Pito Pérez —uno de los personajes más emblemáticos creado por José Rubén Romero y protagonista de la novela homónima—, comparte algunos de los elementos señalados por Ramos. Particularmente, el dolor. Ramos también apunta la doble personalidad del pelado, una real y una ficticia: “La personalidad ficticia es diametralemente opuesta a la real, porque el objeto de la primera es elevar el tono psíquico deprimido por la segunda”.
Pito Pérez es un personaje lleno de congoja, su tristeza rebasa este mundo, por las venas no le corre sangre, sino melancolía. De bebé lo destetaron para alimentar con su correspondiente leche a otro niño; perdió el nombre de “José Gaona” y obtuvo —por tocar una flauta de carrizo— el sobrenombre que más lo distinguió “Pito”. Cuando intentó trabajar de modo honrado, fue explotado por su propio tío; el padre Pureco le reconvino con los mismos “latines” que él le preparó para las misas; hasta sus ideas fueron robadas y repetidas por José Vásquez, secretario de juzgados. Además, las veces que cortejó a una mujer con seriedad, se vio burlado. Irene, su primer amor, —a quien Pito se le declaraba mediante canciones que ella no comprendía—, terminó besándose con su hermano. En otra ocasión, se enamoró de su prima Chucha, y se le ocurrió pedirle a don Santiago, un viejo solterón de dinero, que fungiera como su representante en la petición de mano, pero el ricachuelo solicitó la mano de la muchacha para él, dejando a Pito frustrado. Y en una tercer vez, Pérez se prendó de una joven llamada Soledad, que le fue negada por la tía de la muchacha, pues era pretendida por su arrendatario, alguien con mayor porvenir. Al final de sus días, hasta el mote de Pito Pérez perdió, se le conocía como “Hilo lacre”, pues subsistía vendiendo pequeños productos en unas canastas.
La novela es “el relato de un ahogado que mira la tristeza de lo que fue su vida”. En uno de los momentos más importantes de la cinta, el personaje principal habla con un poeta, relatándole su vida y experiencias, su aprendizaje y reflexiones. Pito Peréz se ha dado cuenta que de los pobres abusan todos los que tienen autoridad, aunque también reflexiona que el que es tonto, déspota o sinvergüenza, lo mismo lo es de cacique de un pueblo que de ministro en la ciudad, es decir, como decía Rubén Bládes, el poder no corrompe, desenmascara. Ojalá que la realidad tan ríspida de este país no nos haga ahogarnos y mirar hacia atrás con tristeza dentro de algunos años, lucharemos para que no sea así, donde sea, y ojalá que los que simplemente blanden dedos acusatorios y se dan baños de pureza moral, ética o revolucionaria, no se ahoguen tampoco. Los que critican desde la derecha se pueden ahogar si quieren.
Educar tiene mucho de amar...
FITO PÉREZ
De los confines aztecas
son las luces de mi boca;
son palabras ticumecas,
que yo espero las recoja
con sus manos chichimecas,
la tierra roja,
de Zacatecas.
Mis palabras son amores,
son pasiones indefensas
que entrego bajo dispensa
por urdir-cuanto haya urdido-
ofreciendo a tantas flores
-por sonsacar sus favores-
¡que podría ser su marido!
¿Qué es la vida sin amor? ...
dígalo quien algo sepa,
que para mí el dar amor
es tener algo de Dios:
el que no se ha enamorado
mejor acalle su voz,
y quien ha maleducado
que medite bien las letras
de este letrero dorado:
"Si no sabes no te metas”.
A mí el amor me ha colmado...
Y aunque es cosa consabida
que hay damas que aman de más...
si a ellas debemos ¡a vida,
de cuanto a mí me ha pasado
no culparé a las mujeres...
Mas -por mi madre querida-
digo como Pito Pérez
con verso desnudo y rudo:
¡Qué favor le debo al sol
por haberme calentado!
Si de niño fui a la escuela
si fui "perro" de internado
sin libros y sin abuela;
si de grande fui soldado
-enemigo de la guerra-...
si de casado cornudo
y de muerto condenado...
¡Qué favor de debo al sol
por haberme calentado!"
¿Qué debe el cielo al infierno?.,
ni modo que una plegaria...
¿Qué favor debo al gobierno
por haberme contratado
si en primarias, profesor;
si en español, licenciado;
si en pedagogía, maestro
para ganarme el pan nuestro
cuarenta y cinco años fletado...?
¿Qué favor debo al gobierno
por haberme contratado?...
Yo sólo debo al Creador
la amistad de mis amigos...
Le debo -como aquí digo-
¡Todo el amor que me ha dado!..
Amor que, ¡cual sembrador!
falderero y profesor
por los caminos de Dios
¡cristianamente he regado!...
No hay mejor muestra del desencanto y molestia de Pito Pérez contra la vida que su propio “Testamento”, donde espeta su dolor:
Testamento de Pito Pérez (Jesús Pérez Gaona)
Lego a la humanidad todo el caudal de mi amargura. Para los ricos, sedientos de oro, dejo la mierda de mi vida. Para los pobres, por cobardes, mi desprecio, porque no se alzan y lo toman todo en un arranque de suprema justicia.
¡Miserables esclavos de una iglesia que les predica resignación y de un gobierno que les pide sumisión sin darles nada a cambio!
No creí en nadie. No respeté a nadie. ¿Por qué? Porque nadie creyó en mí, porque nadie me respetó. Solamente los tontos o los enamorados se entregan sin condición.
¡Libertad, Igualdad, Fraternidad!
¡Qué farsa más ridícula! A la libertad la asesinaron todos lo que ejercen algún mando; la igualdad la destruyen con el dinero, y la Fraternidad muere a manos de nuestros despiadado egoísmo!
Esclavo miserable, si todavía alientas alguna esperanza, no te pares a escuchar la voz de los apóstoles: su idea es subir y permanecer en lo alto, aun aplastando tu cabeza.
¡Humanidad, te conozco; he sido una de tus víctimas!
De niño, me robaste la escuela para que mis hermanos tuvieran profesión; de joven,me quitaste el amor, y en la edad madura, la fe y la confianza en mi mismo. ¡Hasta de mi nombre me despojaste para convertirlo en un apodo estrafalario y mezquino: Hilo Lacre!
Dije mis palabras, y otros las hicieron correr por las suyas; hice algún bien, y otros recibieron el premio. No pocas veces sufrí castigos por delitos ajenos.
Tuve amigos que me buscaron en sus días de hambre, y me desconocieron en sus horas de abundancia.
Cercáronme las gentes, como a un payaso, para que las hiciera reír con el relato de mis aventuras, ¡pero nunca enjugaron una sola de mis lágrimas!
Humanidad, yo te robé unas monedas; hice burla de ti, y mis vicios te escarnecieron.No me arrepiento y al morir, quisiera tener fuerzas para escupirte en la faz todo mi desprecio.
Fui Pito Pérez: ¡una sombra que pasó sin comer, de cárcel en cárcel! Hilo Lacre: ¡un dolor hecho alegría de campanas!
Fui un borracho: ¡nadie! Una verdad en pie: ¡qué locura! Y caminando en la otra acera, enfrente de mí, paseó la Honestidad su decoro y la Cordura su prudencia. El pleito ha sido desigual, lo comprendo; pero del coraje de los humildes surgirá un día el terremoto, y entonces, no quedará piedra sobre piedra.
¡Humanidad, pronto cobraré lo que me debes!...
Jesús Pérez Gaona
"¡Oh!, ¡que dulce mentira! Las cartas de amor son el agnus dei con que principia la oración del olvido"
LA PROFESIÓN DEL DÉSPOTA
- ¿No ha observado usted que la profesión de déspota es más fácil que la de médico o la de abogado?
Para ser un déspota, hay que pasar el primer año de adulación a los poderosos, el segundo de liquidación de las viejas amistades que nos hacen recordar nuestro pasado humilde y, la creación de un concejo de lambiscones. Tercer año, perfeccionamiento del delirio de grandeza. Cuarto y último año, arbitrariedades a toda orquesta.
Esa es la receta que nos da Germán Valdés “Tin Tan”, en la adaptación de 1956 de la Novela “La vida inútil de Pito Pérez”.
TIN TAN LAS AVENTURAS DE PITO PÉREZ
Jose Ruben Romero - La Vida... by on Scribd
Hay truanes de buena suerte a quienes todo les sale bien, y pícaros sin fortuna como nuestro amigo Jesús Pérez Gaona, que no dijo mentiras y nadie creyó en su palabra; que no mató a bicho viviente y todos huyeron de él como de un asesino; que se ingenió para comer y no pasó de ser un muerto de hambre; que buscó el calor de un cariño y halló el desprecio de todos y la indiferencia de todas, al grado de decir con ironía: mi mano será mi propia viuda. Pero de nada sirve hacer el análisis de sus desgracias. Le basta y le sobra su desventura ("Algunas cosillas de Pito Pérez que se me quedaron en el tintero" por José Rubén Romero).
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