarnos a nosotros mismos queden ocultos precisamente bajo la coartada de buscar la felicidad, eso sí, optando siempre por aquello que siempre resulte un sucedáneo y, por tanto, sea peor e imposibilite la conquista del verdadero bienestar y felicidad. Por ejemplo, si usted empieza a dormir mal porque se acuesta muy tarde y tiene malos hábitos de sueño, no ha de intentar corregirse y adoptar hábitos saludables para dormir bien, sino que debe seguir con sus hábitos insanos y empezar a consumir somníferos prefiriendo aquellos que le garanticen la adicción. Según puede observar, la excusa es fácil: como no duerme bien, usted busca su bienestar ayudándose con los somníferos. Y así con todo. Se trata de practicar y acostumbrarse siempre a aquello que resulte más nocivo para nuestra vida en todos los órdenes: de salud, emocionales, vitales, de relaciones...
Otro pilar fundamental en el arte del autoengaño es convencerse de que no puedo cambiar, no sé cambiar o, mejor aún, no quiero cambiar. Es obvio que mantenernos en actitudes y prácticas que nos perjudiquen implica no cambiar nunca y, por este motivo, es muy importante que usted siempre se niegue ante cualquier tipo de cambio apelando a esos no sé, no puedo, no quiero y manteniéndose firme en ellos.
He de advertir también que da igual que detrás de ese deseo de perjudicarse a uno mismo aparezca precisamente la excusa de la búsqueda de la felicidad o del bienestar. En realidad, manejar bien el arte de engañarse a uno mismo es un ingrediente imprescindible a la hora de lograr nuestra meta, por lo que no solo vamos a desaconsejar abandonar ese impulso de autoengaño si no que, además, debemos considerarlo una excelente herramienta que hay que utilizar constantemente para lograr nuestra meta de auto perjuicio; dicho de otro modo, la famosa búsqueda de la felicidad y el bienestar es un impulso excelente con la imprescindible condición de que usted siempre se incline hacia los sucedáneos aplicando la práctica del autoengaño.
De hecho, es fundamental que usted alcance la incapacidad de distinguir aquello que es susceptible de procurarle un bienestar profundo y duradero de lo que le puede proporcionar una efímera satisfacción sensorial o egoica o egocentrista; o que le sirva para vanagloria de su importancia personal. También un individuo puede alcanzar unas buenas cuotas de autoengaño si empieza siendo muy pretencioso aparentando ser lo que no es. Para ello es válido cualquier cosa o motivo. Puede aparentar y presumir de tener más dinero, ser más duro y fuerte, ser más listo, ser más popular y tener más amigos que nadie, ser más guay...
También hoy, y gracias a las redes, usted puede crearse fácilmente una vida irreal e ideal para mostrarse a los demás tal como no es pero le gustaría ser y, si además, esto causa una fuerte envidia entre su red de contactos, muchísimo mejor, pues eso le incentivará para alcanzar la alta meta de crear un personaje tan falso que hasta usted mismo ya confunda la realidad con una ficción creada, aunque desde luego, si ha de optar, siempre debe de hacerlo a favor del personaje inventado.
Por último, no debemos olvidar nunca el estrés, en realidad, muchas de las prescripciones que siguen tienen el objetivo de que usted alcance un alto nivel de estrés y ansiedad.
Es cierto que el estrés ha sido infravalorado a fuerza de mencionarlo tan a menudo y en cualquier ocasión.
La clave es llevar al organismo y a la mente hasta límites insanos, pero soportables, de tal modo que procure una exigencia hacia nuestro organismo, especialmente al sistema nervioso que, lentamente, nos va dejando muy buenas secuelas y ocasiona un deterioro de la salud muy interesante. Como iremos viendo a lo largo del libro, usted puede añadir también al cóctel un carácter arisco y desagradable , un sistema de creencias dañino, una muy baja tolerancia hacía sí mismo y hacia los demás, etc. La suma de todo resultará espectacular y muy efectiva a la hora de amargarse la existencia. Así que, ánimo, y a esmerarse en el logro del propósito de arruinar su vida.
Para facilitarles el trabajo, vamos a pasar al detalle y, para ello, se han seleccionado distintos apartados vitales en los que es muy sencillo encontrar mil y un modos de amargarse la existencia. Y comenzamos por uno estupendo: las relaciones personales.
Relaciones con los demás
Posiblemente sean las relaciones humanas el mejor escenario para encontrar excelentes motivos para perjudicarse a sí mismo y hallar razones para auto compadecerse y quejarse a los cuatro vientos, además de que es una magnífica escuela en la que aprender como echar la culpa a los otros y mantenernos sin cambiar un ápice en nada.
Pero si es usted de los que flaquean y le sobrevienen tentaciones de abordar algún cambio, he aquí unos consejos que le ayudarán a afianzarse en su linea.
Rodéese de gente agresiva, envidiosa, dominante y ambiciosa que le critique con frecuencia y que haga su vida lo más insoportable posible
Como sabemos, la mayoría de nosotros no somos capaces de desarrollar todo nuestro potencial a la hora de perjudicarnos a nosotros mismos de una manera eficaz y continuada. Sea por falta de destreza o por dejadez, dejamos pasar muchas ocasiones estupendas en las que, sin mucho esfuerzo, podemos arruinar nuestras vidas un poco más. No obstante, podemos contar con la inestimable ayuda de nuestros semejantes, es decir, el resto de seres humanos que pululan a nuestro alrededor, y que en la mayoría de las ocasiones no les cuesta gran esfuerzo el hacernos la vida más desagradable, sobre todo si nosotros les damos pie a ello y le facilitamos los recursos para conseguirlo. Si además, contamos con la seguridad, de que hay muchos individuos que están encantados en hacer la vida más difícil a todos los que le rodean, y que gracias a la continuada ejercitación de sus irritantes capacidades han logrado un ejemplar dominio en sus distintas técnicas, es evidente que podemos felicitarnos ya que encontrar personas que nos destrocen la existencia es bastante fácil si uno pone la suficiente voluntad en ello.
Pero obviamente, hay que ser inteligente y darse cuenta inmediatamente que no todo el inundo vale para perjudicarnos a fondo y que es necesario elegir cuidadosamente a aquellos más capacitados. Unos especialmente eficaces son los que se meten en nuestra vida por nuestro propio bien. Esta magnífica coartada les ofrece la oportunidad de criticarnos hasta la saciedad poniendo en evidencia siempre lo peor de nosotros mismos lo cuál, en poco espacio de tiempo, nos garantiza una autoestima por los suelos y una subordinación a los criterios ajenos francamente interesante.
Es habitual que entre los familiares se encuentre alguna especie de este tipo de lo hago por tu bien, pero si usted tiene la desdicha de no contar con ninguno de ellos entre sus allegados, procúrese inmediatamente un amigo o amiga que sea capaz de criticarle con dureza y por cualquier cosa todo el tiempo posible, afeándole su conducta a la menor ocasión.
Los envidiosos y maledicentes son otros tipos singularmente eficaces a la hora de hacer insoportable la vida a los demás. La mejor especie es la del envidioso hipócrita, un tipo especialmente capacitado para destrozar cualquier vida con enorme eficacia. Si usted empieza a triunfar o simplemente la vida le va un poco mejor que a la media, es habitual que de un modo espontáneo aparezca un envidioso hipócrita a su alrededor, habitualmente surgido de entre su grupo de amigos. Esto no significa que este tipo llegue ahora a su vida, no, lo normal es que permaneciera en estado letárgico esperando la oportunidad de poner en práctica sus dotes. La acción de un envidioso hipócrita, si además es murmurador , significa tener la absoluta certeza de conseguir gran cantidad de problemas, disgustos, enfrentamientos con otras personas, etc... en definitiva una serie de calamidades enormemente valiosas para lograr que nuestra vida sea lo peor posible.
Por descontado, si usted tiene la suerte de contar entre las personas que le rodean con este tipo de individuos, debe de cuidar con esmero la relación que tenga con ellos procurando conservarla como un tesoro aunque ello le reporte algún sacrificio. De ningún modo se le ocurra enfriar estas relaciones o permitir que se distancien, o mucho menos provocarles de alguna manera que origine su disgusto.Sepa que nunca encontrará mejor aliado que ellos a la hora de hacer su vida más miserable.
Otro modelo singularmente valioso a la hora de hundir a alguien es el de los sinceros. Estos individuos son maestros en el uso de lo obvio y procuran su dañino efecto a través de la repetición de lo evidente. Si usted está gordo, por poner un ejemplo, su amigo sincero le dirá cada vez que le vea que está gordo. Da igual que sea por la mañana o por la noche, o que haga frío o calor, el sincero repetirá hasta la saciedad que usted está gordo porque es verdad y las verdades hay que decirlas. Es resaltable el hecho de que si usted además de estar gordo es inteligente o tiene unos ojos bonitos, su amigo sincero no parecerá reparar en ello, ni mucho menos proclamarlo a los cuatro vientos Así, como un martillo pilón, los sinceros son capaces de derrumbar cualquier resistencia psicológica.
Por tanto, no deje nunca de rodearse de este tipo de personas nocivas, su malestar emocional y vital, lo tiene asegurado.
Durante la octava presentación de la editorial EDITATUM, entre los títulos expuestos, pudimos conocer de primera mano el GuíaBurros: Cómo perjudicarse a uno mismo, de Sebastián Vázquez.
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