Cuando a San Antonio le fue dado contemplar todos los
lazos tendidos por el diablo, preguntó a Dios gimiendo:
- "Quién podrá librarse de ellos?
Y ¿qué le respondió
Dios?
- "La humildad los vencerá".
Y ¿qué otra cosa
admirable agregó Dios?
- "Y nada podrá contra ella".
¿Vean,
hermanos, su poder?
¿Vean la gracia de una virtud?
Verdaderamente no hay nada más poderoso que la humildad,
nada la puede vencer.
Si algo enojoso le sucede al
humilde, enseguida se lo achaca a sí mismo, juzga que
se lo ha merecido, no soporta reprochar a otro por ello,
ni busca culparlo.
Sencillamente lo soporta sin
perturbarse, sin abatirse y en total calma.
Por eso "la
humildad ni se irrita, ni irrita a nadie". Hizo bien el
santo en decirnos: "Ante todo tenemos necesidad de
humildad". San Doroteo de Gaza
Humildad
Enséñame humildad para que pueda
ser como el oleaje silencioso
o como el hilo de agua que se enreda
en el musgo pequeño y amoroso.
Enséñame humildad, humildad santa;
sencillez y dolor de vida austera.
Quiero sentir
piedad y humildad tanta. . .
¡Ayúdame Señor!. .. a tu manera.
Tenderme en lecho duro de ceniza.
Muy cerca del placer y de la risa,
tosco cilicio sobre el cuerpo blando,
Beber sólo agua de la fuente pura.
Comer moreno pan sin levadura.
Humildad quiero yo. Tú dime cuándo.
"Muchas personas anhelan ser piadosas, pero ninguna anhela ser humilde"."La humildad no consiste en pensar que eres poca cosa, sino en no pensar en ti". Andrew Murray"La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas". Anónimo."No puede haber sabiduria sin humildad". Socrates "Todo aprendizaje es un acto de humildad. El soberbio no puede ni aprender, ni perfeccionarse ni rectificarse". "Hay tres caminos a la sabiduria: el primero es la humildad, el segundo es la humildad y el tercero es la humildad". San Agustin
Ser humilde significa:
No creerse dueño de la sabiduría, sino reconocer su ignorancia relativa.
No creer ignorantes a los demás, sino reconocer en ellos la sabiduría que tengan.
Reconocer las virtudes de otros y no creerse un dechado.
Reconocer que aun podemos ser más humildes.
No exigir honores ni dignidades y si es posible rechazarlas.
Guardar silencio y escuchar atentamente sin pensar que el que habla dice necedades.
No ser humilde es:
Criticar en los demás el orgullo que muchas veces está en los ojos del crítico que no reconoce en si mismo la soberbia.
Reclamar a los demás humildad, porque el verdaderamente humilde no exige esta virtud en otros.
Negarle un lugar de privilegio a otros, porque significa que lo estas reservando para ti.
Imponer silencio y no guardarlo.
Exigir el respeto que la investidura impone, y no respetar la naturaleza divina de los otros.
Enseñar a otros la humildad con las palabras y no con el ejemplo.
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"Estas dos virtudes, es decir, la humildad y la caridad,
son tan indivisibles y tan inseparables, que quien se
establece en una de ellas de la otra forzosamente se
adueña, porque así como la humildad es una parte de la
caridad, así la caridad es una parte de la humildad. Si
nos paramos a mirar las cosas que el Apóstol llamó
estériles sin el bien de la caridad, observamos que esas
mismas son también infructuosas si falta la verdadera
humildad. Y en verdad, ¿que fruto puede dar la ciencia
con la soberbia, o la fé con la gloria humana, o la
ostentación con la limosna, o el martirio con el
orgullo?"
San Ambrosio.
Epístola a Demetrio
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